II Congreso del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional - FLTI 18/09/2015 Resolución sobre la cuestión de la clase obrera negra Sobre África y EE.UU. Los marxistas revolucionarios, hacemos nuestras las resoluciones y posiciones históricas sobre la cuestión negra del marxismo revolucionario, de la III Internacional revolucionaria y de la IV Internacional. Ellas son un punto de partida principista y que es teórica y programáticamente correcto para abordar la cuestión de la clase obrera negra hoy a nivel internacional. En este trabajo van como adjunto las resoluciones del I Congreso de la FLTI de 2009. En aquel Congreso hubo un debate sobre la cuestión negra, que quedó abierto, esencialmente, por diferencias con la WIVL de Sudáfrica, que en ese momento era parte de la FLTI. Finalmente, en el reciente Congreso que acabamos de realizar hemos cerrado la siguiente resolución sobre la cuestión negra, luego de un rico debate. Reafirmamos las Tesis de la III Internacional sobre la cuestión negra, que las consideramos decisivas para desarrollar un programa revolucionario para esta enorme y aguerrida fracción de la clase obrera mundial, los obreros negros, que hoy están jugando un rol importantísimo en EE.UU. en la lucha contra la policía asesina comandada por Obama y el régimen de los “republicratas” yanquis, como así también en duras luchas de África, donde se están cocinando a fuego lento, bajo condiciones de padecimientos inauditos, nuevas acciones revolucionarias de los explotados. “La historia ha reservado a los negros de EEUU un papel importante en la liberación de toda la raza africana. Hace trescientos años que los negros norteamericanos fueron arrancados de su país natal, África y transportados a América donde han sido objeto de los peores tratamientos y vendidos como esclavos. Desde hace 250 años, han trabajado bajo el látigo de los propietarios norteamericanos. Ellos son quienes desmontaron los bosques, construyeron rutas, plantaron el algodón, colocaron los rieles de los ferrocarriles y mantuvieron a la aristocracia sureña. Su recompensa fue la miseria, la ignorancia, la degradación. El negro no fue un esclavo dócil, recurrió a la rebelión, a la insurrección, a la fuga para recuperar su libertad. Esto se vio agudizado durante la guerra de Vietnam a principios y mediados de la década del ’70. El obrero negro fue utilizado como carne de cañón en las guerras coloniales del imperialismo yanqui, pero también fue la avanzada del combate en el frente de batalla y en todo EE.UU. contra la guerra de Vietnam, jugando un rol de vanguardia en las enormes movilizaciones de masas que se desarrollaron al interior de la bestia imperialista contra esa guerra. Con estas grandes acciones se impuso la retirada de las tropas yanquis de Vietnam. Fue en ese período cuando se dieron los procesos de radicalización más agudos del movimiento obrero negro, que luego fueran desviados, corrompidos y brutalmente reprimidos por el régimen norteamericano.
Las rutas de los esclavos negros de África a EE.UU.… En los inicios del capitalismo, Inglaterra y Francia hicieron parte de su acumulación originaria basada en el tráfico y venta de esclavos. La burguesía en EEUU administraba una tierra muy rica. En el norte, en el este y el oeste, hubo una inmigración de obreros europeos y de chinos superexplotados para construir el capitalismo norteamericano. Aunque el movimiento obrero fue trasplantado, fueron los africanos llevados como esclavos. Los separaron de sus familias, los sacaron de sus pueblos y naciones, no por un salario, no como obreros migrantes. Sino para esclavizarlos en las plantaciones del sur de Estados Unidos. La burguesía norteamericana trajo esclavos desde África para producir algodón, para poder exportar a los telares de Londres. Así los trabajadores africanos fueron separados con grilletes en los barcos, los llevaron a tierras desconocidas y los vendieron, es por eso que para los trabajadores afroamericanos, entre África y EEUU hay un grillete y un viaje en el mar, por eso nunca rompen su arraigo con África. Por eso, en EE.UU. los obreros negros, orgullosamente, se llaman a sí mismos “afroamericanos”. Es que su nación es el África negra. Ellos no reconocen como su lugar de origen a ninguna de las naciones que artificial y ficticiamente desarrolló el imperialismo para encorsetar, controlar o desviar las enormes revoluciones anticoloniales que se sucedieron durante todo el siglo XX en el continente africano.
Enormes luchas anticoloniales y antiimperialistas se desarrollaron en el África negra a la salida de la Segunda Guerra Mundial Mientras Inglaterra dominó primero el comercio mundial y luego, como potencia imperialista, el planeta no hubo independencia nacional del África negra, para mencionar algunos de los casos: el Congo era Belga; el África Subsariana era francesa, portuguesa o alemana; África del sur era holandesa o inglesa. A los pueblos negros africanos bajo el sistema capitalista imperialista, se les dibujó “pseudo-naciones” como colonias de los imperios que las conquistaron y las dominaban. Para la burguesía el gran peligro era que la lucha hasta el final por la expulsión del imperialismo en toda el África esclavizada, llevaba inevitablemente a que sea la clase obrera y los campesinos pobres los que encabezaran ese combate, expropiaran al imperialismo que saqueaban la nación y recuperaran la tierra, cuestión que planteaba también la expropiación de las distintas fracciones de la burguesía nativa.
