Argentina - 19 de julio de 2024
Reunión en la “Secretaría de Trabajo” del gobierno
El abrazo de la burocracia sindical con Milei y su régimen policíaco
La burocracia peronista entra abiertamente al “Pacto de Mayo” de la mano de los CEOs del grupo Techint y demás transnacionales imperialistas
A 7 meses de la asunción de Milei, por si quedaban dudas, ya todo está claro: a este gobierno antiobrero lo sostiene la burocracia sindical peronista, que divide y estrangula las luchas de la clase obrera… y los diputados y senadores del PJ que necesitaba Milei para que le voten sus leyes antiobreras, mientras posaban de “oposición”.
Los burócratas de la CGT vienen de abrazarse con el Secretario de Trabajo del gobierno de Milei, que es un CEO del grupo Techint, que comanda la guerra declarada por los grandes capitalistas y el imperialismo a los trabajadores.
Ayer habían sostenido incondicionalmente al gobierno de los Fernández, que flagelaron a la clase obrera y al pueblo con una inflación insoportable.
¡Traidores! Apoyan a los que rematan la nación al imperialismo y son los mismos que entregan obreros esclavos a los capitalistas.
Son lacayos y empleados a sueldo del estado, el gobierno y la embajada yanqui.
Junto a Daer, Gerardo Martínez y otros burócratas, encabezó la delegación Furlán, el secretario general de la UOM, burócrata sindical kirchnerista. Estuvo a los abrazos en el ex Ministerio de Trabajo con los CEOs de la gran patronal siderúrgica del grupo Techint. Estos grandes capitalistas tienen a los obreros metalúrgicos de la rama 17 debajo de la línea de pobreza y a los siderúrgicos con despidos, suspensiones y sin paritarias desde noviembre de 2023.
Estos traidores de la burocracia sindical, bendecidos por los jueces videlistas, ya se pusieron los 6 mil millones de dólares de las obras sociales en el bolsillo... Ya negocian despidos por fábrica, tienen fuera de convenio al 50 % de la clase obrera que está en negro o como contratada, y a millones de desocupados dejados en la hambruna y librados a su suerte, con sus dirigentes perseguidos y encarcelados.
Son unos traidores miserables que han dividido las fuerzas y las energías de la clase obrera argentina.
La burocracia sindical peronista se abraza con el gobierno de los represores del pueblo, que mantiene presas y presos a las compañeras y compañeros en los penales federales. ¡Traidores y entregadores de los que luchan!
¡La burocracia sindical no nos representa!
Sostienen a Milei y someten a la clase obrera a sus verdugos
No hay nada que exigirle a la burocracia sindical que se ha sacado la máscara y apoya abiertamente al gobierno. Si los gobernadores se reunieron en el Pacto de Mayo con Milei, bajo las órdenes de la embajada yanqui, ahora la burocracia entró a ese pacto de la mano del grupo Techint, luego de entregar cientos de luchas.
A estos burócratas ya no hay nada que se le pueda exigir que no sea ¡QUE SE VAYAN!
Desde las bases, con asambleas y coordinando las luchas, hay que desconocer sus acuerdos espurios y de entrega de las conquistas obreras al gobierno oligarca de Milei.
Hay que poner en pie un nuevo reagrupamiento de las filas obreras.
Tenemos que conquistar un Comité de Lucha Nacional
Esta es la tarea del momento.
Hay que coordinar la resistencia de los obreros ocupados y desocupados, que hoy está dispersa y desincronizada.
Para ello, hay que dar el primer paso. Para avanzar a la Huelga General, hay que abrir el camino para derrotar abiertamente a los traidores de la burocracia sindical.
Bastaría poner en pie una mesa de trabajo y de lucha nacional de las decenas de dependencias de los trabajadores estatales donde ya hay miles de despidos, de los trabajadores de la salud en lucha como el Hospital Posadas, de los obreros de Acindar, Siat y demás fábricas metalúrgicas amenazados con suspensiones y despidos, de los trabajadores lácteos de Atilra, donde Sancor hace meses no paga el salario, del sindicato de Aceiteros y el SUTNA, de los ferroviarios, de los docentes sublevados contra los salarios de hambre en las provincias, de los petroleros que están en huelga general por el salario y contra los despidos en Las Heras y todo Santa Cruz y un largo etcétera de luchas.
