20 de septiembre de 2020
Luego de una dura pelea, los estibadores y todos los trabajadores del puerto de Buenos Aires consiguieron un triunfo. El grito de “si ganan los estibadores, ganamos todos los trabajadores portuarios” se hizo realidad
Los trabajadores nucleados en el SUPA
demostraron cómo se lucha
¡La única manera de conquistar la más mínima de nuestras demandas es peleando por todo!
Aunque se ganó, no hay que bajar los brazos para que no quede ningún trabajador con causas penales
Los estibadores del puerto de Buenos Aires se rebelaron contra la paritaria miserable que negoció la FEMPINRA (Federación Marítima Portuaria y de La Industria Naval de La República Argentina) dirigida por Schmid, aliado del gobierno que en la paritaria 2020-2021 solo había conseguido un 10% de aumento, que se pasen al básico los $ 4 mil que otorgaba el gobierno y un 10% de cláusula de revisión 2019-2020. Los estibadores, que habían quedado por fuera, iniciaron la huelga por salarios, el pase a planta permanente y el bono por covid.
Los trabajadores nucleados en el SUPA (Sindicato Unidos Portuarios Argentinos), como el resto de los portuarios, sabían que a pesar de la crisis económica las operadoras obtienen superganancias: el puerto se sigue moviendo, las empresas facturan en dólares y pagan salarios en pesos, sumado a que el gobierno les bajó un 30% el canon de las concesiones.
Y en medio de semejante enriquecimiento de las empresas, los portuarios padecen el trabajo en medio de la pandemia, que ya dejó varios trabajadores muertos, tanto en el puerto como en Exolgan (terminal portuaria de Dock Sud), en un contagio masivo ocultado por las empresas y los sindicatos.
Estas son las condiciones en que los estibadores salieron a la huelga, sin el apoyo de la Federación alineada con el gobierno, exigiendo aumento de salarios, el pase a planta permanente de los tercerizados y un bono por trabajar en pandemia exponiendo sus vidas.
Con la trampa de la conciliación obligatoria la patronal ataca
El 1 de septiembre el gobierno dictó la conciliación obligatoria y se convocó a una reunión entre las cámaras, el gobierno y la directiva del SUPA, donde no se llegó a ningún acuerdo. Pero mientras sacaban a los trabajadores de la lucha con la conciliación, las empresas y el gobierno se preparaban para atacar a los estibadores y derrotarlos. Así, la patronal de T.R.P. (Terminales Río de la Plata), en complicidad con los dirigentes del sindicato de Guincheros, organizaron que una empresa tercerizada haga el trabajo de los estibadores y, con el puerto militarizado por la prefectura, el 5 de septiembre les impidieron la entrada.
Viendo que la patronal había roto la conciliación obligatoria y peligraban los puestos de trabajo, los estibadores respondieron con bloqueos y retomando el paro. La empresa respondió con la Prefectura encarcelando a varios trabajadores y directivos del sindicato que exigían que se los deje entrar a trabajar, y que varias horas después fueron liberados debido a la profundización de la medida de fuerza.
El paro se hacía sentir. Los buques estaban parados y se cerraba una gran parte del comercio exterior. La medida tendía a extenderse al puerto de Dock Sud. Las empresas, con la burocracia del sindicato de guincheros resolvieron ingresar en lanchas a dirigentes del sindicato y carneros de una empresa tercerizada para quebrar el paro. Pero a pesar de esto los trabajadores del SUPA se ganaban el apoyo y la solidaridad de todos los trabajadores portuarios, que no podían parar porque la burocracia de guincheros carnereaba la lucha. Las empresas fueron por más y trajeron carneros para hacer el trabajo de los apuntadores, lo que provocó que éstos salieran a la lucha y pararan el muelle. Así se unía la lucha del puerto, con piquetes para enfrentar a los carneros y la patronal, mientras el resto de los trabajadores de otros gremios no trabajaban en solidaridad. El paro se hizo fuerte y se lograba la unidad por encima de la división que querían imponer los sindicatos.
Se lograba la unidad en la lucha y aparecen las bandas de matones para aplastar a los trabajadores
Ya se escuchaba en todos lados: “si ganan los estibadores, ganamos todos los trabajadores portuarios”. El paro se garantizaba con piquetes comunes sin distinción de gremio. El sábado 6 a la madrugada, en complicidad con el gobierno y Prefectura que les liberó la zona, la burocracia de guincheros y las empresas enviaron 15 autos con matones armados con uno de los gerentes de TRP a la cabeza, para aplastar los bloqueos de los trabajadores hiriendo a varios de ellos con disparos y cuchillazos. Los matones rompehuelgas no pudieron con la resistencia de los obreros, que los enfrentaron y los hicieron retroceder, defendiendo el pan de sus familias.
Luego de esto, los trabajadores se dirigieron al muelle para garantizar que los carneros del sindicato de guincheros no hagan funcionar las grúas y allí la Prefectura detuvo a 37 obreros, lo que demuestra la complicidad entre el gobierno y las empresas. El pacto social del gobierno de Alberto actuaba con bandas paramilitares armadas, la prefectura y los carneros.
