La cuestión china:
una cuestión clave para el marxismo del siglo XXI
Carta del V Congreso de la FLTI a la JRCL-RMF de Japón
Camaradas de la JRCL-RMF:
En primer lugar, queríamos enviarles un saludo fraternal de parte de los delegados que sesionaron en más de tres jornadas en el último Congreso de la FLTI. Como otros materiales de corrientes marxistas, vuestra carta sobre China del 11/01 fue traducida, distribuida y debatida en nuestro Congreso.
En relación a esta cuestión, se abrió una rica discusión y un primer intercambio de opiniones sobre las posiciones que ustedes nos enviaron en dicha carta sobre China.
La FLTI votó ponerle fecha a una jornada en el mes de abril, esta vez abierta no solo para delegados, sino para todo nuestro auditorio y simpatizantes, para discutir la cuestión china y también cubana, que tienen una enorme actualidad en el siglo XXI y que son un gran debate en el movimiento marxista internacional.
El Congreso ratificó que coincidimos con vuestra visión sobre la sobrevida del stalinismo luego del ’89, cuando entregara abiertamente los ex estados obreros. El imperialismo y la burguesía preservaron al stalinismo a la cabeza de los sindicatos y organizaciones obreras, recibiendo el aporte inestimable de los renegados del trotskismo que lo pusieron sobre sus hombros y lo legitimaron por izquierda, como podrán ver que denunciamos en nuestros materiales.
De eso se trata la sobrevida del stalinismo: para salvar al sistema capitalista y ser base de la emergencia de nuevas direcciones contrarrevolucionarias.
Los delegados deliberaron y muchas intervenciones plantearon que el imperialismo preservó al stalinismo, como ya vimos,como fuerza contrarrevolucionaria en Occidente, donde habían probado su capacidad de estrangular al proletariado durante décadas, como así también lo preservó en ex estados obreros como China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte.
En estos ex estados obreros, a nuestro entender, el stalinismo actuó como agente directo de la restauración capitalista. Fueron los garantes contrarrevolucionarios de la emergencia de una nueva clase poseedora, asociada al imperialismo y sus inversiones allí. En esos países instauraron gobiernos bonapartistas basados en regímenes totalitarios de los viejos Partidos Comunistas y en el aplastamiento de las masas comosucedió en Tiananmén en el ’89, en Corea, etc.
Este rol del stalinismo también se vio fortalecido en sectores del mundo semicolonial porque, aliados a la burguesías nativas, expropiaron las luchas antimperialistas de las masas, impulsando frentes de colaboración de clases como sucedió con los “bolivarianos” en América Latina y en pactos abiertos con el imperialismo, como el realizado por los Castro con Obama. Nada distinto al pacto de 1975 entre Nixon y Den Xiao Ping, de instalación de las transnacionales en el sudeste chino.
Los delegados de la FLTI están muy interesados en esta discusión. La pregunta que quedó sobre su nota fue cómo consideran ustedes hoy el carácter de clase de esos estados como Cuba, Vietnam o China, basados en el mismo régimen y gobierno de los Partidos Comunistas: ¿son estados obreros o burgueses?
El stalinismo, como capa pequeñoburguesa que controlaba los ex estados obreros deformados o degenerados, no tiene absolutamente ninguna contradicción en devenir en un nuevo partido de carácter abiertamente burgués, que encubra y sea parte él mismo de la emergencia de una nueva clase poseedora y de nuevas relaciones de propiedad. Y que sea él el que las defienda con el sable y el látigo contra las masas.
Al igual que nosotros, creemos que ustedes no caracterizan que este sería el rol del stalinismo en la ex URSS y en los ex estados obreros del Glacis. Allí estos Partidos Comunistas estallaron abiertamente. A esto nosotros lo llamamos no “contrarrevolución restauracionista burocrática”, sino “restauración burguesa directa”, realizada a través de otros agentes como Yeltsin, producto del estallido del viejo PCUS, o nuevas fuerzas “democráticas” contrarrevolucionaria como la Iglesia, la socialdemocracia, etc.
El centro entonces del debate está en esta cuestión: según ustedes, el carácter de clase de estos estados, ¿es obrero o burgués? Para nosotros, la restauración capitalista se impuso allí, más allá de la superestructura que la garantiza y la reproduce que en los casos de China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte, son los mismos Partidos Comunistas.
