Columna de Opinión - 1 de octubre de 2024
El libro "El trotskismo en la Argentina”:
un relato stalinista y apócrifo por parte de sus
autores, Hernán Camarero y Martín Mangiantini
La revisión histórica antojadiza y escandalosamente nacionalista de los autores merece una crítica seria de los trotskistas internacionalistas.
Ya estaremos profundizando extensamente en ello. Lo amerita el hecho de que su obra será presentada en un encuentro de corrientes neo-stalinistas de La Habana y por todo el abanico de ex trotskistas.
Es indudable que seudo-académicos de hoy intentan allanar el camino al revisionismo y el oportunismo que no ha dejado ni huellas del legado de la IV Internacional... Es que, aunque los autores lo oculten, ese fue nuestro partido, que hoy luchamos por recuperar…
Estamos ante una corriente revisionista que presenta al movimiento trotskista como una suma de partidos nacionales. Esa es la verdad. Y esa es la falsificación histórica stalinista de nuestro movimiento, por más "marco internacional" con el que lo pretendan dibujar.
Los partidos trotskistas en cada país no fueron otra cosa que las secciones nacionales de la IV Internacional o de las tendencias internacionales que pugnaron por recuperarla, más allá de todas las diferencias que podamos tener con ellas.
Los autores relatan distintas historias de los "trotskismos nacionales", en este caso de Argentina, en función de la crisis y liquidación de la IV Internacional en las últimas décadas. Y ocultan que esta crisis y estallido es la culminación de la adaptación y entrega de nuestro partido mundial que encontró a los renegados de la IV Internacional abrazados al stalinismo cuando se le caían los cascotazos del Muro de Berlín sobre sus cabezas.
Es hora de que la academia sea mínimamente seria:
El manifiesto Comunista... Las tesis de los congresos de la III Internacional... El Programa de Transición de la IV Internacional… son eso: programas internacionales. Como decía Trotsky, hace rato que la hora de los programas nacionales ha terminado.
Separar la lucha heroica, turbulenta y de crisis del trotskismo en los países, de su organización internacional, es como que un médico intente diagnosticar una enfermedad cardíaca aislada del funcionamiento y estado del conjunto del organismo de su paciente.
La batalla de los bolcheviques-leninistas de mediados de los 20 en combate contra el estalinismo al interior de la III Internacional fue sobre las lecciones de la revolución china, sobre Alemania, Inglaterra, la cuestión rusa…
La teoría de la Revolución Permanente y el Programa de Transición son una conquista de toda la corriente trotskista internacional como continuidad del bolchevismo en los ‘30...
El trotskismo surge como Oposición de Izquierda Internacional a la III Internacional...
Intentar comprender “los trotskismos” nacionales como hace esta nueva escuela historiográfica neo-stalinista es un despropósito que solo puede terminar en distorsionar e incluso falsificar la historia de los combates heroicos de grupos y partidos trotskistas en distintos países...
Un botón de muestra de esta distorsión para adelantar tan solo un pequeño ejemplo, es la visión de Camarero sobre la ruptura del PTS con el MAS en 1988, a la que presenta como una "ruptura metodológica" y por puntos políticos secundarios, según lo que se puede leer en este trabajo.
En realidad, la ruptura del '88 "del PTS de hoy" con el MAS fue una ruptura internacional de la LIT, encabezada por dirigentes y grupos de EEUU, de Chile, de México y por cuadros y dirigentes del MAS. Su programa fue: "el 100% de las fuerzas de la LIT a la URSS" con el apotegma de que "el movimiento del dedo meñique del proletariado soviético cambiaba la historia un millón de veces más que miles de elecciones en Argentina".
"Váyanse a Armenia" fue el grito de expulsión de la mayoría del MAS.
El estallido posterior del MAS en 20 mil pedazos no fue más que la expresión de que se encontraba abrazada al stalinismo en el Frente del Pueblo, mientras el PC con su jefe Gorbachov entregaba la URSS a Reagan, Thatcher y al Citibank. Para el autor del presente trabajo, el Frente del Pueblo del MAS con el archi-contrarrevolucionario partido stalinista de Vittorio Codovila fue un paso para fortalecer “su trabajo Sindical”. En realidad, fue su funeral y estallido.
Este es tan solo un botón de muestra de la ceguera stalinista de esta nueva intelectualidad académica que para nada es continuidad de los combates revolucionarios que dieron los trotskistas "argentinos".
Estamos abiertos a que nos convenzan de tal o cual visión, pero querer vendernos una realidad distinta, inclusive de la que vivimos y participamos desde la corriente a la que pertenezco (Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI), será imposible.
Una gota de vinagre echa a perder un barril de miel. En esta obra se les ha caído una vinagrera entera.
Borrar nombres, ocultar hechos, esconder realidades... esos no son errores... Ese es el método el stalinismo que falsificó en demasía al bolchevismo, llegando incluso a borrar la figura de Trotsky en las fotos donde estaba con Lenin... Mal camino Camarero... mal camino.
A los autores de esta obra, les aconsejaría estudiar los documentos recientemente descubiertos de los trotskistas en los Urales, que se sentían parte integrante de la Oposición de Izquierda Internacional de los bolcheviques-leninistas. Ellos hicieron un trabajo contra la NEP de Stalin y sobre la reconstitución de la alianza obrera y campesina en la URSS al nivel de La Revolución Traicionada que escribió Trotsky en el '36.
El programa de los trotskistas de los Urales, que estaban detenidos en las prisiones de Stalin, era el programa de la Oposición de Izquierda Internacional.
Su dirección y su nexo con Trotsky, como ya ha quedado demostrado históricamente, era el camarada León Sedov, con quien organizaron una ofensiva oposicionista alrededor de Alemania y la suba de Hitler en el ‘33.
Combatieron a los cuadros de la III Internacional que se ponían de rodillas ante el stalinismo como Gramsci (a los que la academia adora).
En honor a ellos y a los que luego cayeron en Vorkuta en el ‘36 al grito de "¡Viva Trotsky!" cuando eran fusilados por el stalinismo, no nos callaremos ante revisionistas atrevidos que intentan transformar a los "trotskismos nacionales" en grupos autóctonos, recubiertos de un ropaje internacionalista, cuando en realidad fue la crisis de la IV Internacional, en la cual se impuso la adaptación total, la que colaboró decisivamente en sus capitulaciones y adaptaciones.
Basta ver el apoyo del mandelismo a Gorbachov, pintando como “progresiva” a la Perestroika, mientras en Argentina el MAS hablaba, en pleno gobierno de Reagan y Thatcher, de que el imperialismo era “un tigre de papel”. Increíble. Este ya había sometido a China con el pacto Nixon Deng Xia Ping que le entregaba el sudeste chino a las transnacionales…
El colapso definitivo de la IV Internacional a partir del ‘89 y los ‘90, culmina un período de adaptaciones de sus distintas tendencias. El trotskismo del siglo XXI debe buscar los hilos de continuidad de estos combates dados.
Vaya paradoja: los desechos del stalinismo se sobreviven luego de tantas traiciones sostenidos por un "neo trotskismo" académico y partidos que continúan con su obra como una nueva horneada de reformismo, como fueran en siglo XX el menchevismo y el stalinismo.
Ivan León |