Pese a esto, los trabajadores garantizaron el paro, los carneros huían como ratas y continuaba la lucha. Todo el puerto apoyaba la lucha de los trabajadores del SUPA, pero no podían hacer asambleas comunes porque los gremios lo impedían. Pero ya en ese momento la dirigencia de los guincheros era odiada por la base obrera. En los hechos, Gremios de la Federación como Marina Mercante se declaraban neutrales diciendo a sus afiliados que si veían peligro físico no entren a trabajar. Quedaban la banda de carneros de los guincheros de un lado y los piquetes de los trabajadores apoyados por todos los obreros portuarios del otro.
¿Porque no cayó la burocracia sindical?
¿Qué impidió que la banda de carneros del sindicato de guincheros (sindicato con dirigentes empresarios) fueran corridos a patadas del puerto? Moyano, que aparece cuando el paro del puerto y el ataque a tiros contra los trabajadores ya estaban en la televisión y las portadas de los diarios, con el miedo de que la lucha subiera un escalón derrotando a los matones de la burocracia y uniera a los trabajadores pasando por encima de las barreras impuestas por los sindicatos.
Moyano aparece a dar su apoyo para evitar el “desborde” e impedir que la lucha contra el pacto social se generalice a todos lados, puesto que toda la clase obrera odia a la burocracia sindical y podía ver en esta lucha un ejemplo a seguir. Sin embargo, el apoyo de Moyano también motivó a los trabajadores, que vieron que ya no estaban solos. El paro continuó, pero sin derrotar a la burocracia sindical de guincheros… los carneros seguían en el puerto.
El lunes 7 el Ministerio de Trabajo llamaba al diálogo. Los trabajadores eran liberados por la fuerza de la lucha, que cada vez le imponía más a la directiva del SUPA el llamado al paro nacional. Así comienzan las negociaciones entre las cámaras, el gobierno y todos los gremios. Con las empresas perdiendo millones de dólares por el paro, con la burocracia de guincheros a punto de caer y el miedo a que se imponga el paro nacional, las empresas empezaron a discutir con el gobierno quién ponía la plata.
Los estibadores demostraron que para conseguir algo hay que luchar por todo
En la medianoche, las empresas y el gobierno cedieron ante la lucha de los estibadores del SUPA. Era un enorme triunfo. Y ante el odio generalizado de la base portuaria, la Federación tuvo que pedir la reapertura de paritarias, el bono por pandemia y una plata extra que se sume al bono de fin de año que todavía no se negoció. Así se demostraba que “si ganan los trabajadores del SUPA ganamos todos los portuarios” era verdad. La Federación tuvo que salir a pedir más plata por la presión de los obreros portuarios, el terror a caer y que empiece la lucha contra el pacto social. De esta manera se conquistó que la paritaria del 10% que había firmado la Federación subiera a 30% en cuotas y se les dé un bono por Covid de $ 20 mil a los trabajadores nucleados en la Federación, más la promesa de una mesa para discutir el pase a planta permanente de manera gradual de los tercerizados y un bono de fin de año. La lucha de los estibadores, apoyada por todos los trabajadores del puerto, triunfó y ganaron todos.
El SUPA no conquistó todo lo que se pedía, como el pase a planta de los tercerizados y jornaleros, pero sí se conquistó un aumento del 30% de salarios en cuotas, un mes de retroactivo más que el viejo acuerdo de la Federación (del 10% y cláusula de revisión ), el bono de $ 20 mil por trabajar en pandemia, el mismo acuerdo que luego arreglara la federación con cláusula de revisión en octubre y $ 15 mil encima del bono de fin de año (que aún no se negoció). Se demostró que en este pacto social de hambre la única manera de conseguir que las empresas les den algo a los trabajadores es luchando por todo.
Pese a este enorme triunfo, no debemos olvidar que la amenaza de procesar a los trabajadores que lucharon sigue vigente. ¡La pelea no terminó! ¡Ninguna causa contra los trabajadores! Ahora más que nunca hay que conquistar la unidad y no dividirse; si esta lucha hubiera empezado con la unidad de todos los sindicatos, las conquistas hubieran sido superiores.
Conclusión: ¡para que los trabajadores ganemos, el pacto social debe caer!,la lucha no termino, para que no haya ningún procesado ¡hay que unir a la clase obrera y pelear como el puerto en todo el país!
Esta lucha también deja una gran enseñanza a todos los trabajadores de la Argentina que enfrentan los despidos, las paritarias truchas, la represión en las tomas de tierras. Si los estibadores pudieron ganar solos, apoyados por todos los trabajadores portuarios, enfrentando al Estado, a la Prefectura, a las empresas y a los matones armados, a los carneros, ¿qué no podríamos hacer todos los trabajadores que resistimos este ataque del gobierno y las empresas si peleamos juntos? Con la unidad de los trabajadores podríamos arrancar de una vez por todas a los dirigentes empresarios de los sindicatos y defendernos de las bandas de matones y la represión estatal y empezar a ganar. ¡Para que los trabajadores ganemos el pacto social debe caer!
El terror de que se generalice la lucha y derrote al pacto social obligó a Moyano a apoyar e intentar que el triunfo de los portuarios quede separado del resto de la clase obrera que sufre las mismas penurias, y convertir el triunfo de los estibadores en una derrota en la lucha por la unidad de la clase obrera argentina.
Juan Ocampo
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