EL TROTSKISMO Y LA IV INTERNACIONAL FUE LA ÚNICA Y AUTÉNTICA CONTINUIDAD DEL BOLCHEVISMO
El trotskismo en los ’30 puso el mismo grito y la misma moción ante el proletariado mundial que el bolchevismo y Lenin ante la lucha contra el menchevismo. Contra la Segunda y la Tercera Internacional contrarrevolucionarias y la de Ámsterdam, los trotskistas en los ’30 plantearon: “que los mencheviques y reformistas hagan su partido, que los bolcheviques haremos el nuestro para preparar el triunfo de la revolución socialista”.
La IV Internacional heredera del bolchevismo era consciente de que el imperialismo era la escisión del socialismo; y que sólo derrotando los intereses de la burocracia y la aristocracia obrera, compradas por el capital financiero y la burguesía para someter a la clase obrera y sus luchas, podía y puede el proletariado hacerse del poder.
Se quiere ocultar y camuflar que el combate de Kienthal y Zimmerwald y de la III y la IV Internacional fue la respuesta del marxismo revolucionario del siglo XX para enfrentar la traición de la socialdemocracia y el stalinismo que se pasaron de bando, a defender los intereses del capitalismo en su fase agónica.
Ya sea en la fase de ascenso o de retroceso, en el poder o en la resistencia, desde Kienthal y Zimmerwald al centro de Coyoacán de Trotsky en México en el ‘40, el proletariado revolucionario logró sostener un centro internacional, un estado mayor que centralizó su combate a nivel mundial contra el estado mayor de la contrarrevolución de las burguesías imperialistas y las direcciones traidoras. No bien la socialdemocracia dirigida por los social-imperialistas de Kautzky y Berstein se pasan, en 1914, al campo de la contrarrevolución imperialista, surge un ala internacionalista que reagrupa las filas del marxismo revolucionario en la guerra, le presenta batalla y prepara en Kienthal y Zimmerwald la lucha por el poder durante y a la salida de la guerra.
La IV Internacional, a la muerte de Trotsky, no pudo jugar ese rol. Los centristas y oportunistas le liquidaron toda posibilidad de ser continuidad del programa marxista, puesto que éste es internacional y no se puede desarrollar en un partido que no sea mundial, y mucho menos en grupos nacionales federados de vez en cuando en congresos para lavarse la ropa, como sucediera con la IV Internacional en estos últimos 70 años.
A diferencia de esto, en vida de Trotsky, la IV Internacional, por ser continuadora del bolchevismo, enfrentó sin piedad al frente popular y la política de estrangulamiento de la revolución en Occidente por parte del stalinismo y la socialdemocracia. Recibió los tiros por la espalda en la guerra civil española contra el franquismo desde el mismo campo “republicano” a manos de la quinta columna de la KGB, la misma quinta columna que por la espalda asesinó a Trotsky en México.
Por eso, contra la impostura de los renegados del trotskismo, afirmamos que el movimiento revolucionario internacionalista hasta la fundación de la IV Internacional del ‘38, lo único que ha hecho ha sido “sembrar dragones para cosechar luego de 70 años solamente pulgas”, como afirmaba el trotskismo sobre el stalinismo en los ’30 en Francia.
Los trotskistas de la FLTI homenajeamos a Trotsky y con él a la sección soviética de la Cuarta Internacional, a la sección francesa que fue preparada para combatir a los imperialismos “democráticos”, como demás secciones europeas, que fueron formadas por nuestro partido mundial para intervenir en la segunda guerra interimperialista con el grito de “¡dar vuelta el fusil!” y el programa de derrotismo revolucionario.
La Cuarta Internacional que hacemos nuestra es la que llevó en América Latina el combate contra el fascismo en Brasil en el ’36 y sus lecciones revolucionarias a Bolivia, en donde en 1946 la Federación Minera votara las Tesis de Pulacayo, el programa del trotskismo para la revolución del ’52 que fuera adoptado por la COB ese mismo año.
Queremos reivindicar y homenajear al SWP de Trotsky y el joven Cannon en EE.UU., que en los ’30 enfrentó implacablemente a los rooselveltianos y al stalinismo en el movimiento obrero norteamericano, que separó sus banderas del oportunismo bujarinista y lejos de poner a la clase obrera a los pies de Roosevelt, como hace toda la izquierda cobarde norteamericana hoy con Obama, enfrentó abiertamente al fascismo y al imperialismo “democrático”, cuando afirmaba que: “en la actualidad la II y la III Internacional y la de Ámsterdam son organizaciones contrarrevolucionarias cuyo objetivo es frenar y paralizar la lucha revolucionaria del proletariado contra el imperialismo ‘democrático’”. (Entrevista con Mateo Fossa del 23/9/1938).
Desde la FLTI hacemos nuestra toda pelea y combate dado por fracciones de la IV Internacional que de forma honesta intentaron mantener ese río de sangre que existe y existió entre menchevismo y bolchevismo, entre stalinismo y trotskismo, entre reforma y revolución.
Homenajeamos a los combatientes de la sección rusa que fueron abandonados en la avanzada de combate contra la lacra stalinista y traicionados en occidente por los liquidacionistas de la IV Internacional que usurparon su nombre y su bandera a la muerte de Trotsky. Homenajeamos a estos mártires que morían fusilados en los campos de concentración del stalinismo al grito de “¡Viva la revolución de octubre! ¡Viva el bolchevismo! ¡Viva el trotskismo! ¡Viva la IV Internacional!”.
Hacemos nuestros los mil y un intentos con los que distintas generaciones del proletariado en los últimos 70 años dieron su vida para poner en pie una fracción internacionalista del proletariado mundial, que ansiaban militar bajo el programa y las banderas de la IV Internacional, pero que permanentemente fueron llevados por direcciones oportunistas, centristas y liquidacionistas a derrotas físicas, políticas y a la desmoralización.
Esos heroicos esfuerzos de las generaciones que nos precedieron sólo merecen de nuestra parte poner nuestras fuerzas más que nunca para darle continuidad al programa marxista del internacionalismo militante, para que nunca más las nuevas generaciones del proletariado sean llevadas por los impostores del marxismo a nuevas frustraciones y desmoralizaciones en el campo de batalla de la lucha de clases.
Denunciamos que para los renegados del trotskismo y para los destructores de la IV Internacional hablar de la IV Internacional hoy equivale a un suicidio político, y nadie se suicida en política, porque ya hace rato que esta gente abandonó la lucha y el combate por la IV Internacional. ¿Cómo hablar y reivindicar a la IV Internacional, su teoría y su programa, que han pasado la prueba de la historia, cuando no han hecho más que revisarlos durante décadas, para preparar su partida, ya ahora a velas desplegadas, a las filas de la V Internacional, donde levantan con los desechos del stalinismo y la socialdemocracia las viejas teorías ya enterradas por el marxismo revolucionario como la de la “revolución por etapas”, “socialismo en un solo país”, “apoyo y sostenimiento de los frentes ‘democráticos’ para enfrentar al fascismo”, o “frentes nacionales para enfrentar al imperialismo y después la lucha por la revolución socialista para las calendas griegas”?
Vamos a afirmar que duros golpes contra el trotskismo no sólo vinieron del stalinismo, sino del pérfido accionar del pablismo y el revisionismo, que desde las propias entrañas de la IV Internacional liquidaron su teoría, legado y programa, como sucediera con la II y III Internacional.
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Trotsky junto a dirigentes de la juventud
de la IV Internacional
Facsimil de las resoluciones de la Conferencia de fundación
de la IV Internacional
Trotsky en el soviet revolucionario de Petrogrado en 1919
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