Argentina - 12 de octubre de 2022
Los grandes capitalistas y el gobierno fondomonetarista fueron por todo…
Los obreros del neumático presentaron batalla y derrotaron la brutal ofensiva que amenazaba con liquidar sus conquistas y a su sindicato arrebatado por las bases a la burocracia sindical
Primeras conclusiones de cinco meses de una durísima lucha testigo de los obreros del neumático
El 30 de septiembre, con miles de trabajadores del neumático y de organizaciones combativas solidarias con su lucha, rodeando el Ministerio de Trabajo, recibían la noticia de que había terminado la mesa de negociación con las empresas y se había firmado un acta acuerdo que satisfacía las expectativas de los trabajadores.
Terminaban cinco meses de lo que se constituyó como una de las luchas testigo más importantes que protagonizó la clase obrera argentina de los últimos años.
Ya, en diciembre del 2021, culminaba otra enorme lucha testigo para toda la clase obrera como fue el levantamiento que llegó hasta hacer arder todas las instituciones de gobierno como la Casa de Gobierno, los tribunales, la legislatura en Chubut. El combate de los trabajadores estatales y los fileteros del pescado en Puerto Madryn y Rawson, obligaron al gobierno por primera vez en años a pagar todos los salarios adeudados a los trabajadores y resolvieron con Chubut en llamas impedir el ingreso de las transnacionales y la megaminería que desde hace años amenaza el medioambiente en toda la provincia.
El Chubutazo demuestra que, inclusive, para conseguir lo más mínimo, como es cobrar los salarios atrasados en una provincia arrasada por las transnacionales y un plan fondomonetariasta, los trabajadores tenían que atacar y destruir la ciudadela del poder.
Este fue un enorme combate testigo y estallido que le recordó a la clase obrera argentina cómo se pelea contra el saqueo imperialista y sus verdugos. Rápidamente, hoy, como ayer, los políticos patronales y la izquierda reformista, como la burocracia sindical, quieren que esto quede tapado en la historia como un hecho que nunca sucedió.
Esta lucha del Chubutazo anticipó que, los márgenes de conciliación de clases entre los trabajadores y los capitalistas se habían agotado totalmente y que ya no se podía arrancar ni la más mínima conquista a los explotadores, a su gobierno y a su Estado, sin durísimos combates de clases en un país totalmente quebrado y saqueado por el imperialismo y los grandes capitalistas.
Esto es así porque el régimen infame del Pacto Social, de estatización de los sindicatos, con la policía interna como es la burocracia sindical controlando ferozmente al movimiento obrero y entregando todas sus conquistas, en un país con una desocupación crónica de millones de explotados y una inflación que le vuelve insoportable la vida a los de abajo, ya no es posible, ni siquiera, no sólo ir por nuevas conquistas, sino mantener las anteriores si no se le pone el pie en el pecho a los capitalistas y se los amenaza con sacarle todo como la única posibilidad de que den algo. Ya hace rato que el momento del reformismo se ha agotado, es el momento en que este ya no puede hacer pasar ni siquiera limosnas por reformas.
Los obreros del neumático ingresan a la paritaria con una política ofensiva, para recuperar lo perdido por la inflación y conquistar el 200% de aumento en las horas de trabajo de los sábados y domingos…
Como no podía ser de otra manera, en la Argentina maquila, de millones de obreros en negro, precarizados y desocupados, los obreros del neumático se encontraron con una rotunda negativa de las empresas a hacer las más mínimas de las concesiones sobre las expectativas salariales de los trabajadores para recuperar aún con tres meses de atraso lo ya perdido en la paritaria 2021-22 y mientras se adelanta para el 2022-23 más del 6% de inflación mensual. Y, ni hablar del aumento del 200% en las horas trabajadas los sábados y domingos, cuestión que la patronal se negó tan siquiera a tratar en decenas de reuniones en el Ministerio de Trabajo.
Las patronales del neumático que vienen ganando fortunas, en su choque con los obreros, fueron sostenidas abiertamente por un frente del gobierno, las transnacionales y el conjunto de las clases poseedoras que vieron en esta lucha la posibilidad de infligirle un escarmiento que sirva también como ejemplo para toda la clase obrera, no sólo para que no se atreva a pedir más de las limosnas que están dispuestos a dar, sino para demostrar lo que les pasa a los que se atreven a derrotar a los traidores de la burocracia sindical: el escarmiento y la derrota. Por eso también este combate de los obreros fue en defensa de su sindicato arrebatado a los traidores y rompehuelgas de la burocracia sindical. Se jugaba así en esta lucha, en gran medida, la suerte inmediata de la clase obrera. De eso se trató este combate testigo.
