Argentina - 30 de septiembre de 2020
Con el pacto social del gobierno, la patronal y la burocracia sindical, impusieron despidos y flexibilización laboral y abandonaron a su suerte a millones de desocupados. Así buscan garantizar los negocios de los capitalistas y el pago de la deuda fraudulenta...
¡Abajo el pacto social de hambre
y represión de Fernández!
¡Que vuelva la Asamblea Nacional de Trabajadores
Ocupados y Desocupados!
¡FUERA LA BUROCRACIA SINDICAL!
Fernández vino a continuar las “tareas pendientes” de Macri. Si con el gobierno anterior los banqueros de Wall Street y los grandes grupos capitalistas de la Argentina se robaron entre US$ 150 / 200 mil millones, Fernández ahora garantiza que se paguen los créditos con que Macri financió el robo de las riquezas de la nación y por ello tiene el reconocimiento y el apoyo del FMI y la Casa Blanca.
Pero eso no es todo. Apoyados en un pacto social con la burocracia sindical, los Fernández usaron la pandemia para imponer la flexibilización laboral que tanto buscaron los de arriba con Macri.
Con pacto social, devaluaciones y represión, los Fernández le garantizaron a la gran patronal obreros baratos, flexibilizados, sin derechos ni conquistas. ¡Los carneros de la burocracia sindical entregaron el salario y los convenios y firmaron despidos y suspensiones! ¡Traidores!
Un salario de $30 mil que en octubre de 2019 era de US$ 470 hoy es de US$ 215, que el Estado le subsidia a la patronal pagando el 50% con la ATP.
En el pico de los contagios y las muertes por Covid en el movimiento obrero, las fábricas ya producen con menos operarios (por las suspensiones y los contagios), más baratos, en jornadas que superan las 12 y 14 horas (los Rocca pusieron colchones en Siderar al mejor estilo “cama caliente”, con la complicidad de Brunelli y Caló de la UOM), mientras la burocracia sindical y piquetera dejan a 4 millones de desocupados a merced de la limosna estatal. Miles de familias desalojadas por no poder pagar el alquiler ocupan un pedazo de tierra para construir una casilla donde vivir, como en Guernica.
De esto se trata la “pospandemia”: que los obreros produzcan flexibilizados, con salarios devaluados y ritmos de producción infernales como en las maquiladoras del norte de México, Vietnam o Bangladesh, en un mar de desocupados, para pagarle al FMI y Wall Street. ¡En esto todas las pandillas del capital están de acuerdo!
El gobierno y la “oposición gorila”: dos puntas de una misma soga en manos de los dueños del país, el “Grupo de los 6”, el FMI y Wall Street, para estrangular al movimiento obrero
Ahora que tienen a los trabajadores sometidos y enchalecados por la burocracia, los de arriba discuten cómo reconstituir sus negocios en una Argentina estrangulada por Wall Street y hundida por el crac mundial.
Esta discusión, cada vez más dura, ha abierto una crisis política en Argentina. La manta de los negocios ya no cubre a todas las pandillas capitalistas y la oligarquía y las cerealeras imperialistas de un lado, y las grandes transnacionales del Mercosur, automotrices, la gran siderurgia, los patrones de la industria nacional, etc. del otro, discuten por ver quién ganará y quién perderá en la “pospandemia”.
La oligarquía con la oposición patronal movilizan a un sector de las clases medias contra los trabajadores al grito de “basta de subsidios y planes sociales a los negros, basta de cuarentena”, mientras el gobierno garantiza el pacto social, a los tiros, con la policía asesina de Facundo Castro y las bandas semifascistas de la burocracia sindical pistolera, con cárcel y represión a los obreros, como Sebastián Romero o los portuarios.
Saben que poner a producir obreros en condiciones de maquila no es pacífico: de un lado, duras luchas de resistencia obrera como la huelga del puerto de Buenos Aires y la toma de tierras; del otro, la represión, el accionar de las bandas de la burocracia sindical, apertrechamiento de la policía para reprimir a los obreros en lucha, movilizaciones de las clases medias gorilas. La guerra de clases que ha comenzado se dirimirá en violentos choques en las calles.
Mientras más somete la burocracia sindical a la clase obrera al pacto social, más se fortalece el gobierno y más base social ganan la oposición y la oligarquía en las clases medias empobrecidas, a las que los trabajadores, por la traición de la burocracia, no pueden ofrecer ninguna salida contra el gobierno y el gran capital que las arruina, como sí lo hicieron, por ejemplo, en 2001 contra De la Rúa y los banqueros.
