La izquierda reformista, consejera de la democracia para ricos
y del sistema capitalista en crisis
De Alaska a Tierra del Fuego, la clase obrera no se ha rendido y presenta batalla
Las corrientes de izquierda reformistas prometen más de lo mismo: nuevas elecciones para que nuevos políticos represtigiados sean los que, con la ropa limpia, apliquen los planes antiobreros y de sometimiento al imperialismo cuando Temer ya no los pueda aplicar. ¡Ese no puede ser el rol de las corrientes que se reivindican socialistas: el de aconsejar a la burguesía cómo solucionar su crisis!
Corrientes como el PSOL, el PSTU o el MRT debaten si “elecciones generales” o “constituyente”. Este no puede ser un programa de las corrientes que se reivindican socialistas. Acá la burguesía disputa cuáles de sus facciones monopoliza el gobierno para atacar a las masas. Es decir, discuten quién gobierna en momentos en que el crac económico ha golpeado al Brasil sometido al imperialismo. Y todos, acatando la constitución del ’88, han resuelto que sea Temer.
La clase obrera también debe discutir quién gobierna y qué poder. ¡Ni Temer, ni la burguesía petista! ¡Todo el poder a las organizaciones de combate de la clase obrera y del movimiento campesino!
La izquierda socialista-democrática se ha demostrado incapaz de sobrepasar los límites de la democracia burguesa; inclusive, cuando algunas de ellas acusan que hubo un “golpe de estado” que la sacó a su presidenta Dilma. La burguesía somete a la clase obrera a través de las direcciones reformistas a las distintas pandillas que se disputan el gobierno y sus negocios hoy en bancarrota.
La clase obrera no puede ser espectadora de esta crisis política. La lucha por un gobierno provisional revolucionario de obreros y campesinos es la tarea del momento. De otra forma, es dejar que sólo la burguesía tenga legitimidad para decidir a espaldas del pueblo y votado por un puñado de ricachones en el congreso –como lo establece esta archirreaccionaria democracia para ricos- quién gobierna Brasil.
Acá lo concreto es que por elecciones o aceptando su dimisión ante el congreso (como Dilma), los bolivarianos se retiran de América Latina luego de años de administrar los intereses del imperialismo en la región.
Lo que no va más en Brasil es el saqueo del imperialismo y el podrido sistema capitalista. Es que, de la cloaca de este sistema salieron los Temer, los políticos patronales, y para salvarlo y sostenerlo surgió también el PT y una nueva burguesía rentista basada en los negocios del estado, atándole las manos a la clase obrera, para que no tome el poder y no avance a la revolución socialista.
En Brasil y en toda América Latina, los gobiernos bolivarianos se retiran después de expropiar la lucha antiimperialista de la clase obrera y las masas explotadas de nuestro continente. En su retirada, terminan de entregar, con los Hermanos Castro, Cuba a los yanquis.
Los Maduro, los Lula, los Chávez, los Morales, los Kirchner, las Dilma no fueron más que un rodeo para expropiar el combate revolucionario de las masas latinoamericanas, para que ahora los Macri, los Temer, los Capriles continúen el saqueo y la explotación de los trabajadores.
No se puede engañar más al pueblo. De la mano de los llamados “bolivarianos” y del gobierno del PT en Brasil se han aplicado los peores planes de hambre a la clase obrera y de sometimiento de la nación al imperialismo. Juntos gobernaron con Temer… El imperialismo selecciona, bajo las condiciones de catástrofe de la economía capitalista, a sus mejores hombres.
La clase obrera a nivel internacional y en nuestro continente no se rinde ni se ha rendido. La clase obrera boliviana enfrentó, semanas atrás, con una poderosa huelga general el ataque de hambre y despidos de Morales a los obreros bolivianos.
Nuevamente, los trabajadores y la juventud chilena ganan las calles contra la estafa antiobrera que resulta ser el gobierno de la Bachelet y el Partido Comunista, que no dio ni la educación gratuita ni siquiera el derecho de los trabajadores a organizar su propio sindicato nacionalmente. En México, la clase obrera y los campesinos se encuentran en estado de sublevación contra el odiado gobierno de Peña Nieto y el régimen del TLC. En EEUU, la clase obrera protagoniza durísimos combates por un salario mínimo de 15 dólares la hora, mientras se rebela la clase obrera contra la guerra que le ha declarado el régimen de Wall Street a la América Negra.
En Brasil, ya pelean los trabajadores del correo, se preparan los petroleros, los bancarios están en huelga y ahora entran al combate el corazón de la clase obrera industrial: los metalúrgicos. Las condiciones para la huelga general que derroque al gobierno las están preparando las propias masas. Las condiciones para la victoria no son otras que la clase obrera rompa ya todo sometimiento a la burguesía y al régimen de los de arriba.
La “revolución bolivariana” sólo ha resultado ser una estafa. Ya no hay salida en esta democracia para ricos para los explotados. ¡Paso a los de abajo! ¡Paso a la revolución socialista!
La CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) de México ha llamado a un congreso internacional para luchar juntos contra el imperialismo, que es el mismo enemigo que tenemos todos los trabajadores. ¡Ahí están nuestros verdaderos aliados! ¡Ahí están las inmensas fuerzas que tenemos para vencer!
¡Nuestras fuerzas están en la unidad con la clase obrera de todo el continente americano y no sometidos a las distintas fracciones de la burguesía, que solo gobiernan y gobernarán para defender los intereses del sistema capitalista!
CSP-CONLUTAS ha votado participar del congreso internacional llamado por la CNTE. Esa debe ser una tarea de todo el movimiento obrero brasilero. Para eso, hay que votarlo desde las asambleas y establecimientos de todos los trabajadores de Brasil, junto al pliego de demandas que centralice y unifique nuestra lucha hacia la huelga general.
De Alaska a Tierra del Fuego: una misma clase, una misma lucha, un mismo enemigo
¡Paso al internacionalismo militante!