Zimbabwe- 30 de noviembre de 2017
¡NI MUGABE! ¡NI MNANGAGWA! ¡NI LOS GENERALES GOLPISTAS!
¡TODOS SIRVIENTES DEL IMPERIALISMO Y ESCLAVISTAS DE SU PROPIO PUEBLO!
PONGAMOS DE PIE AL ZIMBABWE DE LOS EXPLOTADOS
¡Convoquemos ya mismo un congreso de las organizaciones obreras, estudiantiles y campesinas para preparar la lucha! ¡Comités de obreros y soldados rasos para defendernos de los golpistas! ¡Disolución de la casta de oficiales del Ejército!
Para que el pueblo tenga pan, trabajo y libertad…
¡Hay que romper con el imperialismo y desconocer la deuda externa!
¡Hay que expropiar las propiedades y la tierra que están en manos de la burguesía negra y las transnacionales!
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Mnangagwa y Mugabe |
El ejército en las calles de Harare |
Luego de 37 años de presidencia bajo Robert Mugabe, Zimbabwe tiene un nuevo presidente: Emmerson Mnangagwa, que llegó a este cargo luego del golpe efectuado por los generales del Ejército, el impeachment del parlamento y finalmente… la “renuncia” de Mugabe.
Recordemos que Mnangagwa (de 75 años y ex jefe de servicios secretos) es integrante del Zanu-PF el partido de Mugabe y fue el vicepresidente de Zimbabwe durante el gobierno recientemente depuesto.
Mnangagwa se ha convertido en el tercer presidente desde que el país obtuvo su independencia en 1980. Tomó juramento presidencial frente a 70.000 personas en el principal estadio de deportes de Harare. Allí reivindicó a Mugabe como a un “héroe de la resistencia anticolonial”, cuando durante 37 años Mugabe no hizo más que hundir en la miseria y la hambruna a las masas pobres del campo y la ciudad, y ató al país con dobles cadenas al imperialismo ahogándolo en una deuda de 9.000 millones de dólares (en una nación donde ¡el PBI es de 16.000 millones de dólares!) que fue para enriquecer los bolsillos de esa rastrera burguesía negra.
37 años donde el llamado “héroe” por su amigo Mnangagwa, a sangre y fuego le impuso a las masas condiciones infrahumanas de vida, convirtiendo a Zimbabwe en uno de los países más pobres del mundo con una industria totalmente obsoleta y con una de las mejores tierras cultivables del mundo sin producir. Que además ponía al servicio de la Angloamerican y demás grandes transnacionales a un enorme ejército industrial de reserva que tiraba a la baja el salario de todos los obreros del África negra.
Este modo de acumulación de Zimbabwe, basado en el saqueo de oro, diamantes y litio y una mano de obra esclava para toda África del sur, está llegando a su fin. La rica tierra de Zimbabwe, en manos de una oligarquía negra que expropió la lucha anticolonial, como la de Mugabe y su pandilla, hoy está sin producir, sin regadíos, sin fertilizante, sin inversiones en tecnología. Una banda de parásitos la destruyó, y vive como millonaria al igual que los viejos colonialistas ingleses y esclavistas blancos.
Ahora el FMI y las transnacionales, los grandes acreedores y dueños de la Zimbabwe expoliada y hoy con su economía quebrada, quieren cobrarse su deuda y quedarse con todas las riquezas de la nación por nada.
La ofensiva golpista de los agentes directos del imperialismo ha asegurado que éstos son los garantes de este nuevo sometimiento y saqueo con dobles y triples cadenas que se prepara sobre la nación. Ellos, con el Zanu-PF y con el MDC (los “opositores” de “su majestad” Mugabe), garantizarán el pago hasta el último centavo de la deuda externa (hoy en cesación de pagos), asegurándole al imperialismo nuevos y suculentos negocios.
La garantía de pago a los acreedores imperialistas que Mnangagwa, los golpistas y el MDC han puesto, es devolverle la tierra que fuera nacionalizada en la lucha anticolonial de fines de los ’70. Una verdadera película al revés. Así terminan las burguesías nativas, como socias menores del imperialismo, devolviéndole a éste toda la tierra a los saqueadores de la nación.
