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25-02-13
MALI:
El Frente de Izquierda de Melechón, el NPA y los renegados del trotskismo, son la izquierda socialpatriota del Partido Socialista de Hollande que sostuvo la ofensiva guerrerista
En Francia, luego de haber liquidado la lucha de las tomas de fábricas y establecimientos del 2009, y el camino a la Huelga General de octubre-noviembre del 2010, la izquierda reformista y los renegados del trotskismo se dedicaron a desorganizar y dispersar los intentos de la clase obrera francesa para enfrentar el más brutal ataque lanzado sobre sus espaldas desde la II Guerra Mundial. Así, sometieron a las masas a la trampa electoral del régimen de la V República bonapartista, y se subordinaron al gobierno “anti austeridad” de Hollande, al que llamaron a votar como “mal menor” en el ballotage. Su consigna era “cualquiera menos Sarkozy”; o sea, la misma política que se aplicó en EE.UU. para someter a la clase obrera a Obama cuando las corrientes reformistas planteaban “todos contra el Tea Party”.
Hollande, que no fue más que la continuidad de Sarkozy legitimada por las urnas, lo único que hizo fue profundizar el ataque contra las conquistas de los trabajadores, e incluso lanzar nuevas ofensivas guerreristas coloniales como la actual en Malí. Hollande terminó siendo el verdadero “Bush” de Francia, al que el stalinismo y los renegados del trotskismo legitimaron.
Mientras los generales de la V República aplastaban a las masas en Gao y Kidal, se reunía el último congreso del Nuevo Partido Anticapitalis (NPA) de principios de febrero. Allí sólo se debatió qué hacer frente a la crisis del aparato de este partido después de sacar pocos votos en las últimas elecciones. En ese congreso no hubo una sola voz que se levantara contra las aventuras militares de su propia burguesía llamando a la clase obrera en Francia a boicotear la maquinaria bélica, a transformar la ofensiva colonialista en guerra civil contra la burguesía imperialista al interior mismo de la Francia imperialista.
Lo más patético y canallesco fue la CCR4, grupo hermano del PTS de Argentina, que se complace con “su progreso” en la cantidad de votos obtenidos de congresales del NPA. Esta corriente tampoco llamó a enfrentar la invasión en Mali, y en un artículo del 18/1 que sólo se limita a hacer una denuncia general, plantea que la clave es... ¡la intervención de la clase obrera argelina! No plantea una sola tarea inmediata para la clase obrera francesa. Una vergüenza que lleva el signo del social patriotismo.
En ese congreso del NPA, nadie criticó la política socialpatriota levantada por la dirección de ese partido que desde el primer día de la invasión decía que “Esta no es la forma en que los malienses se liberaran del fundamentalismo” (www.npa2009.org Comunicado del 11-1-2013). O sea que para el NPA, el problema en Mali no es la opresión imperialista sobre la nación, potenciado esta vez a través de la ocupación, sino el.... ¡”fundamentalismo islámico”! El socialpatriotismo difiere con el “socialista” Hollande sólo en la forma y no en el contenido.
El NPA, ese rejunte de renegados del trotskismo, no hizo más que fundar un nuevo partido de la aristocracia obrera francesa, con todos los prejuicios de la arrogancia blanca y laica que respira por todos los poros el parasitario estado francés.
Los renegados del trotskismo de Lutte Ovrieure (LO), también sostienen la misma política servil. En la raquítica marcha del 9-2 (¡un mes después de la invasión!) a la Empresa Areva que saquea el uranio de Níger, junto al NPA y Alternativa Libertaria, la dirigente de LO Nathalie Arthaud le advertía a su propia burguesía imperialista que “Habrá consecuencias en cadenas que nadie podrá manejar”, y que “la intervención del ejército francés hará nacer más aun la vocación de los terroristas islamistas. Porque es sobre el terreno de la miseria, del rencor contra el imperialismo que se forman estas bandas armadas”. Para LO también el problema es el islamismo “bárbaro” y están preocupados por las consecuencias de la intervención francesa.
Así, los renegados del trotskismo se colocan en la trinchera de enfrente de la nación tuareg, y de la clase obrera y los explotados de Mali y toda la región. Es totalmente falso el sofisma de estas corrientes reformistas que afirma que los trabajadores y explotados siguen a las direcciones burguesas y pequeñoburguesas islámicas por la “miseria” que sufren y el “rencor” contra el imperialismo. Si la clase obrera y los explotados tienen esas direcciones a su frente es porque todos los que hablaban en nombre de la revolución sostuvieron al “socialista” Hollande, y le ataron las manos a la clase obrera de Francia y toda Europa para que intervenga con los métodos de la huelga, el boicot y las manifestaciones revolucionarias en las calles para parar la maquinaria bélica imperialista.