En este punto sobre el carácter de clase del Estado creemos que está el nudo de la discusión para que podamos seguir avanzando en conocer las distintas posiciones.
En relación a los regímenes en China, Vietnam, Cuba, etc., los consideramos totalmente bonapartistas, como cualquier régimen cívico-militar de cualquier país capitalista. Los gobiernos en esos ex estados obreros efectivamente son stalinistas, del Partido Comunista. Pero el Estado se define por el carácter de clase de las relaciones de producción. Y estas en China son burguesas, abiertamente capitalistas. Trotsky planteaba que el capitalismo se reproduce automáticamente pero el socialismo no. Hace rato que en esos países funciona abiertamente la reproducción automática del capitalismo y un Estado con todas sus instituciones de dominio al servicio de ello.
Desde este punto de vista, la dialéctica marxista nos permite comprender con más precisión lo que aquí planteamos. Un Partido Comunista no es igual a un Partido Comunista: uno, antes del ’89, administraba a su manera al ex estado obrero, ya sea deformado o degenerado, usufructuándolo y beneficiándose con enormes privilegios. Mientras tanto, en determinados casos, esos mismos Partidos Comunistas devinieron en agentes directos de la restauración capitalista y son los que garantizaron, aplastando a las masas, el surgimiento de un nuevo estado burgués, al que hoy controlan con manu militari.
Ayer le fueron útiles al imperialismo para contener y enchalecar los procesos revolucionarios, como lo vimos en el Pacto de Yalta y Potsdam. Y luego le fueron útiles para asentar la contrarrevolución restauracionista.
Sobre la cuestión de que China ha devenido en una “potencia”, estamos de acuerdo. La cuestión es el contenido que le damos a esta definición.
En ese país vemos una poderosísima burguesía china, pero dependiente del sistema capitalista imperialista mundial. La burguesía china es poderosa e independiente en la medida en que es garante de la explotación de millones de obreros y su fuerza de trabajo, que ha puesto a precio vil en el mercado mundial. Y es dependiente, en la medida en que necesita de la tecnología, de la enorme inversión de las trasnacionales y de una división mundial del trabajo en la economía capitalista, controlada por el imperialismo. Esto le permite colocar las mercancías de la producción que generan los centenares de millones de obreros que arrojó al mercado mundial la restauración capitalista, como así también le garantiza a las transnacionales y al capital financiero imperialista enormes superganancias y quedarse con una parte sustancial de la masa de plusvalía de esa fuerza de trabajo. Esta cuestión actúa como una tendencia contrarrestaste a la crisis y el hundimiento del sistema capitalista mundial de conjunto. En los últimos años se ha profundizado la introducción de capital financiero imperialista que se ha apropiado de la mayoría del capital bancario de China, donde ya hay libertad absoluta inclusive de comprar la mayoría de sus acciones por parte de la banca internacional.
Esa burguesía china esclavista, asimismo, es dependiente del mercado mundial en la medida en que su excedente comercial está a disposición de sostener el déficit yanqui, adquiriendo bonos del tesoro de EEUU y a la vez, vía distintos pactos comerciales a nivel internacional, sobre todo con África y América Latina, conseguirles materias primas, minerales, petróleos y commodities baratos a las transnacionales que producen en China. Es en esos sectores donde ha surgido una enorme y poderosa burguesía china y un mercado interno de alto consumo, con el cual ahora necesitan quedarse el imperialismo yanqui y las potencias imperialistas europeas, en el medio de su marasmo económico.
Este carácter contradictorio es el que le vemos a China hoy: el de una enorme potencia política, económica y comercial, pero dependiente totalmente del dominio de la economía-mundo por parte del imperialismo.
Esta contradicción prepara enormes confrontaciones mundiales. Es que el imperialismo en bancarrota necesita quedarse ya directamente con todos los negocios y mercados existentes en los ex estados obreros, sin intermediarios.
China no es por ahora una colonia ni semicolonia yanqui, como tampoco lo es la Gran Rusia, la encargada de abastecer con materias primas baratas al Maastricht imperialista y que asociada al imperialismo francés y alemán, usufructúa un poderoso aparato industrial-militar, proveniente del ex estado obrero.
La emergencia de estos nuevos estados a partir del ‘89 le ha creado una contradicción al imperialismo. Esa es nuestra visión. Por un lado, la restauración capitalista en los ex estados obreros le inyectó sangre fresca en las venas escleróticas del sistema capitalista imperialista. Pero por otro lado, esto no es suficiente y las sucesivas crisis mundiales que lleva el siglo XXI empujan más y más al imperialismo mundial a buscar semicolonizar o colonizar estos estados.
La alternativa es clara: restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias, invasiones contrarrevolucionarias imperialistas o el stalinismo y los gobiernos burgueses contrarrevolucionarios que controlan esos estados burgueses (ex estados obreros) terminarán negociando, pactando o de rodillas ante los amos imperialistas. En esta disputa, las potencias imperialistas intentarán morder a dentelladas a China y al resto de los ex estados obreros. El que más avance en este camino, tendrás las mejores condiciones para atravesar el crac mundial.
Este proceso está abierto y no se trata solamente de una lucha entre estados, sino que, como diría Marx, la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. Esta cuestión será resuelta, en última instancia, por el proletariado chino, ruso, vietnamita, etc. y en primer lugar, por la clase obrera de EEUU, de Europa y a nivel mundial.
A propósito de China, ya vemos cómo el proletariado demostró y sigue demostrando una enorme capacidad de combate. Inclusive ha llenado de contradicciones a alas y fracciones del propio Partido Comunista, como sucede con sectores de su juventud que despiertan a la vida política y tienden a enfrentar abiertamente al régimen y al stalinismo.
Mientras tanto, EEUU se relame las heridas luego del intento de guerra comercial directa que estableciera Trump contra China. Biden ha vuelto a reflotar el Pacto del Pacífico con Japón, para bloquear y rendir a la Gran China.
En esta economía-mundo en bancarrota sobran potencias imperialistas. El mundo ya está repartido. Las pandillas burguesas imperialistas no se pueden volver a redistribuir el mercado mundial sin nuevas guerras, como decía Lenin. Justamente, son estas tensiones las que preparan nuevas conflagraciones militares y, si el proletariado no lo impide, nuevas guerras mundiales.
Vuestra carta abrió y profundizó esta reflexión en los delegados de nuestro Congreso que resolvieron publicar vuestra nota en nuestra página web y en nuestros materiales, para que sea conocida por la vanguardia obrera revolucionaria de Occidente, como un enorme aporte al combate por conquistar una teoría y una estrategia revolucionaria frente a los nuevos fenómenos que se desarrollan desde finales del siglo XX con la imposición de la restauración capitalista.
Asimismo, ustedes deben conocer un folleto de la Editorial Socialista Rudolph Klement sobre la cuestión china, con el cual nos delimitamos, ya en el año 2010, con una corriente que era parte de la FLTI, el CWG de Nueva Zelanda, que tenía la posición de que China era una potencia imperialista consolidada. Indudablemente, esa insuficiente e incorrecta definición teórica, llevó al CWG a tener un programa totalmente reformista, puesto que si un país semicolonial o colonial o un ex estado obrero donde se restauró el capitalismo, puede devenir en una potencia imperialista, para qué luchar por la revolución socialista. Esta corriente hoy pregona que hay que poner en pie Partidos Laboristas como el inglés, en todo el mundo. Esto es una demostración de que las cuestiones teóricas en el marxismo luego se expresan en el programa.
Aquí les adelantamos entonces solo una síntesis de las reflexiones que debatimos sobre la cuestión china, pero aclarando una cuestión que consideramos muy importante. La cuestión del stalinismo y su nuevo rol contrarrevolucionario a partir del ’89 y el pasaje con armas y bagajes de los renegados del trotskismo a legitimarlo y luego a sostenerlo en su flanco izquierdo a nivel internacional, actualizan y agudizan la tesis del programa trotskista de que las condiciones objetivas para la revolución proletaria están más que maduras y se están descomponiendo y que lo que define la situación mundial es el agudizamiento a grados extremos de la crisis de dirección del proletariado a partir del año 1989. Todos los renegados del trotskismo que se han pasado al bando de la Nueva Izquierda junto al stalinismo, abrazándose y reconciliándose como fue en Pacto de La Habana de 2019, hace rato han abandonado esta tesis de crisis de dirección como factor determinante de las condiciones ya insoportables de existencia de la clase obrera mundial. Estas corrientes encuentran en las masas explotadas la “inmadurez” de la revolución socialista, cuando esto no es más que consecuencia de las traiciones de carácter histórico que impusieron la socialdemocracia, el stalinismo y ya abiertamente en el siglo XXI, los entregadores de la IV Internacional.
