Brasil - 20 de julio de 2016
Una polémica con la nueva izquierda latinoamericana
Hace ya más de 30 días se provocó una gravísima escisión en las filas de ese partido en Brasil. Ríos de tinta se están escribiendo al respecto. Sobre esta crisis están interviniendo distintos compañeros con aportes políticos.
El PSTU estalló como toda corriente reformista sometida a graves presiones de la lucha de clases y del estado burgués. Presiones, que éste ejerce inclusive sobre las corrientes de izquierda.
El verdadero quid del debate es la caracterización de esta escisión. Hay que definir si estamos frente a una escisión centrista, de izquierda, progresiva… qué sectores se enfrentan en esta lucha abierta y el carácter del programa de ambas fracciones.
Estamos frente a una ruptura del reformismo sometido a enormes presiones. Ese partido no pudo resistir navegar contra la corriente “antigolpista” no del PTS, que actuó como colateral de Dilma y de la CUT en Brasil, sino ante la presión de ésta última y de los cuadros del PT, que acusaban al PSTU de “golpista”. Es una fracción creada por presión externa en el PSTU, más allá de críticas parciales correctas que pueda hacer al partido que hoy abandona.
Estamos ante una ruptura nacional, que propone poner en pie un “frente de izquierda para impedir que Dilma sea destituida por la derecha”. Esta ruptura silencia que en el 2013-2014 estuvo planteado que a Dilma la derrote por izquierda el movimiento obrero, y esa lucha traicionada por toda la izquierda, inclusive por el PSTU, que acusó de fascistas a las movilizaciones que chocaban contra el frente popular. Esto no provocó ninguna ruptura en el PSTU, pero sí conmovió a este partido la destitución de Dilma, que por otra parte se prepara para volver en caso de que Temer fracase. Esta izquierda se estremece por las marchas reaccionarias y no por las marchas aguerridas de la clase obrera y la juventud brasilera que amenazaban por izquierda al frente popular.
Está por demás claro que el programa de esta ruptura es impulsar un “frente de izquierda con el PSOL y con el PCB”… es decir, con el Partido Comunista Brasileño que sostiene al frente popular y que co-gobernó con el PT apoyando al gobierno de DILMA-TEMER.
Por otra parte, se hunde el sueño ahistórico y a destiempo de la dirección del PSTU de capitalizar la crisis del PT, haciendo ellos un pequeño PT con la CONLUTAS como la nueva CUT. Eso ya es historia. Es el reformismo que sueña con un nuevo periodo de reformas, que por otra parte nunca fueron tales en el Brasil del gobierno proimperialista de Lula, Dilma y Temer. Las limosnas que le dieron a los explotados fueron un subproducto del pánico de la burguesía brasilera de que penetre allí la revolución que conmovió Latinoamérica en la primera década del siglo XXI.
La posición autoproclamativa de la dirección del PSTU es esperar a que se derrumbe el PT y sacar muchos votos en elecciones generales, para “recomponer las fuerzas de un nuevo PT”. Por otra parte, la fracción que rompe se prepara para poner en pie un FIT con el stalinismo, sostenedor del lulismo en Brasil, que entrega Cuba al imperialismo, estrangula la revolución latinoamericana y que con Maduro mata de hambre al pueblo y físicamente con las fuerzas armadas bonapartistas en las calles.
El PTS de Argentina aplaude, cuando en realidad tiene que mirarse en el espejo de la crisis del PSTU, que es lo que le vendrá a su cuerpo cuando las contradicciones del estado y de la lucha de clases le sacudan su estantería. Ellos ataron su suerte a Dilma y ahora a la Kirchner. Han entrado al infierno del reformismo, al camino de su estallido. Eso es inevitable.
Se trata de impedir que miles de obreros vayan a la desmoralización que impone el reformismo tanto cuando controla a las masas como cuando estalla. Esa es nuestra tarea.
