Columna de Opinión - 10 de mayo de 2023
El revisionismo:
un cáncer en el marxismo
En un trabajo publicado en fecha 5 de febrero de 2023, Emilio Albamonte y Matías Maiello escriben bajo el título “Más allá de la “Restauración burguesa”: 15 tesis sobre la nueva etapa internacional en contrapunto con Maurizio Lazzarato”, en las que abordan desde sus puntos de vista entre varias cuestiones el momento actual del capitalismo.
La “novedad” (no tan nueva) de estas “tesis” es lo que el propio PTS-FT, de la pluma de Albamonte y su aprendiz de brujo Maiello, afirma del recorrido de la “fase superior del capitalismo” en la que da continuidad a su abierto revisionismo con el que pretenden fundar una nueva escuela, ya no marxista, leninista ni trotskista, sino una corriente ecléctica, reformista, academicista y posmoderna camuflada con algunas palabrejas marxistas, es decir toda una impostura para dirigirse a un auditorio no menos reformista que ellos y construir partidos reformistas, parlamentarios y “socialistas” de épocas de paz, como lo vienen haciendo hace varias décadas.
Ante este nuevo salto del revisionismo en el que ya abiertamente no dejan en pie nada del legado del marxismo, los trotskistas una vez más estamos empeñados a poner en su lugar las cosas, a combatir la impostura y el veneno que inoculan en la vanguardia. En sus escritos éste dúo de revisionistas, ha llegado a plantear que con la apertura de la crisis de 2008, se ha puesto nuevamente en el orden del día las condiciones de la época imperialista, de guerras, crisis y revoluciones, dando a entender que dichas condiciones estuvieron clausuradas al menos desde la derrota del ascenso revolucionario generalizado que conmovió el planeta entre 1968/74, con la particularidad de la inexistencia de revoluciones durante al menos tres décadas. Volveremos sobre esto en el desarrollo de este texto.
“LOS INTERESES Y LAS PASIONES QUE DESPEDAZAN LA SOCIEDAD
En 1847, los jóvenes revolucionarios Karl Marx y Friedrich Engels definían en el Manifiesto Comunista “un espectro recorre el mundo, el espectro del comunismo”.
Parafraseando a los dos grandes revolucionarios del siglo XIX, nuestra corriente la FLTI-CI ha definido que ya no como el fantasma del pasado, sino más bien como un fenómeno viviente se enquistó, como un virus mortal, y se propagó como un cáncer que corroe, una vez más, al movimiento marxista. Es el cáncer del revisionismo. Revisionismo abierto que en el presente pone en tela de juicio y reniega de todos los fundamentos del marxismo revolucionario, propios de la época imperialista, para justificar su política contrarrevolucionaria.
En distintos materiales, folletos, libros y documentos nos hemos ocupado extensamente respecto a este fenómeno, que en el caso del viejo movimiento trotskista es la expresión de décadas de adaptación, capitulaciones y traiciones y su inevitable degeneración oportunista respecto de la estrategia y el programa revolucionario de los marxistas, y que en materia de organización se expresa en la liquidación absoluta de toda independencia respecto de las corrientes contrarrevolucionarias como las distintas variantes de estalinismos, con quienes ya no solamente los sostienen ante la vanguardia y las masas explotadas, sino que ya marchan a la constitución de partidos únicos, asumiendo toda su política democratizante y de colaboración de clases frente populista, pegando un salto en calidad respecto del curso liquidador que el pablismo diera inicio a principios de la década de 1950 en las filas de la IV Internacional. Esto ha llevado a una profunda bancarrota al movimiento que tiene como misión histórica conducir al proletariado internacional por el camino de la revolución socialista mundial, que como tarea inmediata se le plantea a este si no quiere ser aplastado por el fascismo, la barbarie y las guerras.
ALGUNAS CONSIDERACIONES RESPECTO DE LA EPOCA IMPERIALISTA (LENIN Y TROTSKY, Y TODO EL MARXISMO REVOLUCIONARIO CONTRA LOS REVISIONISTAS, INCLUIDOS EL PTS, ALBAMONTE Y MAIELLO)
Por qué hablamos que la época imperialista se define como “de guerras, crisis y revoluciones”
A continuación estableceremos brevemente algunos rasgos o características específicas del imperialismo que nos llevan a afirmar que éste delimita toda una nueva época histórica.
1.- La libre competencia capitalista, propia de la época de desarrollo orgánico, es reemplazada por la existencia de los monopolios capitalistas, monopolio que ha dado origen a una gran industria que conduce la concentración de capital, producto a su vez de la libre competencia.
