República Democrática del Congo - 24 de febrero de 2024
Años de genocidio en el Congo
Las transnacionales saquean el coltán y los minerales en un mar de sangre de niños y obreros esclavos
Una brutal masacre, incluyendo a niños y mujeres, se está llevando a cabo en la República Democrática del Congo. Las transnacionales imperialistas saquean el cobalto y el coltán, bajo condiciones terribles de superexplotación, con trabajo esclavo, explotación infantil, violaciones, masacres y ultrajes de todo tipo. Este es un secreto a voces que, los gobiernos y las multinacionales e incluso los medios de comunicación ocultan.
Las transnacionales, en búsqueda de recursos naturales para la fabricación de los teléfonos móviles, tablets y todos los dispositivos electrónicos, son los que esclavizan a trabajadores, mujeres y niños en la “minería artesanal”, minas superficiales que acumulan una gran riqueza que las lavas han arrojado a la superficie desde la gran profundidad de la falla del Rift. Tanto el coltán como el cobalto se extrae mediante la “minería artesanal”. Miles de niños trabajan largas jornadas a cambio de uno o dos dólares al día y son obligados a extraer el mineral de la tierra con sus propias manos o con herramientas rudimentarias.
Las potencias imperialistas se disputan el control de estos yacimientos, por lo que se convirtió en una zona de guerra. Allí hay cerca de 130 grupos armados, conformados por las empresas de las guardias de seguridad de las mineras (como Agemira, empresa registrada en Bulgaria, dirigida por el francés Olivier Bazin y Congo Protection, compuesta por rumanos entrenados en la Legión Extranjera Francesa) y brazos armados de esas multinacionales, que son los que secuestran niños y mujeres y los llevan a trabajar a las minas a punta de pistola. Unicef estima que hay alrededor de 40.000 menores en esas minas.
Para imponer el control sobre la población en las zonas mineras, las guerrillas recurren a todo tipo de violencia y abuso sexual.
Desde hace 30 años, la República del Congo se desangra en conflictos armados que ha costado la vida a 6 millones de congoleños. Las guerras del Coltán se dieron entre 1998 y 2003, a la que le sucedió la Guerra de Kivu con Uganda y Ruanda. Es que allí, precisamente, están las minas de coltán, la verdadera razón de estos conflictos.
La región es custodiada por la mayor misión de la ONU y sus cascos azules. Sin embargo, nadie ha hecho nada contra las condiciones de trabajo de los congoleños en estas minas, es decir, se deja pasar semejante ultraje sobre los explotados bajo la mirada cómplice y custodia de la ONU.
Existe también, una “minería industrial”, que es la “legal”, de la cual China tiene muchos contratos y abastece materia prima de las tecnológicas para las transnacionales. Pero la mayoría de la minería se hace de forma “artesanal” y está en manos de las potencias imperialistas, sobre todo norteamericanas y británicas, y en menor medida alemanas, como dijimos con el aval de la ONU y el gobierno.
El gran negocio de las transnacionales mineras sobre la sangre del pueblo congoleño
La República Democrática del Congo cuenta con una enorme riqueza: el 80 por ciento del coltán y el 50 por ciento del cobalto procede de sus minas y concentra el 80% de las reservas de estos minerales. La industria de los celulares y de las tablets mueve la increíble suma de 3 billones de dólares, lo que implica el 4,4 % del PBI Mundial.
En el otro polo, el Congo, de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, es uno de los países más pobres, ocupando el puesto 176 sobre un total de 187 países. La pobreza alcanza al 80% de su población y un cuarto de los congoleños carecen de alimentos por lo que no pueden comer todos los días. Mientras 6.9 millones congoleños fueron obligados a migrar, empujados por los conflictos armados.
Las multinacionales se benefician de esta situación y de los minerales a bajo precio. Las minas de coltán del este del Congo cayeron en manos de guerrillas dirigidas por Ruanda y Uganda, que no son más que ejércitos de distintas transnacionales mineras. La guerra por los minerales recrudeció cuando las tropas genocidas ruandesas se retiraron bajo la protección y el encubrimiento de Francia. Entonces se creó la empresa Somigl, cuyo mayor accionista es la guerrilla Reagrupación Congoleña para la Democracia (RCD) liderada por Azarías Ruberwa. Quien declaraba en Europa que este grupo poseía el 70 por ciento de las acciones de esta compañía. Empresas como la Somigl son las que pagan a los guerrilleros y revenden el coltán a grandes multinacionales de EEUU, Europa o Asia. Por ello estas multinacionales, que financian directamente a los “grupos rebeldes” que operan en Kivu, son las que están detrás de la masacre que está en curso.