Presentamos a continuación una polémica contra el PSTU y su ruptura escrita por CROJA de Brasil, integrante de la FLTI. |
Una polémica con la “Nueva Izquierda” Latinoamericana
El PSTU y su ruptura “Arrancar alegría al futuro”:
Las dos caras del oportunismo
Una política pro-socialdemócrata de reeditar el PT y la CUT de sus orígenes
VS
Frente Popular y pacto con el stalinismo brasileño para sostener a Dilma
y a los bolivarianos en bancarrota
El 6 de julio de 2016, se ha hecho pública una ruptura dentro del PSTU. Este partido se ha dividido casi por la mitad, no dejan de aparecer adhesiones a una u otra organización. Unos llaman a continuar construyendo el PSTU, otros agrupados en la fracción “Arrancar alegría al futuro” llaman a construir una nueva corriente, mientras se esfuerzan para garantizar una “ruptura amigable (…) en los marcos de la Liga Internacional de los Trabajadores…”.
La actual ruptura define que no quiere “alejarse de las masas” y pretende construir una organización socialista en Brasil que consiga “influenciar los rumbos de la lucha de clases en el país”, cuestión que evidentemente el PSTU no ha hecho. Mejor dicho, no lo ha hecho bajo las banderas de la revolución socialista y sí lo hicieron bajo la bandera de la conciliación de clases, el sometimiento al frente popular, como se vio claramente en 2013 y se expresó crudamente en 2016.
El actual estallido dentro del PSTU demuestra que, como dice el Programa de Transición: “La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero; las leyes de la historia son más poderosas que los aparatos burocráticos. Cualquiera que sea la diversidad de métodos de los social traidores (de la legislación “social” de Blum a las falsificaciones judiciales de Stalin), no lograrán quebrar la voluntad revolucionaria del proletariado. Cada vez en mayor escala, sus esfuerzos desesperados para detener la rueda de la historia demostrarán a las masas que la crisis de la dirección del proletariado, que se ha transformado en la crisis de la civilización humana, sólo puede ser resuelta por la IV Internacional.”
Expondremos aquí nuestro punto de vista e intentaremos demostrar que el PSTU y su ruptura no estuvieron, ni están, a la altura de los acontecimientos puesto que han abandonado hace tiempo el programa de la revolución socialista.
El PSTU y su ruptura esconden el combate revolucionario de masas en 2013 porque fueron sostén por izquierda del gobierno de frente popular de Dilma-Temer
La fracción “Arrancar alegría al futuro” afirma que rompe con el PSTU por diferencias ante el programa frente a la coyuntura en Brasil, por considerar que la consigna de “Fuera todos” fue sectaria y autoproclamatoria.
Antes de abordar esta cuestión se vuelve fundamental definir, en términos generales, lo que aconteció en los últimos 3 años en Brasil, pues tanto el PSTU como su ruptura lo esconden bajo siete llaves.
El gobierno de Dilma era un gobierno de colaboración de clases, es decir de frente popular, para desorganizar y engañar a las masas explotadas, reprimir su ala izquierda y de esta manera avanzar con el saqueo imperialista y la superexplotación. Era el gobierno de Dilma-Temer que maquillaba de “democrática” a la feroz dictadura del capital. Los combates revolucionarios de 2013 hicieron volar esta farsa por los aires, pues se pusieron de pie contra el PT, contra el Pacto Social, contra el saqueo imperialista.
Más de 80 ciudades de las más importantes del país se incendiaron, el grito de “No nos representan” recorría como un reguero de pólvora todo el país y ponía en jaque a todas las direcciones que durante la última década se habían arrodillado ante la farsa de la “revolución bolivariana”, en la cuna del Foro Social Mundial.
La cuestión brasilera ha dividido aguas a nivel internacional durante los últimos años. Es que el “2013 brasilero” comenzaba a determinar “el ocaso de los bolivarianos” que en medio de la crisis económica mundial pasaron de expropiadores de la revolución latinoamericana del inicio del siglo XXI a ser los aplicadores directos de los planos del imperialismo determinados de las bolsas de valores y el FMI sin demagogias ni rodeos. Esta situación llevó al desenmascaramiento del verdadero rol que cumplieron las burguesías bolivarianas y a su vez llevaron a que enormes sectores de las masas rompieran con las direcciones que los sostenían. Y de eso se trató el combate de masas en Brasil y su grito de “No nos representan”.
