El golpe militar del 15/7... un golpe contrarrevolucionario tardío

Hacía tiempo que la casta de oficiales quería intervenir ante el asentamiento de la fracción burguesa erdoganista y el desplazamiento de los negocios de las otras, porque el propio partido militar se encontraba entre las excluidas. Erdogan había nombrado a nuevos generales y nuevos mandos en el ejército, había trasladado al control de las instituciones de gobierno –bajo control del AKP- el comercio del armamento y de cobrar las comisiones por el tránsito del gas.
En el 2013 aparecían los primeros síntomas del fin de ciclo. Los negocios en Turquía se achicaban. Erdogan se asentaba más y más, desplazando a sus opositores. La casta de oficiales tenía que poner orden, y sobre todo, blindar y bonapartizar aún mucho más el régimen a su interior, puesto que ya la situación era que dentro de las fronteras nacionales de Turquía había una sobre acumulación de capitales turcos que necesitaban expandirse, ir a disputar zonas de influencia. Necesitaba un férreo control a su interior para ir a estas disputas.
La casta de oficiales de las fuerzas armadas turcas vio que tenía que elevarse por encima de todas las fracciones burguesas y tomar el mando de esta situación para cuidar los intereses de conjunto de la burguesía turca.

Pero no pudo dar el golpe en ese entonces. Tuvo que esperar hasta el 15 de julio pasado. Es que del 2013 al 2015, las masas estaban en las calles. Intentar un golpe en esa situación hubiera abierto el peligro de que éstas arremetan directamente contra el estado turco y lo derroten. Los generales tenían que esperar a que Erdogan aplaste a las masas. Dejaron así que su gobierno lidie con ellas.
Primero Erdogan aplastó el levantamiento de toda Turquía que tuvo como epicentro la Plaza Taksim en Estambul. Luego, con su burocracia sindical, se encargó de derrotar el ascenso de 2014 que tuvo como punto más alto la huelga general. Fue derrotando las luchas durísimas que presentó la clase obrera turca sector por sector (metalúrgicos, automotrices, etc.) durante todo el 2014 y principios de 2015. Se encargó de esclavizar a los refugiados sirios en jornadas de 12 horas diarias, sin ningún derecho, y por el 20% del salario que deberían estar cobrando. La persecución y ataque a la clase obrera y el pueblo oprimido kurdo pegó un salto a partir de la segunda mitad del 2015, momento en que el régimen comenzó a blindarse cada vez más y más.

Paralelamente, mientras Erdogan iba haciendo todo esto, también se fue asentando en las instituciones del estado y desplazando al partido militar. Ya para cuando había “terminado su trabajo” de aplastar a las masas, Erdogan había constituido una policía propia… unos servicios de inteligencia paralelos… ya había comprado oficiales de las fuerzas armadas adictos a su fracción… ya tenía a una línea de jueces y fiscales que responden a él. Por eso el golpe del pasado 15 de julio fue tardío, porque cuando lo intentaron, ya el partido militar había perdido peso. Ya Erdogan era mayoría.
Además, había ganado una enorme base social de clases medias ricas y campesinos que se enriquecieron con el último ciclo de crecimiento, a costa de la superexplotación de la clase obrera y sobre todo de sus sectores más oprimidos como los kurdos y los refugiados. Había también constituido una fuerza de choque de bandas paramilitares de su partido, el AKP. Esto fue lo que salió a las calles –llamados por Erdogan- contra el golpe el pasado 15 de julio.

Erdogan no quería ser un “limón exprimido”, es decir, que se encargara de aplastar a las masas y luego venga la oficialidad golpista al poder y lo tire a la basura. Entonces se adelantó. Cuando se enteró que se venía el golpe (gracias a sus servicios de inteligencia paralelos), evaluó la situación y vio que era mayoría en las fuerzas armadas, en la policía, en la justicia, en los ministerios… y también contaba con las bandas del AKP y su base social. Por eso, en lugar de arrestar a los golpistas antes, dejó correr el golpe, para luego derrotarlo y utilizar la situación generada para profundizar a paso acelerado el proceso de bonapartización que ya venía haciendo.