Por eso en su discurso Mnangagwa afirmó que va a “pagar las deudas internas y externas”. También aseguró que “mi gobierno va a indemnizar a aquellos propietarios cuyas tierras fueron arrebatadas en forma legal”, lo que significa que con un Zimbabwe sin dinero les pagará a los blancos y a las transnacionales con las mismas tierras que perdieron en la guerra de liberación anti colonial.
Mnangagwa continuó diciendo que “nuestra economía política está basada en la agricultura” y que para impulsar esta economía dará “la bienvenida a las sociedades de beneficio mutuo con nuestros inversores”, es decir joint ventures (empresas mixtas entre el estado y capitales extranjeros) para que Cargill, Monsanto y las grandes cerealeras se queden con la tierra. En resumen, la burguesía negra administrará y los blancos y el imperialismo se llevarán la renta agraria (incluyendo los derivados que surgen de ellas como la comercialización de maquinaria, semillas y fertilizantes) en momentos que en el mercado mundial siguen ascendiendo los precios de los commoditties.
A su vez Mnangagwa planteó que “la Unión Africana es nuestro hogar natural y jugaremos nuestro rol enteramente”. Lo que significa que ahora Zimbabwe prestará su territorio para “Flexibilizar los procedimientos de exportaciones y acelerar el establecimiento de zonas económicas especiales”, es decir zonas libres de impuestos para los inversores imperialistas, con una mano de obra totalmente esclavizada. Mnangagwa le ofrece así a las transnacionales la posibilidad de relocalizar sus empresas o parte de su producción en el país para aprovechar el reservorio de mano de obra esclava donde los obreros cobrarán menos de un dólar al día por sus tareas realizadas en condiciones laborales infernales. Queriendo transformar a Zimbabwe en la nueva “Blangadesh” de África de Sur.
El verdadero plan del imperialismo no es otro que maquilizar Zimbabwe y de esa forma terminar de hundir el salario de los obreros de toda la región, en particular de Sudáfrica. Hoy lo hace exportando allí mano de obra esclava de Zimbabwe, Mozambique, Angola, Botswana, que realiza los peores trabajos y los menos remunerados.
Ahora el imperialismo va a por más. Quiere zonas de libre comercio para sus transnacionales, para instalarlas como maquilas en Zimbabwe.
En última instancia, si los obreros de Sudáfrica pelean por echar al presidente Zuma y por un salario de 12.500 rands para todos, como plantaban los mineros de Marikana, y se sublevan contra la burocracia de los sindicatos, el imperialismo quiere poder responder a esta ofensiva relocalizando parte de su producción en Zimbabwe. Le va la vida a la clase obrera de Sudáfrica y de toda la región derrotar a este gobierno del pacto de Mnangagwa, los generales golpistas y el MDC, agente del imperialismo. Conquistar la unidad de los trabajadores para el combate contra el imperialismo y sus gobiernos lacayos del sur de África se vuelve una necesidad urgente. De lo contrario, se profundizará la esclavitud, el saqueo y la barbarie contra los explotados de la región.
El golpe de Zimbabwe: una verdadera conspiración contra las masas del imperialismo, las transnacionales, los generales de Mugabe, el Zanu-PF y el MDC
¿Qué apresuró al FMI a realizar este cambio de mando en Zimbabwe con un golpe de los oficiales del Ejército sostenido por el Zanu-PF y el MDC? El temor a que Mugabe corra la suerte que sufrieron los dictadores y autócratas del Magreb y Medio Oriente. Es decir buscaron impedir que las masas de Zimbabwe, que durante años en enormes oleadas de luchas de los trabajadores, campesinos y vendedores ambulantes demostraban su creciente odio contra el régimen hambreador y asesino, terminaran con acciones revolucionarias derrotando a Mugabe y poniendo en el poder a los explotados, poniendo en cuestión no solo los anhelos de un nuevo plan económico por parte del FMI sino también las migajas que hoy recibían como socios menores de los piratas imperialistas, los señores esclavistas de la burguesía negra. Querían asegurar la continuidad del régimen dictatorial de Mugabe (el cual tiene 93 años) hacia un sucesor, salvándolo de las masas que en los últimos años protagonizaron jornadas de lucha nacionales con paros y piquetes, durísimas huelgas por sector, combates en las calles, etc.
Por otro lado, con el golpe en Zimbabwe y la asunción de Mnangagwa se buscó ponerle un freno a las ondas expansivas provocadas por la Huelga General en Sudáfrica contra el gobierno de Zuma, que demuestran la entrada en crisis de los gobiernos expropiadores de las luchas revolucionarias de los explotados del Sur del continente por su emancipación.
