Desde Democracia Obrera seguiremos luchando por nuestro programa revolucionario porque ya está quedando cada vez más claro ante la vanguardia de la clase obrera argentina que hay que poner un verdadero partido revolucionario en Argentina, superando a esta izquierda que hace ya rato se ha adaptado abiertamente a este régimen de democracia para ricos y la archi-reaccionaria Constitución del 1853/1994 que lo reglamenta.
Centenares de miles de obreros y jóvenes buscan una alternativa para superar la opresión, la explotación y tomar en sus manos la solución de sus problemas. Centenares de miles de ellos votaran al FIT, en ellos sí confiamos.
Sabemos que de las entrañas del movimiento obrero surgirá la avanzada de los próximos combates que deberán recorrer el camino del Cordobazo, de la revolución del 2001 y los enormes combates de la clase obrera mundial como en Egipto y Túnez, como ayer en Grecia o Madrid, en Bangladesh, hoy en Chile y nuevamente en Bolivia, y cercando Wall Street.
La clase obrera argentina necesita volver a tener entre sus filas un partido trotskista como el que fundara Mateo Fossa en los ’30 que supo no doblegarse ante el stalinismo ni el régimen burgués lacayo del imperialismo, y esto es así porque era un partido militante de la Cuarta Internacional. Esa es la lucha que seguimos hoy los trotskistas de Democracia Obrera que luchamos por refundar nuestro partido: la Cuarta Internacional.
En esa lucha tenemos puesto todo nuestro empeño y esfuerzo. Es que el nuevo movimiento obrero que está pariendo esta década de entrega de los Kirchner de la nación oprimida a los banqueros de Wall Street, ve en el mundo pelear, contra la bancarrota capitalista a sus hermanos de clase en enormes luchas revolucionarias.
La izquierda reformista y del sistema le tira tierra en los ojos a la clase obrera para que los trabajadores no se vean a sí mismos como parte de una sola y única clase obrera mundial que hoy está dando batallas decisivas como en Siria, China, Grecia o como en Chile y Brasil, o como hacen los jóvenes indignados cercando Wall Street.
Un nuevo movimiento obrero está surgiendo en la Argentina y debe retomar el camino del Cordobazo y del clasismo, aprender de las revoluciones que les fueron expropiadas en Argentina y América Latina, de cómo se combate, se avanza y se retrocede en las luchas de las masas de África y Europa.
La generación del Cordobazo de los ’70 fue un subproducto de enormes luchas del proletariado argentino que forjó una enorme experiencia de lucha en la resistencia peronista, que fue moldeado mil y una vez por el látigo del capital, pero también por el fuego de la revolución que del Cono Sur al Mayo Francés y la Primavera de Praga, al levantamiento contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, sacudía al planeta.
En las condiciones actuales está madurando esa clase obrera, bajo el influjo de grandes hechos internacionales, del crack imperialista, las guerras y las revoluciones y el látigo del capital que le torna insostenible su existencia.
Los trotskistas internacionalistas no cambiaremos el rumbo. No sólo enfrentamos a nivel internacional a la contrarrevolución en focos decisivos de combate del planeta, como en el Magreb y Medio Oriente, y en el Pacífico, acompañando el combate de los obreros de China y de Japón, o en el África martirizada en el corazón mismo de los piquetes de Marikana. Sino que tampoco cedimos en América Latina, ni en Bolivia, ni en Chile, ni en Brasil, ni lo hacemos en Argentina. Hemos enfrentado a los pactos de entrega de los hermanos Castro que entregan Cuba al imperialismo y de entrega de la resistencia colombiana al gobierno de los paramilitares fascistas de Santos y las bases yanquis.
No cedimos a los cantos de sirena de esa estafa de “revolución bolivariana” de los gobiernos lacayos del imperialismo de los Chávez, Morales y los Kirchner, no menos represores de obreros que los gobiernos agentes del TLC.
Se ha abierto un período histórico de contrareformismo. Los marxistas revolucionarios nos mantenemos firmes en nuestro combate porque sabemos que en éstas y en las próximas oleadas de lucha del proletariado, los internacionalistas nos fusionaremos con los mejores elementos de la vanguardia de la clase obrera mundial. Argentina no será una excepción.