25 de noviembre de 2020
El “alto al fuego” en la guerra fratricida entre Armenia y Azerbaiyán:
Nagorno Karabaj queda ocupado por Turquía y Rusia. Azerbaiyán doblemente colonizadoy Armenia cercada y sometida al imperialismo.
Un pacto contrarrevolucionario entre Rusia y Turquía, al servicio de las petroleras anglo-yanquis
Los grandes derrotados:
las masas y el pueblo trabajador tanto el armenio como el azerí
Bajo el mando de la British Petroleum desde los campos petroleros de Bakú y el Caspio y con el control de Erdogán de los oleoductos... |
El imperialismo asegura sus intereses
en todo el Cáucaso
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¡Paz y confraternización entre los trabajadores y
los pueblos oprimidos del Cáucaso!
¡Guerra al imperialismo y a su gendarme ruso en Eurasia!
- ¡Fuera la ocupación turca de Azerbaiyán, la base militar rusa de Armenia y sus tropas de ocupación de Nagorno Karabaj!
- ¡Expropiación sin pago de las transnacionales, de los bancos y de las petroleras imperialistasbajo control obrero en todo el Cáucaso!
- ¡Plena autonomía de Nagorno Karabaj!
- ¡Por la restauración de la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas Transcaucásicas, sin parásitos capitalistas, ni burocracia stalinista!
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El 10 de noviembre, los primeros ministros de Armenia y Azerbaiyán firmaron un “alto al fuego duradero” por el cual “dan fin a la guerra” por Nagorno Karabaj que se vino desarrollando desde fines de septiembre.El acuerdo establece que Azerbaiyán y Turquía se quedan, con la garantía de las tropas rusas, con todo el territorio de Nagorno Karabaj, e inclusive recuperan el territorio azerí que había sido ocupado por Armenia en la guerra del ’94. Rusia no va allí como “tropas de paz” ni para defender al pueblo armenio, ni nada que se le parezca, sino a garantizar la limpieza étnica de ese territorio. (Ver mapas adjuntos).
Estamos ante la resolución de una guerra fratricida, donde chocaron dos pueblos oprimidos por el imperialismo y aplastados por la bota del sicario Putin. Una guerra fratricida tutelada, esta vez, en base a un acuerdo de Turquía y Rusia para liberarle el Cáucaso a la British Petróleum, que concentra toda la extracción del oro negro y de gas desde Bakú, en las costas del Mar Caspio, hasta Turquía. Un pacto contrarrevolucionario que se probó en Siria, donde ambos garantizaron la masacre de Al Assad a la revolución, y le dieron seguridad a las “7 hermanas” para que se roben todo el petróleo sirio de Raqa y DeirezZor, y lo transporten al norte, a Turquía. Ese es el pacto que actuó en esta guerra fratricida, bajo el paraguas anglo-yanqui, donde el pueblo armenio no solo perdió toda autonomía en el territorio de Nagorno Karabaj, sino que huye del mismo inclusive quemando todas sus viviendas, para que no puedan ser tomadas por el ocupante.
La guerra fratricida del ’91-94, que terminó con Armenia ocupando territorio azerí, es lo que le permitió a este pacto contrarrevolucionario manipular a la nación azerí para esta invasión a Nagorno Karabaj. La victoria de las masas armenias de Nagorno Karabaj en el ’94 resultó ser una derrota estratégica, porque lo hizo a expensas de aplastar a la nación azerí, que quedó dominada por el imperialismo angloyanqui y su gobierno lacayo de Bakú. El gobierno contrarrevolucionario de Aliyeb en Azerbaiyán es el resultado de un “triunfo pírrico” de las masas armenias en el ’94.
Es que en las guerras fratricidas, los únicos que ganan son las potencias imperialistas y sus gendarmes. Los pueblos padecen estas derrotas quedando ocupados, doblemente saqueados, y con gobiernos mil veces más reaccionarios y contrarrevolucionarios.
