Cuba- 3 de junio de 2019
Los renegados del trotskismo, muy lejos de los obreros explotados y oprimidos cubanos, participaron de un seminario sobre León Trotsky en La Habana, organizado por el gobierno de los nuevos ricos del Partido Comunista
Los ex trotskistas utilizan el limpio legado del trotskismo
para encubrir al estalinismo que hoy ha entregado Cuba al imperialismo
Entre el 6 y el 8 de mayo se realizó en Cuba el “Encuentro Académico Internacional ‘León Trotsky: vida y contemporaneidad. Un abordaje crítico.’ Un homenaje al Centenario de la Internacional Comunista”. Fue convocado por el Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello”, a cargo del investigador Frank García Hernández, que depende del Ministerio de Cultura de Cuba y está avalado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
No estamos ante un encuentro independiente sobre la vida del camarada Trotsky, realizado por trabajadores ni organizaciones obreras y estudiantiles. No fueron invitados por el centro de estudiantes de alguna universidad cubana, que son leales seguidores de la nueva burguesía castrista.
Los participantes, que pertenecen a casi todo el abanico de renegados del trotskismo, participaron de un evento que fue organizado oficialmente por el gobierno castrista que hoy utiliza y falsifica la figura de Trotsky para encubrirse con un manto “rojo”. Hace esto luego de entregar Cuba, el último estado obrero del planeta, al imperialismo, mientras los nuevos ricos del Partido Comunista Cubano disfrutan ya de su derecho a herencia, de la propiedad de la tierra y de acciones y puestos junto a los directorios de las grandes empresas transnacionales instaladas en la isla.
Son estos los que le dieron instrucciones a un par de profesores universitarios para que pongan un aula y encierren allí a sus subordinados a hablar de “su Trotsky”. De eso se trató esa reunión: de transformar a uno de los grandes revolucionarios del siglo XX en un ícono inofensivo, en una personalidad más del movimiento marxista. Una verdadera falacia y falsificación del combate del bolchevismo contra sus traidores en el siglo pasado.
Fue así que se juntaron en un aula tan solo 40 personas. No hubo ni un solo obrero cubano y ni un solo estudiante universitario, lo que significa que ese evento fue proscripto para ellos. Y a esto lo llaman, jactándose de su audacia, “el trotskismo llegó a Cuba”.
De este encuentro participaron investigadores de las instituciones del régimen cubano y profesores de universidades de América Latina y EEUU. También asistió Eric Toussaint, uno de los fundadores del Foro Social Mundial y asesor de gobiernos burgueses como el de Kirchner, Chávez, Dilma y hasta de la ONU.
Además estuvieron presentes desde la Casa Museo León Trotsky de México, el lugar donde fue asesinado Trotsky por el sicario stalinista Mercader… Paradójicamente, los administradores de esta “Casa Museo” no tuvieron problemas en ser parte de este seminario convocado por el castrismo, que recibió con honores al asesino de Trotsky en Cuba.
Tampoco faltaron Paul Le Blanc (ex militante de la ISO de EEUU) y Dan La Botz de “Socialistas Democráticos de América” (DSA) de Bernie Sanders, la izquierda de los carniceros del Partido Demócrata imperialista yanqui, que tan buenas relaciones tiene con los Castro. Que socialdemócratas del imperialismo yanqui y de la City de Wall Street quieran homenajear a Trotsky es una enorme canallada stalinista, que los allí presentes avalaron entusiastamente.
Asimismo, se hicieron presentes dirigentes de distintas corrientes de los renegados del trotskismo como el Movimiento de los Trabajadores Socialistas, el grupo del PTS de Argentina en México; el SWP inglés; el Partido Socialismo y Libertad de Venezuela y la UIT-CI; la Corriente Marxista Internacional que dirige Alan Woods; el DIP de Turquía y el grupo Renacimiento Obrero Revolucionario de Francia (estos dos últimos ligados al Partido Obrero de Argentina).
Insistimos, ¿fue eso un foro-debate donde se exponían las posiciones del trotskismo ante centenares y miles de obreros y estudiantes cubanos? Para nada. Fue una reunión de los nuevos ricos del Partido Comunista Cubano con unos 40 renegados del trotskismo.