Mientras tanto, las distintas pandillas capitalistas se disputan sus negocios palmo a palmo, buscando ganar posiciones en el aparato judicial estatal, para legitimar sus robos y latrocinios contra los trabajadores y la nación. La lucha “por la corte” y “por los jueces” en el poder judicial que vimos estos días, no es más que el campo de batalla entre piratas capitalistas poniendo a sus hombres en una de las instituciones por excelencia de la dictadura del capital, cuyo objetivo es defender manu militari la propiedad de todos los capitalistas ante las masas. Pues bien, allí se definirá, en última instancia, qué fracción de la burguesía y el imperialismo, como jefe de todos, se quedará con la mayor parte de las riquezas nacionales producidas por la clase obrera.
Hoy se ponen y se sacan jueces como pares de zapato: son las pandillas burguesas peleando sus negocios. Pero a la hora de defender la propiedad de los capitalistas, de mandar a la policía a reprimir a palazos a los obreros en lucha, a procesar a miles de ellos, no hay ni un milímetro de grieta en esa casta, una de las más reaccionarias y contrarrevolucionarias de la feroz dictadura del capital.
El “Grupo de los 6”, con la lacra y los parásitos de la Sociedad Rural, de la UIA, de la patronal de la construcción, de la Bolsa, de la Cámara de Comercio y la Banca, con el FMI son los que ajustan la soga en el cuello de los trabajadores. Y mientras sus pandillas se disputan los negocios, discuten cómo mejor derrotar a la clase obrera. Cualquiera de las salidas que impongan los de arriba será sobre los huesos de los trabajadores. La clase obrera debe derrotar al pacto social y a la burocracia sindical para irrumpir de forma independiente contra el gobierno y el imperialismo y contra todas las instituciones de este podrido régimen de la archirreaccionaria y gorila Constitución de 1853-1994, que encubre la más feroz dictadura del capital contra las masas explotadas. Solo así podrá ganarse a las capas más arruinadas de las clases medias para soldar la alianza obrera y popular como en 2001 y propinarle duros golpes, en las calles, a las clases medias ricas y a la reacción oligárquica, que más temprano que tarde decantarán alas fascistas, como siempre lo hace también la burocracia sindical ante próximos saltos decisivos de la lucha de clases en Argentina.
Hay que unir las filas obreras, de ocupados y desocupados...
¡Fuera la burocracia sindical!
Hay que terminar con el desgarramiento de las filas obreras impuesto por la burocracia carnera que avaló los despidos y la burocracia piquetera que lleva a los desocupados a la mendicidad de los ministerios. No se recuperará el salario perdido; no se frenarán las suspensiones ni los despidos; no se conseguirá trabajo digno ni vivienda para todos; ni siquiera se podrá ya comer si la clase obrera no logra unificar sus filas, que fueron desgarradas por la traición de la burocracia sindical y todas las direcciones traidoras, que le permitieron a la burguesía tirarle su crisis a los trabajadores, e inclusive la pandemia y el COVID-19.
Un 75% de la clase obrera está en negro, despedida, suspendida o en una abierta desocupación. Esta ya llega al 23%, 2 puntos arriba de la existente bajo las condiciones de crac de 2001, 9 millones de trabajadores sin ingresos se anotaron en el IFE para recibir apenas unas monedas, de los cuales solo las recibieron una parte de ellos, cada dos meses. Ante la pandemia del COVID-19, los trabajadores se contagian y mueren como animales en las fábricas cárceles, donde los que quedan trabajando deben hacer el trabajo de los enfermos. ¡Patrones esclavistas y asesinos!
Los capitalistas y el imperialismo les tiraron un nuevo 2001 encima a los trabajadores. De eso se trata el pacto social, de entregarle a los capitalistas y al imperialismo una Argentina maquiladora, con obreros inclusive de “cama caliente”, donde se puede suspender o despedir según lo necesite la producción de los capitalistas. ¿Qué son sino las suspensiones con reducción salarial, que imponen los traidores y carneros de la burocracia sindical de la CGT y la CTA? ¿Qué son sino los obreros que reemplazan a los suspendidos haciendo 3 veces el trabajo de estos, si no es una abierta flexibilización laboral? Asimismo, la desocupación crónica y estructural ha llegado para quedarse.
Todos aquellos que, como la burocracia sindical o la izquierda reformista, vienen pregonando que en este sistema capitalista podrido y en descomposición la clase obrera puede elevar su nivel de vida y mejorar su situación actual, han quedado al desnudo como viles mentirosos, encubridores de la “bondad” de un capital que ya ni siquiera le puede dar de comer a millones de sus esclavos y que merece morir.
Las direcciones le prepararon a la clase obrera las peores condiciones para detener semejante ataque. Reabrir el camino a la unidad de las filas obreras solo se puede realizar uniendo la lucha de los desocupados, los obreros en negro y los sindicalizados. No hay otro camino. Así respondió la clase obrera en el 2001, con el método del paro, el piquete y la huelga general, que definió la unidad de los de abajo y sacudió e hizo temblar al gobierno y al régimen de los de arriba.
Hay que preparar una gran lucha comenzando por unir a los
que ya están combatiendo
Hay que conquistar un programa revolucionario para reunificar
las filas obreras
La pelea de los trabajadores ocupados contra las suspensiones y los despidos y la lucha de los desocupados por trabajo digno debe ser la misma demanda para todos y una única lucha. El obrero desocupado verá cada vez más lejos conseguir un trabajo si sigue la chorrera de despidos y suspensiones en todas las fábricas y establecimientos del país. La lucha contra la desocupación, entonces, es un combate de toda la clase obrera.
Este lucha va a fructificar y tomará una enorme fortaleza si el movimiento de desocupados rompe el dique de contención que le imponen las burocracias “piqueteras”, que solo llevan su lucha y su energía a presionar, como ya dijimos, por bolsones de comida. La iglesia, las corrientes neostalinistas y algunos de los que se dicen socialistas, solo ponen a los trabajadores desocupados a presionar por un kilo de arroz y una miserable ración en los comedores. ¡Los desocupados son la clase obrera!
Los trabajadores sindicalizados y en blanco, en esta Argentina maquila que se está imponiendo, ya no podrán sobrevivir como tales sin perder sus convenios, aumentar los ritmos de producción y con miles en la desocupación. La lucha contra la flexibilización y la precarización laboral, contra las suspensiones y los despidos, tiene un gran aliado en el movimiento piquetero para derrotar el pacto social y derrumbar la loza de la burocracia sindical, verdadera policía interna al interior del movimiento obrero.
Se trata de poner nuevamente de pie al movimiento piquetero, a marchar por trabajo digno, tomando en sus manos, para unirse con los trabajadores ocupados, las demandas de “¡Nacionalización sin pago y bajo control de los trabajadores de toda empresa que cierre, suspenda o despida!”, “¡No más suspensiones ni despidos!”, “¡Reducción de la jornada laboral; un turno más en todas las fábricas y empresas, para que todas las manos disponibles se pongan a producir!”
Contra la carestía de la vida, el hambre y la miseria, la demanda de la clase obrera no puede ser otra que salario de $75 mil de básico como Aceiteros, indexado según la inflación, para todos, trabajadores ocupados y desocupados. ¡Que la paguen los capitalistas! ¡Esta crisis es de ellos! ¡Ellos la provocaron!
Plata sobra. Argentina tenía tan solo US$ 7 mil millones de deuda externa en 1975 y ya ha pagado una deuda contraída por los capitalistas y la oligarquía durante la dictadura y bajo este régimen infame de democracia para ricos, la friolera de US$ 600 mil millones. Esto es lo que se llevaron los parásitos usureros de Wall Street y el FMI.
El país ha quedado endeudado en US$ 300 mil millones más. Pero esto no es nada. US$ 400 mil millones se los fugaron los capitalistas y las clases medias ricas de la Argentina, de todas las pandillas de uno y otro lado de la “grieta”.
¡Basta ya ! ¡Basta de mantener parásitos ! ¡Hay que romper con el imperialismo y el FMI y responderle a los explotadores, retomando el camino del Cordobazo, del 2001, preparando todos los días, desde la resistencia, el Argentinazo triunfante, combatiendo por comer, por la vida y por un pedazo de tierra para tener un techo. Hay que preparar una lucha decisiva.
Desde los obreros desocupados que luchan por vivienda en Guernica y en todo el país, desde los piqueteros del Norte de Salta que pelean por trabajo y atención médica para no morir, hay que llamar a poner en pie nuevamente la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, junto a los trabajadores de la salud, los docentes y estatales de Chubut, y todos los sectores en lucha, bajo el programa de los 21 puntos de los Piqueteros del Norte de Salta del 2001, por trabajo digno y todas nuestras demandas, contra la burocracia sindical y piquetera que nos divide
¡Por comités de autodefensa unitarios para enfrentar el desalojo de las “tomas” y la represión!
¡Abajo el pacto social!
Lamentablemente, la política parlamentarista del FIT-U es lo opuesto a esto. Las conquistas de haber recuperado el SUTNA, la UF Haedo, los SUTEBA opositores, de manos de la burocracia, los movimientos piqueteros combativos, etc., podrían ser palancas al servicio de unificar las filas obreras para romper el pacto social y expulsar a la burocracia con los métodos de lucha de la clase obrera.