La lucha devino así en una lucha política contra el gobierno y todos los capitalistas
No es casual que, para quebrarla en un momento decisivo, apareció esa “santa alianza” del gobierno y Massa, los traidores de la burocracia sindical del SMATA y la UOM con todos los capitalistas metalmecánicos del país, junto a las grandes empresas del neumático. Los de arriba centralizaron todas sus fuerzas para derrotar las pretensiones mucho más que justas de los trabajadores organizados en el SUTNA.
Fueron cinco meses de paros rotativos por turnos, por fábricas, de piquetes, que golpearon duramente a las empresas. Pero estas, favorecidas con un dólar bajo, con créditos blandos, etc., con un aumento de precios vertiginoso que volvieron los neumáticos casi inalcanzables en el mercado interno, recuperaban día a día las pérdidas que ocasionaba la ya heroica lucha de los obreros del neumático y sus piquetes, que fueron los verdaderos protagonistas junto al enorme sacrificio de la base de este combate.
La burguesía salió al encuentro de esta ofensiva obrera centralizando todas sus fuerzas, negándose de plano a discutir, no sólo el 200% de aumento de las horas de trabajo de los sábados y domingos y manteniéndose en la propuesta miserable del 16% de la revisión paritaria anterior del 2021-22, sino también amenazando con que, si los obreros seguían insistiendo en este reclamo, cerrarían la producción los domingos y despedirían a un tercio de obreros de cada planta. Intentaron aterrorizar a los obreros con el fantasma de la desocupación y lo que es grave también, definieron que, para la paritaria que estaba en curso, solamente daban un 38% de aumento salarial pagado en cuotas retroactivas a seis meses con una inflación galopante hacia adelante que ya está en el 7% mensual. Una verdadera provocación.
La patronal, pretendía otorgar una paritaria, aún peor que las que imponen los traidores de la burocracia sindical, donde los aumentos se otorgan en cuotas trimestrales que aumentan el salario de forma retroactiva, mientras día a día, semana a semana y mes a mes, aumenta la inflación y así el salario nunca jamás logra llegar a mantener su valor. Y esto sucede cuando ya se sabe que la inflación llegará al 95 o 110% este año y que supera con creces todas las paritarias que han conseguido aumentos de salarios más elevados, como la de bancarios, aceiteros, petroleros, etc. Hablemos claro, con el aumento de salario en cuotas y retroactivo, siempre pierden los obreros. De esto se tratan las paritarias en este régimen infame que ha estatizado los sindicatos y regulado sus reclamos con la anuencia de los traidores de la burocracia sindical que, como vemos, actúan como verdaderos ministros sin cartera de los gobiernos de turno.
Con este frente unido de traidores, de las transnacionales del neumático y de todos los capitalistas y del gobierno, se enfrentaron los 5000 obreros organizados en el SUTNA amenazados inclusive por el gobierno en abrir las importaciones mientras las empresas cerraban las fábricas en un verdadero lock-out.
Lejos de retroceder, los trabajadores redoblaron sus fuerzas y presentaron batalla. Y esto fue el golpe decisivo de los obreros, porque comenzaban a demostrar que se podía organizar una lucha generalizada para derrotar las paritarias de hambre, enfrentando al gobierno y a los capitalistas. Su lucha comenzó así a ganar la simpatía de amplios sectores de la clase obrera. Fue esta cuestión clave la que puso en la balanza el peso necesario de los trabajadores para que su lucha no sea derrotada y frenar de una vez la brutal ofensiva patronal.
Así, a los cinco meses de duros choques, la lucha parecía entrar en un impasse, la patronal se retiraba de la negociación y, como ya dijimos, anunciaba un lock-out y cierre de empresas y amenazaba ya con despidos masivos. La respuesta no se hizo esperar, con un paro general indefinido de las tres plantas, con piquetes y cercando durante días el Ministerio de Trabajo, la clase obrera se puso a la altura del golpe que lanzaron los capitalistas. La batalla se volvió decisiva. Centenares de miles de obreros comenzaban a ver esta lucha como suya y despertaba día a día más y más simpatías, sobre todo en los sectores como portuarios o docentes que están protagonizando durísimas y heroicas luchas aisladas estos días.
La lucha económica ya había pegado un salto a la lucha política, de eso se trató el paro indefinido, donde quedó de un lado Massa y el gobierno, la burocracia sindical y los patrones y del otro el sindicato y sus trabajadores.
