ARGENTINA - 30 de junio de 2018
Nuevo proyecto de ley de los diputados del FIT:
“consulta popular vinculante” contra el pacto del gobierno de Macri con el FMI
El sueño de todo pequeño-burgués pacifista: “ampliar la democracia” con plebiscitos bonapartistas y consultas populares
El PTS: la “vía pacífica a la derrota del imperialismo” en los países semicoloniales
Un veneno stalinista con falsa cobertura trotskista
Seligra, Del Caño y Del Pla, dirigentes del FIT firmantes del proyecto de ley
Ante el acuerdo de Macri y el FMI, los diputados del PTS y el PO del FIT han presentado un proyecto de ley para someter el mismo a una “consulta popular vinculante” (es decir, un plebiscito o?”.
Planteando que se puede romper el pacto con el FMI –es decir, con EEUU- vía un plebiscito, los diputados del FIT le quieren hacer creer a los trabajadores que con el voto en las urnas se puede derrotar al imperialismo yanqui que oprime y saquea la nación. Es decir, afirman que es posible expulsar por la “vía pacífica” a los piratas de Wall Street.
EEUU organizó el golpe de Videla y demás dictaduras genocidas en el continente en los ’70. Hoy comanda la masacre de Al Assad y Putin contra las masas sirias. En América Latina tiene alistadas 9 bases militares en Colombia, junto a la base de la OTAN instalada en las Islas Malvinas para ahogar en un baño de sangre a las masas en defensa de sus intereses en Argentina y toda la región. Y ahora, mientras instalan una base militar para custodiar los negocios de sus petroleras en Vaca Muerta, preparan con Macri volver a sacar las FFAA a las calles en Argentina como se hizo en Río de Janeiro. ¡Y a esto los dirigentes del PTS le contraponen una papeleta electoral!
Contra la “vía pacífica a la ruptura con el imperialismo” que proclama el PTS, los revolucionarios reafirmamos que la independencia nacional es, junto a la cuestión agraria, una de las dos tareas democráticas estructurales de un país semicolonial como Argentina. Y tal como plantea el programa del trotskismo, esto no se puede conquistar sin el triunfo de la revolución socialista, como parte de un combate común con la clase obrera de toda América Latina y principalmente, con sus mejores aliados, los obreros norteamericanos.
Pero si decir que con un plebiscito es posible romper con el FMI es un veneno contra los trabajadores de Argentina, decir que en Venezuela esto se puede lograr con un “movimiento para exigir el no pago de la deuda externa”, es una falta de respeto contra los explotados. Allí el gobierno de Maduro mata al pueblo con hambre y balazos de las FFAA bolivarianas y los “colectivos chavistas” fascistas para pagar la deuda externa. Se nota que los dirigentes del PTS escriben muy lejos de las calles de la Venezuela saqueada.
El PTS hace rato que rompió con el trotskismo. Su estrategia en los países semicoloniales es que primero hay que expulsar al imperialismo ampliando la democracia burguesa, es decir, vía plebiscitos y elecciones, y luego, para las calendas griegas, llegará la hora de pelear por el socialismo. Una pseudo-teoría reaccionaria, continuadora de la socialdemocracia y el stalinismo.
Por ello esta política de plebiscitos y referéndums es habitual en boca de los diputados y dirigentes del PTS. Del Caño había planteado convocar a una “consulta popular” el pasado 18 de diciembre sobre la “reforma previsional” mientras fuera del recinto parlamentario ardía en llamas la Plaza Congreso con la clase obrera enfrentando el ataque a las jubilaciones. Incluso anteriormente habían llamado a realizar un plebiscito en torno al no pago de la deuda a los fondos buitre en 2016.
Entonces el PTS defendió esta política en un artículo en La Izquierda Diario el 10 de abril de 2016 titulado “Polémica en la izquierda: fondos buitre y consulta popular”. Allí, defendiéndose de críticas a su llamado a plebiscito, planteaban: “Los debates sobre la utilización de las demandas democráticas no son nuevas en el trotskismo y Trotsky batalló muchas veces contra esas posiciones sectarias y propagandistas. Una demostración de ello fue el debate que se dio alrededor de la llamada enmienda Ludlow en EEUU.”
El PTS ha formado sus cuadros haciendo una falsificación de esta posición de Trotsky sobre la enmienda Ludlow para profundizar su política de pelear por una democracia (burguesa) más generosa.