Las potencias imperialistas se disputan las riquezas y las fuentes de materias primas de los ex estados obreros, y de la ex URSS en particular
El imperialismo franco-alemán se repliega del Cáucaso.Pero, por otro lado, con la empresa alemana E.ON, que tiene la mayoría de las acciones Gazprom rusa,no hace más que profundizar su ofensiva de saqueo de materias primas de ese país, mientras termina la construcción del gasoducto del “Nordstream 2” con el que bombea, a precio barato, el gas de Siberia directo a Alemania (ver mapa), mientras esta lo distribuye en toda Europa, cobrando una jugosa comisión, y burlando el tránsito de los hidrocarburos de Rusia por Ucrania y los países del este europeo. Asimismo, la “Gran Alemania” se siente cómoda, en su espacio vital que es Europa, desde Siberia a Portugal y, con su empresa E.ON controla el 80% de la distribución de energía eléctrica convencional, solar, de petróleo, etc., que son las arterias a través de las cuales abastece a todo Europa.
Las potencias imperialistas, por el norte y por el Cáucaso, bombean y se disputan las riquezas que extraen de Rusia y desde las ex repúblicas soviéticas. En ellas una pandilla de capitalistas, ávidos de negocios, bayoneta en mano, como la Gran Rusia del sicario Putin, negocia con las distintas bandas de los piratas imperialistas, actuando ellos como gendarmes de toda Eurasia.
Las empresas imperialistas encabezadas por la British Petroleum, son las grandes triunfadoras de esta guerra fratricida. Al ocupar Nagorno Karabaj, se garantizaron, entonces, todo el Cáucaso y unen la rica cuenca hidrocarburífera del Mar Caspio con el Mar Mediterráneo, incluyendo las nuevas y enormes reservas descubiertas recientemente del Mar Negro. Es decir, se han quedado con una de las regiones con más reservas de hidrocarburos del planeta.
La guerra fratricida, una tragedia para las masas del Cáucaso
¿Por qué una guerra fratricida? Porque chocaron dos pueblos y naciones semicoloniales, saqueadas por el mismo enemigo, que es el imperialismo, y aplastadas por la misma bota contrarrevolucionaria de Moscú y Turquía. Una guerra fratricida que, lejos de unir a los pueblos oprimidos para enfrentar al imperialismo y sus agentes, los enfrenta entre sí en una guerra impiadosa, donde el único ganador es el imperialismo, que termina y terminará oprimiendo con dobles cadenas no solo a Armenia derrotada, sino también a Azerbaiyán, que ha quedado tutelado por el imperialismo angloyanqui y la BP, con el gendarme de los oleoductos que es el rol que juega Turquía no solo ya en el Magreb y Medio Oriente, sino ahora también en Azerbaiyán, y como lo intenta hacer en el resto de las ex repúblicas musulmanas, a cuenta de las distintas potencias imperialistas.
Los obreros de Armenia se mataron a los tiros contra los de Azerbaiyán por intereses que no son suyos. Ellos venían peleando y luchaban por trabajo y una vida digna, contra gobiernos y regímenes odiados por las masas. Pero los trabajadores y el pueblo del Cáucaso Sur sufrieron miles de muertos y devastación de sus viviendas e infraestructura. Se profundizó el río de sangre entre los trabajadores hermanos de Armenia y Azerbaiyán impuesto por ambas burguesías nacionales para demarcar las fronteras de sus negocios a cuenta de las transnacionales.
Como ya adelantamos, las masas armenias pagan hoy el precio de haber quedado sometidas a su burguesía, que dirigió la guerra en 1991-1994 y tomó Nagorno Karabaj dándole la autodeterminación, pero sin respetar los territorios azeríes, es decir, se anexó territorio y fomentó el odio nacional de las masas azeríes, sobre el que se asienta esta nueva guerra tutelada por el pacto de Rusia y Turquía, bajo la dirección de la BiritshPetroleum.