La patronal largaba un golpe final cuando veía agotada la fuerza de los trabajadores y estos respondieron multiplicando por mil su respuesta… la base estaba dispuesta a no volver a las condiciones de esclavitud asalariada a la que estaba siendo sometida. La base impuso su grito de guerra en las calles que rápidamente podía irradiarse a centenares de miles y millones de trabajadores: “el sindicato es de los trabajadores, que la crisis la paguen los patrones”, atacando abiertamente al gobierno peronista e insultando a su Ministro de Economía, elevando esta pelea a una lucha política contra el gobierno y denunciando públicamente a los traidores de la burocracia sindical de la CGT argentina que, a último momento, mandó a uno de sus hombres para querer aparecer como mediadores en este conflicto, cuando en realidad siempre estuvieron con la patronal, atacando y cercando a los trabajadores que venían de dar una lucha enorme de más de cinco meses.
De esto se trata el verdadero triunfo de los obreros del neumático que lograron demostrarle a toda la clase obrera que, para triunfar hay que enfrentar al gobierno, a la burocracia sindical y a todos los capitalistas. Eso fue lo que impuso la base y ese es el mérito. Y, más allá de que no se haya conseguido el 200% de aumento de las horas de los sábados y domingos, más allá de que se rompiera el límite salarial que imponía la patronal (aunque aún es insuficiente para nivelar el salario que seguirá cobrándose en cuotas atrasadas y corriendo atrás de la inflación), afirmamos que los obreros pudieron conseguir lo mínimo peleando por todo, quedaron con sus fuerzas intactas para hacer un llamamiento a nuclear y extender su lucha a los sectores más aguerridos de la clase obrera argentina y así abrir las condiciones para organizar y preparar las próximas victorias decisivas, que no podrán ser otras que conquistar, junto a toda la clase obrera, la derrota del Pacto Social del gobierno, los patrones y las burocracias sindicales y luchando para conquistar el salario mínimo, vital y móvil que es hoy de $260 mil, el equivalente a la canasta familiar, indexado mensualmente con cláusula gatillo. Sólo así, en una lucha generalizada así se podrá recuperar definitivamente el nivel de vida que necesitan las familias obreras para subsistir. De eso se trata el triunfo de los obreros del neumático, no sólo de conseguir un aumento que alivie sus penurias e impedir la derrota de su sindicato, sino también de demostrarle a la clase obrera que se puede hacer retroceder, enfrentar e inclusive hacer hocicar a los patrones cuando intentan liquidar sus conquistas y que eso hay que hacerlo con luchas decisivas. Salir a pelear yendo por todo, unificando los reclamos, rompiendo el aislamiento que nos impone la burocracia sindical en cada lucha y poniendo en pie un reclamo único de todos los trabajadores ocupados y desocupados. Es la tarea del momento que pone ante los ojos de la clase obrera el combate del SUTNA.
Para que, cuando la patronal nos amenace con despedirnos si no queremos trabajar en condiciones de esclavitud los sábados y domingos, podamos decirles que, en ese caso, con el salario mínimo vital y móvil habrá que imponer un turno más para trabajar 6 horas en todas las fábricas, porque sobra plata y ganancias que se la llevan fugándose dólares los saqueadores de la nación.
Por la batalla que presentaron haciendo retroceder a la patronal que venía por todas las conquista y por el sindicato. Porque su lucha abre la perspectiva de reagrupar las filas obreras bajo un nuevo programa que ataque a los capitalistas es de lo que se trata el triunfo de los obreros del neumático y de su sindicato recuperado de las manos de Wasiejko y demás sinvergüenzas vendidos de la burocracia sindical peronista.
Generalizar estas experiencias de combate, como la del Chubutazo del 2021, es clave para poner en pie ya una Coordinadora de todos los trabajadores que están luchando y para conquistar un Congreso Nacional de delegados de base de trabajadores ocupados y desocupados con mandato, para poner en pie un pliego de reclamos único del movimiento obrero, por la escala móvil de salario y de horas de trabajo. Para centralizar el combate contra los traidores de la burocracia sindical como ellos se concentran para derrotar nuestras luchas y abrir así el camino a la Huelga General para derrotar a este gobierno, a los capitalistas y a este régimen infame de colonización imperialista de nuestra nación oprimida.
“Sergio Massa botón…”
“Sindicato de los trabajadores, y ahora que la crisis la paguen los patrones”
“Si no hay aumento, no hay producción”
“A dónde está que no se ve esa famosa CGT”
¡Paso a los que luchan! ¡Si nos tocan a uno, nos tocan a todos! |