2.- Surge una política neocolonial de reparto de las colonias, áreas de influencia del capital financiero, entre las distintas potencias capitalistas, reparto que ha llevado a la guerra imperialista de 1914 como define Lenin en su folleto “El socialismo y la guerra”
3.-Aparece la dominación monopolista en el reparto del mundo.
4.- Producto de la fusión de los capitales bancario e industrial surge un nuevo tipo de capital, el financiero, un capital monopolista de los superbancos, que da origen a una oligarquía financiera, que como fuente del parasitismo propio de la nueva época, vive del “corte de cupones”.
5.- Asociado a este último fenómeno, se produce la exportación de capitales en lugar de la exportación de mercancías.
Todos estos rasgos del imperialismo Lenin los desarrolla más en extenso en su “El imperialismo…” (Si es necesario se desarrollara en la redacción del folleto).
En función de estos rasgos, fue la tercera Internacional (segundo congreso mundial), y previamente los escritos de Lenin durante la guerra, que define una serie de relaciones económicas y políticas instauradas por el capitalismo en su fase superior, las cuales determinan : una división internacional del trabajo (establecida históricamente, por ejemplo en las guerras interimperialistas), la división del mundo en bloques económicos, políticos y militares, la existencia de naciones y países oprimidos y opresores, la disputa de las potencias por las áreas de influencia y finalmente las guerras comerciales , interimperialistas, de opresión, etc. para zanjar las disputas por las zonas de influencia.
Cuando el dúo de los doctos reformistas Albamonte-Maiello sostienen la “clausura” de las condiciones de la época de crisis, guerras y revoluciones durante el periodo comprendido entre la derrota del ascenso revolucionario 1968/74, hasta el estallido de la crisis mundial de 2008, periodo también , recordemos, marcado por la ausencia de revoluciones, están borrando de un golpe una de las premisas marxistas revolucionarias respecto del imperialismo, aquella que dice que “el desarrollo capitalista en los países dependientes, coloniales y semicoloniales, más que una empresa emancipadora, se ha transformado, en manos del capital financiero, en un instrumento de opresión y esclavitud sobre los miles de millones de seres humanos que habitan esas latitudes y que hacen que el “teatro de operaciones de la revolución” se haya extendido de Europa al mundo entero, algo que hasta el propio Kautsky reconocía en 1909 antes de ser el “renegado” y que hiciera que definiera la época que surgía como de “guerras y revoluciones”.
“En muestra época, que es la del imperialismo, es decir la de la economía y la política mundiales dirigidas por el capital financiero…”, en esta brevedad conceptual León Trotsky señala uno de los rasgos que la definen, donde pone de manifiesto, contra toda la escuela ecléctica de falsificación y revisionismo del marxismo revolucionario que encarna la fracción trotskista (uno no se explica porque se siguen llamando trotskista y no foucaultianismo, o autonomistas o posmodernos), que la existencia de antagonismos entre las grandes potencias, antagonismos que emanan de las contradicciones que el desarrollo capitalista genera, que se expresan en el apotegma “si a un imperialismo le va bien, a otro u otros les va mal” y que hace que esta contradicción se plantee en toda su amplitud como el problema central en la política mundial, cuestión que hoy brota descarnadamente luego de la crisis de 2008, y que en la cara le ha estallado a los reformistas del PTS que se encuentran sacudiéndose de la modorra de la larga siesta que los llevo a decir que hubo 30 años sin revoluciones.
SOBRE EL CARÁCTER DE LA EPOCA Y LAS FUERZAS PRODUCTIVAS DEL CAPITALISMO
Nuestra corriente ha desarrollado un extenso documento sobre el carácter de las fuerzas productivas del capitalismo en nuestra época bajo el título “La decadencia de las fuerzas productivas en la época imperialista. El PTS hace unos años, como parte de su deriva gramsciana revisionista ha llegado a afirmar que en la época actual se puede constatar un “desarrollo parcial de las fuerzas productivas” bajo el capitalismo imperialista.
“El carácter de la época actual está dado por ser la del máximo desarrollo y hundimiento del capitalismo” (León Trotsky)
¿Se puede hablar de un desarrollo de las fuerzas productivas en la época imperialista en el sentido al que los marxistas se refirieron en todo el periodo que llega a su fin en el inicio de la primera guerra mundial?
