En medio de la crisis y el ataque de los Fernández a la clase obrera
El FIT-U, a la caza desesperada de bancas parlamentarias, de espaldas a las necesidades de los trabajadores
El FIT-U se prepara para las elecciones discutiendo si cierra o no un acuerdo con el NMAS y la Tendencia de Altamira-Ramal para hacer una lista común.
El PJ y Cambiemos -bajo el monitoreo del FMI y Wall Street- ya acordaron usar la trampa electoral para fortalecer el régimen del pacto social, en medio de una crisis social comparable al 2001. Necesitan reforzar el sometimiento y la explotación de la clase obrera, para arrancarle una mayor tasa de plusvalía y garantizar el pago de la deuda externa y el saqueo de la nación.
Los Fernández, apoyados en un pacto social con la burocracia sindical y piquetera, terminaron el trabajo que empezó Macri, convertir Argentina en una gran maquiladora: obreros baratos, flexibilizados, en medio de un mar de desocupados y hambrientos.
Hablar de una burguesía “progresista” y una “derecha macrista reaccionaria” es una estafa. Ambas pandillas salieron de la misma cloaca del sistema capitalista decadente. El PJ, ese partido gorila, antiobrero, asesino y sirviente del imperialismo, volvió a demostrar ser un agente confiable de las transnacionales y Wall Street.
La burocracia sindical y piquetera desgarraron las filas obreras entre ocupados y desocupados. Pero nuestra clase no está derrotada. La lucha por el pan, contra la carestía de la vida y la precarización laboral la empujan a chocar con el gobierno y combatir abiertamente contra la burocracia sindical y el pacto social.
Hoy mastica odio contra la burocracia y, mientras la mayoría soporta a Fernández como un mal menor, un sector que se ha probado en duras luchas ha comenzado a romper con el peronismo.
Los políticos patronales saben que hay pasto seco y se cocinan las condiciones para un estallido de masas como el de Colombia, Perú, Chile o Ecuador, como el de 2001 y el “que se vayan todos”. Con el circo de las elecciones, buscarán tirar agua y asentar el pacto social.
Frente a esto, el FIT plantea la tarea del momento es poner en pie una “tercera fuerza” parlamentaria. ¿Eso es lo que necesita la clase obrera?
El FIT-U plantea llevar a la vanguardia obrera que rompe con el gobierno a la vía muerta del parlamento burgués
Está claro que la ruptura de franjas de obreros con el PJ abre las condiciones para derrotar a la burocracia sindical y piquetera y el pacto social, sin lo cual no habrá posibilidad de derrotar al gobierno y frenar el ataque de los capitalistas.
¿Por qué Del Caño, Bregman y Solano no usan la campaña electoral como tribuna para plantear esto? ¿Por qué no llaman a organizar una nueva Asamblea Nacional Piquetera de Trabajadores Ocupados y Desocupados como las de 2001, que unifique las filas obreras y prepare la guerra contra la burocracia y el gobierno?
¿Por qué el FIT-U no pone la legalidad a disposición de esa asamblea obrera para que se decida allí, a mano alzada, quién debe encabezar sus listas, si Del Caño o, por ejemplo, Sebastián Romero u otro compañero? Eso sería verdaderamente un paso adelante en la lucha contra los capitalistas.
Pero el FIT-U ha decidido priorizar su carrera por las bancas. Su política no es derrotar a Fernández y al FMI en las calles, sino marchar a las elecciones para capitalizar el descontento con el gobierno en las urnas. Esa política, lejos de acelerar el proceso de ruptura de la clase obrera con el PJ, somete a los obreros a la trampa electoral del régimen y debilita enormemente sus luchas. Es decir, debilita las fuerzas que inclusive podrían llevar al FIT a convertirse en la “tercera fuerza” del régimen que plantean.
El FIT-U, con su cretinismo parlamentarista, se serrucha la rama sobre la que se apoya. Es la paradoja de levantar una política de “paz” en tiempos de guerra de clases.
¿Unir a ocupados y desocupados como en 2001 o cubrirle el flanco izquierdo a la burocracia sindical y piquetera?
La lucha contra los carneros de la burocracia sindical y piquetera, que desgarraron las filas obreras entre ocupados y desocupados para que pase el ataque patronal, no existe en la campaña del FIT-U, el NMAS ni la Tendencia. Y esta es la tarea clave de la clase obrera, puesto que no habrá posibilidad de unir a ocupados y desocupados sin derrotar a esa burocracia vendida.
Sobran condiciones para hacerlo. Los obreros odian a Daer, Caló, Baradel, etc., por traidores. No hubo combate en el último año que no haya empezado como una rebelión contra la burocracia sindical, como los portuarios, el frigorífico ArreBeef, los autoconvocados de la salud de Neuquén, Siderar Canning, etc.
¿Por qué el FIT-U no pone en el centro de su agitación el llamado a tirar a la burocracia sindical, a derrotarla en las calles, como empezamos a hacer el 7 de marzo de 2017, cuando echamos a la burocracia de la CGT de su propio acto?
¿Por qué desde el Polo Obrero (PO) y el Teresa Vive (MST), desde el SUTNA, la UF-Haedo, los SUTEBA combativos, etc., no se convoca a una gran marcha de miles de obreros ocupados y desocupados contra los traidores de la CGT y la CTA, llamando a la base de la UOM, de los puertos, la alimentación, a miles de desocupados, a desacatar a la burocracia. Una acción así sería un enorme paso adelanteen la lucha contra la burocracia, para volver a unir las filas obreras en una sola lucha por trabajo y salario dignos para todos como en 2001.