Decenas de ejércitos privados de las transnacionales, incluidas las tropas oficiales del gobierno, defienden a sangre y fuego los negocios del imperialismo
El M23 ataca la provincia de Kivu, en el este del Congo
El Movimiento del 23 de Marzo (M23) es uno de estos ejércitos privados de las tantas empresas imperialistas que saquean las riquezas del Congo. Estos ejércitos privados no solo deben defender los yacimientos de ricos minerales, sino que también deben controlar poblaciones, es decir, zonas enteras, para llevar a mujeres, niños y hombres a trabajar como esclavos a las minas.
Estas son las verdaderas fronteras del Congo, donde inclusive interviene directamente el ejército de Ruanda, defendiendo a las transnacionales que están en su territorio y que buscan expandirse.
Uno de los países más ricos del planeta en minerales fue llevado a la miseria, al estancamiento y la esclavitud de siglos atrás. El imperialismo es reacción en toda la línea.
Últimamente, tras la asunción del presidente F. Tshisekedi, el grupo armado M23 atacó la región del Norte de Kivu y cerca cada vez más a Goma, la capital de esta provincia. En esa región, los congoleños están también acorralados entre el ejército de la República del Congo y el grupo armado M23. Miles de habitantes son empujados a las calles, engrosando las filas de los millones desplazados internos.
Una situación de crisis a la que se suma inundaciones, violentas lluvias durante diciembre y enero que destruyeron 100 mil casas. Guerra, epidemia de colera, hambre es lo que sufre el martirizado pueblo congoleño.
Los accesos a Goma se han cortado o se están cortando en tres direcciones (sur, oeste y norte). Si bien aún no hay escasez en los mercados, los precios de los alimentos están subiendo. Esto viene sucediendo en los últimos años en todas las zonas mineras y de fuerza de trabajo viviente en el Congo.
Con total cinismo, Naciones Unidas se reunió de urgencia y a puertas cerradas para “condenar” la ofensiva del M23 y a los grupos armados que operan en el país, mientras deja que siga la masacre y el saqueo con trabajo esclavo.
Las burguesías negras de países vecinos como Burundi, Malawi y Tanzania ya enviaron también soldados al Congo para defender a las distintas empresas imperialistas inglesas, yanquis, francesas y belgas e inclusive, a las grandes minas de la burguesía de Pekín que necesita imperiosamente el coltán y el cobalto para las empresas transnacionales que producen en China.
El gobierno del CNA de Sudáfrica no quería quedar afuera y monitoreado por el imperialismo angloyanqui, ya envió entre 800 / 1.000 soldados como adelanto de los 2900 quienes permanecerán en el territorio hasta diciembre de 2024, bajo la excusa de apoyar a las “operaciones de mantenimiento de la paz”. La presencia de Sudáfrica es doblemente ignominiosa, ya que dentro de su país también operan minas artesanales bajo las mismas condiciones que en RDC, también custodiadas por la burguesía negra al servicio de las transnacionales. El gobierno del CNA es coautor del genocidio al África negra a manos de las mineras imperialistas, a la vez que posa de “defensora de derechos humanos” como ante la cuestión Palestina.
¡Hay que parar ya el genocidio en el Congo! Las direcciones traidoras de las organizaciones obreras han escondido la masacre de la clase obrera negra. ¡Basta ya!
En la capital congoleña (Kinshasa) ya comenzaron las marchas contra este genocidio frente a las puertas de la Misión de la ONU, al grito de “fuera banda de hipócritas” y “Occidente cómplice del genocidio congoleño”. En Paris el 11 de febrero también se realizó una manifestación en apoyo al pueblo del Congo.