Ninguna tarea nacional ni de autodeterminación, puede ser conquistada por las masas explotadas sin derrotar al imperialismo y saldar cuentas con sus socios menores, las cínicas burguesías nativas.
Esta vez, como dijimos, la “victoria azerí” no solo significa una derrota y padecimientos inauditos para las masas de Armenia, sino también para las masas de Azerbaiyán, donde se fortalece un gobierno que hasta hace unos meses tenía a las masas en las calles exigiendo su caída y luchando por pan, trabajo y libertad.
El camino para conquistar el derecho a la autodeterminación de Nagorno Karabaj, sólo podrá garantizarse con la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias con la Federación de Repúblicas Soviéticas Transcaucásicas.
Como ya lo hicieran en 1921 junto a los revolucionarios que habían tomado el poder en Rusia después de la revolución de Octubre de1917, la forma de garantizar el derecho a la autodeterminación de Nagorno Karabaj, sólo podíarealizarse con la dictadura del proletariado en una Federación de Repúblicas Soviéticas Transcaucásicas, donde se organizaron Armenia, Azerbaiyán y Georgia.
Así había quedado resuelto el viejo enfrentamiento al que habían sido empujados los obreros de la región a principios del siglo XX. Fue una resolución clara y precisa sobre esa crisis histórica: Nagorno Karabaj pertenecía a la república obrera soviética de Azerbaiyán, puesto que se encontraba dentro de su territorio, pero lo hacía como región autónoma, autoorganizada por los trabajadores y campesinos pobres armenios. Es decir, a la población, que es armenia, se le dio el derecho a su autodeterminación. Ese es el camino que debe retomarse.
Durante la guerra, estuvo planteada la confraternización de los trabajadores y el pueblo pobre de Azerbaiyány Armenia en los frentes de batalla y no disparar un solo tiro entre hermanos, sino hacerlo contra los opresores (Ver carta de una madre azerí). Defendiendo el derecho a la autonomía de los armenios en Nagorno Karabaj y rechazando las fronteras de guerra del 91-94, con la cual Armenia ocupó territorios azeríes.
Hoy, esa confraternización y unidad de los pueblos del Cáucaso se vuelven imprescindibles. La guerra que el imperialismo y los capitalistas le impusieron a estas naciones se le harán pagar a las masas y las penurias ya están aquí. La unidad internacionalista de los obreros de todo el Cáucaso está planteada como necesidad inmediata.
Los une la lucha por salario digno, por trabajo para todos, por darle la tierra para el campesino pobre, por autodeterminación del pueblo armenio en Nagorno Karabaj sin ocupación del territorio azerí, que solo se conquistarán expropiando al imperialismo, a las transnacionales, a sus banqueros y a sus socios, imbricados en miles de negocios, como son los capitalistas nativos.
¡Unidad de la clase obrera del Cáucaso!¡Guerra al imperialismo!¡Por la autodeterminación de Nagorno Karabaj!
¡Abajo los regímenes y gobiernos lacayos del pacto contrarrevolucionario de Rusia-Turquía bajo el comando yanqui y de la British Petroleum en Bakú!
Los trabajadores de Rusia tienen una enorme responsabilidady obligación paraparar la máquina de guerra del gendarme del imperialismo Putin y su Ejército Blanco contrarrevolucionario. Éste se asienta en un régimen de oprobio, represión y de los más sanguinarios del planeta, justamente para mantener controlado al proletariado de la ex URSS.
Una acción decidida de la clase obrera rusa, pondría en jaque, no solo el control de la Rusia contrarrevolucionaria y de los levantamientos de las masas de Eurasia, sino que sería un duro golpe al control imperialista del planeta y de Eurasia en particular, ejercido a través de su socio contrarrevolucionario Putin.
Éste actúa como sicario en Siria, Ucrania, ahora en el Cáucaso… y es por eso, que el imperialismo les respeta sus bases militares, como en Crimea, como en Tartus, como en Armenia y también en el resto de las ex repúblicas soviéticas musulmanas, como en Kirguistán.
