En Idlib, el norte de Siria, el Coronavirus todavía no ha llegado. Sin embargo, las muertes se siguen multiplicando cada día, porque los explotados se enfrentan al “virus” más mortal que los azota desde hace 9 años, en un brutal genocidio con más de 600.000 masacrados y que devastó ciudades enteras: Bashar Al Assad, Vladimir Putin, Ali Khamenei, Hasan Nasrallah y todas sus fuerzas asesinas que hicieron el trabajo sucio a cuenta de todas las potencias imperialistas de masacrar la revolución siria.
Erdogan, que hace un mes atrás posaba de protector y salvador, una vez más se volvió a desenmascarar ante las masas de Idlib, al haber firmado un pacto con Putin por el cual se querían terminar de partir Siria sobre la base del aplastamiento en sangre de la revolución y repartirse así los negocios. Ese pacto hasta el momento no lo han podido implementar, ya que la carretera M4, el lugar por donde debía pasar el patrullaje común de Rusia y Turquía, está cortada por las masas en una acción que unificó a los trabajadores, campesinos pobres, refugiados, juventud milicianos impidiendo el patrullaje de los invasores, resistiendo a semejante plan contrarrevolucionario comandado desde la conferencia de Ginebra entre Turquía, Al Assad, Rusia y EEUU.
El pueblo explotado de Idlib sigue resistiendo hasta el último aliento, porque saben que la imposición del pacto de Erdogan, Putin y Trump significará que queden cercados, hacinados, bombardeados y sin poder recuperar sus hogares destruidos por la ofensiva terrorista fascista de Al Assad y Putin que se viene desarrollando con mayor intensidad los últimos meses.
¡Al Assad y Putin genocidas!
Mientras Turquía intenta disolver el corte de la ruta M4, los aviones rusos y de Al Assad no dejan de bombardear. Todos los días se cobran nuevas vidas de los explotados sirios, mientras siguen destruyendo sus casas, hospitales, centros de salud y toda la infraestructura. Su ataque fascista ya dejó a millones de personas viviendo en las fronteras en medio de la nada, hacinados en carpas o directamente a la intemperie, sin baños, ni agua ni ninguna condición de higiene básica y sin ninguna atención de salud.
Bajo esas condiciones, solo basta que ingrese allí un caso de Coronavirus para que se propague exponencialmente, causando quizás muertes masivas. Hasta el momento no se ha registrado ningún caso ni en las ciudades de Idlib ni en los campos de refugiados. Los únicos casos de Coronavirus se dieron en Damasco y en las zonas controladas por el régimen, puesto que fue traído por sus aliados de la guardia contrarrevolucionaria iraní. Pero no será de extrañar que los fascistas Al Assad y Putin utilicen estos casos para enviarlos como arma biológica a Idlib y los campos de refugiados. No les tembló el pulso para masacrar con armas químicas como el gas clorhídrico, gas sarín, fósforo blanco… y no les temblará el pulso para usar el coronavirus como arma de asesinato en masa.
El cinismo de la ONU
La ONU, luego de 9 años de encubrir el genocidio de Al Assad, ahora cínicamente exige “que deje de bombardear” cuando el misil más letal que azota Idlib es el hambre y las condiciones deplorables de vivienda e higiene que hacen que proliferen enfermedades no solo como el coronavirus, sino enorme cantidad de casos de malaria, cólera, hepatitis, entre otras. El cinismo de la ONU llega a hablar de llevar “ayuda humanitaria”, cuando no es capaz de garantizar ni agua ni atención de salud a ningún campo de refugiado, y sus funcionarios violan a las mujeres por una ración de comida.
¡Fuera los asesinos criminales Al Assad y Putin! ¡Abajo el pacto de partición de Turquía, Rusia y EEUU!
¡Abajo la conferencia de Ginebra! ¡Fuera todas las tropas invasoras!
¡Hay que reagrupar a la resistencia, con comités de trabajadores, campesinos pobres, milicianos, mujeres cuyos maridos e hijos son mártires, y que la revolución vuelva a manos del pueblo explotado!
¡Hay que expropiar a los hombres de negocios y generales millonarios para poner todas las riquezas a servicio del pueblo sirio, para que tengan vivienda y condiciones dignas de higiene! ¡Hay que avanzar en expropiar los bancos y pozos de petróleo y las fuentes de riqueza a medida que se derrote a Al Assad!