En enero de 2013 los dirigentes metalúrgicos del PSTU desde la CSP-Conlutas firmaron en San José dos Campos acuerdos de flexibilización con la transnacional imperialista General Motors. En toda la prensa salían de forma vergonzosa los dirigentes Macapá y Mancha abrazados a Luiz Moan (representante de la GM para Latinoamérica y actual presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores). Al mismo tiempo que Zé María encubría esta política bajo la excusa de que “no hay condiciones para luchar”, levantando como centro de su política era que “Dilma haga una ley que prohíba los despidos”.
Más tarde, en las sublevaciones de junio de 2013 encontraron al PSTU no en las calles y sí en las mesas de negociación con el gobierno, y la actual ruptura, nada dice al respecto. No podemos olvidar que cuando estallaban los combates de barricadas en las calles Zé María, en representación de la CSP-Conlutas, se sentó a la mesa junto con Dilma, donde se definía un plan de gobernabilidad ante el golpe durísimo que recibía el PT, mientras denunciaban las movilizaciones como “reaccionarias” y “fascistas”.
Las direcciones de la clase obrera y de las masas impidieron el triunfo del combate, es decir el derrocamiento revolucionario del gobierno de Dilma-Temer y la expropiación de los expropiadores.
El gobierno de frente popular se mantuvo en el poder, apoyado en las direcciones de las masas lograron sacar de escena a los explotados retomando el control de la situación y salvando al conjunto de la burguesía.
El capital financiero exprimió como a un limón a Dilma y utilizó los mecanismos legales y normales del régimen infame brasilero para sacarse de encima al frente popular –que ya había cumplido su rol- y seleccionó su mejor agente para redoblar la ofensiva a cuenta del FMI contra las masas. Esto es lo que sucedió en Brasil en el último periodo, durante el cual el PSTU se mantuvo completamente unido.
Las dos caras del oportunismo:
A propósito de los nostálgicos del frente popular de Dilma
y de los nostálgicos del PT de sus inicios
Ante el Impeachment, la izquierda mundial se dividió entre los defensista de Dilma contra un supuesto “golpe de estado” y quienes le exigieron al régimen brasilero que resuelva la crisis política mediante “elecciones generales”. Tales fueron y son las variantes de la izquierda que ha renegado de la lucha por la revolución socialista y tal fue la diferencia al interior del PSTU.
Ante esto la fracción “Arrancar alegría al futuro” define: “Hace más de un año, veníamos afirmando que era preciso enfrentar, con centralidad, la política de ajuste fiscal del gobierno de Dilma, además de combatir también a la oposición burguesa que quería derrumbarla apoyándose en movilizaciones reaccionarias”, y más adelante afirman que “considerábamos que el derrumbe del gobierno del PT sólo tendría un sentido progresivo si era realizada por las manos de la propia clase trabajadora (…) Al contrario, si liderada por la oposición de derecha, el derrumbe de Dilma sería una salida reaccionaria para la crisis política; deseducaría a los trabajadores en su tarea de autoemancipación”.
Para esta corriente, que en 2013 sostuvo contra las masas al gobierno de Dilma-Temer, la salida de Dilma del poder fue reaccionaria porque la lideró una oposición de derecha… es decir que Dilma tendría un carácter “progresivo” ante el gobierno de Temer ¡Es la misma tesis stalinista de los “campos burgueses progresistas”! ¡Se trata de una corriente que lamenta la salida de Dilma, como hicieron todas aquellas que el 1 de Mayo en todo el continente llamaron a apoyar al gobierno del PT como hizo, por ejemplo, el PTS en Argentina! Por ello dice que el programa del PSTU de “Fuera Todos” fue “sectario” pero acuerdan con la fórmula de “Elecciones Generales”, es decir dos variantes dentro del régimen infame brasilero.
A esto la fracción que se mantuvo en el PSTU responde: “La experiencia del PT está ahí para iluminar esta discusión. El PT nunca fue un partido revolucionario. Era clasista y, por eso, progresivo. Pero cuando decidió buscar alianzas con otros partidos porque quería ganar las elecciones de cualquier forma, se transformó en otra cosa, en eso que estamos viendo hoy...” Es decir que el PT de sus inicios era clasista y progresivo… el sueño al que quiere retornar el PSTU como una verdadera corriente socialdemócrata con sus “candidatos electorales”, su “central obrera” y su “central estudiantil”. Estamos ante las dos variantes clásicas de los renegados del trotskysmo, la pro stalinistas y la pro socialdemócrata, eso sí, bajo la estrategia de la LIT, siempre en busca del “campo burgués progresista” como lo hace en la revolución siria donde quedó bajo la dirección política y militar de los generales burgueses sin batalla del ESL que impiden el aplastamiento revolucionario del perro Bashar y el imperialismo.