El canalla Putin se ha probado ya como uno de los más sanguinarios socios de las distintas potencias imperialistas, como lo hace ahora en el Cáucaso con el imperialismo angloyanqui, o como lo hace con el eje franco-alemán con el gasoducto Nordstream2, donde la E.ON alemana tiene la mayoría de las acciones.
Los obreros de Siria en la resistencia, repudiaron a los sirios que fueron a pelear y a morir por los negocios de Erdogan y no por derrotar a las tropas fascistas de Al Assad y del carnicero Putin.
Con el fortalecimiento del gobierno de Erdogan, habrá más control del territorio sobre Siria y más pactos de Turquía con Rusia para terminar de aniquilar la resistencia y terminar de partir la nación junto a los yanquis.
Erdogan se ha fortalecido, con su bandidaje contrarrevolucionario en la región y más duro ataca a la clase obrera turca y al oprimido y sacrificado pueblo kurdo a los que la burguesía turca superexplota como mano de obra esclava al interior de sus fronteras.
La lucha por expulsar a las tropas turcas y rusas de Siria, es una tarea inmediata e indispensable de las masas de todo el Magreb y Medio Oriente que se encuentran en estado de revuelta y sublevación.
Las repúblicas del Cáucaso han quedado doblemente saqueadas y con triples cadenas atadas al imperialismo.
Serán las masas las que pagarán con hambre y miseria, la destrucción y los gastos de la guerra. Conguerras fratricidas como la del 91-94 y esta que acabamos de vivir, lejos de resolverse, la cuestión nacional se ha agudizado, no sólo en Nagorno Karabaj, sino en Armenia y Azerbaiyán que han quedado mil veces más sometidas al imperialismo y con tropas de ocupación como las de Rusia y Turquía.
La tarea para la liberación de esas naciones, es la unidad de la clase obrera de todo el Cáucaso Sur, la única capaz de unir a esos puebloscontra el imperialismo, expropiar a las petroleras imperialistas sin pago y bajo control de los trabajadores, romper con la burguesíasnacionales socias menores del imperialismo y avanzar a la toma del poder de los obreros y campesinos pobres.
Lo que está a la orden del día es la restauración de la dictadura del proletariado y la puesta en pie de la Federación de RepúblicasSoviéticas Transcaucásicas,que será la única que podrá darle el derecho a la autodeterminación a Nagorno Karabaj y liberar de toda opresión nacional al conjunto de la región como sucediera con la victoria de la revolución socialista en la URSS en 1917-1921.
La reapertura de este combate y esta lucha en el siglo XXI será un bastión, por volver a recuperar la URSS sin estalinistas entreguistas, ni capitalistas, ni militares asesinos.
La cuestión de la guerra, como el agudizamiento del crac capitalista y el estado de revuelta, revolución y contrarrevolución en el que se encuentra la clase obrera mundial, pone a la orden del día la lucha por una dirección revolucionaria de la clase obrera.
El reformismo, compuesto por los desechos del stalinismo, la socialdemocracia y los renegados del trotskismo, no han dejado ni un milímetro de continuidad del programa del marxismo revolucionario frente a la lucha de clases, frente a la revolución y las guerras.
La así llamada “Nueva Izquierda” somete aquí y allá a la clase obrera a lo que ellos llaman “campos burgueses progresivos” políticos y/o militares. Someten así al proletariado a sus verdugos “democráticos” o a los que consideran “anitimperialistas” y así llevan a la clase obrera a reducir sus fuerzas a cero y le impide a esta ser caudilla de los pueblos oprimidos y a resolver con su propia lucha, su liberación.
El combate por derrotar al revisionismo en el marxismo, formar una nueva generación de revolucionarios en base a las lecciones históricas de los combates del proletariado mundial, es la tarea más decisiva del momento.
La lucha por la refundación de la IV Internacional y sus banderas es la única por la cual se puede preparar el proletariado para su victoria.
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