Bastaría poner en pie ese Comité de Lucha Nacional junto a delegados de todos los sectores y corrientes del movimiento piquetero para conquistar un polo alternativo a los traidores y entregadores de la burocracia sindical peronista, secuaces de la embajada yanqui y de la gran patronal del Llao Llao.
El movimiento estudiantil debe integrarse a este Comité de Lucha. Es que ya ha demostrado defender la universidad y la educación pública.
Las condiciones para conquistar este Comité de Lucha que enfrente al gobierno, la gran patronal y a la burocracia sindical ya están puestas a la orden del día en cada provincia y ciudad y la tarea inmediata no es más que coordinar las luchas y los reclamos.
El surgimiento de este Comité Nacional de Lucha cambiaría drásticamente la relación de fuerzas al interior de la clase obrera. Es que el gobierno de Milei, por traición de la burocracia, ha puesto a las masas a la defensiva con el terror de la recesión y la desocupación.
La burocracia sindical ha entregado todos los convenios colectivos de trabajo y las paritarias, y ha garantizado los despidos y suspensiones.
Resolver esta cuestión es de vida o muerte puesto que este será el camino más corto para que los trabajadores preparen una contraofensiva contra el gobierno y el régimen infame.
Sería una alternativa para que vuelva a ponerse de pie el verdadero movimiento piquetero, que termine con la mendicidad que le imponen las direcciones de izquierda ante el Ministerio de Capital Humano y el estado de los capitalistas.
Surgiría un polo para organizar la recuperación de los cuerpos de delegados y las comisiones internas. Sería una alternativa para que se organicen los millones de obreros (el 50%) que trabajando en negro han sido dejados librados a su suerte por la burocracia sindical que partió en dos al movimiento obrero argentino. La exigencia de “todos bajo convenio” es la demanda que permitiría unir de inmediato las filas obreras fábrica a fábrica y a nivel nacional.
Con estas direcciones traidoras, y sometida a estos políticos patronales, la clase obrera jamás podrá liberarse a sí misma, ni frenar la guerra que los capitalistas le han declarado.
Para reunificar las filas obreras: por un programa de lucha que esté a la altura del ataque de los capitalistas
Se trata de unir a las masas en lucha y poner en pie un programa que reunifique las filas obreras. La catástrofe del sistema capitalista ya está aquí y se cae sobre los hombros de los trabajadores por traición de sus dirigentes.
Cuando la burguesía y su gobierno han largado un feroz golpe económico, ahora hiperrecesivo para chantajear a la clase obrera con miles de despidos, las demandas mínimas no pueden ser otras que luchar por un salario mínimo, vital y móvil de $1 millón y medio, indexado mensualmente según el costo de vida.
Y para terminar con las suspensiones y despidos, el camino no es otro que imponer la reducción de las horas de trabajo con el mismo salario.
La lucha del movimiento de desocupados no puede ser tan solo por comer hoy, sino por conquistar un trabajo digno para todos, con un turno más en todas las fábricas, pagado por los capitalistas. Plata sobra.
Ayer con la súper-inflación del gobierno de los Fernández, los capitalistas hicieron superganancias infinitas. Hoy con la recesión que está en curso, buscan arrancar superganancias directas en el proceso productivo, reduciendo el salario, despidiendo a mansalva y utilizando como mano de obra esclava a millones de obreros sin derecho alguno.
Los capitalistas son incapaces de poner a funcionar a pleno las máquinas, que ellos mismos destruyen. Dejan derrochadas por centenares de miles la única mercancía creadora de riquezas, que es la fuerza de trabajo. Es el sistema capitalista y el saqueo imperialista el que ha paralizado a la nación. El derroche de trabajo humano resulta de la anarquía capitalista, de la colonización imperialista y de la búsqueda incontrolable de ganancias de un puñado de parásitos que controlan la producción de bienes.
Los de arriba han largado una feroz guerra contra los trabajadores atacándole su propiedad que es el salario y el trabajo.
Por ello, la tarea inmediata de la clase obrera contra los despidos, suspensiones y la negativa a aumento de salario, es exigir abrir los libros de contabilidad de las empresas y los bancos para demostrar las superganancias acumuladas por los capitalistas, los miles de millones de dólares que fugaron del país y los sobreprecios que han puesto a sus productos.
Con la apertura de los libros de contabilidad, rápidamente quedaría al descubierto que las “deudas del estado” no son más que las superganancias de los bancos y el saqueo de la nación por parte del imperialismo y el FMI.
