Columna de Opinión - 9 de octubre de 2023
Guerra del Cáucaso:
Bajo el mando de la British Petroleum, Azerbaiyán lanza una ofensiva contra el pueblo armenio en Nagorno Karabaj. En la guerra fratricida solo ganan las potencias imperialistas y pierden los trabajadores de Armenia y Azerbaiyán que tienen las mismas demandas de trabajo y salario dignos…
¡Hay que parar el ataque de Azerbaiyán contra la población Armenia, a cuenta del imperialismo!
¡Fuera la ocupación turca de Azerbaiyán, la base militar rusa de Armenia y sus tropas de ocupación de Nagorno Karabaj!
¡Fuera el imperialismo del Cáucaso!
¡Autonomía plena para Nagorno Karabaj!
¡Por la restauración de la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas Transcaucásicas, sin parásitos capitalistas, ni burocracia stalinista!
El 19 de septiembre Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar para recuperar Nagorno Karabaj, una región de población de origen armenio en territorio azerbaiyano, y anexada por Armenia tras la guerra fratricida de 1994. Ya en 2020, nuevos enfrentamientos militares se habían desarrollado en la región, que se mantenía en vilo desde la firma del “alto al fuego” que, con las tropas rusas como garante, le devolvía el control de Nagorno Karabaj a Azerbaiyán y Turquía para asegurar el saqueo de la British Petroleum y el imperialismo.
Desde fines de septiembre del año en curso se profundizó la ofensiva y un éxodo desgarrador que se cobró nuevas víctimas y forzó a más de 100 mil armenios a abandonar su tierra, su casa, quedando a la deriva, buscando refugio en Armenia y la región. Es que Azerbaiyán busca imponer una “limpieza étnica” y hasta el propio presidente de Nagorno Karabaj se ha apresurado a votar su disolución afirmando que Nagorno Karabaj dejará de existir a comienzos de 2024.
Hasta ahora, Rusia y Turquía eran los garantes de los negocios del imperialismo en la región, con un pacto en el que solo ganaba la British Petroleum y los grandes perdedores eran los pueblos de Azerbaiyán y Armenia, hundidos en la guerra fratricida y la miseria. Ahora, con el gendarme ruso debilitado tras su empantanamiento en la guerra en Ucrania, los piratas imperialistas aprovechan para sacarlo de en medio y quedarse sin intermediarios con esta región riquísima en hidrocarburos. El imperialismo yanqui ya se aseguró el control directo de Letonia, Lituania, etc. Ahora es el turno del Cáucaso, donde también lo quiere todo, sin repartir tajada alguna, y vino a por ello, sometiendo a los pueblos a una sangría.
Sin embargo, es imposible comprender cómo se ha llegado a la situación actual y menos aún plantear una visión marxista y un programa revolucionario que dé salida a esta crisis sin comprender el origen de este problema nacional, que solo pudo resolverse de forma revolucionaria y en favor del pueblo azerí y armenio con el triunfo de la revolución proletaria y la toma del poder. Así fue que en 1921, la Federación de Repúblicas Soviéticas del Cáucaso Sur resolvió que el territorio de Nagorno Karabaj se integraba como región autónoma al territorio de Azerbaiyán, dándole a su población eminentemente armenia el derecho a la autodeterminación (VER RECUADRO).
Y también será imprescindible conocer cuáles son los intereses del imperialismo en esta región rica en gas, petróleo y minerales, bañada por el Mar Caspio, cercana a Rusia, Irán, y Kazajstán. Es que por allí corren los oleoductos y gasoductos con los que las grandes petroleras con la British Petroleum a la cabeza y bajo el mando del imperialismo anglo-yanqui, saquean esas zonas del planeta.
2020: la guerra del Cáucaso. Una guerra para asegurar los intereses del imperialismo en la región
La región del Cáucaso es una zona rica, de disputa imperialista. Bakú, capital de Azerbaiyán, es conocida como la capital del petróleo. En 2020, con una nueva guerra del Cáucaso, en un pacto entre Rusia y Turquía, la British Petroleum quedó como gran ganadora en el saqueo de esta región que concentra una de las mayores reservas y producción de petróleo y por donde corren, como hemos dichos, los oleoductos y gasoductos que alimentan a la maquinaria imperialista, una de las vías de abastecimiento de hidrocarburos a la Europa de Maastricht, por el que se succiona no solo el gas y petróleo de estos países, sino también de Rusia. Ese avance del imperialismo inglés fue en detrimento de Francia y Alemania, que se replegaron en la región. Por su parte EEUU, se asegura un paso seguro y estabilidad en la región para saquear los minerales raros de las costas del Mar Caspio y Kazajstán en particular, al tiempo que avanza en cercar a Rusia, en el camino por su recolonización.
En 2020, los obreros armenios y azeríes fueron arrastrados a una nueva guerra fratricida-que hoy vemos redoblada con la verdadera limpieza étnica de Nagorno Karabaj-, por los intereses y negocios de las trasnacionales y de sus gobiernos y regímenes odiados, lacayos del imperialismo. Los explotados dejaron miles de muertos, sus ciudades fueron devastadas y se profundizó el río de sangre entre los trabajadores hermanos de Armenia y Azerbaiyán.
