Honduras - Septiembre de 2017 (Publicado originalemente en el Democracia Obrera Nº 39)
Mientras las masas de Honduras con su resistencia enfrentan el golpe proimperialista…
Los renegados del trotskismo al servicio de la subordinación política
del proletariado a Zelaya,
que pacta con los golpistas
El golpe proimperialista en Honduras una vez más ha dejado en claro dos estrategias enfrentadas en el proletariado internacional. Por un lado la del reformismo de burócratas, stalinistas y renegados del trotskismo que subordinan al proletariado y las masas a la “burguesía democrática” hoy la bolivariana, que pacta con los golpistas sobre la sangre de las masas, arrastrándolas a la derrota; y por el otro, en la barricada de enfrente, la estrategia y el programa del trotskismo principista que afirma que la defensa de las conquistas democráticas de las masas y la derrota del golpe militar organizado por el imperialismo en su contra, sólo será posible si la clase obrera irrumpe con sus propios métodos de lucha, con la huelga general revolucionaria, la expropiación de todos los capitalistas, el armamento de las masas y los comités de soldados rasos, acaudillando al conjunto de las masas explotadas; pues es la única clase que, con los métodos de la revolución proletaria, puede defender hasta el final las conquistas democráticas ante la reacción imperialista, comenzando por destruir la casta de oficiales del ejército y la base militar yanqui, ese gendarme contrarrevolucionario que masacró a las masas revolucionarias de Nicaragua en los `80 y fuera sostenido por toda la burguesía hondureña, inclusive el mismo Zelaya. Toda la burguesía sabe muy bien que esta perspectiva es muy cercana a la lucha por la expropiación de su propiedad, conquistada con el saqueo y la superexplotación de la clase obrera y los explotados.
La resistencia de las masas hondureñas, con sus constantes movilizaciones, paros, piquetes y enfrentamientos contra las fuerzas de la dictadura, confirma su disposición para seguir aquel camino. Por el contrario, Zelaya, por más pirotecnia seudo-democrática y antigolpista que utilice, ante la amenaza de que las masas en aras de derrotar el golpe abran paso a la revolución, rápidamente ha pugnado por imponer un pacto contrarrevolucionario de reconciliación con Micheleti y las FF.AA genocidas, que cuenta con el beneplácito del gobierno de Obama y el régimen de los “republicratas” de EE.UU., la OEA, la Cumbre de Río y la Unasur, sobre la sangre de las masas que cayeron resistiendo el golpe militar genocida, preparando así su posible retorno. Es que como toda burguesía nativa atada por miles de lazos y negocios al imperialismo, le teme más al proletariado y sus métodos que cuestiona el conjunto de la propiedad capitalista, que al golpe militar pro imperialista. Con su llamado a la “resistencia pacífica” y su cobarde circo montado en la frontera de Nicaragua con Honduras “amenazando” con el “retorno de Zelaya”, el frente democrático de Zelaya, los “bolivarianos” y Obama no hace más que fortalecer el control sobre las masas para negociar su pacto con la reacción golpista e impedir la huelga general revolucionaria.
Buscan negociar un pacto en Costa Rica, emulando los pactos contrarrevolucionarios de Esquipulas y Contadora de los `80 con los cuales se estranguló la revolución centroamericana, cuando Fidel Castro y toda la burocracia estalinista cubana le decían a las masas de todo Centroamérica que “no queremos que Nicaragua sea una nueva Cuba”, ni “queremos que El Salvador sea una nueva Nicaragua”, mientras con el presidente estadounidense Reagan se organizó y se armó a la Contra desde la base militar yanqui en Honduras.
Las masas en las calles terminaron derrotando a la Contra, lo que le costó la vida a 100.000 obreros y explotados, y todo terminó con el Frente Sandinista por la Liberación Nacional (FSLN) llamando a elecciones, donde ganó la candidata patronal Violeta Chamorro. De esta manera se expropió la revolución en Nicaragua, lo que significó la derrota de la revolución centroamericana, y los viejos “guerrilleros Sandinistas” terminaron por fusionarse con los oficiales de la Contra sobre la sangre obrera y campesina, que tuvo como resultado el gobierno del “bolivariano” Ortega, sostenedor del TLC, hambreador del pueblo nicaragüense y pilar de los pactos contrarrevolucionarios de los “bolivarianos” con el imperialismo.
Lo que vemos hoy en Honduras no es más que un operativo Esquipulas y Contadora 2, pero esta vez con un golpe militar preventivo para salvar a la base militar yanqui y la propiedad privada de la burguesía, impidiendo un ascenso general revolucionario de las masas, que Zelaya, por más fraseología “bolivariana”, no era garantía de frenar.
Los renegados del trotskismo han adoptado abierta y decididamente la vieja política stalinista de apoyar y sostener los “frentes democráticos burgueses, contra la burguesía golpista”, los Esquipulas y Contadora de hoy.