Hoy, cuando al gobierno interino de Temer lo sostiene el PT sometido al proceso de Impeachment y la burocracia sindical que desde las centrales sindicales se sigue negando a romper con la burguesía y organizar a las grandes masas para luchar contra el ataque histórico que está en marcha, la propuesta de la actual ruptura no es retomar el combate de 2013, ellos platean: “La mayor tarea de la izquierda anticapitalista, por ello, es abrir el camino para otra salida política. Y ella puede ser construida desde ya. Ninguno de los partidos y organizaciones de la izquierda combativa puede hoy, por sí solo ofrecer esa salida. (…) esa salida precisa ser construida de hecho por todas las corrientes y organizaciones combativas del movimiento social, por todos los que desean sinceramente conformar ese tercer campo alternativo de la clase trabajadora.” Para concluir: “Defendemos la unidad de este tercer campo también en las elecciones municipales de 2016. Proponemos al PSTU, al PSOL, al PCB, a las organizaciones políticas que no poseen legalidad y a los movimientos sociales la construcción de un Frente de Izquierda y Socialista, con un programa de ruptura con los planes de ajustes que son aplicados por todos los gobiernos y prefecturas. Nos ponemos desde ya al servicio de estas grandiosas tareas.”
O sea, en definitiva, toda su política determina que la salida actual para la clase obrera pasa por una participación común del PSTU, PSOL, PCB, etc. en las elecciones municipales, y a esto lo consideran la “grandiosa tarea” del momento. ¡Se trata de la reedición brasilera del “Frente del Pueblo” del MAS de los 80 con el PC en Argentina! Ayer los renegados del trotskysmo sostenían al stalinismo en frentes electorales cuando se caía el Muro de Berlín, y hoy lo hacen cuando el PC entrega Cuba al imperialismo. Esto es lo que aplauden los gramscianos del PTS cuando celebra la ruptura de la fracción del PSTU ¡Siempre a los pies del stalinismo!
Temer y la gran patronal quieren atacar como Hollande en Francia
Ni el PSTU y ni su ruptura llaman a derrotar a los capitalistas retomando el camino de 2013 y peleando como las masas en Francia
La llamada “Nueva Izquierda” en Latinoamérica despliega todo su programa de sometimiento a “las burguesías progresistas”. Por ello, el PSTU y “Arrancar alegría al futuro” de Brasil se rompen y dividen alrededor de una posición más pro-socialdemócrata que pretende reeditar al PT y la CUT de “sus orígenes” y otra ala más pro-Frente Popular sometida al stalinismo. O sea dos variantes para mejor ubicarse dentro de los marcos del régimen burgués brasilero.
Por eso, nada dicen del heroico combate revolucionario de los fabriles de Bolivia contra el gobierno de Evo Morales, fabriles a los cuales supieron en su momento cercar desde el CONCLAT en 2010 cuando ellos viajaron desde La Paz a mocionar la lucha contra la burocracia de la COB y el gobierno bolivariano. ¿Qué dicen en Bolivia ahora? ¿Elecciones generales? Cuando los bolivarianos atacan abiertamente a las masas a cuenta de Wall Street y el FMI, la izquierda de renegados del trotskismo se empeña en sostenerlos. Chillan “Todos contra Macri” y hacen de hecho un frente con los K como el FIT en Argentina; todos contra los golpistas en Venezuela y subordinan a la clase obrera venezolana a Maduro cuando es él quien aplica todos los planes del FMI en ese país.