Los ex trotskistas fueron a Cuba a legitimar y cubrirle la espalda al castrismo, ocultando la restauración capitalista que se está consumando en la isla, como resultado del pacto que los Castro sellaron con Obama. Silencian que en Cuba se restableció la propiedad privada, mientras se prepara la isla para la instalación de maquiladoras. Así, se comenzó a construir la zona franca –libre de impuestos- de Puerto Mariel al servicio de las transnacionales. Mientras tanto, los negocios de la nueva burguesía cubana asociada al imperialismo en el turismo, la minería del níquel, el petróleo, etc., van viento en popa, mientras los obreros cubanos ganan 18 dólares miserables de salario mensual.
Los invitados de La Habana no fueron a sublevar a los obreros cubanos contra la restauración capitalista. No fueron a llamar a la unidad de la clase obrera y los pueblos oprimidos de América Latina contra el imperialismo y para romper con las cobardes burguesías nativas aliadas al castrismo que, como Morales, Maduro, Kirchner y Lula, hoy están sometidas y de rodillas ante Trump y el saqueo yanqui del subcontinente. Nada de eso.
Esto que sucedió en Cuba no es nada nuevo. En la segunda mitad de la década del ’80, grupos de los renegados del trotskismo viajaban a Moscú para sostener y legitimar por izquierda a Gorbachov, el agente directo de EEUU e Inglaterra en la URSS, que con su política de “perestroika” (apertura económica) y “glasnost” (apertura política) comenzaba a entregar el estado obrero al imperialismo mundial.
La verdad es que el stalinismo cubano está muy lejos de querer imponer la restauración capitalista con una apertura política que descomprima la terrible situación de las masas. Por el contrario, la está imponiendo con el garrote del partido-ejército y de la camarilla burguesa que lo controla. Sus invitados a ese “encuentro” le dan una pincelada de “glasnost” a este régimen bonapartista y antiobrero que restaura el capitalismo.
En el ’89, las corrientes pablistas y grupos de renegados del trotskismo, totalmente sometidos al stalinismo en Occidente, viajaban a “aprender” de la “rica experiencia” –como ellos decían- de Gorbachov. Esta “experiencia” terminó con la ex burocracia stalinista de la URSS deviniendo en una nueva burguesía, saqueando a la Rusia soviética fugando miles de millones de dólares al exterior… a la City de Londres, a Mónaco… mientras se repartían las empresas del estado a dentelladas.
En sus viajes a la ex URSS, estas corrientes no hacían nada distinto a lo que realizaban en sus países de Occidente, donde estaban colgados a los faldones del stalinismo, con frentes electorales como en Argentina, sosteniendo sus pactos contrarrevolucionarios de entrega de la revolución como Esquipulas y Contadoras en Centroamérica, apoyando a sus gobiernos y regímenes neo-stalinistas y de colaboración de clases en África y sometidos a los PC de la Europa imperialista, como lo estuvieron ya desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta es la tragedia que hoy quieren ocultarle a las nuevas generaciones de obreros y jóvenes trotskistas y revolucionarios del planeta. Y esto mismo es lo que están haciendo hoy en Cuba, donde la nueva burguesía castrista quiere esconder su latrocinio ante los ojos de las masas cubanas y latinoamericanas. Encubre sus pactos y negocios con Cargill, Coca Cola, el Bundesbank, la banca imperialista francesa, etc. trayendo a esta delegación de usurpadores de la IV Internacional para inclusive utilizar la figura de Trotsky con ese fin.
Los ex trotskistas afirman que con la realización de este seminario, “el trotskismo llegó a Cuba”, cuando los que llegaron fueron sus entregadores. Ellos fueron a presentar a Trotsky como una personalidad inocua e inofensiva y “como un dirigente más del movimiento socialista”, sentado al lado de Stalin, Mao, Tito y demás figuras estalinistas que reivindica el castrismo.