Nos quieren hacer creer que los oficiales con su golpe le pusieron fin a Mugabe y su dictadura, puesto que harán una apertura democrática llamando a elecciones en 2018. Mientras tanto, con Mnangagwa, establecerán con el Zanu-PF y el MDC un gobierno de “unidad nacional”… que lo único que prepara –con todas las medidas anunciadas- no es otra cosa que mayores padecimientos y martirios contra el pueblo.
Es evidente que, ante todo lo que estamos denunciando, estamos en presencia de una “renuncia” pactada con los golpistas, que es la misma casta de oficiales que sostuvo durante 37 años la dictadura de Mugabe. Lo que demuestra que el verdadero “poder” en Zimbabwe es la casta de oficiales del Ejército, que ayer sostuvo a Mugabe contra el pueblo, y que hoy hará lo mismo con Mangagwa, para salvaguardar el poder y los intereses del conjunto de burguesía, comenzando por la pandilla imperialista de la clase dominante. La trampa que nos preparan debe ser revelada. No hay nada que festejar, tras la caída de la dictadura de Mugabe prepararán superiores tormentos contra los pobres de Zimbabwe. NO PODEMOS PERMITIRLO.
¿Qué pasó que una clase obrera y un pueblo pobre que durante años entregó su sangre al combate contra la dictadura de Mugabe, hoy no pudo aprovechar a su favor la crisis de los de arriba interviniendo de forma independiente como caudillo de las clases oprimidas de la nación, abriéndose paso con el inicio de la revolución a la lucha por el poder y la solución de todos sus problemas? La respuesta es sencilla. Los sindicatos y las corrientes de la izquierda reformista sometieron las energías y fuerza de los trabajadores a la política del MDC y a la “oposición” a Mugabe dentro del mismo Zanu-PF.
Contra la intentona golpista y esta trampa de cambio de mando ejecutada por el imperialismo y las fuerzas políticas de la burguesía negra conspirando a espalda de los trabajadores, la clave era coordinar las luchas, poner en pie organismos de doble poder y pelear por un programa obrero de salida a la crisis. Pero desgraciadamente la ISO mantenía entretenida en reuniones impotentes al ala izquierda del movimiento obrero, impidiendo que impulsen a los explotados a ganar las calles tomando la solución a sus problemas en sus propias manos.
El MDC, una impostura y un fraude a la lucha democrática más elemental por el derrocamiento del régimen militar en Zimbabwe
¡Fuera Mnangagwa, la casta de oficiales, los jueces y todo el régimen del Zanu-PF y Mugabe!
Hay que recuperar la tierra y romper con el imperialismo
Asamblea nacional constituyente libre y soberana
Hoy con Mnangagwa establecido como nuevo gobierno, son los sindicatos y la izquierda reformista los que se unen al coro del MDC pidiendo elecciones bajo una nueva ley electoral Esto es una estafa. Solo quieren maquillar de “democrática” esta feroz dictadura de los generales. Es más, quieren volver a ser administradores –como ya lo fue el MDC en 2008- de los negocios del imperialismo y las pandillas golpistas de Zimbabwe.
Inclusive, desde el punto de vista de la conquista de libertades democráticas, lo que propone el MDC es una verdadera impostura y un vil engaño contra los explotados, que no soportan más el régimen policíaco de Mugabe ni la feroz represión que enfrenta cada lucha obrera por sus demandas más mínimas. Es que el MDC le pide a la casta de oficiales elecciones, garantizando así que ésta maneje todas las instituciones del estado.
Lo acompañan en este engaño a las masas las burocracias de los sindicatos y la ISO, que ya hace rato renegaron del socialismo. Esta última, mientras se desarrolló la crisis política en Zimbabwe, rindió homenaje a los 100 años de la revolución rusa en conferencias donde se vistió de “r-r-rrrojo”… solo para terminar a los pies de esta política de engaño pseudodemocrático de las masas.
El imperialismo necesita el gobierno más totalitario que tenga a mano para saquear la nación. Pero también necesita de estos agentes pseudodemocráticos para engañar al pueblo. Los socialistas revolucionarios afirmamos que solo la clase obrera, con su lucha y su movilización, es la única que podrá garantizar el conjunto de las libertades democráticas que esta feroz dictadura zimbabwense, ayer con Mugabe y hoy con Mnangagwa, no puede jamás otorgar al pueblo.
