20 días de la Huelga petrolera que levantó las demandas de todo el movimiento obrero
Una huelga “testigo” que marcó el camino para enfrentar la ofensiva imperialista y de Bolsonaro, que paró el plan de despidos y privatización…
¡TODOS SOMOS PETROLEROS!
Hay que unir las filas obreras y de los explotados
Con los petroleros a la cabeza que se convoque a un Congreso de delegados de base de la CUT, CTB, FS, CSP-Conlutas, de los sin techo y los sin tierra
El imperialismo yanqui viene por todo en su patio trasero Latinoamericano y quiere quedarse con todas las riquezas del Brasil. A este ataque privatista y de saqueo de la nación, de entrega de las industrias estratégicas y los recursos naturales, lo comandan Wall Street y el FMI que vienen a cobrarse la fraudulenta deuda pública que ya se cuenta en el valor de US$1 billón, sumando la deuda externa e interna, equivalente al 77,7% de PBI. El gobierno de Bolsonaro-Maurão-Guedes-Moro viene a imponer todos los planes de Trump y Wall Steet para convertir a Brasil en su colonia.
En esta ofensiva imperialista, quieren avanzar en privatizar la Petrobras, que viene de facturar en 2019 US$4.000 millones para entregársela a la Exxon y la Chevron yanquis. Para ello quieren avanzar en liquidar los convenios, cerrar terminales para luego reabrirlas privatizadas como fue con el intento de cierre de Fafen de Paraná (Fábrica de Fertilizantes nitrogenados), al igual que las refinerías. Esto significa miles de despidos y una redoblada carestía de la vida, puesto que el refino de petróleo quedará en manos de las transnacionales y lo mismo sucederá con la producción de fertilizantes para el agro negocio. Por ello la huelga de los petroleros fue una lucha que marcó un momento clave de la lucha de clases en Brasil. Además de ser la huelga más importantes de los petroleros, superior a la huelga de 1995 que impidió a Cardoso la privatización de la Petrobras. Fue una huelga que le puso provisoriamente un freno a la ofensiva del imperialismo y el gobierno, puesto que enfrentó durante 20 días el plan privatista, de despidos masivos y de ataque a los convenios colectivos de la Reforma Laboral, unificando a efectivos y tercerizados, parando la producción en todo el el país.
El detonante de la huelga que comenzó el 1 de febrero fue la amenaza de cierre de la Fafen de Paraná (Fábrica de Fertilizantes Nitrogenados) que significaría 1000 despidos y la amenaza de privatización inmediata de las refinerías. Los obreros petroleros son en su mayoría tercerizados, por lo cual la huelga fue forjada en la unidad de los tercerizados y efectivos, todos los obreros votaban en sus asambleas y en los piquetes. Así también de rompió los diques dd contención de las direccione s sindicales que siempre se han dedicado a darle la espalda a los tercerizados y a los desocupados, mientras vienen entregando una a una las conquistas de la clase obrera allanándole el camino a la patronal para terminar de imponer la Reforma Laboral y Previsional.
Esta huelga petrolera marcó una “lucha testigo”. Puesto que puso en cuestión el plan privatista, de flexibilización y despidos masivos. Allí se determinó en gran medida la pelea que tiene planteada el conjunto de la clase obrera y los explotados.
También quedó clara la política de la burocracia de la CUT que se jugó hora a hora a mantenerla aislada, impidiendo la unidad con el conjunto de los trabajadores, para impedir que los petroleros sean la avanzada del conjunto de la clase obrera en la conquista de la huelga general.
Las direcciones de CUT pretendían hacer una rápido negociación de los despidos y comenzar a allanar el camino de la patronal para la venta de las refinerías y el cierre de la Fafen. Pero los obreros petroleros comenzaron una huelga más de 20 mil obreros en 13 estados. Paralizando completamente la producción en todo el país.
En su segunda semana la huelga empezó a frenar al gobierno y al plan esclavista. Comenzaba una amenaza de desabastecimiento de combustibles y gas de cocina. Y a medida que pasaban los días los obreros petroleros comenzaban a ser una referencia para otros gremios que también están en la mira del gobierno y la patronal. El 15 de febrero los portuarios de la Baixada Santista en asambleas masivas en las puertas del sindicato y al grito de “vamos a demostrarle al gobierno federal que los trabajadores somos unidos y no vamos a permitir despidos”, más de 60 mil portuarios votaban la paralización total del Puerto de Santos, el mayor puerto de Sudamérica. Algunos días después el gremio de camioneros también comenzaba a adherir a la huelga y exigir la reducción del precio del combustible y la demanda de “No a la privatización de la Petrobras”.
Las direcciones sindicales de la FUP-CUT (Federación Única Petrolera) y de la FNP-Conlutas (Federación Nacional Petrolera) fueron totalmente desbordadas por una enorme rebelión de los petroleros que unificaron su lucha contra los despidos, la precarización laboral y contra la privatización.
Por esto el papel de la FUP, dirigida por el PT y el PCdoB, fue hora a hora mantener aislados a los petroleros para impedir que se unieran al resto de la clase obrera y cuando se comenzaron a plegar los portuarios y camioneros, se encendieron todas las alarmas, que llevaron a abrir una negociación en el Tribunal Superior de Trabajo.
En estos 20 días de huelga quedó demostrado el enorme potencial de los obreros huelguistas que inclusive quemaron miles de notificaciones de despidos en los piquetes y mantuvieron la huelga a pesar de que la justicia burguesa la haya declarado ilegal, multando al sindicato en más de 5 millones de dólares.