Algunos de los que estuvieron allí, como es el caso del PTS, consideran que aun Cuba sigue siendo un estado obrero deformado. La paradoja de este sector de los participantes es que llegaron a Cuba, pero escondieron muy bien bajo la alfombra el programa trotskista de la revolución política para derrocar a la burocracia con métodos de guerra civil. Esto estuvo planteado con toda agudeza en Cuba y en el continente americano durante todo un período revolucionario. El stalinismo cubano fue el garante de la “coexistencia pacífica” en el continente entero y el que se dedicó a derrotar desde adentro los procesos revolucionarios más agudos. Así sucedió en el Cono Sur, por ejemplo con la tragedia de la “vía pacífica al socialismo” en Chile en los ’70, y con la entrega descarada de las revoluciones en Nicaragua y El Salvador en los ’80.
Si los participantes en ese encuentro hubieran planteado la necesidad de derrocar a la vieja burocracia stalinista, devenida hoy en nueva burguesía; si hubieran llamado a poner en pie consejos de obreros y de soldados y sindicatos independientes para romper con todos los pactos que atan Cuba al imperialismo y para terminar con esa nueva clase de burgueses millonarios cubanos; estas corrientes seguramente no hubiesen permanecido en la “Casa Museo Benito Juárez” sino que hubiesen terminado en alguna prisión y, con suerte, hubiesen sido rápidamente deportados por el castrismo. Pero los ex trotskistas no fueron a La Habana a pelear por el programa del trotskismo para enfrentar la política contrarrevolucionaria del PC ni a plantearle un curso de acción revolucionario a los obreros cubanos.
Como veremos, el trotskismo no es lo que llegó a Cuba, sino que lo hicieron sus liquidadores, que viajaron a La Habana a postrarse ante el castro-stalinismo.
Un “seminario sobre Trotsky” donde se falsificó el programa del trotskismo y de la IV Internacional
En ese seminario quisieron hacer pasar al trotskismo como un “ala” o un “afluente” más del movimiento marxista en general junto a Stalin, Gramsci y demás dirigentes del stalinismo en la post-guerra. Tal como planteó Frank García Hernández, el principal organizador de este evento, en un reportaje realizado por el PTS de Argentina, publicado el 19/05: “Trotsky pertenece al sistema de ideas comunistas, a toda la teoría que nos aporta Gramsci, Rosa Luxemburgo, Lenin, Marx, Mariátegui”.
Esto es una verdadera falsificación para borrar el río de sangre que existe entre trotskismo y stalinismo, el verdugo contrarrevolucionario de la clase obrera mundial.
El trotskismo fue el bolchevismo en la resistencia contra el stalinismo y la lacra burocrática que expropió la revolución soviética, entregándola luego al imperialismo. Combatió por recuperar la III Internacional para terminar con la estafa del “socialismo en un solo país”.
La IV Internacional combatió en los ’30 contra la siniestra política del stalinismo de realizar “frentes con la burguesía”, lo que llevó a la catástrofe a la Guerra Civil Española, provocó la derrota de la revolución francesa y permitió la asunción de Hitler en Alemania. El trotskismo tuvo el mérito de ajustar el programa marxista ante semejante traición al proletariado mundial y soviético en particular. Le aportó a la clase obrera el programa de la revolución política para derrocar a la burocracia y transformar a la URSS nuevamente en un bastión de la revolución mundial, liquidando las prebendas, los privilegios y a la burocracia misma, como una excrecencia del estado obrero.
El grito de la IV Internacional y el combate del trotskismo fue el llamado a la guerra civil contra la lacra stalinista, a “expulsar de los soviets a la burocracia y a la nueva aristocracia”. Combatió por “democratizar los partidos soviéticos”, por “terminar con la desigualdad salarial”, “derrocar a la camarilla de Stalin y abrir el camino a la revolución socialista internacional”.
Ni Stalin se atrevió a falsificar de forma tan burda a Lenin como estos renegados del trotskismo –junto al castrismo- lo hacen con la figura de Trotsky.
Este encuentro de La Habana, encapsulado en un aula de un museo, solo sirvió para destrozar el programa de la IV Internacional, de combate contra el reformismo, las direcciones traidoras y las burocracias que están al frente de las organizaciones obreras.