En Brasil, la situación de miseria actual de las masas, el redoblado saqueo por parte de Wall Street y los parásitos imperialistas, los ataques a las conquistas históricas por parte de la gran patronal y la enorme desocupación, plantean que llegó la hora de que la clase obrera y los explotados vuelvan a ocupar el centro de la escena política, retomando el camino del 2013, poniendo en pie los organismos de lucha unificado de la clase obrera y la juventud, de los explotados del campo y la ciudad para esta vez triunfar, derrotando al imperialismo, al gobierno y al régimen infame del “orden y progreso” para los explotadores y catástrofe, hambre y masacre contra la clase obrera y los explotados. Y si este camino no se ha desarrollado es porque la sumisión a la burguesía petista por parte de las direcciones de la CUT, MST, MTST bajo la consigna de “contra el golpe de la derecha” han, no solo profundizado la división entre los explotados, sino que profundizaron aún más el sometimiento a la burguesía bolivariana a la que pintaron de “progresista” y que en su ocaso queda cada vez más claro que el PT entregó Brasil al saqueo imperialista y gobernaron para Wall Street y la patronal esclavista. Estas direcciones se esfuerzan para que los trabajadores los sigan hasta la tumba.
Temer se reúne con la patronal esclavista y como Hollande en Francia le declara la guerra a la clase obrera amenazando con un plan de flexibilización para imponer una jornada laboral de 80 horas por semana.
Las direcciones de la clase obrera continúan atando la suerte de los explotados a los explotadores, sometiéndolo a uno u otro bando burgués.
El PT de Dilma y Lula sostienen al gobierno interino y se someten al proceso de Impeachment, mientras la burocracia pelega los sostiene para fortalecerlos y si es necesaria la vuelta de Dilma, que esta vuelva fortalecida para terminar de imponer el ataque que hoy impulsa el gobierno interino de Temer.
Es que la crisis del capitalismo impone a la burguesía y sus agentes que apliquen ataques en toda la línea para tirar la crisis sobre los obreros y explotados. Hay que decirle la verdad a la clase obrera, puesto que no es un capricho de la MEDEF en Francia; de Temer, la FIESP y FIRJAN en Brasil, pretender imponer jornadas laborales de 60 u 80 horas semanales. En eso le vale a vida al capitalismo. Como tampoco, no es un capricho de los trotskistas plantear diariamente la lucha por la revolución socialista como única manera de que la clase obrera pueda triunfar.
La burguesía esclavista brasilera llama a seguir el ejemplo de Hollande y la V República imperialista: atacar duramente y sin piedad a los obreros. Las direcciones traidoras del proletariado internacional suplican a la burguesía que dialogue y negocie llamando abiertamente a la conciliación.
Las corrientes de la izquierda reformista, como el PSTU se han ubicado a 180º de las tesis de Trotsky en ¿A dónde va Francia? sobre la fórmula política marxista, planteada entonces en contra del reformismo y del stalinismo.
“Explicando todo los días a las masas que el capitalismo burgués en putrefacción no deja lugar, no ya para el mejoramiento de su situación, sino incluso para el mantenimiento del nivel de miseria habitual; planteando abiertamente ante las masas a tarea de la revolución socialista como la tarea inmediata de nuestros días: movilizando a los obreros para la toma del poder; defendiendo a las organizaciones obreras por el medio de las milicias, los comunistas (o socialistas) no pierden, al mismo tiempo, ni una sola ocasión de arrancar al enemigo, en el camino, tal o cual concesión parcial o por lo menos impedirle rebajar aún más el nivel de vida de los obreros”.(¿A dónde va Francia?, León Trotsky. Marzo 1935).
Y eso es así porque entre el reformismo y el marxismo revolucionario hay un abismo. Es por eso que la clase obrera precisa a su frente una dirección revolucionaria e internacionalista que luche por poner en pie los comités de fábrica, de desocupados, la democracia obrera, las coordinadoras de lucha, la alianza revolucionaria obrera y campesina, que llame a la CUT, a la Conlutas y las centrales obreras a romper todo sometimiento a la burguesía y su régimen infame para retomar el camino del 2013 con la huelga general y llevarlo al triunfo bajo un gobierno obrero y campesino.
Por un nuevo partido revolucionario internacionalista en Brasil, tras los pasos de León Trotsky y el joven Mario Pedrosa ¡Por el triunfo de la revolución socialista en Brasil y toda América!
¡Hay que retomar el combate en las calles que comenzamos en 2013!