Esto puso en alerta al gobierno que esperaban que primara la tregua de las direcciones sindicales con el gobierno. Al mismo tiempo, la huelga chocó contra el pacto de Lula, el PT, la iglesia y Moro-Bolsonaro, sostenido por la burocracia.
El gobierno se venía asentando hasta ahora en la tregua dada por la burocracia sindical que ató las manos de la clase obrera para enfrentar el feroz ataque en curso que ya viene asentado en la reforma laboral y avanzó en imponer la reforma Previsional a fines del 2019. Los obreros estaban sometidos al PT y Lula que sostienen abiertamente al gobierno. Es que Lula ha sido liberado en un pacto con Bolsonaro-Moro para actuar como una válvula de escape para impedir toda acción independiente de la clase obrera.
Las energías de la base obrera para movilizar a todos los petroleros fue lo que mantuvo su lucha por 20 días. Su fortaleza estaba en la lucha unificada contra los despidos, por el convenio, el pase a planta permanente y contra la privatización. Pero su debilidad fue sin duda la dirección que tuvo a su frente, la cual se jugó hora a hora a aislarla y ahora en la negociación en el TST se apresta a cerrar definitivamente toda perspectiva para volver al combate manteniendo dividida las filas obreras, mientras el gobierno se prepara a atacar uno a uno de los sectores y garantizar el plan imperialista de saqueo, privatización, hambre y esclavitud laboral.
Ahora se han visto obligados a entregar algunas de las demandas en la mesa de negociación. En la reunión del 21 de febrero en el TST quedó acordado que la patronal suspendería el cierre de la Fafen hasta una nueva negociación el 6 de marzo, se reduciría en un 95% la multa, se anularon provisoriamente los miles de despidos que fueron enviados durante el período de la huelga y se revisarán los nuevos regímenes de trabajo que se pretendían imponer.
La patronal y el gobierno se vieron obligados a ceder algunas demandas pero todavía no han desistido del plan esencial de privatización de la Petrobras para entregársela a la Chevron y la Exxon como ya le entregaron la Embraer a la Boeing. Si se mantiene la división de las filas obreras el gobierno tendrá el camino libre para redoblar su ofensiva. ¡No podemos permitirlo! Si se impone el ataque en petroleros en momentos que se desmovilizan, la pagará el conjunto de la clase obrera y los explotados. ¡SON ELLOS O NOSOTROS!
Hay que preparar el segundo round:
Los petroleros tiene toda la autoridad para llamar a un Congreso de delegados de base de todas las centrales sindicales, de los Sin Tierra y los Sin Techo para preparar y conquistar la huelga general
¡TODOS SOMOS PETROLEROS!
Los 20 mil petroleros, los más de 50 mil portuarios de la Baixada Santista lucharon contra los despidos, por los convenios, contra la privatización, unificados entre efectivos y tercerizados paralizando dos industrias claves del país. El gobierno estaba comenzando a ser arrinconado por esta fenomenal rebelión de las bases obreras, en momentos que se preparan a salir a la huelga los profesores, los trabajadores del Correo, los estatales. Por eso ¡hay que profundizar el combate que ha comenzado!
La CSP-Conlutas defiende la perspectiva de volver a conquistar las calles y organizar la Huelga General para derrotar al gobierno. ¡Manos a la obra! Hay que impedir que la burocracia divida y someta nuestra lucha avanzando en organizar y conquistar la Huelga General, para derrotar el plan imperialista y echar abajo a este gobierno antiobero esclavista. Se pone a la orden del día la pelea por romper el sometimiento de los sindicatos y organizaciones obreras con la burguesía. ¡Fuera las manos del estado, su justicia y los arbitrios de estos sobre nuestros sindicatos! ¡Fuera la burocracia pelega y todas las direcciones colaboracionistas de nuestros sindicatos y organizaciones de lucha!
Con los petroleros a la cabeza hay que unificar las filas obreras y de los explotados, ellos toda la autoridad para llamar un congreso obrero y campesino, de delegados de base de la CUT, CTB, CSP-Conlutas, desde los movimientos de Sin techo y los sin tierra, poniendo en pie los comités de autodefensa para defendernos de la represión del estado y sus pistoleros. Desde las bases de la CUT, CTB, FS, CSP-Conlutas, Intersindical y todas las organizaciones de lucha de la clase obrera y los explotados hay que organizar Comandos de Lucha y Comités de Huelga unificados por región y a nivel nacional para conquistar la huelga general de Norte a Sur.
Para derrotar el plan privatista, de despidos, hambre, miseria y esclavitud de Trump-Bolsonaro: ¡Todos a planta permanente bajo convenio! ¡Salario digno de R$5000 acorde a la canasta familiar con cláusula gatilo acorde a la inflación!
Es necesario poner a la orden del día la lucha por la expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las transnacionales mineras, petroleras, portuarias y metalúrgicas, junto a la demanda por la renacionalización sin indemnización y bajo control obrero de la Petrobras, Vale y de todas las privatizadas.
Expropiación sin pago y bajo control obrero y de los campesinos pobres de todas las transnacionales del agro negocio, de los latifundios y tierras productivas, para dar tierra al campesino pobre y alimento barato para todo el pueblo.
¡No al pago de la fraudulenta deuda pública! ¡Fuera Wall Street, fuera el FMI! ¡Fuera Bolsonaro-Maurão-Guedes-Moro!
CROJA-FLTI