El stalinismo que controla centrales sindicales como en Sudáfrica y otras burocracias sindicales de la región miran para otro lado ante el genocidio de los obreros del Congo. Es que estas direcciones garantizan el mismo saqueo y explotación en todos los países del África negra.
De la misma manera que los partidos stalinistas silenciaron el genocidio en Siria apoyando a Al Assad y Putin, hoy quieren esconder bajo la alfombra a un genocidio mil veces superior a la tragedia que están sufriendo las masas palestinas en Gaza a manos del sionismo. Miserables.
En Palestina, en el Congo, en la Siria martirizada, en la Ucrania ocupada por las tropas de Putin y saqueada por los yanquis, la tarea de la clase obrera mundial es identificar con claridad quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos y ubicarse a la cabeza de la trinchera de las masas explotadas.
La clase obrera de África, que conmoviera al mundo con grandes levantamientos revolucionarios en el siglo XX, como lo continúa haciendo hoy en Sudáfrica, Nigeria, Zimbabwe y Senegal, debe tomar en sus manos la lucha por coordinar y centralizar el combate antiimperialista de las masas obreras y campesinas de todo el continente negro.
El enemigo es exactamente el mismo: las transnacionales imperialistas que saquean todas sus riquezas y sus socios, las nuevas burguesías negras que han hecho fortunas en un mar de esclavos hambrientos.
La ruptura con los gobiernos burgueses, sostenidos aquí y allá por el stalinismo y las burocracias sindicales, es la tarea del momento del proletariado negro y sus aliados, los campesinos pobres.
La clase obrera negra en EEUU en su lucha contra Trump ha demostrado que puede ser la avanzada del combate del movimiento obrero negro a nivel internacional, a condición de romper con el carnicero Biden, el asesino de las masas palestinas y jefe de los saqueadores de los pueblos oprimidos del mundo.
Las centrales obreras, las organizaciones de la clase obrera europea, de EEUU y de todo el mundo, con paros, cortes de rutas y distintas acciones, tienen que tomar en sus manos esta lucha por poner fin al genocidio de sus hermanos congoleños. Esta es una misma lucha contra las transnacionales que subsumen al África martirizada en un mar de miseria, sangre y saqueo mientras pasan al ataque a las conquistas de los trabajadores en los países centrales.
Este combate en África contra las transnacionales imperialistas para parar el genocidio y el saqueo del Congo solo podrá triunfar como una lucha unificada de los trabajadores negros de toda el África martirizada y sus hermanos dentro de las potencias imperialistas, sobre todo en EEUU. Es una misma clase contra un mismo enemigo que nos esclavizan a uno y otro lado del océano, que nos saquea para llenarse sus bolsillos y hunde a nuestras familias en un mar de sangre y miseria. ¡Una misma clase contra un mismo enemigo!
¡Fuera el imperialismo del continente africano!
¡El coltán, cobalto, litio, uranio, manganeso, oro, petróleo, gas para sus verdaderos dueños: la clase obrera y los campesinos pobres del África! ¡Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero a todas las transnacionales, yanquis, inglesas, belgas, francesas que roban todas las riquezas naturales y también la tierra!
¡Hay que desarmar sus guardias fascistas con las que masacran y esclavizan al Congo! ¡Por el armamento generalizado del pueblo congoleño para defenderse de semejantes fuerzas sanguinarias!
Las burguesías nacionales fueron y son socias menores de los imperialistas en el saqueo del África negra. Hay que derrotar a esta burguesía vasalla del imperialismo e imponer una república negra obrera y campesina en RDC, y junto a sus hermanos de Níger, Somalia, Senegal, Kenia, Zimbabwe, Sudáfrica, Nigeria, Chad, Mali, Burkina Faso etc. ¡pongamos en pie una Federación de Repúblicas Negras Obreras y Campesinas del Centro y Sur de África!
James S. por la WIL de Zimbabwe Luisa Campos y Ana Negri por el Comité Redactor de “El Organizador Obrero Internacional”
Explotación infantil en minas de Cobalto
Trabajo esclavo de miles de congoleños extrayendo cobalto
Niña trabajando en una mina
Niños utilizados como esclavos para extraer cobalto
Familias trabajando con sus manos para extraer cobalto en minas ilegales
Miles de congoleños extrayendo cobalto en una mina ilegal