Las familias de los 34 mineros asesinados por la policía en Marikana siguen buscando justicia y ser compensadas por el gobierno. El caso de la compensación a los mineros está lejos de estar saldado. No es una tragedia, sino que fue y es cómo los patrones tratan a los trabajadores.
Esto sucede mientras el país, el viernes 16 de agosto de 2019, vive su séptimo año desde que ocurriera la masacre en la zona minera del noroeste. Pero las familias aún no han visto justicia.
34 trabajadores perdieron sus vidas en la Masacre de Marikana en 2012, en tiroteos masivos en los dos sitios alrededor de Koppie, donde los trabajadores se habían juntado durante su huelga exigiendo un salario mínimo de 12.500 rands mensuales.
Hasta el día de hoy, no ha habido procesamiento de oficiales ni de otros involucrados en el tiroteo. Los mineros y sus familias aún no han visto justicia.
Siete años después, los residentes de Marikana aún viven en pésimas condiciones. La empresa Lonmin no ha cumplido con su promesa de construir 5.500 casas para los trabajadores. Solo construyó 3. Esto creó una situación de un infierno viviente, en el cual gran cantidad de trabajadores de Lonmin viven en asentamientos informales escuálidos, creando un ambiente propicio a la creación de tensión, conflictos laborales, desunión entre sus empleados y otros comportamientos nocivos. A los mineros se les prometió que la vida cambiaría luego de que la sangre de tantos fuera derramada. Era gente peleando por más salario. Se les prometió que lo tendrían para el 2017, pero no hay nada.
El Presidente de la Asociación de Mineros y Sindicato de la Construcción (AMCU) Joseph Mathunjwa honró a los 34 caídos que trágicamente perdieron sus vidas en la masacre en 2012, construyendo las casas de las familias de los compañeros caídos.
El minero Edwaerd del Comité de Lucha de Marikana dice que aún no tiene agua de red ni electricidad. Él cree que Koppie debe ser transformado en algo para ayudar a recordar a aquellos que murieron.
Hoy, la burocracia del COSATU ya no puede hablar en nombre de los trabajadores. Cada vez más su rol como agente de la burguesía se hace más claro. Han entregado a los mineros de Marikana. Es la clase obrera, conquistando su propia democracia, la que debe barrer a los dirigentes serviles, cómplices y ejecutores de los planes esclavistas capitalistas. Solamente entonces los trabajadores serán capaces de conquistar la tan esperada y tan ansiada unidad de sus filas y justicia.
¡Abajo la burocracia colaboracionista! ¡Fuera el ministerio de trabajo, el estado, los patrones y sus políticos de nuestras organizaciones! ¡Fuera los estatutos y cuerpos orgánicos de la burocracia y sus sindicatos estatizados! ¡Que los delegados cobren las cuotas sindicales en los puestos de trabajo en las fábricas y establecimientos! ¡Por dirigentes revocables y delegados electos en asambleas de base, que puedan ser removidos cuando la asamblea lo decida o lo crea necesario! ¡Que los dirigentes vuelvan a trabajar cuando termine su mandato!
Los obreros deben poner fin al gobierno de Ramaphosa y el parlamento, donde se pergeñan los malvados planes a espaldas y contra el pueblo pobre y se votan todas las leyes contra los trabajadores, todas las cuales son acordadas previamente en las embajadas de las potencias dominantes entre los CEOs de la Anglo American y otras pandillas imperialistas y la burguesía local.
¡Los trabajadores deben conquistar un programa de acción revolucionaria para unificar las filas obreras y preparar una lucha superior contra Ramaphosa, el CNA, los piratas imperialistas y el régimen infame de los capitalistas!
Contra el poder de los de arriba, hay que poner en pie el poder de los de abajo.
Las demandas que nos unifican son las que fueron levantadas en cada marcha que sacudió Sudáfrica el 16 de agosto de 2012. Ha llegado la hora de unificar nuestras filas en un pliego único de demandas y preparar y organizar una lucha superior a la que ya hemos protagonizado. Se trata de fortalecer todas las enormes energías desplegadas por los explotados en todos estos años de combates contra la burguesía y el estado de los opresores y mostrarles un camino a la victoria.
Por 12.500 rands de salario mínimo, vital y móvil según el aumento del índice de inflación! ¡Trabajo para todos los desocupados! ¡Basta de obreros precarizados! ¡A igual trabajo, igual salario! ¡Todos los trabajadores deben estar en blanco y en planta permanente y recibir un salario de convenio! ¡Apertura de los libros de contabilidad de todas las empresas! ¡Por el control obrero de toda la industria minera, con un directorio obrero en cada empresa estatal, minera y todas las ramas clave de la economía!
Para conquistar pan, trabajo, salario, tierra, vivienda, crédito barato para las clases medias arruinadas: ¡Fuera el imperialismo! ¡Fuera el FMI!
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de las transnacionales, la Anglo American, las minas, la tierra y los bancos!
Solo la clase obrera, expropiando tanto al imperialismo como a la nueva burguesía negra, puede garantizar un plan obrero de emergencia y por lo tanto terminar con el padecimiento de las masas.
La verdadera lucha por la revolución socialista está en los organismos embrionarios de doble poder de las masas, que están emergiendo en el sur de África. La lucha por el internacionalismo proletario de los obreros sudafricanos está con las masas revolucionarias que hoy salen a combatir en Zimbabwe, Malawi y Sudán, que resisten en Siria y en Palestina, que combaten en los países imperialistas como los Chalecos Negros de Francia.
#NeverAgain (Nunca Más)
#RememberMarikana (Recuerden Marikana)
#JusticeForMarikana (Justicia por Marikana)
Por una República Negra Obrera y Socialista en Marikana y Sudáfrica.
Jussa Kudherezera
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