En el reportaje que mencionamos más arriba, que el PTS a García Hernández, este representante del castrismo afirma: “Nos faltaba Trotsky para comprender lo que pasó en la Unión Soviética, porque ninguno de los referentes del marxismo que mencioné, así como el Che Guevara o Fidel Castro, pudieron, por diferentes motivos, dar una explicación sistémica de lo que sucedió. Trotsky tiene el valor de haberlo hecho desde el año 1936, el valor de haber desarrollado un análisis sociológico el cual no conocíamos…”
Fidel Castro y el resto del stalinismo en la posguerra jamás pudieron haber tenido la misma visión que el trotskismo. Ellos se dedicaron a destruirlo, a combatirlo, a masacrarlo… como lo hicieron en la URSS y en Occidente. En Cuba, expulsaron y reprimieron abiertamente a los trotskistas. Ahora, cuando ya no quedan ni rastros de las conquistas de la revolución cubana conseguidas con la expropiación a los capitalistas, el castrismo se preocupa del “análisis sociológico” que habría hecho Trotsky en los ’30. Pero de este “análisis sociológico” devenía un programa y una política.
En la URSS, mientras se mantenían las conquistas de la expropiación a los capitalistas, la lacra stalinista las había usurpado en beneficio propio y para estrangular la revolución mundial. En esa reunión en La Habana se escondió el programa del trotskismo para enfrentar esa anomalía y contradicción “sociológica” en el estado obrero que era: “¡Viva la URSS! ¡Viva la revolución socialista internacional! ¡Muera Stalin!”… Esto también estuvo planteado como tarea para Cuba durante décadas.
Stalinistas cubanos piden “perdón” entre cuatro paredes a los trotskistas por haberlos perseguido…
¿El verdugo lamenta haber degollado a la víctima? Miserables
El stalinismo a nivel internacional hizo algo más grave que perseguir a los trotskistas cubanos. Aplastó a la vanguardia revolucionaria de la URSS y de la III Internacional a sangre y fuego. Recibió con honores a Mercader en La Habana… ¿De qué se disculpan los asesinos del proletariado internacional, luego de haber liquidado físicamente a su vanguardia? Los 40 entregadores del trotskismo presentes en La Habana entregaron allí la sangre de nuestros mártires ante sus verdugos. No los denunciaron ante la clase obrera cubana e internacional… ni antes, ni durante, ni después de esa conferencia. Aceptaron las disculpas. Un cinismo que los revolucionarios trotskistas jamás avalaremos. ¡Por la sangre de nuestros mártires que no lo haremos!
Tal cual vemos, esta conferencia, a puertas cerradas, fue una abierta muestra de cómo los ex trotskistas están de rodillas ante el stalinismo.
¿Cómo puede ser que antes el castrismo y el stalinismo perseguían y masacraban a los militantes trotskistas en Cuba y a nivel internacional, y ahora les “piden disculpas”? La respuesta es sencilla. Los nuevos ricos del PC saben bien que los “trotskistas” de hoy no significan ningún peligro para ellos. Como se vio en esta conferencia de La Habana, estuvieron muy lejos de llamar a derrocar a esta nueva burguesía de nuevos ricos del stalinismo cubano. Levantan el mismo programa del castrismo de apoyar a Lula y Haddad contra Bolsonaro en Brasil, a Maduro contra Guaidó en Venezuela, a Sanders y al Partido Demócrata contra Trump en EEUU. Son el ala izquierda de la política castrista en América Latina… y a nivel internacional. Es que, renegados del trotskismo varios, junto al stalinismo cubano, desde hace años, se dedican a aislar, cercar y calumniar a las martirizadas masas revolucionarias de Siria, sosteniendo la masacre y el genocidio del fascista Al Assad y el genocida Putin, a cuenta del imperialismo. Juntos convencieron a toda la clase obrera latinoamericana y mundial de que Al Assad y Putin eran “aliados de los pueblos oprimidos del mundo”. Junto con EEUU y las potencias imperialistas europeas pusieron en pie un “frente antiterrorista” que, con Al Assad haciendo el “trabajo sucio” y con la excusa del ISIS, llenó de sangre la revolución siria. Esto le permitió al imperialismo y la burguesía atacar a la clase obrera mundial con despidos, imponiendo los planes de flexibilización laboral y quitándole todas sus conquistas.