Pero la política del FIT-U no es derrocar a la burocracia sindical odiada, sino llamarla al “frente único” (ver artículo). No es retomar la lucha del movimiento piquetero del 2001, sino llevar a los desocupados a los pies del Ministerio de Desarrollo Social a pedir planes y bolsones. (1)
Ya sea negándose a luchar por tirar a los Daer y los Caló, o en un pacto con el stalinismo y la burocracia del hambre de Grabois y la Iglesia, el FIT-U ha devenido en un sostén fundamental de la burocracia sindical y piquetera y el pacto social.
¿”Independencia de clase”? A propósito del FIT-U, la izquierda parlamentaria y su apoyo a la burguesía “democrática” en el continente
La “independencia de clase” que pregona el FIT-U es una impostura. Así como en Argentina presentan a Fernández como “progresista” contra la derecha macrista, en toda América Latina se ubica en el campo de las burguesías “progresistas” contra “la derecha reaccionaria”, sosteniendo las trampas “democráticas” y desvíos electorales que salvaron a los regímenes y gobiernos proimperialistas en crisis frente a los embates revolucionarios de masas.
En Chile, participaron del engaño de la Constituyente amañada y tramposa del régimen pinochetista que salvó a Piñera. En Perú saludan el triunfo de Pedro Castillo, un hombre totalmente disciplinado al FMI que vino a salvar a la burguesía y al maltrecho régimen fujimorista del odio de las masas. En Bolivia, mientras llaman a pelear contra el “avance de la ultraderecha”, le exigen al gobierno del MAS de Morales que en el Congreso vote leyes “progresistas” para las masas.
En Estados Unidos, vistieron de “socialista” al multimillonario Bernie Sanders y la izquierda del Partido Demócrata imperialista.
En nada se diferencian de esto el NMAS y la Tendencia de Altamira-Ramal. Estamos ante una política internacional de abierta colaboración de clases, un “frente por la democracia y la paz social” de stalinistas y ex-trotskistas dirigido desde La Habana, que sostiene por izquierda los regímenes proimperialistas en crisis desde Alaska a Tierra del Fuego.
Si el FIT-U dice luchar por la independencia de clase, debe demostrarlo y romper todo apoyo a las trampas de los farsantes de la burguesía “democrática” en América.
Hay que retomar el camino del Argentinazo de 2001… ¡Por una dirección revolucionaria e internacionalista de la clase obrera!
La lucha por el pan, el salario, contra la precarización laboral, pone a la orden del día que la clase obrera argentina retome el camino del Argentinazo, el Cordobazo y las Coordinadoras del ‘75 que enfrentaron al gobierno peronista. El movimiento de desocupados necesita volver tras los pasos de los piqueteros de 2001 que luchaban por trabajo digno junto a los obreros ocupados. Sobran condiciones para hacerlo.
Hay que volver a poner en pie la Asamblea Nacional Piquetera de trabajadores ocupados y desocupados, donde no haya lugar para la burocracia traidora.
Para que haya trabajo para todos y salario digno, hay que imponer un turno más en todas las fábricas, con salarios al nivel de la canasta familiar, indexado según inflación. Para echar al FMI y al imperialismo hay que preparar un combate como el de Colombia y el 2001 en Argentina. Para terminar con el hambre hay que expropiar a las cerealeras y la oligarquía.
El intento del FIT-U de poner en pie una gran izquierda parlamentaria del régimen llevó a una inmensa frustración a miles de obreros que rompieron con los partidos patronales al calor de la revolución de 2001. Hoy el FIT-U busca hacer lo mismo con los obreros que rompen con el PJ. Los centenares de obreros y jóvenes que están en el FIT y se reivindican “socialistas” no pueden permitirlo.
La clase obrera necesita una estrategia verdaderamente independiente, una dirección revolucionaria e internacionalista, implacable con los capitalistas y los traidores, que luche por retomar el camino del Argentinazo de 2001, junto a nuestros hermanos de Colombia, Perú y Chile.
Se ha puesto en el orden del día la lucha por un nuevo reagrupamiento revolucionario para refundar al trotskismo internacionalista en Argentina bajo el programa de la IV Internacional de 1938. La vanguardia obrera necesita el partido de León Trotsky y Mateo Fossa. ¡Paso al Argentinazo! ¡Paso a la revolución socialista!
1 - El 3 de mayo, La Nación publicaba: “‘Quilombos entre nosotros hubo siempre. El tema es que ahora no hay plata’. La reflexión surgió en las últimas horas de un afligido referente social y funcionario, y explica en buena medida las crecientes tensiones internas en el seno del gobierno de Alberto Fernández, centrados en la puja por mayores fondos para la contención social que reclaman, en la calle y casi a diario, los movimientos sociales alejados de la Casa Rosada.
‘No nos importa quien dice qué, acá el problema es que la gente come o no come. Los planes sociales deben universalizarse y el Gobierno no tenía ningún plan previsto para la segunda ola. Lo que nos dicen es que quieren cerrar más la canilla del gasto’, afirmó a LA NACIÓN el legislador porteño del Partido Obrero, Gabriel Solano”.
Y el 18 de junio, escribían: “Mónica Sulle, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores-Teresa Vive (MST-Teresa Vive), una de las ramas piqueteras del Frente de Izquierda Unidad (FIT-U), dijo a LA NACIÓN: ‘La última vez que nos reunimos fue en mayo, y habíamos pedido una cita para junio porque no cumplieron con los principales compromisos: aumentar las vacantes del Potenciar Trabajo, poner al día la provisión de alimentos a comedores y vacunar a los compañeros que trabajan en asistencia alimentaria’”.
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