Es decir, “primero todos juntos con la democracia, y una vez derrotada la dictadura luego lucharemos por el socialismo”. Esta es la esencia de la vieja teoría etapista stalinista de sometimiento del proletariado a la burguesía “democrática”. La política de someter al proletariado a la burguesía “bolivariana”, es decir, a Zelaya, no sólo significa renunciar al triunfo de la revolución proletaria, sino que también a derrotar el golpe. Los trotskistas Internacionalistas de la LOI(CI)-FLTI no negamos que haya que hacer unidad de acción contra el golpe pro imperialista en Honduras, más por el contrario estamos por el más amplio frente militar con todos aquellos que enfrenten en ese terreno el golpe pro imperialista, pero mezclar esta estrategia con la más absoluta subordinación política a la burguesía de Zelaya que ya ni siquiera enfrenta formalmente el golpe de estado, es de un cinismo propio del viejo stalinismo… en eso han devenido los renegados del trotskismo a nivel internacional.
LOS RENEGADOS DEL TROTSKISMO Y SU ACTIVA POLÍTICA DE SUBORDINACIÓN
AL “FRENTE DEMOCRÁTICO BURGUÉS”
Así en un documento público fechado 12 de agost de 2009 convocando una marcha frente a la Embajada Yanqui en Buenos Aires plantean como política central la subordinación de la resistencia hondureña a la política de Zelaya y su pacto con los golpistas. Dicho documento lo firmaron, desde los representantes del gobierno de Cristina Kirchner como Madres de Plaza de Mayo, pasando por las variantes stalinistas y populistas, hasta toda la izquierda reformista como FOS-LIT, PO, PTS, MST, MAS, CI, etc. quienes se ubican como el último eslabón del “frente democrático” de los bolivarianos y las burocracias del continente, al cual los rengados del trotskismo legitiman activamente subordinando a las organizaciones obreras que dirigen o influencian al cobarde Zelaya y sus séquitos, que dejan a las masas desarmadas ante el golpe pro imperialista mientras negocian para su retorno al poder burgués.
Lo que ocultan con la política de subordinación de la resistencia hondureña y del proletariado en particular a Zelaya es que, si “Zelaya retorna al poder” no será al servicio de las masas explotadas como ellos dicen, afirmando que “el retorno de Zelaya es la derrota del golpe”. Ese gobierno producto del pacto de Zelaya con los golpistas que retornaría de la mano de la OEA, Insulza y Obama, en todo caso será para evitar la caída revolucionaria de la dictadura a manos de los obreros y campesinos pobres. Con ello, lo que restituirán en sus formas es un gobierno burgués explotador sostenido por el mismo parlamento golpista, la misma justicia golpista, y principalmente la misma casta de oficiales asesina del pueblo comandada por la base militar yanqui en Honduras que no repartirá democracia ni independencia nacional, sino que será un cambio de títere al servicio de las transnacionales, sometiendo con dobles cadenas a la Honduras obrera y campesina al dominio imperialista.
La política de los rengados del trotskismo hoy zelayistas, no se detiene en movilizaciones folklóricas, sino que se impulsa en las organizaciones de masas, en las organizaciones de lucha del proletariado y de los estudiantes combativos. Así el Partido Obrero que tiene la presidencia de la Federación Universitaria de Buenos Aires, junto a las demás corrientes reformistas, en una declaración oficial llama a la movilización del estudiantado latinoamericano… bajo la subordinación política a Zelaya, es decir del gobierno de la burguesía que durante años se dedicó a reprimir y fusilar a todos los dirigentes obreros combativos de ese país. Esta declaración fue acompañada con un viaje de su presidente Cristian Henkel –dirigente del PO- a Honduras a encabezar un festival solidario de subordinación política a la burguesía zelayista, burguesía que ha demostrado claramente que no enfrenta el golpe de estado, sino que su política es pactar para “conquistar el retorno al gobierno”.
Al mismo tiempo el ELAC (Encuentro Latinoamericano y Caribeño de trabajadores) dirigido por la Liga Internacional de Trabajadores, agrupamiento que sostiene a la burocracia colaboracionista de la COB para que sostenga a Evo Morales en Bolivia, a la burocracia de la UNT que sostiene a Chavez en Venezuela y un largo etc. De colaboración de clases, ha viajado a Honduras mediante el secretario ejecutivo de la Conlutas Dirseu Travieso –dirección burocrática que sostiene por izquierda a Lula- para llevar su “solidaridad” en supuesta representación de miles de trabajadores brasileros para ponerlos a los pies del pacto de Zelaya con la reacción golpista, afirmando sínicamente que “restituir a Zelaya al gobierno es una medida para derrotar a los golpistas.” (Informe Nº 2 desde Honduras, 13 de agosto, www.pstu.org.br) ocultando que la única “solidaridad” proletaria desde las organizaciones obreras del continente para aplastar el golpe, es la de romper toda subordinación a la burguesía bolivariana y enfrentar con los métodos de la revolución proletaria el golpe pro imperialista contra las masas hondureñas y de todo el continente. Los renegados del trotskismo de hoy, no hacen más que repetir la política canalla stalinista del PC argentino, de las llamadas “Brigadas del Café” que realizaban actos, movilizaciones y viajaban a juntar café a Nicaragua en los `80 disfrazados de “guerrilleros” para mantener la subordinación de las masas al Frente Sandinista de Liberación Nacional que desarmaba a las masas, mientras el imperialismo y La Contra preparaban la sangrienta contrarrevolución. De aquellas “brigadas del Café” salieron los Sabatella, Eduardo Sigal, Mosqueda y tantos otros políticos burgueses que dirigieron primero el Frente Grande, luego La Alianza y ahora uno que otro es funcionario del kirchnerismo… así termina la “izquierda del frente democrático burgués”.