No hay libertades democráticas, ni siquiera elecciones libres, si no van a la cárcel todos los oficiales golpistas y se les expropia todos sus bienes. No hay la más mínima posibilidad de marchar a una asamblea constituyente libre y soberana si no se disuelven las fuerzas represivas y la casta de jueces tutelada por el amo imperialista y los oficiales asesinos del ejército zimbabwense.
El MDC y sus socios de la ISO son una enorme mentira y una estafa a la lucha por las libertades democráticas para derrocar a la dictadura en Zimbabwe. Una asamblea constituyente libre y soberana solo se dará sobre la base de la ruina y el derrocamiento de todas las instituciones de este régimen infame.
Toda asamblea nacional constituyente debería, junto a estas medidas democráticas elementales, garantizar romper con el imperialismo y desconocer la deuda externa (que contrajo la oligarquía negra) y devolverle al pueblo las tierras que éste expropiara con la revolución anticolonial, para poder comer.
A esta tarea, solo la clase obrera en armas la va a garantizar, desarmando a estos oficiales contrarrevolucionarios y poniendo en pie el poder de los obreros, los soldados rasos, los campesinos pobres.
Las banderas de la lucha por las libertades democráticas extremas, junto con la lucha por la tierra y la independencia nacional, ha quedado en manos de la clase obrera y sus aliados.
Solamente un gobierno provisional obrero y campesino podrá garantizar la lucha contra el imperialismo y una asamblea constituyente libre y soberana, que sobre la ruina del régimen de Mugabe imponga una cámara única con un diputado cada 10.000 habitantes, removibles por sus electores en cualquier momento, y que cobren el salario de un obrero. Si éstos no cobran, que no cobren los diputados.
Es hora de reagrupar a la clase obrera y sus aliados de forma independiente de sus verdugos y opresores, vengan estos con uniformes de generales o con la mentira de pseudodemocrátas que sostienen sus bayonetas contra el pueblo.
Solo la clase obrera de Zimbabwe, unida a la clase obrera de toda África del Sur, es la que puede garantizar el pan, la tierra, la independencia nacional e inclusive la lucha por las libertades democráticas más extremas.
La tarea del momento no es otra que la exigencia a los sindicatos y todas las organizaciones que hablan en nombre de la clase obrera a que rompan con la burguesía. Hay que expulsar de nuestras filas a los burócratas sindicales que colaboraron durante años con la dictadura de Mugabe y hoy lo siguen haciendo con los golpistas. Y hay que separar de nuestras filas a los que quieren someternos a los guardianes pseudodemocráticos del saqueo de la nación, como el MDC.
La burguesía impidió la irrupción de las masas pero éstas no están derrotadas. La solución del movimiento obrero negro no está ligada a la burguesía negra.
Los aliados de los trabajadores y explotados de Zimbabwe no son ni el MDC ni el Zanu-PF, son los obreros de Sudáfrica, los trabajadores inmigrantes en Europa, los obreros de color que se levantan en EEUU y Brasil, los que sienten en su propia carne el odio de ver a sus hermanos de clases vendidos como esclavos en Libia por la burguesía qadafista.
Esas fuerzas hay que ponerlas en movimiento en Zimbabwe y en toda África del Sur. Para ello llamemos al NUMSA, a los obreros de Marikana y a todas las organizaciones obreras de África del Sur para organizar un combate unificado contra el imperialismo y sus gobiernos cipayos.
El imperialismo y los capitalistas arrojan toda su crisis sobre las masas
La catástrofe ya está aquí: ¡hay que combatirla!
¡Por un plan económico obrero y popular!
¡Que la crisis la paguen los de arriba: los capitalistas y los generales agentes del imperialismo!
Solo un gobierno provisional revolucionario de obreros y campesinos pobres sacar a
a Zimbabwe de la barbarie
Urge tomar medidas inmediatas para terminar con la miseria de los explotados. En el país más pobre de la tierra, con una perspectiva de vida de no más de 50 años, con una tasa de mortalidad infantil de las más altas de África, Zimbabwe muestra a los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo a qué nivel de barbarie pueden llevar a los explotados los parásitos capitalistas y el régimen mundial del saqueo imperialista.