Todo programa por el salario obrero está íntimamente ligado a pelear por la ruptura con el imperialismo y el FMI y por nacionalizar de forma inmediata, sin pago y bajo control obrero, los recursos naturales como el litio, el gas, el petróleo, los minerales, que ya están siendo robados por los piratas imperialistas.
La patronal amenaza y ya impone suspensiones, despidos y cierres de fábrica, para que la clase obrera se rinda en su lucha por el salario y avance la flexibilización laboral que, por otra parte, ya dejó preparada el gobierno peronista con el 50% de los obreros en negro.
Los obreros no pueden ni deben aceptar las quejas de capitalistas individuales, por más pequeños que ellos se pinten, puesto que ellos son víctimas de su propio régimen y sistema al que defienden con uñas y dientes.
Como en el 2001, el reclamo no puede ser otro que toda fábrica que cierra, suspenda o despida sea estatizada sin pago y bajo control obrero o bajo administración obrera directa.
Es incomprensible que hoy la izquierda parlamentaria oculte que frente a la crisis de los despidos y suspensiones la alternativa es ¡por 100, por 1.000 Zanon!
La demanda mínima e inmediata para poder luchar por el salario y por el trabajo no pueden ser otra que exigir que todos los obreros en negro y contratados pasen bajo convenio y que se pongan en pie comités de desocupados que sean afiliados por los sindicatos y por todas las organizaciones obreras.
¡Que los sindicatos abran sus puertas, igual que las universidades, para que vayan a comer allí los desocupados y se organicen para combatir por el pan y por trabajo digno! ¡Basta de tratar a la clase obrera productora de todas las riquezas de la nación, como mendigos!
¡Basta de pelear divididos!
¡Libertad a todos los presos por luchar! ¡Disolución de las fuerzas represivas! ¡Comités de autodefensa!
¡Abajo el régimen policíaco y autocrático de la archirreaccionaria Constitución de 1853!
Hay que poner en pie una estrategia proletaria independiente
Semanas atrás, corrientes de izquierda como el PTS proponían un petitorio, donde los trabajadores tenían que poner su firma, su nombre y apellido completo y hasta el número de documento, para exigirle a la CGT que impulse un paro general el día que se sancionaba la Ley Bases.
¿Sacar a la burocracia a la lucha con un petitorio? ¿A esa burocracia a la que el estado le garantiza los 6 mil millones de dólares de las obras sociales para que entregue a los trabajadores? ¿A la burocracia que sostuvo al gobierno antiobrero de los Fernández? ¿Un petitorio para que la patronal y la burocracia hagan “listas negras” de los luchadores? ¿Un petitorio para presionar al Congreso, una escribanía de los yanquis y Wall Street? Esto solo se le puede ocurrir a la izquierda reformista que colgada a los pies del kirchnerismo. Son corresponsables de la trampa a la que fue llevada la clase obrera y sus enormes luchas de estos meses, que fueron sometidas al Parlamento burgués y estranguladas por la traición de la burocracia sindical.
Otra variante de la izquierda reformista es su rol en los sindicatos. Miembros de Política Obrera que dirigen comisiones internas importantísimas como la de Acindar, han proclamado que “hacer una medida de fuerza cuando la empresa no tiene pedido o no tiene producción es directamente dar una patada al aire”. Indudablemente, así piensa un sindicalista reformista como es la política de su partido.
Esto lo dice un dirigente de una de las fábricas más grandes de Argentina, donde se llamó a dos paros indefinidos los últimos meses, que se levantaron a los 10 minutos de ser convocados. Vaya paradoja. Esto es una confesión de partes. Llamaron a paros que nunca quisieron hacer porque siempre terminaron en las mesas de negociación donde los obreros perdieron más de 300 sus puestos de trabajo, les impusieron suspensiones con reducción salarial y premios a cuenta de futuras paritarias, muy por detrás del avance de la inflación desde noviembre hasta ahora.
Lo que están diciendo estos dirigentes obreros que posan de “grandes sindicalistas”, es que en época de crisis es la clase obrera la que la debe pagar. Esto sí que es dar patadas al aire… y a la cabeza de los trabajadores.
Es que en las épocas de catástrofe y de crisis se vuelve impotente la lucha económica inmediata. Pero eso no significa que tengan que ser los obreros los que paguen la crisis.
