1° de Mayo de 2017
¡Hay que reagrupar las fuerzas y unir internacionalmente a los explotados en una sola lucha!
¡La hora del internacionalismo militante en la clase obrera mundial ha llegado!
Los trotskistas internacionalistas de la FLTI luchamos por refundar la IV Internacional. Afirmamos que el programa, la teoría y la estrategia de la IV Internacional pasaron la prueba de la historia, pero los "trotskistas" no. Hace rato se vendieron, entregaron su programa y, adaptándose al régimen burgués, se pasaron al campo del reformismo.
Dicen ser anticapitalistas, pero reniegan de la lucha por la destrucción del estado burgués. Dicen luchar por las demandas de la clase obrera, sin luchar por la revolución socialista como tarea presente. Es que afirman que la clase obrera puede elevar su nivel de vida bajo este sistema capitalista en putrefacción y decadencia. Le muestran a la clase obrera un capitalismo floreciente cuando ya está decrépito y senil, y se sobrevive con guerras, fascismo y destruyendo al planeta mismo.
Los renegados del trotskismo ya hace rato se pusieron al stalinismo, que venía de entregar la URSS, China y los estados obreros sobre sus espaldas. Lo legitimaron para que éste vuelva a jugar todo su rol contrarrevolucionario al frente de los sindicatos y las organizaciones obreras de masas.
Los trotskistas de la FLTI sabemos que nuestro partido, la IV Internacional, fue llevado a las filas de los enemigos de la clase obrera, como ayer hiciera el stalinismo con la III Internacional.
La crisis de dirección de la clase obrera se ha agudizado. Esta es una parte de la realidad, y la que aun predomina y tiñe con una enorme crisis a la clase obrera mundial. Contra el movimiento obrero y dentro de él se levantan instituciones, partidos y burocracias que trabajan para su enemigo de clase.
Pero los revolucionarios también sabemos que centenares de miles de jóvenes obreros revolucionarios del mundo necesitan y ansían conquistar la unidad internacional de sus luchas. Todos ganamos las calles por la libertad de los presos palestinos y del mundo. Amplios sectores de obreros y jóvenes conscientes hemos hecho nuestra la lucha de los trabajadores y el pueblo sirio y su revolución.
En el África negra exigimos juicio y castigo a los asesinos de los mineros de Marikana y de la masacre del Congo.
Nos oponemos a la masacre de Arabia Saudita, a cuenta del imperialismo angloyanqui, sobre la nación yemení. Condenamos la política imperialista de provocar guerras fratricidas entre las masas árabes y musulmanas en Medio Oriente, entre chiitas y sunnitas, para que se maten los esclavos entre sí y luego robar las riquezas de la región. Millones ansiamos una sola intifada desde Marruecos y Túnez a Jerusalén.
Desde Europa, centenares de miles tomamos como propios a los martirizados refugiados sirios. Hicimos nuestro el movimiento revolucionario de los indignados contra sus impostores de Podemos. En los combates en la defensa de la jornada laboral de 35 horas semanales en Francia, contra la burocracia sindical de la CGT, miles gritamos "¡odiamos a la policía!". Nos atrevimos a colgar en la Plaza de la República el cartel de la Comuna de París. Hasta ayer mismo seguían las pintadas en España de los verdaderos indignados y su levantamiento revolucionario: "inmigrantes: vosotros sois el mar de Madrid". En Paris aún resuena el grito de "Todas las noches haremos de Paris una Bagdad". De Portugal a Grecia, de Madrid a Berlin, ¡una sola huelga general!
Está aun latente el grito de los obreros rumanos de la Renault de "queremos ganar como ustedes, los obreros de Paris, pues sino perderemos nosotros, pero también perderán ustedes". Aun está vivo y resiste en el Donbass el movimiento minero que se sublevó al grito de "¡Que vuelva la URSS!".
Los obreros del este de Europa y de Rusia que en el '89 miraban las góndolas llenas de la Europa imperialista. Hoy, las tienen más vacías que nunca en sus países colonizados. Con la bota de Putin en la cabeza, ya ni siquiera cobran su salario.
Aún la vieja generación de los obreros revolucionarios del Pacífico, como la nueva juventud rebelde socialista de la región, mantienen viva la experiencia de la victoria contra el imperialismo yanqui en Vietnam y toda Indochina.
Aún se recuerda y se añora la brutal paliza que le dieron los trabajadores chinos y coreanos en el año 1952 a las tropas yanquis del general Mc Arthur en la península de Corea, que el stalinismo paró en el paralelo 38, entregándole Corea del Sur al imperialismo. Aún se recuerda en EEUU que los trabajadores bajo armas se negaron a seguir peleando en Corea, en Vietnam...
Aún vive en la conciencia de la clase obrera norteamericana y europea la enorme lucha contra la invasión yanqui, de Inglaterra y de España a Irak. El movimiento antiguerra de Europa y EEUU es el que aun le impide al imperialismo intervenir militar y directamente en acciones de gran envergadura contra los pueblos oprimidos.
A pesar y en contra de las direcciones traidoras que someten a la clase obrera a sus propias burguesías, el internacionalismo militante de los trabajadores del mundo surge como una necesidad imperiosa de sus luchas más mínimas e inmediatas.
En el subcontinente latinoamericano, centenares de miles de obreros y jóvenes se preguntan por qué fue contenida su lucha antiimperialista y comienzan a identificar a la revolución bolivariana como una estafa a la revolución socialista, de burgueses charlatanes y stalinistas traidores.
En EEUU, el internacionalismo militante en el movimiento antiguerra comienza a ganar de nuevo las calles. Se resiste al muro de Trump. Es que la clase obrera norteamericana también son obreros negros y chicanos... ¡En EEUU, una misma clase obrera!
En cada combate serio los trabajadores buscan unir sus filas a nivel internacional. El reformismo, el stalinismo y los renegados del trotskismo, junto a las burocracias sindicales corruptas, son el factor determinante que impide la unidad de la clase obrera internacional. Esta unidad volvería sus luchas un millón de veces más fuerte contra el capital que centraliza sus negocios y sus ataques y a las direcciones pagas contrarrevolucionarias en todo el mundo.
Desde la FLTI luchamos por poner en pie un punto de apoyo para unir las luchas de la clase obrera a nivel internacional de los que llamamos a romper con la burguesía y expropiar a los capitalistas, los que llamamos a romper el cerco a los procesos revolucionarios, los que no nos resignamos a vivir en esta sociedad capitalista con el verso de la "democracia real" cuando lo que hay realmente es hundimiento del salario, pérdida de conquistas, mayor esclavitud y entrega de los pueblos oprimidos.
Una nueva generación surge ya bajo condiciones de guerra, crack y revoluciones. Allí resurgirá el internacionalismo militante. Todas nuestras fuerzas están puestas en ello. Ese es el camino para refundar la IV Internacional.
Poniendo en pie el internacionalismo militante volverá el programa de la revolución socialista a la clase obrera mundial. Derrotando a los que hablan en nombre del socialismo ante las masas, volverán los revolucionarios a encabezar las revoluciones para llevarlas a la victoria.
Esto será una tarea colectiva de millones de explotados y no de pequeños círculos de eruditos. El programa de la IV Internacional se ha escrito con la sangre de la revolución socialista para que millones la lleven a la victoria.
Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI