Columna de Opinión - 21 de noviembre de 2022
A propósito de la muerte de Hebe de Bonafini
25 años de lucha intransigente contra la dictadura y la impunidad, entregados a los Kirchner y al partido peronista, administrador del régimen y del sistema que organizó el peor genocidio contra la clase obrera argentina
Frente a la falsificación de la figura de Hebe de Bonafini que hacen el gobierno y los gorilas, es fundamental que los trabajadores sepan el verdadero papel de esta luchadora que encabezó un heroico movimiento de madres de los mártires de la clase obrera y la juventud de los ’70, del Cordobazo, el Villazo y las Coordinadoras masacrados por la Triple A y la dictadura de 1976, en un sangriento genocidio de clase coordinado por el imperialismo yanqui con el Plan Cóndor, para aplastar los procesos revolucionarios del Cono Sur.
Desde la dictadura hasta la asunción de Kirchner: una lucha intransigente por el juicio y castigo a los genocidas
Hebe de Bonafini sufrió la desaparición de sus hijos y su nuera entre 1977 y 1979, año en que se convierte en presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Durante la dictadura, Madres salió a la calle, en medio del terror y la represión, para exigir la aparición con vida de sus hijos, enfrentando casi en soledad y de forma heroica a la dictadura videlista.
Después de 1983, Hebe encabezó un enorme movimiento democrático de masas que combatía en las calles por el juicio y castigo a los genocidas contra la “democracia” para ricos de los partidos patronales sirvientes del imperialismo yanqui, como la UCR, el PJ, que venían a salvar a los milicos para asegurar la continuidad de la casta de oficiales de las FF.AA. Así enfrentaron valientemente la ley de Obediencia Debida y el Punto Final, contra el indulto de Menem. Millones combatimos con las Madres, contra la dictadura y contra la democracia para ricos, para que el genocidio no quede impune.
Las Madres enfrentaban al Estado argentino que en la dictadura había asesinado a 30 mil obreros y jóvenes y que en “democracia”, con Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde, salvaba a los genocidas y hambreaba y asesinaba a los trabajadores, como en los levantamientos de 1989, como Verón, Choque y Teresa Rodríguez, como los más de 40 mártires del 20 de diciembre de 2001, Kostequi y Santillán.
Por eso jugaron un rol de enorme valentía en las luchas obreras más aguerridas, como en Cutral-Có, junto a los piqueteros del norte de Salta, Zanón, el 20 de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo, etc.
Por esta lucha histórica, Hebe y las Madres se ganaron una merecidísima autoridad y respeto entre los explotados.
2003: bajo la dirección política de Fidel Castro, Bonafini apoya a Kirchner y su plan de “reconciliación” con las FF.AA.
El año 2003 fue un punto de quiebre en la vida militante de Bonafini, cuando le dio su apoyo al gobierno de Kirchner planteando “ya no tenemos un Estado terrorista ni tenemos el enemigo en la Rosada”.
Kirchner asumía el poder con el apoyo de Chávez, Lula y Fidel Castro, en medio del “infierno” del 2001 y el “que se vayan todos”, que había descalabrado a las instituciones del régimen: los partidos patronales, el parlamento, la justicia, etc. Kirchner venía a desviar la revolución y reconstituir estas instituciones maltrechas, como parte de una política continental de colaboración de clases impulsada por Chávez, Castro y el Foro Social Mundial para estrangular la revolución latinoamericana de 1997-2005.
Siguiendo esta política del castrismo, Bonafini apoyó a Kirchner y avalo su plan de “reconciliación nacional” con la casta de oficiales genocida, que consistió en que la justicia patronal encarcele a un puñado de militares gerontes para salvar al conjunto de la casta de oficiales en actividad y vestirla de “democrática” ante los explotados, y para represtigiar a la justicia patronal odiada. La misma política de “reconciliación” de Evo Morales en Bolivia con la casta de oficiales banzerista; los ex-comandantes sandinistas con los asesinos somocistas en Nicaragua; por la Bachelet con los generales pinochetistas en Chile.
El ocaso político de una luchadora que se reconcilió con el Estado y el régimen de los capitalistas responsables del genocidio de 30 mil compañeros
El apoyo de Bonafini y Madres a los Kirchner fue decisivo. Hebe usó todo su prestigio y autoridad y la de Madres, ganados en la lucha heroica dada contra la dictadura militar y la “democracia” del capital, para darle una cobertura democrática a los Kirchner, que utilizaron la memoria de los caídos de la manera más cínica para fortalecer al gobierno, al régimen y a sus instituciones como la justicia patronal, y “sacar a la Argentina del infierno" pasando a la ofensiva contra la clase obrera y los explotados.
Nunca, como con los Kirchner, se vio tanta utilización de la lucha y la memoria de los mártires de la clase obrera y los explotados asesinados por la dictadura videlista en los ’70, para lanzar semejante ataque contra los trabajadores.
Hebe olvidó, perdonó y se reconcilió con la “democracia” patronal, la misma que parió la Triple A y conspiró para que venga el golpe del ’76 y que después del ’83 salvó a los milicos y continuó la entrega de la nación.
Por ello, terminó avalando y defendiendo a Kirchner cuando éste ocupó militarmente Las Heras, Santa Cruz, en 2006, en un operativo videlista con apagones, secuestro de obreros, torturas, detenciones, etc. para quebrar una heroica huelga petrolera. Tampoco estuvo junto a ellos en 2013 cuando CFK se encargó de que los tribunales condenen a los petroleros a cadena perpetua por luchar.
Hebe avaló y defendió a la burguesía kirchnerista que atacaba a los trabajadores, ante la desaparición de Julio López en 2006, ante la Masacre del Parque Indoamericano de 2010, etc. Sobran ejemplos de la feroz represión desatada por los Kirchner a la clase obrera.
Mientras Bonafini se aliaba al gobierno K y separaba los pañuelos blancos de la lucha de los trabajadores, otras luchadoras como Madres Línea Fundadora, con Elia Espen, estaban con los petroleros de Las Heras durante el montaje judicial de 2013 y no se rendían, ni se rinden hoy ante los verdugos.
Mención aparte merecen los partidos del FIT, que en todos estos años legitimaron el plan de reconciliación de Kirchner, saludando los “fallos históricos” que condenaban a militares de 80 años, mientras la casta de oficiales de las FF.AA., repleta de represores de la dictadura, quedaba intacta. Son corrientes cada vez más integradas al régimen. Nada muy distinto del derrotero de Bonafini, a quien hoy saludan como a una “compañera de lucha, más allá de las diferencias políticas”.
Hebe de Bonafini murió militando en las filas de la burguesía, habiendo renegado de la lucha por el juicio y castigo a los genocidas de la clase obrera argentina y latinoamericana y abrazada a Milani. Pero la burguesía no le devolvió a sus hijos, ni hizo ni hará justicia, porque fue la misma burguesía la que perpetró el genocidio de clase en 1976 para salvarse de la revolución.
Solo la clase obrera, acaudillando a las masas explotadas, podrá lograr enjuiciar y castigar a los genocidas de ayer y los represores de hoy, tomando esta sentida demanda en sus manos y haciéndose del poder.
Solo la clase obrera, con el método de la lucha de clases y la revolución socialista, un Argentinazo victorioso que no deje en pie nada del Estado asesino, podrá sentar a los genocidas en el banquillo de los tribunales de los trabajadores y el pueblo. Solo así habrá justicia con los hijos de las Madres y todos los mártires de nuestra clase. Con los genocidas de ayer y los represores de hoy… ¡no habrá olvido ni perdón ni reconciliación!
Juan Gamarra y Ana Negri |