Pero no levantan un programa para unir ni siquiera a las franjas de la clase obrera ocupada y desocupada que ellos mismos organizan. En el 2003, los obreros del Subterráneo conquistaron las 6 horas de trabajo tirándose a las vías y con el movimiento de desocupados cortando las boleterías. Así se recuperó Zanon, con los trabajadores tomando la fábrica y los desocupados entrando a trabajar allí, con un turno más.
En el 2001 se conquistó un jalón de programa revolucionario para unir las filas obreras. Hay que partir de allí. Hay que retomar ese rumbo. Lamentablemente, la izquierda parlamentaria lo obstaculiza a nivel nacional poniendo a las agrupaciones sindicales que controla y a las seccionales de los sindicatos que dirige como apéndices y colaterales de sus aparatos, para fortalecer a estos últimos y transformar los combates de la vanguardia obrera en luchas de presión, para conseguir votos y bancas en las elecciones. Ese no puede ser el camino.
En la crisis actual, donde todo margen de conciliación de clases se ha agotado, lo hará también el reformismo, que a cada paso se serrucha la rama donde está asentado.
El FIT-U acaba de realizar una “Conferencia Latinoamericana y de Estados Unidos”, que resultó no ser más que una reunión de las distintas corrientes oportunistas y centristas que lo componen. De allí no salió ninguna lucha unificada ni concreta de la clase obrera del continente, que combate a diario en las barricadas de Chile, en las calles de Colombia, y en el corazón de la bestia imperialista de Estados Unidos.
Terminó esa videoconferencia, se cerraron las carpetas y cada uno se fue a buscar a su aliado en la llamada “Nueva Izquierda”, para someter al ala izquierda de la clase obrera mundial a las variantes de izquierda burguesa de la “nueva internacional progresista”. Terminaron todos colgados a los Sanders, a los Corbyn y abrazándose en La Habana, en un pacto de reconciliación con el stalinismo, como sucedió en mayo de 2019.
La clase obrera argentina y latinoamericana busca salir de la fase defensiva a la que fue llevada por la traición de las direcciones, con la burguesía tirándole toda su crisis. En las condiciones actuales se cocina a fuego lento una nueva ofensiva de las masas latinoamericanas que, como en 2019, puso a la clase obrera del subcontinente a la vanguardia de la lucha de la clase obrera mundial. Ese es el camino que hay que recuperar. Hacia allí apuntan los combates actuales de la resistencia de la clase obrera argentina.
La clase obrera de Estados Unidos está muy lejos de abandonar las calles. Las comisarías aún están ardiendo. Día a día los choques con las bandas fascistas de los supremacistas blancos en las calles se agudizan. Toda la así llamada Nueva Izquierda de stalinistas y renegados del trotskismo había salido presurosa a abrazar a Sanders y ponerse bajo su regazo. Todos se fueron a apoyar a Biden. Nada tuvieron que ver con el despertar y la lucha revolucionaria de las masas y el pueblo negro de Estados Unidos. Las condiciones objetivas ya no son aptas para el reformismo. La paz social está destrozada. La rompe la burguesía a cada paso, tirándole la crisis a las masas, o estas avanzando a ofensivas revolucionarias.
Está por demás claro que la crisis decisiva de las masas es la de la dirección. A la hora de semejante catástrofe capitalista, todas las instituciones de lucha que éstas pusieron en pie se desploman sobre sus hombros o les resultan inútiles para combatir. Un nuevo reagrupamiento revolucionario de las filas obreras es la tarea del momento. Desde Democracia Obrera, adherente a la FLTI, pondremos todo nuestro empeño en conquistarlo.
El combate inmediato no es otro que expropiar sin pago a los expropiadores, a los banqueros, a los capitalistas y las transnacionales. Hay que combatir todos los días por la revolución socialista y con sus métodos. Solo así lograremos parar el ataque actual y conseguir inclusive conquistas parciales, que solo será posible mantener si la clase obrera toma el poder.
ARGENTINA SERÁ SOCIALISTA O
COLONIA DE WALL STREET
LOI-CI / Democracia Obrera
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Paro de los trabajadores de la salud
Ataque de las bandas de la burocracia sindical
a los portuarios en lucha
Marcha de los trabajadores de Guernica
Toma de tierras de Guernica
Fernández con el grupo de los 6
y la burocracia sindical
Huelga en el puerto de Buenos Aires
Piquetes en el norte de Salta
Motín policial a comienzos de septiembre
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