En el debate con ustedes sobre esta cuestión tan importante, muchos delegados plantearon que su aporte nos había dado una visión más global del rol jugado por el aparato stalinista mundial a partir de la restauración capitalista a finales del siglo XX. Nuestras posiciones y elaboraciones tendían a subestimar y no darle el valor justo al rol contrarrevolucionario del stalinismo en la administración de los negocios capitalistas en los ex estados obreros donde fue impuesta la restauración capitalista. Ello hace mucho más pérfida, cruel y traidora la política de los entregadores de la IV Internacional.
Vuestra insistencia en este punto le permitió a nuestra corriente dar un enorme paso hacia adelante, comprender más nuestra praxis y las condiciones de crisis de dirección del proletariado mundial. Esperamos también que nuestras reflexiones les sirvan como un aporte a los marxistas revolucionarios del Pacífico.
Camaradas,
Por otro lado, estamos siguiendo atentamente la situación de Myanmar, donde una huelga general revolucionaria que enfrenta al golpe militar conmueve a esa nación y a toda la región. Hemos leído la posición la fracción que rompiera con la corriente inglesa de Peter Taaffe. Esta declaración describe el golpe militar y el desarrollo de una huelga general que lo enfrenta ya violentamente con duros combates en las calles en toda la nación. Esta huelga general es protagonizada por un poderoso proletariado de las maquilas, explotado por el látigo de una brutal burguesía esclavista.
Más allá de las discrepancias que tengamos con algunas de las posiciones programáticas de esta declaración, la consideramos un punto de partida ya que plantea una visión de clase de estos acontecimientos. Esta visión, a nuestro entender, no plantea hasta el final un programa para transformar esa huelga general en una insurrección victoriosa, cuando esa es la tarea del momento llamando a poner en pie los comités de soldados y al armamento generalizado de las masas. Y por supuesto, la necesidad de un llamado de la clase obrera de Myanmar a unificar a todos los trabajadores de las distintas etnias de la nación y a impedir toda opresión y martirio que existe sobre algunas de ellas. Esta cuestión solo la podrá garantizar un gobierno provisional revolucionario de obreros y campesinos. En el programa de esta declaración, esta cuestión es abordada correctamente, incluyendo el derecho a la autodeterminación para conquistar la unidad de la clase obrera, pero sin llevarla hasta el final. La consideramos un aporte y como tal, la estaremos publicando.El punto más débil de esta declaración es que no hace un llamado a que se subleve la clase obrera de China para luchar juntos contra el stalinismo chino y su apoyo a los generales de Myanmar que con el látigo en la mano, vienen a aplastar al proletariado para tenerlo esclavizado y de rodillas en las empresas imperialistas que saquean esa nación.
Desde ya que esta lucha del proletariado asiático que impacta en la clase obrera de China, Tailandia y toda la región, está deviniendo ya en un nuevo y verdadero foco revolucionario a nivel mundial. Quisiéramos saber su posición al respecto, como así también de la situación de la clase obrera china que ustedes siguen cotidianamente.
Esperamos su respuesta. Apreciamos enormemente vuestros aportes. Como siempre, quedamos dispuestos a luchar juntos más allá de las fronteras.
Saludos revolucionarios,
Carlos Munzer y Paula Medrano
PD: Sobre la cuestión siria, hemos librado una enorme batalla por el 10° aniversario de la revolución, para romper el aislamiento y el cerco. Ya les hemos enviado los videos con la enorme solidaridad que se manifestó a nivel internacional el 15 de marzo. Aquí les adjuntamos la intervención que realizaron nuestros delegados de Siria en el Congreso de la FLTI. Allí ustedes podrán apreciar la calidad de los revolucionarios que están insertados en el seno de la resistencia, combatiendo con un programa de independencia de clase a todas las tropas invasoras y las pandillas burguesas que a cada paso intentan entregarla.
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