La crisis de dirección, que no es otra cosa que la sobreabundancia de direcciones traidoras (aunque el PSTU y su “ruptura” lo nieguen), es el mayor enemigo que tienen las masas para desarrollar una ofensiva revolucionaria. Son las burocracias sindicales que sometieron a la clase obrera al Frente Popular del PT, la gran patronal y Wall Street, al que le dio su cobertura todo el Foro Social Mundial y principalmente su ala izquierda de los renegados del trotskismo.
Pero la historia es más fuerte que cualquier aparato. Durante años los renegados del trotskismo y sus partidos no prepararon a las masas para estos combates decisivos ni para la revolución. Sólo se han dedicado, ya desde hace años, a destruir cada punto del programa revolucionario para las masas. Respetaron y respetan a cada paso a la burocracia traidora de los sindicatos o son parte de ella directamente firmando acuerdos con las transnacionales. Es justamente en ello, en la crisis de dirección, en que se sostiene el capitalismo y es en última instancia lo que le da garantías al imperialismo, a la patronal esclavista y al gobierno para lanzar los actuales ataques.
Pero de la misma manera que nada será igual para la clase obrera y los explotados de Brasil después del estallido de 2013, mucho menos lo será ahora que comienzan a desatarse los combates decisivos entre revolución y contrarrevolución y estos hoy se desarrollan en Francia donde comienza nuevo “Mayo Francés”, en la calle de EEUU, como también en las calles de Bolivia y México.
Lo que hoy lleva al reformismo a estallar es que se está cortando la rama donde está asentado. Las masas buscaron ansiosamente poner en pie sus organismos aptos para la lucha, unificaron sus combates en las calles, y a cada paso fueron destruidos y sometidos a la patronal por parte del reformismo y la burocracia sindical.
Solo luchando y combatiendo por poner en pie los organismos de autodeterminación y preparando los combates decisivos bajo las lecciones revolucionarias, se reagruparán los cuadros para poner en pie un Partido Revolucionario Internacionalista en Brasil, como parte del combate por la revolución todo el continente y a nivel mundial. Este partido en Brasil, no será nacional, será internacional y se refundará retomando el combate que legaran León Trotsky y el joven Mario Pedrosa.
Trotsky, ante la bancarrota de la III Internacional descompuesta por Stalin, decía: “La IV Internacional se levanta sobre los hombros de sus tres antecesoras. Recibe golpes, de frente, de costado y de atrás. Los arribistas, los cobardes y los filisteos nada tienen que hacer en sus filas. Una porción, inevitable al comienzo, de sectarios y aventureros abandonará el movimiento a medida que éste crezca. Dejemos que los pedantes y escépticos alcen los hombros a propósito de las ‘pequeñas’ organizaciones que publican ‘pequeños’ periódicos y que lanzan desafíos al mundo entero. Los revolucionarios serios pasarán al lado de ellos con desprecio (…) La época que va a comenzar para la humanidad europea no dejará en el movimiento obrero rastros de lo que es ambiguo y está gangrenado (…) Es inevitable un nuevo y grandioso reagrupamiento de las filas obreras. Los jóvenes cuadros adquirirán carne y sangre. La victoria no es concebible más que sobre la base de los métodos bolcheviques…” (¿A dónde va Francia? Marzo 1936).
Los jóvenes revolucionarios y los obreros honestos que, ante semejante confusión y tierra a los ojos tirada por el reformismo a la vanguardia brasilera y mundial, consideran que bajo el programa “Arrancar alegría al futuro” se conseguirá conquistar un partido revolucionario bajo las consignas y el programa, le decimos que lamentablemente se equivocan. La ruptura determina que, bajo la estrategia de la LIT, en Brasil se han dividido entre una corriente pro socialdemócrata y otra pro Frente Popular, como desarrollamos en estas páginas.
Es que los testarudos hechos de la lucha de clases ponen a prueba los programas y los cuadros que hablan en nombre de la revolución socialista. En esta época de contrarreformismo, sólo un programa enraizado en la lucha por la revolución socialista y en la implacable lucha contra las direcciones traidoras, contra el Frente Popular, contra el sometimiento al régimen burgués y que determinan su acción en base al internacionalismo militante, tendrán un futuro asegurado. Todo lo demás, por más que sean miles hoy, no resistirán -como no lo están haciendo– los golpes de los choques entre revolución y contrarrevolución a nivel mundial.
CROJA