Los reformistas llaman a movilizaciones y festivales musicales de subordinación política a Zelaya en todo el continente, hacen viajes a Honduras donde “parece no haber dictadura” según ellos. Para esta política reformista “están dadas todas las condiciones”, sin embargo “las condiciones no están dadas” para impulsar la acción revolucionaria del proletariado latinoamericano. Es que son enemigos de llamar a romper con la burguesía y organizar ya mismo una huelga general en todo Centroamérica y El Caribe llamada en primer lugar por la central sindical de Haití que forma parte del ELAC, llamar a los portuarios de Oakland –algunos de sus dirigentes integran el ELAC- a paralizar ya mismo los puertos yanquis contra el golpe en Honduras, e inclusive el llamado a todas las organizaciones obreras del continente a que voten el envío de brigadas obreras a luchar junto con la resistencia, pues si aplastan en Honduras a la clase obrera y las masas se fortalecerá enormemente el imperialismo contra el proletariado mundial. Es que ello implicaría demostrarle a la resistencia hondureña que de la mano de Zelaya van a la derrota, mientras que de la mano del proletariado internacional pueden aplastar el golpe de estado abriendo el camino de la revolución.
REFORMA O REVOLUCIÓN
El imperialismo organiza golpes de estado, pone en pie el fascismo como en Bolivia, desembarca 7 bases militares en Colombia para aplastar la revolución Latinoamericana y los renegados del trotskismo responden con festivales musicales y viajes de burócratas para sostener a la burguesía bolivariana zelayista que pacta con los golpistas… el pacifismo de estos burócratas renegados del trotskismo no tiene límites, sin embargo la peor parte se la llevan las masas que son quienes pagan los costos de la subordinación a la burguesía bolivariana con persecución, tortura, hambre y fusilamientos. Los trotskistas afirmamos que la única forma de defender las conquistas democráticas arrebatadas por el golpe, inclusive las más básicas y mínimas, es con los métodos de la revolución proletaria, con la huelga general revolucionaria, con las milicias obreras y la expropiación de la burguesía, de toda la burguesía. Los cobardes bolivarianos ya demostraron que quieren pacto con los golpistas, al igual que fuera el abrazo de Chavez y Uribe sobre la sangre de la resistencia colombiana en la Cumbre del Grupo Río; también vemos esta política en el pacto de Evo Morales y la Media Luna fascista que controla la mitad de Bolivia a fuerza de cachiporra y fusil; es la misma política con la que se sostiene el “democrático Obama” contra “las viejas recetas yanquis” etc. Si el proletariado Latinoamericano no rompe toda subordinación a la burguesía bolivariana y su “frente democrático”, si no derrota los pactos contrarrevolucionarios de los bolivarianos con el imperialismo; será imposible que acaudille al conjunto de los explotados y así enfrentar y derrotar la ofensiva imperialista en Latinoamérica. Es por la política de subordinación a Zelaya de las direcciones de la clase obrera que el proletariado y los campesinos pobres de Honduras y toda Centroamérica y El Caribe, luego de dos meses de resistencia, no pudimos aún aplastar el golpe.
Los renegados del trotskismo han elegido su lugar en la trinchera de la burguesía bolivariana, la política de subordinación política de la resistencia a la burguesía “democrática de Zelaya” conspira contra el aplastamiento revolucionario del golpe militar y contra la única forma posible de conquistar la ruptura con el imperialismo y la revolución agraria, es decir aplastar el golpe con los métodos de la revolución proletaria e imponer el poder de los explotados. Para avanzar en esta perspectiva, el proletariado internacional debe conquistar su estado mayor revolucionario. Aquello será posible derrotando la política del reformismo ante las masas en lucha, particularmente a aquellas direcciones que, hablando en nombre del trotskismo, subordinan a la clase obrera a sus verdugos con la colaboración de clases, encaminándolas hacia la derrota. Para preparar el triunfo de los actuales combates y los futuros enfrentamientos de la lucha de clases, hay que poner en pie el partido mundial de la revolución socialista sobre la base de la estrategia y el programa de la IV Internacional fundada en 1938. En este combate están concentradas las fuerzas de la Fracción Leninista Trotskista Internacional.
POR EL COMITÉ REDACTOR,
JULIÁN JUÁREZ Y ANÍBAL VERA