Columna de opinión - 5 de noviembre de 2024
El III Evento "León Trotsky" y la cuestión cubana
El “movimiento piquetero” que propone García Hernández frente a las protestas en Cuba:
¿Movimiento de desocupados como el de la revolución argentina de 2001 o una nueva “burocracia del hambre” para controlar a los obreros cubanos?
El III Evento “León Trotsky” se desarrolló apenas días después de los apagones y las protestas en Cuba, donde miles de explotados salieron a las calles contra el gobierno de Díaz-Canel. Este hecho cruzó las discusiones del panel sobre Cuba, donde intervinieron el PO, Política Obrera, PTS, Izquierda Socialista (IS), el NMAS y el principal organizador del encuentro, el cubano Frank García Hernández.
No es para menos. El proletariado cubano está viviendo un infierno de hambre y miseria generalizada que contrasta con la vida de lujos de los nuevos burgueses del PC, que viven en El Laguito y otros barrios de ricachones, donde no hay desabastecimiento ni apagones.
Por eso, desde el 11J de 2021, las protestas no se detienen. Las protagonizan principalmente la juventud obrera, los desocupados y los trabajadores precarizados, que están pagando cruelmente la crisis y la ruina de Cuba, una nueva Haití donde las conquistas de la revolución socialista fueron destruidas por la restauración capitalista, ya consumada por el Partido Comunista.
La cuestión es qué programa levantar para terminar con el hambre y la catástrofe social.
García Hernández fue claro en este punto. Dijo que esos obreros que salen a las calles no viven del Estado ni están bajo control estatal, sino que, al contrario, odian al Estado, al que identifican con el policía, el cobrador de servicios públicos, el centro de salud que se cae a pedazos. “Hay que organizar a ese sector” dijo García Hernández, planteando hacer un movimiento “piquetero” en Cuba.
Pero lejos de luchar por los comités de desocupados y los comités de fábrica, García Hernández quiere organizarlos a imagen y semejanza de los movimientos de desocupados de la Argentina hoy, donde una burocracia brutal administra los planes sociales conquistados con muertos en las rutas y disciplina a los desocupados bajo la amenaza de quitarles el plan social. Son organizaciones que los partidos del FIT y el stalinismo (¡ni hablar de la burocracia peronista “del hambre” de Grabois & Cía.!) burocratizaron a grado extremo y sometieron a la mendicidad del Estado burgués.
Es claro que García Hernández (y menos el PO) no llamó a seguir el camino de los piqueteros de Cutral-Có o el norte de Salta, que no peleaban por limosnas sino por trabajo digno, junto a los ocupados, atacando la propiedad de los capitalistas y encabezando la lucha política contra el gobierno de De la Rúa. Su modelo no son los “21 puntos de los piqueteros del Norte de Salta”, un jalón de programa revolucionario para los desocupados votado en asamblea en diciembre del año 2000. Su modelo es un movimiento para asfixiar y controlar a la vanguardia de la clase obrera cubana, que haga el trabajo que el Estado cubano y la burocracia castrista de los sindicatos no pueden hacer.
En el panel, García Hernández, al igual que el resto de las corrientes, llamaron a los obreros a luchar por demandas democráticas y económicas mínimas, desligando la lucha contra el hambre, por trabajo y salario, de la lucha por derrocar al gobierno y destruir el régimen policíaco del PC, que garantiza la esclavitud y el saqueo de Cuba a manos de una nueva burguesía rapaz y el imperialismo europeo.
Cuba vive la peor crisis de su historia. La burguesía castrista no puede tolerar ni siquiera marchas por el pan. Sabe que los cortes de ruta son embriones de doble poder territorial y que el piquete es el embrión de la milicia obrera. Le tienen terror a esa perspectiva. Por eso Díaz-Canel tiene más de mil presos por los levantamientos del hambre, con cientos de condenados por sedición. Sin derrotar al gobierno y al régimen con una revolución victoriosa, con los consejos de obreros, soldados y campesinos pobres, que expropien a las transnacionales y la nueva burguesía cubana, no se puede ni soñar con conseguir pan ni salario.
El Programa de Transición de la IV Internacional no tiene nada que ver con lo que plantearon García Hernández y sus amigos, por más frases sobre la “revolución y el socialismo" que hayan usado.
¿Acaso alguno planteó organizar y unir al proletariado poniendo en pie comités de fábrica, de desocupados y sindicatos independientes de los traidores de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y el Estado?
¿Cómo se puede conquistar un salario mínimo al nivel de la canasta familiar indexado por inflación (lo mínimo que necesita un obrero cubano para vivir) y el reparto de las horas de trabajo (para terminar con el desempleo creciente) sin expropiar sin pago y bajo control obrero las cadenas hoteleras, minas, fábricas y bancos en manos del imperialismo, como en el ‘59? Ahí está la plata no solo para salario, trabajo y alimentos, sino también para un plan de inversiones en infraestructura que permita terminar con los apagones que azotan la isla.
¿Cómo resolver el acuciante problema de la vivienda sin transformar los hoteles de lujo de Gaviota, Meliá, Iberostar, etc. en viviendas para las familias obreras?
¿Cómo luchar por las libertades democráticas sin desarmar a la casta de oficiales castrista de las FF.AA. y armar al pueblo, llamando a los soldados rasos a formar comités de base para destituir a la oficialidad restauracionista?
¿Y los campesinos pobres? ¿Y los obreros agrícolas? ¿Cómo organizarlos si no es con organismos soviéticos para soldar la alianza obrera y campesina en lucha contra el gobierno?
Los “expositores” no dijeron nada de esto, cuando es evidente que toda demanda mínima lleva al camino de la revolución. Todos se limitaron a plantear un programa mínimo de reformas parciales del régimen cubano, hablando de una “revolución” sin soviets ni armamento de las masas para un futuro lejano. Una estafa política que quisieron pasar por “trotskismo”.
Tampoco hubo lugar en ese evento para un llamado a unificar la lucha de los explotados cubanos con la juventud y el movimiento negro de Estados Unidos, que enfrentan el genocidio sionista y a su propia burguesía imperialista... ¡cuando Cuba solo tiene salida con la alianza de los obreros y campesinos cubanos con el proletariado de Estados Unidos y toda América Latina y el triunfo de la revolución desde Alaska a Tierra del Fuego! Solo la industria norteamericana, el alimento de Argentina, el petróleo de Venezuela, etc., en manos del proletariado y el campesinado de toda América pueden terminar con el hambre, el atraso y la miseria en Cuba.
Hablemos claro. La tarea más inmediata en Cuba es una nueva revolución que restaure la dictadura del proletariado, esta vez, bajo formas revolucionarias.
En el III Evento “León Trotsky” no estuvo el programa de la IV Internacional para el proletariado cubano. Solo se presentaron la estrategia y el programa stalinista de la “revolución por etapas” y el “socialismo nacional".
García Hernández, el “defensor del legado de Trotsky” en Cuba, como lo presentan el FIT, el SWP inglés, el mandelismo, etc., demostró una vez más ser un defensor del legado de Fidel Castro y los entregadores de la revolución latinoamericana. ¡Fuera las manos de los castristas de León Trotsky! ¡Viva la IV Internacional de 1938!
Juan Gamarra |