Con la traición del estalinismo y el sometimiento a frentes con la burguesía negra, El resultado: semicolonias sometidas al imperialismo La política de colaboración de clases, de apoyo a la pequeña burguesía y a las burguesías nativas, fue impulsada por el estalinismo con la pantalla del llamado “pan-africanismo”. El resultado de esta siniestra política de colaboración de clases del estalinismo, no fue la independencia nacional del África negra, sino que el sometimiento y la expoliación del imperialismo se desarrolló a partir de la emergencia de naciones semicoloniales, donde el imperialismo retiraba sus gobiernos directos y permitía-imponía instituciones de dominio nacionales burguesas las que controlaba con fuertes pactos de sometimiento económicos, políticos y militares. Así, el aborto de los procesos revolucionarios anticoloniales, sólo profundizó la decadencia de las fuerzas productivas, las hambrunas, los genocidios y las masacres de guerras fratricidas impulsadas por las bases militares, con las que el imperialismo puebla y corona su dominio en toda el África ahora semicolonizada. El imperialismo es reacción en toda la línea. En el África de hoy, luego de los genocidios como en el Congo, Ruanda y Burundi, de los regímenes del apartheid, etc., la clase obrera negra está en las peores de las postraciones y en condiciones de esclavitud iguales o similares a las de sus generaciones anteriores, los esclavos. El África con gobiernos burgueses negros y con naciones artificialmente constituidas, no resolvió para nada la cuestión nacional del África negra, que hoy sigue siendo saqueada mil veces más por el imperialismo y con burguesías nativas que son verdaderas carceleras y esclavistas de los oprimidos. Allí donde el imperialismo no pudo evitar que las masas hicieran justicia con los gobiernos títeres y las tropas imperialistas (como sucedió en Somalia), promovió la balcanización, la reimposición de “señores de la guerra” y la aparición de “fundamentalistas” armados y financiados por los estados árabes que son sus aliados. Lo que vino fue una decadencia infinita de esas naciones. Por la tardanza de la victoria de las revoluciones socialistas en el continente africano, se han agudizado procesos de barbarie impulsados por la contrarrevolución imperialista, como hoy vemos en el Magreb y Medio Oriente. La alternativa de socialismo o barbarie se agudiza en todo el continente africano. Hoy el movimiento obrero debe tomar en sus manos audazmente la cuestión nacional, para arrebatársela a la demagogia de la burguesía negra y el estalinismo. Los trotskistas reafirmamos y hacemos nuestra la lucha de la IV Internacional por la liberación del África negra, como un problema de liberación nacional: “En estas condiciones, la república sudafricana surgirá antes que nada como una república "negra"; por supuesto esto no excluye la total igualdad para los blancos o las relaciones fraternales entre ambas razas; dependerá fundamentalmente de la conducta que adopten los blancos. Pero es obvio que la mayoría predominante de la población, liberada de su dependencia esclavizante, pondrá su impronta en el estado. La república negra independiente del imperialismo, como tal, no ha sido lograda, en manos de una burguesía nativa corrupta y asesina y entregadora de su propio pueblo. Es más, bajo el color de una burguesía negra, se esconde el látigo de los amos blancos que están al mando de las potencias imperialistas de los Borbones, de la V República francesa, de la Reyna de Inglaterra, del régimen de los “Republicratas” yanqui, etc.
La vigencia de la teoría-programa de la Revolución Permanente se reafirmó más que nunca en los duros combates de revolución y contrarrevolución en el África ensangrentada Es África en donde más milimétricamente se han cumplido las leyes que rigen la teoría de la revolución, es decir, el carácter permanente de la misma, puesto que como planteamos los trotskistas, las tareas nacionales de conquistar, en este caso, repúblicas negras independientes, que garanticen la independencia del imperialismo y resuelvan la cuestión agraria, solo pueden ser garantizadas íntegra y efectivamente por gobiernos obreros y campesinos revolucionarios. En África es donde la teoría, programa y la acción del estalinismo llevo a las más crueles derrotas a la clase obrera y los oprimidos puesto que éste sometió al proletariado a sus verdugos, a su propia burguesía. Hizo pasar como aliados de la clase obrera a las burguesías negras e impidió que el obrero negro del África martirizada unificase la lucha por su liberación con los millones de esclavos negros, que son explotados como obreros en las peores condiciones en EE.UU. y Europa. Así el estalinismo cerró el camino a la irrupción unificada de los obreros negros, que en todo el mundo constituyen la avanzada de la lucha por la revolución socialista internacional. La teoría de la Revolución Permanente vuelve a plantear, viendo la experiencia de las revoluciones de África, cómo el estalinismo y las direcciones traidoras abortaron la lucha anticolonial y por la independencia nacional de ese continente, dividiéndola del combate por el triunfo de la revolución socialista del conjunto de la clase obrera en los países centrales. En Zimbabwe, para dar otro ejemplo, el ZAPU y el ZANU, sostenidos por las pandillas estalinistas de la URSS o de Pekín, dieron origen a gobiernos burgueses negros, que permiten el saqueo de las mineras imperialistas, tanto o más a cuando Zimbabwe era una colonia directa británica, que se llamaba Rhodesia. Fue el estalinismo el que transformó en héroe del movimiento obrero en EE.UU. y en Europa al gobierno burgués de Mandela, que salvó al régimen asesino de los bóer de Sudáfrica y su apartheid para seguir esclavizando a la clase obrera de color, bajo las nuevas condiciones de ese régimen de “reconciliación nacional”. Estas condiciones en cuanto al grado de esclavitud de la clase obrera, resultaron ser similares a las que padecía el proletariado bajo el mismo dominio blanco. En el África francoparlante, el desvío y la traición a la revolución argelina, garantizaron gobiernos totalmente dependientes del imperialismo francés, como marionetas de las bases militares de la V República francesa, donde mandan los centuriones de la Legión Extranjera y los gobiernos locales acatan. Una pequeña aristocracia y burocracia obrera estalinista o ligada a los viejos movimientos nacionalistas, controla férreamente, con manu-militari al movimiento obrero y lo supeditada a los estados, como vemos con la ZTUC en Zimbabwe, con el COSATU en Sudáfrica o sino directamente con los partidos-ejército burgueses. Podríamos decir, que históricamente, por la traición de la dirección de la clase obrera, lejos de resolverse la cuestión negra, el imperialismo la agudizó, como vemos hoy, a grados extremos. Eso significa lo que decía Lenin que el imperialismo es “reacción en toda la línea”.
El África negra sólo será liberada de la esclavitud y el saqueo imperialista por la victoria de revoluciones socialistas que se asentarán con la sublevación de toda la clase obrera de las potencias imperialistas y de la clase obrera mundial La experiencia histórica ya ha demostrado que las transnacionales y las distintas potencias imperialistas han partido África para saquearla. La clase obrera del continente debe unificarse para liberarla. Los contornos de las naciones de hoy, son los fijados por las pandillas imperialistas que se repartieron África. Los contornos de las repúblicas negras independientes seguirán las rutas de la revolución y respetarán las etnias y las distintas culturas de los trabajadores, de toda la clase obrera y de los pueblos de color. El movimiento obrero nativo debe romper todo sometimiento que les imponen las burocracias sindicales y los partidos estalinistas del África negra a los gobiernos de las burguesías negras, agentes directos de las potencias imperialistas. Los socialistas revolucionarios en África llamamos a luchar por repúblicas negras independientes, que las conquistarán las revoluciones de los obreros y campesinos, de acuerdo a las rutas de la revolución que éstos conquisten y demarquen para beneficio propio y no de las transnacionales imperialistas y sus bases militares, y sobre la base de romper todos los tratados económicos, políticos y militares que someten las naciones al imperialismo. La clase obrera en África no debe permitir que las burguesías lacayas, socias del imperialismo, carceleras y represoras sangrientas de sus propios pueblos, les quiten su derecho a conquistar verdaderas repúblicas negras independientes. La clase obrera no puede dejar en manos de las burguesías negras nativas la lucha por las repúblicas negras independientes, porque esa es la identidad nacional de los pueblos esclavizados de África, que las burguesías nativas se han encargado de entregar durante décadas expropiando revoluciones y entregando las luchas nacionales del pueblo negro.
La clase obrera negra siguiendo la ruta de los esclavos junto a los esclavos latinoamericanos, tiene el honor de ser la avanzada de la lucha por la revolución socialista en EE.UU. Como parte de esta lucha, este programa se expresa en EE.UU. con la consigna democrática revolucionaria de levantar el derecho de los afroamericanos a la autodeterminación nacional si ellos así lo desean y debe ser tomado por la clase obrera norteamericana como parte de su tarea de liberar a los pueblos oprimidos del África. Hoy, con la bancarrota del imperialismo norteamericano, los trabajadores afroamericanos sufren, junto a los trabajadores latinos, de iguales o peores condiciones de vida que en los ’30, los ’50 ò los ’60, cuando se combatía en EE.UU. contra el régimen de la segregación. Como un verdadero régimen del apartheid, la burguesía imperialista yanqui ha sometido a los obreros inmigrantes latinos y a los obreros negros en particular, a verdaderos guettos a cielo abierto en las ciudades más grandes de EE.UU. y ha llenado sus cárceles de negros, que siendo el 10% de la población de EE.UU., son más del 80% de la población carcelaria en ese país. Este es el apartheid del imperialismo yanqui, que trata a los obreros de color y latinos en EE.UU., como sus transnacionales y gobiernos lacayos los tratan en toda África y América Latina. El imperialismo yanqui y su régimen se han ensañado de forma particular y cruel con la clase obrera negra. Ser joven y negro amerita un disparo en la sien en EE.UU. Su policía blanca xenófoba no es más que el instrumento de persecución y represión a los obreros de color, que constituyen el sector más explotado de la clase obrera norteamericana, junto a los inmigrantes chicanos, que sin papeles son traídos a EE.UU. para hacer los peores trabajos en las cosechas y la construcción. Esta ofensiva contra la clase obrera negra en EE.UU. se intenta encubrir generando ilusiones, como lo hace el régimen yanqui, de los negros pueden ascender socialmente en ese país. Obama, el presidente negro, es parte de ese vil engaño y mentira no sólo contra los obreros negros, sino contra toda la clase obrera norteamericana. Trotsky planteaba que en EE.UU. los obreros negros tenían derecho a pedir su nación, y si estos lo querían, de elegir una porción de tierra inclusive, pues la opresión nacional que siente el obrero afroamericano es un subproducto de la esclavización de ayer y de la segregación y el doble ataque que sufre la clase obrera negra en EE.UU. hoy. La lucha de los obreros afroamericanos se ha transformado en una bandera de lucha de toda la clase obrera mundial. Hoy más que nunca tiene actualidad el programa de los trotskistas, que en los años ’30 levantara la IV Internacional sobre los obreros afroamericanos en EE.UU. Es una tarea central para unir las filas de la clase obrera norteamericana, que los obreros blancos levanten este derecho para los trabajadores de color. Sólo así la clase obrera blanca unirá sus filas con los obreros negros y juntos abrazarán a sus hermanos de clase latinos, cuestión que volverá fuertísima a la clase obrera de EE.UU. que hoy comienza a ponerse de pie. La igualdad salarial de los obreros negros y latinos con los trabajadores blancos, es decisiva. Pero esto serían tan solo palabras, sino se les dan todos los derechos a los obreros negros en primer lugar, a vivir y a que sus hijos no los maten la policía blanca asesina. Es una tarea y obligación de todos los sindicatos, organizaciones obreras y de masas reivindicar, por un lado, el derecho de los obreros negros a tener su propia guardia de seguridad, si así lo desean. Pero es una obligación de todas las organizaciones obreras poner en pie comités de autodefensa para defender a la juventud obrera negra y a los obreros de color de la brutal represión del régimen imperialista yanqui y de su policía. La demanda de “derecho a la autodeterminación” de los obreros negros, si éstos deciden realizarlo, es fundamental, puesto que ha sido la burguesía imperialista yanqui la que los ha segregado a guettos, como ayer en el apartheid. Por ello hoy la demanda del “derecho democrático a la autodeterminación de la nación negra en EE.UU. si los obreros negros así lo desean”, es el grito de guerra de ¡Abajo el régimen del apartheid de Obama y los “republicratas” contra el pueblo negro en EE.UU.! Esta demanda, junto a la lucha por la unificación salarial, que ya comenzado a unir a toda la clase obrera norteamericana alrededor de la lucha por los 15 dólares la hora, son el motor que podrá hacerle dar pasos hacia delante al despertar de este verdadero coloso del proletariado mundial que es la clase obrera norteamericana. EE.UU., como potencia dominante, lejos de mantener cooptada a su clase obrera, en su bancarrota le ha tirado toda su crisis al mundo y ha llevado a los obreros norteamericanos a las peores catástrofes, solo comparables con las de la crisis de EE.UU. en los años ’30. Esta lucha y este combate es inseparable de bajar y quemar esa bandera yanqui que hoy flamea en La Habana. Porque ella es el símbolo de la nueva esclavitud de los obreros cubanos y de una victoria imperialista que le tirará doble y triple cadenas a la clase obrera norteamericana y a los obreros de color en particular. La suerte de la clase obrera norteamericana está echada a la unidad con sus hermanos de clase de América y de África. Ellos y sus combates ya están en las calles de EE.UU. La IV Internacional es la única que tiene un programa y una bandera para unir a la clase obrera norteamericana y mundial. La lucha por su refundación con el programa de 1938 es inseparable de la lucha por la revolución socialista internacional.
Esta resolución ajusta y precisa el programa de la FLTI ante la cuestión negra, elaborado en su Congreso de fundación del año 2009.
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