En uno de los tantos escritos en los que León Trotsky aborda la cuestión de “la decadencia de las fuerzas productivas en la época imperialista”, y que Albamonte y su troupe conocen al detalle, como Kautsky conocía la obra de Marx y Engels en varios idiomas, pero que esconden deliberadamente para dar rienda suelta al revisionismo y no incomodar a su auditorio “políticamente correcto”, haciendo un racconto sobre aquellas (las fuerzas productivas y su relación con las guerras por ejemplo), sostiene lo siguiente: La formación de los estados nacionales en el continente europeo ocupó toda una época que comenzó aproximadamente con la Gran Revolución Francesa y concluyó con la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871. Durante estas dramáticas décadas las guerras eran de carácter predominantemente nacional. La guerra librada por la creación o defensa de los estados nacionales, necesarios para el desarrollo de las fuerzas productivas y de la cultura, asumió en ese periodo un carácter histórico profundamente progresivo. Los revolucionarios podían apoyar políticamente las guerras nacionales; más aún, estaban obligados a hacerlo.
Entre 1871 y 1914, el capitalismo europeo, apoyado en los estados nacionales, no sólo floreció sino se sobrevivió al transformarse en capitalismo monopolista o imperialista. "El imperialismo es la etapa del capitalismo en que éste, luego de haber avanzado todo lo posible, comienza a declinar." La causa de la decadencia reside en que las fuerzas productivas resultan trabadas por los marcos de la propiedad privada y los límites del estado nacional. El imperialismo pretende dividir y redividir el mundo. A las guerras nacionales les suceden las guerras imperialistas, que son de carácter totalmente reaccionario y expresan el impasse, el estancamiento y la decadencia del capital monopolista”. (Lenin y la guerra imperialista. 30/12/1938).
No está de más recordar que fue el propio Trotsky en una de las tantas dimensiones de su lucha junto a la Oposición de Izquierdas Internacional en el seno del Comintern, contra la teoría del “socialismo nacional” que expresaba el bloque del centro derecha de Stalin Bujarin dentro de la Tercera Internacional, quien levantó contra estos la abierta y plena defensa del internacionalismo comunista, que sostuvo en el sexto congreso del año 1928, bajo las condiciones del imperialismo y la persecución estalinista, que el programa de un partido comunista “debe tomar directamente como punto de partida, el análisis de las condiciones y de las tendencias de la economía y del estado político del mundo, como un todo, con sus relaciones y contradicciones, es decir con la dependencia mutua que opone a sus componentes entre sí” .
En esta definición señala, Trotsky, uno de los signos, una de las características que hacen al fundamento de nuestra época (para usted señor Albamonte, inexplicablemente cancelada durante tres décadas. Como en la serie televisiva creo que al que hay que “cancelar” es a Ud. y su troupe, pero previamente le daremos un combate frontal a su revisionismo): la dependencia mutua, la oposición, los antagonismos entre los diversos componentes de la política y la economía mundiales, que serán claves en el momento de definir la evolución de las fuerzas productivas, ¿de cuáles?,¿de las economías nacionales?, claramente afirmamos “de las fuerzas productivas de la economía mundial” (¿me sigue señor Albamonte? O su teoría de “desarrollo parcial” precedida de otros no menos revisionistas que Ud. le golpearon su cabeza).
Una economía mundial (hoy en crisis abierta, en bancarrota total, que marca un profundo parasitismo) que, al decir de Trotsky se ha convertido en una realidad poderosa que domina la de diversos países y continentes ( fuente de profundos antagonismos y choques que expresan la lucha por la dominación, es decir quien o quienes mandan), y que en nuestra época … “agudiza extremadamente la contradicción que existe entre el crecimiento de las fuerzas de producción de la economía mundial y las fronteras que separan naciones y Estados”. El abandono o en su defecto la incomprensión de una de las tesis fundamentales del marxismo revolucionario, junto a aquella que habla de la crisis del dirección revolucionaria en el movimiento obrero internacional, nos impide orientarnos correctamente en el combate por la revolución socialista internacional como la más inmediata de las tareas del proletariado sino quiere ser aplastado por la bota del militarismo, el fascismo y las guerras.
Que brillante la tesis que desarrolla León Trotsky en su lucha contra el socialismo nacional, en la que define los pilares materiales sobre los que se construye la “nueva época”, la relación de las fuerzas productivas y de éstas en la lucha y la competencia por las áreas de influencia de las distintas potencias, los antagonismos que brotan dentro de esas fuerzas en la lucha por escaparse de la prisión que significan las fronteras de los estados nacionales dentro de una economía mundial y que llevaron al estallido de dos guerras interimperialistas, a la revolución rusa de 1917, a las revoluciones europeas (derrotadas) en el periodo de desmovilización de hombres luego de la finalización de la guerra de 1914/1918, a las revoluciones en España y Francia en los treinta (también derrotadas), y que hacen de nuestra época una de guerras, crisis, revoluciones (y contrarrevoluciones) en cuyo devenir esa contradicción se transforma en una fuerza destructiva de la sociedad.
El año 1924 en un trabajo titulado “El desarrollo del militarismo mundial y nuestras tareas militares”, Trotsky pone énfasis en el signo de la época que se expresa en la contradicción antes citada. Allí sostiene “Nuestra época se caracteriza por la rápida transformación de la mayor parte de las fuerzas productivas del capitalismo en fuerzas destructivas. El hecho no es nuevo pero hoy se presenta a un grado mucho mayor que en el pasado. Las fuerzas productivas generadas por el capitalismo en los límites del Estado nacional y de la propiedad privada llegan a esto en una especie de histeria furiosa, aspiran a evadirse de la prisión capitalista, se vuelven fuerzas destructivas, se aniquilan ellas mismas mediante la guerra para renacer y consagrarse pronto nuevamente, en su mayor parte al militarismo. La guerra imperialista ha sido la insurrección de las fuerzas productivas, es decir de la técnica humana contra el hombre quien, aunque logró dominar la naturaleza, no supo dominar la sociedad, no supo crear una organización superior del trabajo basada en la razón y en la solidaridad. La guerra imperialista ha arruinado Europa en provecho de Norteamérica. Europa se esfuerza por restaurarse… Pero en el restablecimiento de sus fuerzas productivas, Europa se choca con las fronteras nacionales creadas por el Tratado de Versalles, las barreras aduaneras, la disminución de la capacidad de absorción del mercado mundial. Busca salir de sus estrechos marcos, teniendo que emplear para ello a la fuerza armada. Y por eso las fuerzas de producción, que apenas están en el inicio de su recuperación, se transforman nuevamente en fuerzas de destrucción. La lenta agonía del mundo capitalista nos ofrece el espectáculo del militarismo.”
¿Podemos encontrar mejor definición que ésta, para demostrar cabalmente, en la historia y en la actualidad, como el mundo capitalista (en lenta agonía por la tardanza del proletariado a tomar el poder por la crisis de su dirección revolucionaria) nos ofrece el cruento espectáculo del florecimiento del militarismo, es decir, la consagración de la técnica al desarrollo de fuerzas destructivas, en oposición a la visión socialdemócrata, decimonónica, evolucionista, del desarrollo de las fuerzas productivas de la izquierda reformista (incluida la FT y varios congéneres y predecesores), un desarrollo que no colisiona con las fronteras de los Estados nacionales ni con las relaciones burguesas de producción?
En última instancia, una visión así, como la que a cuatro vientos despliega el revisionismo , niega la existencia de las contradicciones que brotan del desarrollo del capitalismo en su fase superior, una extensión basada en la conquista y saqueo de áreas enteras del planeta, que junto a las guerras genera pequeños y cortos ciclos de expansión como fenómenos excepcionales dentro de la época y que el reformismo los define como nuevos ciclos de acumulación de capital y un florecimiento de sus fuerzas productivas, afirmando que la restauración del capitalismo en los ex Estados obreros, entregados de manos del estalinismo a la economía mundial, constituye este salto.
Asa como niega la existencia de las contradicciones capitalistas, la existencia de estos “ciclos virtuosos “del revisionismo, niegan el carácter parasitario del imperialismo que ha dado origen a una inmensa masa de cortadores de cupones, que viven de la especulación y la esclavitud de las colonias y semicolonias en el planeta íntegro. Niegan la exportación de capital financiero, las guerras comerciales y luego militares para dirimir entre las potencias su ubicación en el mercado mundial; en definitiva el revisionismo oculta y tergiversa la historia de una parte del siglo XX y lo que a ojos vista estalla en el presente: LA CATASTROFE Y BANCARROTA DE UN ORDEN SOCIAL SE DISPUTA EL MERCADO MUNDIAL, transformando la historia en un relato pacifico en la que el capital impone y extiende si dominación sobre el planeta expandiendo la democracia e incluyendo sectores de masas a través del consumo y del crédito en una suerte de un nuevo “estado de bienestar” esta vez neoliberal.
A esta altura preguntamos: Albamonte, Maiello, Castillo, Cinatti y toda la troupe de revisionistas que escriben desde los sillones del parlamentarismo burgués en crisis y decadencia, que hasta sus socios del PO en el FITU reconocen (el fracaso de la democracia burguesa), crisis que demuestra desde un ángulo que las contradicciones de clase se tornan cada vez más agudas y hace imposible su resolución por métodos pacificas (¿vieron Francia donde se supone que están?), de vuelta… ¿Es en serio esto?
Rogelio Romero
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León Trotsky
Francia, 2023
12° Aniversario de la revolución siria
Ucrania, 2023
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