Si la clase obrera y los explotados de la región de Mali, el Magreb y Medio Oriente tienen esas direcciones, es porque los renegados del trotskismo y todas las corrientes socialimperialistas con la pseudoteoría de la “primavera árabe” sostienen a las fraudulentas constituyentes y gobiernos de transición de Túnez, Libia y Egipto, que no les dio ni el pan ni la libertad por las que iniciaron su revolución.
Todos los renegados del trotskismo se negaron a impulsar en las organizaciones de la clase obrera francesa acciones para boicotear la maquinaria bélica, y a desarrollar en las calles una lucha abierta contra su propia burguesía, empuñando las demandas de sus hermanos de clase del Azawad, Mali y toda la región de África Noroccidental. Se negaron a levantar el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo tuareg que era el único camino para unir a los trabajadores de Francia con sus hermanos de clase del Norte de Mali. Los renegados del trotskismo son enemigos del apotegma marxista: “Un pueblo que oprime a otro jamás podrá liberarse a si mismo”.
Pero no debe sorprender el socialpatriotismo de estas corrientes. Ya habían liquidado la lucha en las colonias francesas como Guadalupe y Martinica en el 2009, con Beasauncenot dirigente del NPA viajando a Guadalupe a plantear que “los trabajadores franceses no podían pagar con aumentos de impuestos los reclamos salariales de los explotados de la isla”. Así como tratan de “bárbaros” a los pueblos musulmanes, trataron como “vándalos” a los jóvenes obreros de la cités (barrios) de Francia que se rebelaban en el 2006 contra los padecimientos que les impone la sociedad capitalista levantando el grito de guerra “Todas las noches haremos de París una Bagdad”. Le han cerrado de esta manera el camino a millones de obreros inmigrantes, que habitan hoy en Europa, para entrar en combate para enfrentar la ofensiva colonialista de la Francia imperialista.
Los renegados del trotskismo, han devenido en el ala “izquierda” socialpatriota del Partido Socialista de Holllande, impidiendo que la clase obrera rompa con la burguesía imperialista, justo en momentos en que esta última ha redoblado su ataque al interior de Francia con un tendal de despidos. El programa de los socialimperialistas se resume a luchar “contra los despidos”, presionando al Ministerio de Trabajo, lo que no hace más que embellecer a la V República bonapartista de los carniceros imperialistas.
Son enemigos de levantar la política del “derrotismo revolucionario”, es decir de luchar por la derrota militar de las tropas de ocupación de su propia burguesía imperialista, planteando que “el enemigo está en casa”, como lo hicieron Karl Liebneck y la III Internacional cuando aún vivía Lenin.
Los renegados del trotskismo jamás hubieran sido admitidos en la III Internacional de Lenin y Trotskty que planteaba “8) En cuanto a la cuestión de las colonias y nacionalidades oprimidas, los partidos de los países cuyas burguesías poseen colonias y oprimen nacionalidades, deben tener una línea de conducta particularmente clara y neta. Todo partido perteneciente a la Tercera Internacional tiene el deber de denunciar implacablemente las proezas de `sus´ imperialistas en las colonias; de sostener, no sólo en palabras sino en los hechos, todo movimiento de emancipación colonial que exija la expulsión de todos los imperialistas metropolitanos de las colonias; de alimentar en el corazón de los trabajadores de su país sentimientos fraternales hacia la población trabajadora de las colonias y de las nacionalidades oprimidas, y de mantener entre las tropas metropolitanas una agitación continua contra toda opresión de los pueblos coloniales” (“Condiciones de admisión de los Partidos Comunistas en la Internacional Comunista”, II Congreso de la III Internacional, julio de 1920, negritas nuestras)
En realidad, los renegados del trotskismo son los continuadores de Bernstein, Kaustky, y los socialdemócratas de la II Internacional que en la I Guerra Mundial votaron los presupuestos y créditos para la guerra en el parlamento, y llevaron a la clase obrera europea a matarse entre sí. Los socialpatriotas atan la suerte del proletariado a la de su propia burguesía imperialista, y los que pagan las consecuencias son los trabajadores con superiores padecimientos.