Es que para conseguir sus demandas, para terminar con la explotación y el pillaje imperialista, y para conquistar incluso la autonomía de Nagorno Karabaj, los explotados necesitan derrotar al imperialismo y saldar cuentas con sus socios menores, las cínicas burguesías nativas. Lo vimos tras la guerra de 1991-1994, con las masas armenias sometidas a su burguesía, que tomó Nagorno Karabaj y le otorgó la autodeterminación sin respetar los territorios azeríes, fomentando el odio nacional de las masas azeríes, que fue la brasa sobre la que se encendió la guerra fratricida de 2020, bajo la dirección y a la medida de la BiritshPetroleum. Tras ese “triunfo azerí”, que pagaron las masas armenias con padecimientos inauditos, se fortaleció el gobierno y régimen de Azerbaiyán que tuvo rienda suelta para seguir hambreando y martirizando a su propio pueblo. La sangría entre estos pueblos solo aseguró y asegura el saqueo imperialista y lo pagan las masas, armenias y azeríes, con el hambre y la desesperación y un cada vez mayor sometimiento de sus naciones al imperialismo.
La clase obrera de las potencias imperialistas, y de Europa en particular, debe levantarse contra su burguesía imperialista para impedir que los pueblos del Cáucaso se ahoguen en un baño de sangre a costa del saqueo imperialista.
¡Hay que parar el ataque de Azerbaiyán contra la población Armenia, a cuenta del imperialismo! ¡Fuera la ocupación turca de Azerbaiyán, la base militar rusa de Armenia y sus tropas de ocupación de Nagorno Karabaj! ¡Fuera el imperialismo del Cáucaso!
Los explotados en Azerbaiyán, Armenia, Rusia deben levantarse contra los mismos enemigos que garantizan con su bota la miseria del pueblo: las burguesías lacayas, los gendarmes del imperialismo como Putin y los piratas imperialismo. La guerra que el imperialismo y los capitalistas les impusieron, la pagarán las masas con mayores penurias… por ello, la unidad internacionalista de los obreros de todo el Cáucaso es una necesidad inmediata. En ellos les va la vida a los obreros de la región. ¡Una misma clase, un mismo enemigo, una misma lucha por encima de las fronteras!
¡Unidad de la clase obrera del Cáucaso! Por salario digno, por trabajo, por darle la tierra al campesino pobre, y por la autodeterminación del pueblo armenio en Nagorno Karabaj, sin ocupación del territorio azerí. Pero eso solo se puede conquistar expropiando al imperialismo, a las transnacionales, a sus banqueros y a sus socios, imbricados en miles de negocios, como son los capitalistas nativos, retomando el camino de la revolución socialista. ¡Guerra al imperialismo!¡Por la autodeterminación de Nagorno Karabaj!
¡Abajo los regímenes y gobiernos lacayos del pacto contrarrevolucionario de Rusia-Turquía bajo el comando yanqui y de la British Petroleum en Bakú!
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de las transnacionales, de los bancos y de las petroleras imperialistas bajo control obrero en todo el Cáucaso!
¡Plena autonomía de Nagorno Karabaj!
¡Por la restauración de la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas Transcaucásicas, sin parásitos capitalistas, ni burocracia stalinista!
Eliza Funes y Nadia Briante |
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Entierro de un combatiente armenio caído en la ofensiva de Azerbaiyán, en la ciudad de Stepanakert, en Nagorno Karabaj
Tropas “de paz” rusas en la frontera de Armenia
Soldados turcos en Azerbaiyán
Refugiados armenios karabajíes cerca de Goris, Armenia
La constitución de las naciones y los estados de Armenia y Azerbaiyán
Armenia y Azerbaiyán, como muchas naciones de la región del Cáucaso y Eurasia, llegaron tarde a la constitución de los estados. Es decir, que no llegaron a constituir sus fronteras y naciones, porque antes fueron invadidos y anexados sus territorios por la gran Rusia zarista que saqueaba sus riquezas (producción agrícola e hidrocarburos, en especial petróleo) asociada al gran capital inglés y francés.
Como no había fronteras claras, las poblaciones armenias y azeríes se establecían según su trabajo o dónde encontraban tierra. Y así se desarrolló, desde finales del siglo XIX, en un territorio donde estaban los azeríes, una zona de tierras fértiles con población mayoritariamente armenia.
En 1917, con el triunfo de la Revolución Rusa, cae esa cárcel de naciones que era el Imperio de los zares. La burguesía y el imperialismo intentaron mantener el control en las nacionalidades oprimidas como Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Incluso, un enfrentamiento militar comenzó entre armenios y azeríes por sus fronteras y por el territorio de Nagorno Karabaj. Ese conflicto llegó a su fin en 1920, cuando a clase obrera tomó en poder en Bakú- Azerbaiyán, aplastando al ejército azerbaiyano y la burguesía, que habían llevado a los trabajadores a una guerra fratricida con sus hermanos de Armenia.
Ese mismo año, siguiendo la ruta de la revolución, se crea la “República Socialista Soviética Trans-Caucásica”, la Federación de Repúblicas Soviéticas del Cáucaso Sur, formada por lo que hoy conocemos como Georgia, Azerbaiyán y Armenia. En 1921, tras su congreso, la URSS pudo resolver de forma revolucionaria el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno Karabaj: el territorio pertenece a la república obrera soviética de Azerbaiyán, pero se integra como región autónoma, autoorganizada por los trabajadores y campesinos pobres armenios. Es decir, le otorgó a su población armenia el derecho a su autodeterminación, creándose una provincia con plena autonomía.
Pero el stalinismo volvió a convertir a la URSS en una cárcel de naciones, con nacionalidades aplastados y oprimidas como antes por el zarismo. Y con la restauración capitalista y la entrega de los estados obreros, volvieron los enfrentamientos entre los pueblos de Armenia y Azerbaiyán, sometidos a los intereses de sus propias burguesías, atadas con pactos políticos y militares con Moscú (como Armenia) o bien asociadas en el saqueo de la British Petroleum (como Azerbaiyán). Así Nagorno Karabaj perdió su autonomía aplastada por la burguesía azerbaiyana, y en 1994 la burguesía armenia retomó tras la guerra, Nagorno Karabaj y otros territorios de Azerbaiyán. |
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