Columna de Opinión - 22 de febrero de 2018
ARGENTINA 2019: La crisis social pega un brusco salto
¡Basta de hambre y represión contra los trabajadores y el pueblo!
¡Que la crisis la paguen los capitalistas con la revolución proletaria!
Es un hecho innegable que la crisis social y el ataque del gobierno capitalista de Cambiemos y sus socios peronistas, con quienes vienen cogobernando y aplicando un “salvaje ajuste” sobre las condiciones de vida del pueblo, está pegando un nuevo salto. La última medición del incremento del índice del costo de vida da cuenta de un incremento del 3,7% para el mes de enero, lo que lleva a que una familia necesite ingresos no inferiores a los 26442 pesos para no ser declarada pobre.
El 2019 arrancó con un tarifazo generalizado en servicios, impuestos, combustibles y peajes que traccionaron hacia una suba generalizada los precios de los productos de primera necesidad, lo que incrementó los índices de pobreza e indigencia dentro de la población trabajadora que cada día queda más relegada al acceso de una canasta básica de bienes, servicios y alimentación de calidad.
Los tarifazos en los servicios se tornan impagables, los precios entraron en una espiral ascendente que parece no encontrar un techo, el dólar estadounidense que rige todas las operaciones financieras y comerciales, dentro y fuera del país, luego de efectuada la “auditoria” de la misión evaluadora de la “marcha de la economía” del FMI, que dicho sea de paso aprovechó la ocasión para reunirse con el gobierno, la oposición burguesa y la dirigencia cegetista, recuperó la tendencia alcista con la que venía manifestándose durante el año pasado, clausurando así el corto romance de verano con el que quisieron engañarnos sobre una supuesta estabilidad del tipo de cambio, algo que propios y ajenos hicieron caso omiso (sobre todo los llamados “mercados”).
A todo esto se agrega el cierre de empresas de todos los rubros y tamaños, las suspensiones de personal y los posteriores despidos agudizando un panorama que duramente golpea a las familias obreras, que hace directamente insostenible la situación cotidiana de millones de personas que no ven una salida por la traición de la burocracia sindical y su pacto de paz social con los curas.
Pero no todo son pérdidas y cierres de empresas. Si hay un sector que “la ha levantado con la pala” es el sector de la banca, tanto nacional como extranjera, las finanzas, las operaciones especulativas, que durante 2018 duplicaron sus activos respecto del año anterior, obteniendo “ganancias extraordinarias” producto de la devaluación y las exorbitantes tasas de interés. Esto solo demuestra el carácter rentista, parasitario y especulativo de la “llamada y tan esperada lluvia de inversiones por parte del gobierno”, carácter del que no escapa el capitalismo en general en la fase imperialista.
Este es el escenario que domina el país de Sur a Norte, de la Cordillera al Atlántico; en él se incrementa la represión a los que luchan, como la que fuimos testigos en los últimos días contra los trabajadores de la tierra nucleados en la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) en Plaza Constitución, a los trabajadores de prensa que cubrían la protesta, a los trabajadores de la Cooperativa gráfica Madigraff y una vez más a los reporteros y fotógrafos de los medios que cubrían la concentración en Plaza de los dos Congresos, por citar los últimos casos, todos en la ciudad de Buenos Aires.
Tampoco cesa la persecución política, sindical e ideológica de parte del brazo judicial del estado burgués, que busca callar la voz de los trabajadores e imponer el terror, el silencio y la paz de los cementerios en fábricas y establecimientos laborales. No lo debemos permitir.
Mientras todo esto sucede, el régimen se blinda, acompañando una tendencia que busca de la mano del imperialismo asentarse en el continente, y sus partidos debaten entre otros puntos una reforma al código penal, impulsando la baja de la edad de imputabilidad, escudándose en “el incremento de las tasas delictivas” que golpean sobre todo a la población trabajadora. Lo que deliberadamente se oculta, para sostener “una política de mano dura contra el pueblo pobre” es cuanta relación existe entre este flagelo y la desesperante situación social que viven las masas en las barriadas obreras y populares del país.
