Homenaje a León Trotsky, a 80 años de su asesinato a manos del stalinismo
Intervención de Abu Muad, del comité redactor del periódico
“La Verdad de los Oprimidos”
"Los mártires que tenemos en Siria murieron y dieron su vida (...) por poner en pie un partido internacional; por poner en pie a la IV"
Buenas tardes camaradas. Primero, saludar a todos los que están hoy presentes, haciendo un esfuerzo por conectarse, a pesar de las dificultades que tenemos, que estamos intentando buscar la unidad y eso me parece muy productivo.
Efectivamente, como dijo recién el flaco, que me presentó, tenemos que rendirle un homenaje a todos los camaradas que dieron su vida, hasta la última gota de su sangre, por poner en pie un partido internacional, que fueron traicionados, que fueron vendidos…
Nunca me voy a olvidar del apodo que tenía Trotsky, que era “el profeta sin tierra, sin pasaporte”. Nadie lo quería en su tierra.
Eso se traslada al día de hoy. Tuvimos el honor de haber hecho llegar el legado de Trotsky a esas “tierras lejanas” como muchos dicen, que es Medio Oriente, un “mundo” donde “viven en guerra”, donde hay “tribus bárbaras” como le gusta decir a la izquierda.
Tuvimos el honor de combatir codo a codo con camaradas de Medio Oriente que se levantaban en una revolución, que era una cadena de revoluciones, donde el motor era básicamente el hambre y las penurias que sufría gente que vive pisando mares de petróleo. Tuvimos el honor de haber aprendido, con esos camaradas, a luchar día a día.
Tuvimos el honor de haber estado en Siria, donde llevan casi 10 años de revolución… una revolución que, la verdad, no pudo haber sido más mancillada, más calumniada, más bastardeada por la izquierda. Tuvimos realmente el honor de poder ponerle a la brigada que combatió junto a estos camaradas el nombre de León Sedov, el hijo del camarada Trotsky, que también fue asesinado.
Ahora, todos se preguntan cómo puede ser que gente de Argentina y de otros países lleguen a luchar a Medio Oriente. Ese es el legado que nos deja el trotskismo, el internacionalismo. Muchos te dicen ¿Por qué te vas a pelear allá y acá no?
Creo que lo que tenemos que explicar pacientemente, porque el stalinismo y la izquierda se han encargado de borrar, es que no es “acá” y “allá”. Es que la clase obrera es una sola. Es una clase mundial y que la revolución que empieza en un país tiene que ser apoyada por todos los otros países para que triunfe.
Esa revolución que empieza en ese país tiene que apoyarse y levantar los reclamos de la clase obrera mundial.
No podíamos creer, mientras estábamos sufriendo las penurias en el frente de batalla, las calumnias que la izquierda dirigía hacia nosotros, y que se traducía ni más ni menos en derrota. Quedarse aislado, que el conjunto de los trabajadores de la clase obrera internacional te señalen con el dedo fue algo que se tradujo en sangre.
Ahora, la culpa no es de los trabajadores, sino de sus direcciones, que fueron las que hicieron cosas que jamás creímos que iban a hacer.
Recuerdo en 2016, cuando hubo un auge en Siria, miles de obreros llegaban a las costas de Europa, huyendo de la barbarie y la masacre de Bashar Al Assad, de Putin y de Irán, la clase obrera volvió a despertar. La clase obrera europea se empezó a poner del lado de los sirios que venían a contar su verdad… Y la izquierda inventó una revolución, que es la revolución de Rojava, diciendo que había que apoyar al pueblo kurdo, porque “la única revolución progresiva en Medio Oriente era la del pueblo kurdo”.
No les importó Túnez, no les importó Libia, no les importó Bahréin, no les importó Yemen, no les importó Siria. No solo no les importó desde el punto de vista que no aportaron nada, sino que les importó muchísimo ponerse del lado del opresor. La izquierda “trotskista” estuvo con Bashar. La izquierda “trotskista” decía que Rusia, el mayor aliado del masacrador de las masas sirias, “entregaba ayuda humanitaria”. La izquierda se encargó de decir que éramos “tribus bárbaras”. La izquierda se encargó de decir que el enemigo más grande de Medio Oriente y del mundo no era Bashar, que masacraba a mujeres, hombres y niños, sino que era el Estado Islámico, un estado creado por el imperialismo para justificar sus fechorías.
Hoy es un día en el que tenemos que recordar también que los mártires que tenemos en Siria son mártires que murieron y dieron su vida por esta batalla. No solo por la revolución siria, no solo por la revolución libia, ni solo por la revolución libanesa, sino que han dado su vida por poner en pie un partido internacional; por poner en pie a la IV. La IV es la que nos va a ayudar a nosotros… va a ser la pluma que va a contrapesar a cada una de las direcciones.
Porque lo que pasó en Siria fue que hubo una crisis de dirección. La burguesía toma la posta en los países sublevados, y desvía, con sus acciones, todo tipo de lucha revolucionaria. Compra, corrompe y masacra.
Por eso, hoy más que nunca, tenemos que levantar esa bandera que miles de camaradas dejaron al caer en el campo de batalla. Tenemos que recordar a uno de nuestros grandes dirigentes, que fue Mustafa, y a su hijo, Abu Al Baraa, que fueron los primeros en levantar la bandera trotskista dentro de Siria junto con nosotros.
Lo bueno de los camaradas que mueren dando esta pelea es que jamás desaparecen, es decir, sus ideas continúan, el legado queda. Pero queda en nuestras manos y tenemos que seguir llevándolo adelante. Hoy, la brigada León Sedov existe. Hoy, la Brigada León Sedov escribe. Hoy la Brigada León Sedov edita. Hoy la Brigada León Sedov alza la voz de cada uno de los oprimidos a través del periódico Haqeqa Al Maqhoureen (La Verdad de los Oprimidos), donde intenta ser una bisagra para que cada una de las revoluciones que hay a nivel mundial se unifique y que, por fin, la clase obrera pueda golpear como un solo puño.
Ha sido un honor para todos nosotros poder conocer al trotskismo de la manera que lo conocimos. Ha sido un honor para nosotros haber combatido y seguir haciéndolo junto a la FLTI, que fue la única organización trotskista que se acercó al frente de batalla, puso todo lo que había que poner para seguir ahí y hasta el día de hoy lo sigue haciendo.
Creo que a todos los que están escuchando los invito a seguir adelante en esta lucha. Sepan ustedes que no es nada fácil para nosotros revivir estos momentos. Pero la enseñanza que nos queda va a ser siempre esa. Tenemos que construir un partido internacional que contrapese las revoluciones, porque los que están y hablan en nombre del trotskismo, solamente lo han hecho para traicionar, para mancillar y para derrotar cada una de las revoluciones. Están codo a codo con el imperialismo. Se encargan de ser los que marcan la cruz para que a nosotros, los trotskistas y los revolucionarios, nos busquen, nos persigan, nos quieran hacer terminar como terminó Trotsky, con una piqueta en la cabeza.
Así que, hoy más que nunca, tenemos que seguir firmes, ponernos de pie y combatir codo a codo, unificar las revoluciones y entender que no es Siria, que no es Medio Oriente, que no es Europa, sino que es mi casa, tu barrio, el barrio de los camaradas. Hoy lo hacemos en Siria y mañana lo vamos a hacer en donde sea que estemos. La revolución tiene que triunfar en cualquier lugar. Nos merecemos una dirección que nos haga triunfar. Nada más, compañeros.