Un saludo a todos los trabajadores en el mundo, y especialmente a los trabajadores de La Heras en la Argentina, que se encuentran hoy siendo víctimas de esa injusticia histórica que viven los trabajadores en todo el mundo. Saludo especialmente a aquellos que luchan por sus derechos legítimos en contra de la esclavitud. Esta injusticia no es nueva, los trabajadores la viven desde hace muchos años: además de injusticia, también sufren la opresión y violación a sus derechos. Se encuentran amenazados de elegir entre ser despedidos o aceptar lo poco que cobran, que nunca es suficiente para las necesidades de los trabajadores y de sus familias, y no les permite tener una vida digna.
Es así que se constata que el trabajador está cada vez más hundido en la miseria y precarizado, mientras una minoría de aprovechadores está cada vez más rica, codiciosa y ávida. Ganancias que los capitalistas hacen a costa de los trabajadores humildes que no piden más que vivir como los demás y recibir los sueldos correspondientes a sus esfuerzos.
Vemos en todas partes como los ricos responden a las reivindicaciones de los trabajadores con la injusticia. Por eso llamamos a todos los trabajadores del mundo a unirse, para que el día Internacional del trabajador perseguido no sea una fecha más, sino que se constituye una organización internacional que les defiende en todo el mundo para lograr que se cumplan los derechos de todos los trabajadores. Para que logremos una vida digna para nosotros y nuestras familias, que le permita al trabajador ofrecerle a los suyos la comida, el medicamento y la educación adecuada para sus hijos. Todos estos son derechos naturales ganados por el sacrificio de nuestro trabajo.
Como presos palestinos en las cárceles de la colonización apoyamos a nuestros hermanos y compañeros de Las Heras, que se enfrenten a un juicio por el único hecho de que pidieron los derechos que les corresponden. Los llamamos a no ceder a la injusticia porque ellos son los más fuertes, porque su causa es justa y que la injusticia no durara y que la razón triunfara mientras haya hombres que luchan para ello.
Y para terminar, les deseo una pronta liberación y que se vuelven, con la frente en alto, junto a sus hijos y familias… victoriosos sobre esta injusticia. Su victoria será un ejemplo de lucha para todos los obreros que en el mundo pelean contra la opresión de este sistema.
Su hermano, Samer Aissawi
Desde la Cárcel de Chatta