Por todo esto, podemos afirmar, de manera categórica, que la burguesía y el gobierno de conjunto (Nación y Provincias) están protagonizando un ataque en toda la línea, una nueva contraofensiva en todos los terrenos sobre los trabajadores y el pueblo, luego de que estos fueran sacados de las escena política y de las calles, y por lo tanto perdieran la iniciativa en la lucha de clases producto de la orientación reformista y conciliadora, de tregua y paz social, de allanar el camino hacia las elecciones de 2019, de dispersión y aislamiento de luchas muy duras, con algunos triunfos parciales unas, con retrocesos y derrotas en muchas de ellas y empantanamiento en otras.
El 2018 que había comenzado con grandes manifestaciones obreras en las calles, que expresaban la continuidad de las jornadas revolucionarias y combates de masas de fines de 2017, cedió su paso e instaló un repliegue de las fuerzas obreras en la lucha de clases, imponiéndose la traición, el pacto y la tregua de manos de los “gordos” de las diversas variantes de las centrales obreras y sus sacrosantos cuerpos orgánicos junto a las distintas variantes de “burocracias piqueteras” que con su accionar condenan a los “pobres diablos” a ser mendigos de la caridad estatal que despliegan desde los ministerios. Ello fue acompañado y sostenido desde la izquierda por el reformismo socialista que no lo combatió consecuentemente abriéndose así el camino hacia la disputa electoral de este año.
Sacar a las masas de las calles, dividirlas, desorientarlas, llevarlas a pelear sector por sector, en las peores condiciones, le permitió a la burguesía aplicar a fondo el conjunto de su política para arrodillar al proletariado y que termine pagando las consecuencias de esta debacle capitalista como parte del ataque generalizado que el imperialismo descarga sobre los explotados del continente.
En este ataque burgués, en los últimos días ha tomado estado público que grandes empresas de una larga lista entre las que se destacan Carrefour, Fate, Editorial Atlántida y ahora último Coca Cola en una nueva vuelta de rosca atacan sin miramientos los derechos laborales, entre ellos el derecho al trabajo.
La burguesía, de aquí y de allá, se ampara y cobija en el estado y su legislación para que la crisis la pague efectivamente la clase obrera y el pueblo, confirmando la premisa del socialismo científico “que el gobierno del estado moderno no es más que una junta o un comité que administra y gestiona la totalidad de los negocios de la clase capitalista” y que el estado lejos está de representar “los intereses del conjunto de la nación” ideología propia de cobardes y traidores con las que el reformismo y el nacionalismo burgués envenena la conciencia de la clase obrera y el pueblo pobre.
Bajo el eufemismo del “Procedimiento preventivo de crisis” los capitalistas emprenden un feroz ataque contra la clase obrar y el pueblo, contra sus familias y sus condiciones de existencia. ¡ Que son sino las consecuencias de esto que por ejemplo , sólo en la Provincia de Santa Fe durante el año que pasó 248 empresas se acogieron a esta normativa que contempla la legislación capitalista con su secuela de despidos!
Nos encontramos los trabajadores ante un verdadero chantaje. Los burgueses aduciendo pérdidas, buscan “readecuar su estructura de costos” ante la brutal caída del consumo popular como resultado inevitable del ataque burgués.
¿Pérdidas? ¡A los obreros, al pueblo, a nuestras familias, que vivimos y morimos explotados o por acción del estado burgués y sus gobiernos, no nos debe importar el destino de tal o cual empresa! ¿Pérdidas? ¡Señores capitalistas, explotadores de la clase obrera, sepan que nuestras vidas importan más que sus ganancias (o eventuales pérdidas)!
¿Pérdidas? Debemos imponer por medio de la lucha, la apertura de los libros de contabilidad, no de tal o cual empresa en particular, sino de toda la rama de producción, en especial las que amasan fortunas y ganancias, lo que nos permitirá conocer el verdadero estado de los capitalistas.