Esto que aquí decimos es tristemente lo que pasó en esas jornadas. Es que cuando en el seminario un cuadro del castro-stalinismo realizó su ponencia justificando la expulsión y el asesinato de dirigentes de la IV Internacional en Cuba en la década de los ‘40, como Sandalio Junco, los ex trotskistas presentes guardaron silencio y permitieron que tranquilamente finalice su “disertación”. Esto más que una vergüenza es una traición. Y a los traidores, se les dice traidores.
Así, el stalinismo primero les “pidió disculpas” y ante tanta sumisión de los liquidadores del trotskismo, terminaron refregándoles en la cara, orgullosos, sus masacres contra los trotskistas, ¡y estos ni se inmutaron ni salieron de esa reunión denunciando a los traidores y asesinos del stalinismo cubano que mataron a los trotskistas! Este hecho demuestra todo el rol de estas corrientes ex trotskistas que están postradas ante el castro-stalinismo.
La nueva internacional del stalinismo y los renegados del trotskismo se reunió en La Habana
Este es el papel que juegan los ex trotskistas como parte de la política internacional de la así llamada “Nueva Izquierda”.
Luego de la entrega de la URSS y demás estados obreros en 1989, se dedicaron a sostener y legitimar durante años a los desechos de los viejos Partidos Comunistas. Hoy han devenido en corrientes neo-stalinistas y disolvieron definitivamente la IV Internacional para marchar a partidos únicos a los pies de los stalinistas, borrando el río de sangre que existe entre trotskismo y stalinismo.
Lo que se realizó en La Habana fue una reunión de esta nueva internacional que han puesto de pie stalinistas y liquidadores de la IV Internacional. Prueba de esto es que realizarán un segundo encuentro en San Pablo en junio del año que viene.
Así, junto a los stalinistas, los renegados del trotskismo sostienen al perro Bashar en Siria. Sostienen la política de colaboración de clases del castrismo. Incluso son ellos mismos los que presentan a stalinistas confesos como Gramsci como “pro-hombres de la revolución socialista”. El encuentro de La Habana fue el encuentro de la reconciliación, pero no de los trotskistas con el stalinismo sino de los traidores de la IV Internacional con los verdugos del movimiento revolucionario internacional.
Esta nueva internacional levanta como su programa central la política que planteó Fidel Castro para garantizar que la bandera yanqui vuelva a flamear en La Habana: “el socialismo no va más ni siquiera en Cuba”. Así, ex trotskistas junto a stalinistas, enarbolan la lucha por una “democracia real”, para hacerles creer a los trabajadores del mundo que es posible mejorar sus condiciones de vida en los marcos del régimen actual, buscando enterrar la lucha por la revolución socialista, cuando es la única solución a las penurias de las masas ante la bancarrota de este sistema capitalista imperialista putrefacto.
Los trotskistas no participamos de este seminario del castrismo. Nosotros jamás nos reconciliamos ni nos reconciliaremos con el stalinismo, los más grandes traidores del proletariado mundial.
El trotskismo no llegó a Cuba. En La Habana estuvieron los que hace rato han liquidado el legado revolucionario de la IV Internacional.
Contra todos ellos, el verdadero trotskismo se refundará en Cuba recuperando la IV Internacional de las manos de quienes se la han entregado al stalinismo, para preparar una nueva revolución política y social, volver a expropiar al imperialismo y la nueva burguesía, derrotar al régimen castrista e imponer la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias para poner a Cuba como un bastión de la revolución en toda América Latina, EEUU y a nivel mundial.
De la mano de la clase obrera de toda América Latina y de sus mejores aliados, los trabajadores norteamericanos, las heroicas masas cubanas se levantarán de nuevo. ¡Los liquidadores del trotskismo que les cubren las espaldas a los entregadores de la revolución cubana, jamás!