No hay tarea más inmediata en Zimbabwe que terminar de organizar una verdadera ofensiva revolucionaria, que esta vez expulse y expropie no solo al imperialismo sino también a la burguesía negra, que ya hace décadas entregó la lucha anticolonialista de las masas de África, y de Zimbabwe en particular. Se hacen llamar “veteranos de guerra” cuando hoy administran riquezas y fortunas igual o mayores que la de los blancos que saqueaban Rhodesia hasta fines de los ’70.
Preparar, organizar y avanzar hacia la revolución socialista, junto a la clase obrera de toda África e internacional es la tarea del momento. No hay otra salida. De lo contrario, la salida la dará el imperialismo con un doble saqueo de Zimbabwe en todas las naciones de África del Sur.
La catástrofe ya está aquí. Golpea a los obreros de Zimbabwe, Sudáfrica y toda la región. Las transnacionales imperialistas se llevan todas nuestras riquezas. La hora de la unidad internacional de la clase obrera ha llegado. ¡Expropiar a los de arriba y organizar la rebelión de los esclavos es la tarea del momento!
¡El oro, los diamantes, el litio y todas las riquezas descomunales de Zimbabwe no se las puede seguir llevando el imperialismo! ¡Hay que expropiar sin pago todas las minas y yacimientos y ponerlos a producir bajo control de los trabajadores!
Para poder comer, conquistar salud y vivienda dignas, ¡hay que romper con el imperialismo y desconocer la fraudulenta deuda externa contraída por la oligarquía de Zimbabwe al FMI, a espaldas del pueblo!
¡Hay que renacionalizar la tierra sin pago alguno, y ponerla a producir bajo control de las organizaciones obreras, de los campesinos pobres y organizaciones populares!
¡Hay que expropiar sin pago los bancos! ¡Por una banca estatal única que otorgue créditos baratos a los pequeños productores arruinados!
¡Salario mínimo de 12.500 rands, como plantearon los obreros de Marikana en su lucha! ¡Trabajo digno asegurado para todos, distribuyendo las horas de trabajo en todas las manos disponibles!
¡Por un plan de obras públicas bajo control de las organizaciones obreras!
Con la recuperación de la tierra y la ruptura con el FMI y la expropiación de los bancos, se permitiría orientar el excedente de las riquezas nacionales para conquistar un plan de obras públicas, comenzando por la construcción de viviendas, caminos, hospitales, escuelas, que garantice que coman los trabajadores y el pueblo pobre.
La clase obrera debe irrumpir con su propio programa para una salida a favor de los explotados y que sean los capitalistas quienes paguen por sus malos negocios. La tierra en manos de la clase obrera y los explotados, puestas a producir en granja colectivas garantizaría alimentos baratos y de alta calidad para todos los zimbabwenses y nuestros hermanos de África del Sur. Un combate de este calibre despertaría la solidaridad de millones de obreros de todos los países de la región y soldaría una unidad inquebrantable que nos acercaría al triunfo de nuestra lucha.
¡Por comités de obreros, de campesinos pobres, de vendedores, de estudiantes y soldados rasos!
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo, el de la amplia mayoría de la nación oprimida, que desarme a la burguesía!
Para dar un primer paso hacia adelante, hay que exigir que las organizaciones obreras deben romper con los partidos patronales… con el Zanu-PF y el MDC. Ellos pelean por sus negocios, los obreros peleamos por el pan y la libertad. ¡Paso a la clase obrera y los explotados de Zimbabwe!
¡Hay que conquistar asambleas de base en todas las fábricas que quedan, minas y lugares de trabajo! ¡Es necesario poner en pie un congreso de trabajadores en lucha, de desocupados, juventud combativa, campesinos pobres, vendedores, trabajadores estatales y municipales y estudiantes para luchar juntos! ¡Basta de burocracias sindicales colaboracionistas! ¡Por una dirección revolucionaria de los sindicatos!
¡Hay que poner en pie comités de autodefensa y la milicia obrera para imponer una Huelga General revolucionaria, que haga temblar a Zimbabwe de sus cimientos y ponga a la orden del día la caída del régimen infame!
La lucha de Zimbabwe es parte de la lucha de nuestros hermanos de clase de toda África del Sur. ¡Fuera Mugabe y Mnangagwa! ¡Fuera Zuma! ¡Basta de gobiernos de las transnacionales imperialistas!