¡Abajo el secreto comercial! Base de todo negociado entre las mafias burguesas, los monopolios y el estado. ¡Control obrero de la Producción!
No se trata en esta crisis, del destino de tal o cual empresa, se trata del presente y del futuro, de la vida de la clase obrera, del pueblo pobre y sus familias, ya que como clase que produce todas las riquezas, todos los bienes y servicios que están a disposición de la sociedad, no debemos aceptar bajo ninguna circunstancia rebajar nuestro nivel de vida de acuerdo a las exigencias permanentes de los capitalistas, una clase ociosa y parasitaria que vive de la explotación obrera y le ha declarado para salvarse y seguir aferrada a su fuente de privilegios una guerra sin cuartel y a escala planetaria al proletariado mundial.
En esta “guerra sin cuartel”, la burguesía chantajea salvajemente a la clase obrera, para ello también se apoya en la traidora política de las burocracias sindicales. O aceptan la flexibilización laboral, que ahora el gobierno y toda la corte que los acompaña intentaran sacar por decreto, o cerramos, despedimos y nos vamos. ¡Ese es el verdadero idioma de guerra con el que la burguesía se dirige a las masas laboriosas! ¡Un verdadero “terror blanco” es el que pretende imponerse sobre las espaldas de los trabajadores por parte de esta alianza empresarial – estado – burocracias sindicales que despliegan abiertamente ese programa para poner de rodillas a los trabajadores.
Una vez más: ¡No lo debemos permitir! ¡Guerra a la guerra! Es hora de reagrupar nuestras filas para la resistencia y preparar los próximos combates.
Esto es lo que significa para las masas explotadas y oprimidas la legislación burguesa. Con democracia capitalista o bajo el terror del fascismo o con los “cantos de sirena” de los “gobiernos progresistas”, las leyes detentan el carácter de clase de todo un régimen social, político y económico presto a defender y a incrementar el poder de los explotadores sobre los explotados.
Así es ahora y así lo fue en el pasado, y si con esto no es suficiente, aparecen los matones y pistoleros pagos de la burocracia sindical, las bandas fascistas y el aparato represivo del estado.
En esta lucha son ellos o nosotros. No permitamos que avancen y nos derroten. ¡Piquetes de autodefensa!
Nos encontramos como clase, ante una extorsión flagrante, ante un lock out o amenazas de cierre, con los que la burguesía y el gobierno pretenden poner de rodillas a la clase trabajadora.
Una vez más: No lo permitamos, derrotemos el ataque, el ajuste no debe pasar, son ellos o nosotros.
Ante la amenaza cierta de vaciamiento, de cierres de empresas, de despidos o suspensiones, se torna de vida o muerte al proletariado ocupar las plantas, ponerlas a producir, luchar por su expropiación sin pago y nacionalización e imponer el control obrero de la producción en toda la rama de la industria, como tareas mínimas para evitar el desgajamiento de las fuerzas de la clase obrera. Junto a ello debemos imponer la reducción de la jornada laboral y el reparto de todas las horas de trabajo entre todos los brazos disponibles. Para evitar el desalojo y la represión patronal Comités de Autodefensa y Comisiones de Solidaridad y apoyo a la lucha obrera.
Decenas de veces se ha hecho referencia al carácter de “escuela de guerra” que conlleva la resistencia, las huelgas o la lucha por la defensa de nuestro interés de clase. Solamente atacando audazmente el carácter capitalista de la propiedad de la industria, de la tierra, del comercio, de los bancos, de los grandes supermercados, de las empresas de servicios, etc, estas luchas pueden cumplir su rol de escuela de guerra y preparar al proletariado para la revolución social.
Que no se imponga el plan del enemigo que significa esclavitud, hambre, desesperación, guerras y muertes, junto a la descomposición de nuestras fuerzas depende de esto último.
Debemos decir: ¡No pasarán! ¡Basta de pelear divididos! ¡Coordinemos todas las luchas!
¡Paso a los combatientes de la clase obrera! ¡Huelga general! ¡Paso a la revolución socialista!
Por Rogelio Romero