La enmienda Ludlow fue una moción presentada por el burgués Ludlow, diputado del Partido Demócrata, en 1938 para enmendar la constitución de EEUU y establecer que ese país no podría ir a la guerra sin que antes fuera aprobado en un plebiscito. La política de Trotsky fue aprovechar el llamamiento a ese plebiscito (tal como puede utilizarse un medio democrático burgués como por ejemplo las elecciones), para explicarle a las masas que la guerra no se paraba con un referéndum sino con la revolución proletaria. Trotsky jamás llamó a hacer un referéndum para impedir la guerra. Lo del PTS es una burda falsificación de la política revolucionaria de la IV Internacional en los ’30.
Trotsky no discutía con la dirección del SWP norteamericano que ellos debían llamar a un referéndum, sino qué hacer ante la enmienda propuesta por Ludlow en el Parlamento. Al respecto, Trotsky decía: “Naturalmente sería mejor si pudiéramos movilizar a los obreros y los campesinos pobres para derrocar a la democracia y reemplazarla por la dictadura del proletariado, única manera de impedir la guerra imperialista. Pero no podemos hacerlo. Las masas miran más hacia los medios democráticos contra la guerra. Esto tiene dos lados: uno totalmente progresivo, que es la voluntad de las masas de frenar la guerra de los imperialistas, la falta de confianza en sus propios representantes. Dicen sí, enviamos gente al parlamento, pero queremos controlarlos en esta cuestión importante que significa la vida y la muerte de millones y millones de americanos. Este es un paso profundamente progresivo. Pero con esto conectan ilusiones de que pueden alcanzar este objetivo solo con este medio [el referéndum propuesto por Ludlow, N. del R.]. Criticamos esta ilusión(…) Podemos disipar estas ilusiones no con decisiones a priori sino durante una acción común”. (Discusiones del programa de Transición “La lucha contra la guerra y la enmienda Ludlow”, 22 de marzo de 1938, negritas nuestras).
¿Qué tiene que ver esto con la política de la dirección del PTS, que llama a derrotar al imperialismo y frenar la guerra de los capitalistas contra los trabajadores vía elecciones y “consultas populares”?
Insistimos, jamás la posición de Trotsky fue llamar a un referéndum. Fue el diputado Ludlow quien lo llamaba, como hoy lo hace Del Caño.
El programa de la IV Internacional contra la guerra no era un plebiscito sino la dictadura del proletariado. En ese mismo escrito Trotsky plantea: “La declaración del CN [del SWP, N. del R.] afirma que la guerra no se puede detener mediante un referéndum. Eso es absolutamente exacto. Esta afirmación es parte de nuestra actitud general hacia la guerra, como desarrollo inevitable del capitalismo, y cuya naturaleza no podemos cambiar ni suprimir por medios democráticos” (ídem).
La discusión de Trotsky con la dirección del SWP de 1938 sobre la enmienda Ludlow, que el PTS falsifica, era cómo expresar ese programa bajo las condiciones de aquel momento en EEUU. En esa discusión, Trotsky continuaba planteando: “Creo que podemos decir a las masas, que debemos decirles abiertamente: queridos compañeros, nuestra opinión es que debemos establecer la dictadura del proletariado, pero todavía no sois de nuestra opinión. Vosotros creéis que podemos mantener a América fuera de la guerra mediante un referéndum. ¿Qué haréis? Decís que no tenéis suficiente confianza en el presidente ni en el congreso que habéis elegido y que queréis refrenarlos por medio de un referéndum. Bien, muy bien, estamos totalmente de acuerdo con vosotros en que debéis aprender a decidir por vosotros mismos. En este sentido, el referéndum es algo bueno y lo apoyaremos. Ludlow propuso esta enmienda, pero no luchará por ella. No pertenece a las sesenta familias, pero sí a las quinientas. Lleva adelante esta consigna parlamentaria, pero este combate es muy grave y solo puede ser dirigido por los obreros, los campesinos y las masas, y nosotros lucharemos con vosotros. La gente que propuso estos medios no desea luchar” (negritas nuestras).
Más adelante, Trotsky afirma que en cada ocasión propicia hay que plantear que el referéndum: “no es suficiente. Los magnates de la industria de guerra tienen sus contactos, etc.; debemos refrenarlos también; debemos establecer el control obrero de la industria de guerra.” (ídem) Y así desarrollar el programa para la revolución proletaria.
Si la “enmienda Ludlow – Del Caño” fuera aceptada por el Parlamento burgués, los trotskistas llamaríamos a utilizarla para denunciar ante los trabajadores que al imperialismo se lo derrota con la revolución y no con una papeleta electoral como quiere el PTS. Así ha terminado esta corriente gramsciana: un neo-stalinismo travestido de trotskista.
Federico Espinosa y Florencia Barcaz
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