16 de octubre de 2015 Una vez más sobre el FIT y su política democratizante del régimen burgués Del Caño “critica” a Massa por sus inasistencias en el parlamento El FIT hizo alarde en las redes sociales de cómo “Nico” golpeo –supuestamente- muy duro a Massa. La “dureza” estuvo centrada en decirle al candidato del Frente Renovador que él (por Massa) no tenía moral para criticar a los docentes, pues faltó al 90% de las sesiones legislativas. Vayamos al grano. Si vemos por el opuesto a los dichos de “Nico”, entonces significa que ¿si Massa asiste al 100% de las sesiones legislativas, entonces tendría la moral necesaria para cuestionar el accionar de los trabajadores docentes cuando luchan? … Estas declaraciones no fueron otra cosa que un reto o un consejo de un diputado a otro, Y UNA REIVINDACIÓN DE LA DEMOCRACIA PARLAMENTARIA Y UN LLAMADO A SU NORMAL FUNCIONAMIENTO. Los dichos por Del Caño son una lavada de cara al régimen burgués argentino y a su reaccionaria constitución de 1853-1994. Ya que en una semicolonia tutelada por el capital financiero de Wall Street; nada se resuelve en el Parlamento, sino en reuniones secretas dirigidas por las transnacionales y los banqueros imperialistas aplicadas luego por las instituciones bonapartistas como la Corte Suprema de Justicia (con sus medidas cautelares), la Presidencia de la Nación (con sus miles de decretos) o el Consejo del Salario (que regula la remuneración del proletariado según los intereses patronales). Y por eso mismo, asista Massa a una o cien sesiones, para los explotados y los trabajadores las consecuencias (es decir para su salario y condiciones de vida) serán las mismas. De la misma manera podríamos decir que si el presentismo de Del Caño a todas las sesiones fuera perfecto y presentase en ellas miles de proyectos de leyes, nada cambiaria para las masas porque la burguesía no va a votar nada, pero nada, en su contra; cuestión –por si alguien se atreve a refutarnos- ratificada por los años que el FIT tiene diputados. El reloj a Del Caño, lamentablemente para los trabajadores que lo siguen, le atrasa más de 101 años y por sus “comentarios” lo ubican a él como si estuviésemos en la época del crecimiento del capitalismo pujante. ¿Por qué? Por su conducta. Veamos lo que decía las Tesis sobre el Parlamento de la III Internacional de 1920: “La actitud de los partidos socialistas con respecto al parlamentarismo consistía en un comienzo, en la época de la I Internacional, en utilizar los parlamentos burgueses para fines agitativos. Se consideraba la participación en la acción parlamentaria desde el punto de vista del desarrollo de la conciencia de clase, es decir del despertar de la hostilidad de las clases proletarias contra las clases dirigentes. Esta actitud se modificó no por la influencia de una teoría sino por la del progreso político. A consecuencia del incesante aumento de las fuerzas productivas y de la ampliación del dominio de la explotación capitalista, el capitalismo, y con él los estados parlamentarios, adquirieron una mayor estabilidad. De allí la adaptación de la táctica parlamentaria de los partidos socialistas a la acción legislativa “orgánica” de los parlamentos burgueses y la importancia, siempre creciente, de la lucha por la introducción de reformas dentro de los marcos del capitalismo, el predominio del programa mínimo de los partidos socialistas, la transformación del programa máximo en una plataforma destinada a las discusiones sobre un lejano “objetivo final”. Sobre esta base se desarrolló el arribismo parlamentario, la corrupción, la traición abierta o solapada de los intereses primordiales de la clase obrera”. La actitud de la III Internacional con respecto al parlamentarismo no está determinada por una nueva doctrina sino por la modificación del papel del propio parlamentarismo. En la época precedente, el parlamento, instrumento del capitalismo en vías de desarrollo, trabajó en un cierto sentido, por el progreso histórico. Bajo las condiciones actuales, caracterizadas por el desencadenamiento del imperialismo, el parlamento se ha convertido en un instrumento de la mentira, del fraude, de la violencia, de la destrucción, de los actos de bandolerismo. Obras del imperialismo, las reformas parlamentarias, desprovistas de espíritu de continuidad y de estabilidad y concebidas sin un plan de conjunto, han perdido toda importancia práctica para las masas trabajadoras. El parlamentarismo, así como toda la sociedad burguesa, ha perdido su estabilidad. La transición del período orgánico al período crítico crea una nueva base para la táctica del proletariado en el dominio parlamentario. Así es como el partido obrero ruso (el partido bolchevique) determinó ya las bases del parlamentarismo revolucionario en una época anterior, al perder Rusia desde 1905 su equilibrio político y social y entrar desde ese momento en un período de tormentas y cambios violentos. Cuando algunos socialistas que aspiran al comunismo afirman que en sus países aún no ha llegado la hora de la revolución y se niegan a separarse de los oportunistas parlamentarios, consideran, en el fondo, consciente o inconscientemente, al período que se inicia como un período de estabilidad relativa de la sociedad imperialista y piensan, por esta razón, que una colaboración con los Turati y los Longuet puede lograr, sobre esa base, resultados prácticos en la lucha por las reformas”. Sobran las palabras… pero faltan las voces valientes del verdadero parlamentarismo revolucionarios que le diga a las masas que su suerte, su verdadera “defensa” está en la lucha, en el agrupamiento de fuerzas, en puesta en pie de organismos aptos para lucha políticas de masas por el derrocamiento del capitalismo y el triunfo de la revolución obrera y socialista, sin perder al mismo tiempo ni una sola ocasión de arrancar al enemigo, en el camino, tal o cual concesión parcial o por lo menos impedirle a los capitalista rebajar aún más el nivel de vida de los obreros. Julián Juárez |