¡Por un congreso sudafricano de las organizaciones obreras, que rompa con la burguesía y combata por expulsar al imperialismo!
¡Hay que pelear como en Marikana, con paros, piquetes, y con el método de la democracia obrera!
¡De pie junto a nuestros hermanos de clase de color en todo el planeta! ¡Las vidas negras importan… en Zimbabwe, en Sudafrica, y en EEUU, Brasil, Libia!
¡No somos indiferentes ante el genocidio de nuestros hermanos de clase sirios! ¡No permitamos que continúe la masacre en Siria! ¡Luchemos contra el perro Bashar y el asesino Putin, que le hacen el trabajo sucio al imperialismo!
¡Hay que expulsar a Mugabe, Mnangagwa, los políticos burgueses y a todos los generales corruptos, agentes de las potencias imperialistas que han dominado Zimbabwe durante décadas!
Basta de gobiernos representantes de los millonarios negros, socios de los bancos y las transnacionales que gobiernan en un mar de esclavos negros. ¡Por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre!
¡Por un gobierno provisional revolucionario de obreros, campesinos pobres, estudiantes y sectores medios arruinados, apoyado en los comités de soldados rasos, de autodefensa y las milicias obreras!
¡La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos!
¡Para que los obreros vivan, el imperialismo debe morir! ¡Zimbabwe será socialista o colonia de Wall Street!
¡Paso al África Martirizada! ¡Por la Federación de Repúblicas Negras Socialistas del África del Sur!
Editado por la Liga Obrera Internacional de Zimbabwe (WIL)
Mnangagwa, el ex vice presidente y amigo de Mugabe
Mnangagwa es un hombre firme del partido gobernante Zanu-PF y es ampliamente conocido como “el cocodrilo”, un sobrenombre de la guerra de liberación que sugiere su tenacidad, astucia despiadada.
Los críticos cuestionaron su rol en las masacres de Gukurahundi en Matabeleland en 1983, cuando aproximadamente 20.000 personas fueron asesinadas en una represión a los opositores a Mugabe por parte de la Quinta Brigada entrenada por Corea del Norte. Mnangagwa negó su participación en estas atrocidades.
Muchos zimbabwenses, especialmente la etnia Ndebele, que soportó el efecto de la matanza de Gukurahundi, verán su discurso del viernes de “lo que haya pasado, debe ser cosa del pasado” como un intento de barnizar el capítulo más negro de esta nación.
Emmerson Mnangagwa llamó a la unidad nacional y prometió indemnización a los granjeros blancos desposeídos, intentando marcar una línea divisoria con la era de Robert Mugabe en su discurso inaugural como presidente de Zimbabwe.
Mnangagwa, en su discurso anunció que las elecciones “libres y justas” se harán como fue planeado, para el año que viene, cuando se termine el actual mandato presidencial de 5 años de Robert Mugabe que comenzó en 2013.
De lo que hemos sido testigos en Zimbabwe es de una disputa entre distintas pandillas de bandidos capitalistas e imperialistas por repartirse el botín de la herencia de los negocios que deja el dictador Mugabe.
Los generales golpistas, el vicepresidente Mnangagwa, Mugabe, su mujer y la gente alrededor de ellos sólo defiende sus ganancias millonarias.
El golpe representó primariamente una lucha de poder dentro de la elite gobernante y el partido del ZANU-PF. La fracción alrededor del ex vicepresidente Emmerson Mnangagwa se apropió exitosamente del poder.
Luego de 37 años de régimen de Mugabe, que llevó al asesinato, desaparición, encarcelamiento y tortura de decenas de miles de opositores, las masas populares esperan una “nueva era” y efectivamente Mnangagwa está intentando que con sus esperanzas apoyen a su régimen.
Mnangagwa, llamado el “cocodrilo” por su aseveración política mientras que su fracción del Zanu-PF era conocida como “Lacoste”, fue teniente en jefe de Mugabe durante todos sus 37 años de dictadura. Estuvo a su lado durante la lucha contra la dominación de la minoría blanca y durante el gobierno post-liberación. Y su régimen representará la continuidad del aparato estatal de Mugabe, sin Mugabe.
Mientras tanto, la gente está hambrienta, viviendo en condiciones de miseria, y los obreros ni siquiera cobran sus salarios.
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