CHILE- 23 de agosto de 2016
La burocracia sindical de la CUT y de otras centrales sindicales como la CAT, la CGT y la UNT no representan a la clase obrera, ni mucho menos a los que luchan
Esto fue impuesto por el régimen pinochetista al movimiento obrero chileno. Fue el stalinismo la vanguardia en dividir y moleculizar a los trabajadores. Por estatutos y por ley del estado, profundizado ahora en el Código de Trabajo de la Bachelet, los sindicatos quedaron más debilitados aún. Pueden tener un mínimo de 8 afiliados en empresas que tengan de 16 empleados para arriba. Hay 11.500 sindicatos en Chile. Eso es “pinochetismo”, sostenido luego por la Concertación y el stalinismo. Esto ha llevado a que el proletariado chileno sea uno de los más flexibilizados y explotados del mundo. Es el que más horas trabaja con 2400 horas anuales.
Toda lucha seria se dio por fuera, a pesar y en contra de estos miles de sindicatos “liliputienses”. Se impusieron con asambleas, comités de lucha, de huelga y piquetes. Así lo demostraron las centenares y miles de huelgas de los obreros chilenos de los últimos años, desde portuarios a forestales, de rurales a mineros, de estatales a profesores, de correos a construcción y metalúrgicos.
En cada oleada de lucha estuvo planteado conquistar organismos de frente único de masas para unificar las filas obreras. Esos organismos no eran los minisindicatos de la burocracia sindical traidora del régimen pinochetista chileno. Fueron los comités de huelga y las asambleas los que abrían paso a la unidad.
Ahí está el ejemplo de la huelga portuaria de finales de 2013 y a principios del 2014, sostenida por una coordinadora de lucha de todos los puertos de Chile, que incluía a trabajadores eventuales y contratados. El puerto de Mejillones fue el punto más avanzado de esto. Terminó reprimido; y fue aislado y traicionado por la burocracia de la CUT.
Ante cada una de estas luchas decisivas con sus organismos de masas, el PTR, las cacatúas de la burocracia stalinista de la CUT, solo chillaba y chillaba de “no hacerle paralelismo a la CUT”, lo que significaba traicionar las luchas e impedir el camino a la huelga general.
Hoy, dicen representar una “alternativa obrera” a la burocracia de la CUT. Esto ya es ser caradura. Presentar una lista y llamar a votar en el fraude electoral de la CUT es hacerle paralelismo al 99% de la clase obrera chilena.
La lista Alternativa Obrera solo puede tener el voto de los dirigentes y los burócratas sindicales de la CUT. Un cínico plan para legitimar por izquierda al stalinismo y la Nueva Mayoría en la burocracia de la CUT. Ésta dice representar a 3.000 de los 11.500 sindicatos que hay en Chile. Esos 3.000 sindicatos no representan a más de 600.000 trabajadores, sobre todo estatales, de una fuerza laboral de aproximadamente 7 millones que hay en el país. Es decir, la CUT no representa ni al 10% del movimiento obrero chileno.
Y el fraude es mucho más grave, porque de los 600.000 trabajadores que dice representar, éstos no votan en estas elecciones. ¿Quiénes sí votan? Solo los dirigentes de los mini-sindicatos, que son apenas algunos pocos miles.
Esto es una estafa. El resultado ya está asegurado de antemano. Ya acordaron en los sindicatos que manipulan la burocracia del Partido Comunista, el Partido Socialista y la Democracia Cristiana. Ya se sabe quiénes van a ganar de antemano.
Cuevas, Gallardo y el PTR son una mentira, un engaño y una estafa a los trabajadores. Ni siquiera plantean que deben votar todos los afiliados de la CUT. No llaman a derrotar el fraude en estas elecciones. Porque ellos son parte de este fraude, y un fraude como “obreros clasistas” en el movimiento obrero chileno.
La CUT es un fraude pinochetista, la burocracia sindical es un reagrupamiento de carneros rompehuelgas del movimiento obrero chileno. Cuevas, Gallardo y el PTR los legitiman a todos. Una vergüenza.
¿El PTR Trotskista? ¡Las Pelotas! ¡Son del Partido Comunista!
El Cordonazo |