La demanda de reducción de la jornada de trabajo con igual salario se vuelve la tarea más inmediata para los trabajadores.
Las empresas dicen que no tienen ventas y por eso bajan la producción. Y los obreros tenemos que decirles: “Ustedes vienen de acumular superganancias. Abran los libros de contabilidad a ver si es cierto que ganan o pierden”. Los trabajadores plantearemos, en caso de ser necesario, la reducción de la jornada laboral, sin ningún tipo de descuento salarial.
Este programa que la izquierda levanta en las elecciones y los “días de fiesta”, lo oculta y lo guarda bajo siete llaves en los combates cotidianos en medio del crac y la desesperación de los obreros ante los despidos.
Actúan así como los delegados de Furlán y la burocracia sindical al interior del movimiento obrero.
El cretinismo de la izquierda sindicalista persigue como alma al cuerpo al cretinismo de la izquierda reformista parlamentaria.
La clase obrera necesita una nueva dirección y un nuevo programa para triunfar.
Los viejos sindicatos dirigidos por los traidores de la burocracia peronista, han sido debilitados al extremo. Estos no representan a más de un 20 o 25% de los trabajadores. Las masas necesitan también nuevos organismos ad hoc para coordinar su lucha y sus combates diarios.
Ya es hora de que la clase obrera desconozca a esta burocracia sindical traidora que solo desorganiza lo que las masas construyen en su lucha. Ya es hora de romper todo lazo que impone la burocracia y la izquierda parlamentaria de ilusiones de que con el peronismo en la “oposición” se puede conquistar la victoria.
Mentira. La aprobación de la Ley Bases ya lo demostró. El abrazo de la burocracia sindical peronista con el gobierno de Milei, también lo demuestra hoy.
El PJ y la Kirchner pelean a brazo partido por que Milei tenga gobernabilidad durante los próximos 4 años, para que termine de derrotar a los trabajadores y de entregar la nación. Solo se disputan los negocios que quedarán como saldo del saqueo imperialista.
Hace rato que el kirchnerismo proclamó que este podrido sistema capitalista en bancarrota es el único que puede “repartir correcta y justamente los bienes y servicios en la sociedad”… Una infamia, como los 10 puntos de Milei, a quien el kirchnerismo le propone un pacto de “unidad nacional” para sostener la “economía bimonetaria” como dice la Cristina. Esta economía es donde los trabajadores se quedan sin empleo, trabajan como esclavos por salarios de 400 mil pesos, pierden mes a mes su poder adquisitivo, mientras los de arriba se quedan con los dólares… y también con los pesos.
Es necesario poner en pie ya un Comité Nacional de Lucha y romper todo sometimiento a los verdugos de los trabajadores, tanto del gobierno como de la “oposición” burguesa, que están todos bajo la disciplina de la embajada yanqui.
Hay que preparar una contraofensiva obrera y popular que derrote a este régimen policíaco, represor y antiobrero, ponga en fuga a su gobierno y termine con el poder de los 23 multimillonarios fugadores seriales de divisas del país, de los tenedores de las grandes extensiones de tierra, de los banqueros y los CEOs de las transnacionales.
Ellos son una ínfima minoría de la población, que se enriqueció a expensas de millones y millones de trabajadores. Son los que se reúnen en el Sheraton y el Llao Llao comandados por la embajada yanqui. Son un puñado de saqueadores de la nación que vienen por el litio, el cobre, el gas, el petróleo y por la sangre y sudor de los obreros en una Argentina maquila.
El gobierno de Milei comanda un ataque contra todas las conquistas de la clase obrera y de colonización de la nación. Son ellos o nosotros. Vienen por todo.
La lucha económica se debe elevar a lucha política. Se trata de preparar una contraofensiva obrera y popular que con paros, piquetes y la Huelga General derrote a este gobierno y abra el camino al Argentinazo, esta vez, para que no quede ni uno solo de ellos y el gobierno pase a manos de los trabajadores y el pueblo pobre.
¡Argentina será socialista o colonia de Wall Street!
¡La patria no se vende si el poder pasa a manos de la clase obrera y el pueblo revolucionario!
Para que la clase obrera viva, ¡el podrido sistema capitalista imperialista debe morir!
Carlos Munzer, coordinador del Comité Redactor de “El Organizador Obrero Internacional” |