Florencia Barcaz y Omar Abeidy |
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Afiche de la jornada del seminario organizada por el stalinismo cubano
Jornada del seminario organizada por el stalinismo cubano
Pablo Oprinari (segundo de desde la izq.), dirigente del MTS de México (PTS), presentando el libro “Escritos Latinoamericanos” editado por el PTS, junto a los organizadores del seminario sobre Trotsky en La Habana
Obama junto a Raúl Castro en La Habana, Cuba
Recorte de la portada del diario El País
del Estado Español del 20/10/1978
Desde hace tiempo que los ex trotskistas se encuentran a los pies
del stalinismo |
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Allan Wods junto
a Chavez |
Que los renegados del trotskismo hoy “homenajeen” a Trotsky junto a los nuevos ricos del PC cubano no debe sorprender a ningún obrero consciente del mundo. Ellos han entregado la IV Internacional para abrazarse al stalinismo.
Por eso no podía faltar en La Habana un saludo enviado por el chavista Alan Woods, dirigente de la Corriente Marxista Internacional, que ayer le entregaba El Programa de Transición de la IV Internacional a Chávez, para vestirlo de “antiimperialista” y “revolucionario”.
Ni hablar del caso del DIP de Turquía y del grupo Renacimiento Obrero Revolucionario de Francia que, junto al Partido Obrero de Argentina y el EEK de Grecia, han puesto en pie una nueva “internacional” con partidos stalinistas de Rusia como el OKP (Partido Comunista Unificado), dirigido por la stalinista Darya Mitina, quien fue asesora del gobierno de Putin.
Muchos de sus militantes dicen que no han realizado para nada una Internacional con stalinistas rusos… Esto sería supuestamente una “táctica de frente único”. Esto es una falacia. Han hecho una conferencia y votado en común un programa por el “socialismo”, para fundar una nueva Internacional con los continuadores del partido de Stalin. No se puede justificar lo injustificable.
También asistió la dirección de la UIT-CI y su grupo de Venezuela, quienes impulsaran la campaña de reunir “10 millones de votos para Chávez” para garantizar su reelección en 2006, erigiéndose como “pata izquierda” de la estafa de la “Revolución Bolivariana” y el stalinismo venezolano.
Desde Londres arribaron los “socialistas de la reina” del SWP de Inglaterra, que son los mejores militantes de Corbyn del Partido Laborista de los piratas imperialistas, haciéndolo pasar como un político “antiimperialista” y “antimilitarista”. Una corriente social-imperialista, sirviente de la AngloAmerican y demás transnacionales inglesas. Mientras tanto, su grupo en EEUU, la ISO, votó disolverse para marchar detrás de Sanders, al Partido Demócrata de los carniceros imperialistas yanquis.
Por su parte, ya el propio PTS de Argentina había sido admitido previamente en Cuba para presentar sus publicaciones sobre León Trotsky en la Feria del Libro de La Habana, para recibir premios a sus documentales que ocultan las traiciones del castro-stalinismo a las revoluciones de los ‘70 y también para participar de las jornadas “Las izquierdas en América Latina durante el siglo XX” en 2016, también de la mano del gobierno cubano a través del Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello”.
Ayer, en 1988, el PTS surgía rompiendo con el MAS argentino y el frente estratégico que este tenía con el Partido Comunista, peleando por la revolución política en los ex estados obreros, en momentos en que el stalinismo se aprestaba a imponer la restauración capitalista en la URSS… Hoy, después de años de querer conciliar a Trotsky con el stalinista Gramsci (y de contar para ello con el apoyo de la “Asociación Gramsci Argentina” del Partido Comunista de Vittorio Codovilla y Patricio Echegaray), ha surgido un PTS neo-stalinista, rompiendo con el trotskismo, para arrodillarse ante el PC cubano. |
Los ex trotskistas tergiversan la intervención revolucionaria de Trotsky en Copenhague en 1932 para justificar su postración ante la nueva burguesía castrista
Para intentar justificar su participación en el seminario sobre Trotsky realizado en La Habana, corrientes pro-stalinistas que rompieron con la IV Internacional recurren a diversos artilugios, comenzando por ocultar que dicho evento fue convocado y organizado de forma oficial por el régimen castrista y los nuevos ricos del PC cubano, y que se realizó de espaldas a la clase obrera y el movimiento estudiantil de la isla. Ni siquiera estos se pudieron enterar a través del periódico Granma del PC cubano de este seminario ni de las intervenciones de los allí presentes.
Por su parte, la dirección del PTS de Argentina argumenta que no tiene nada de malo participar y auspiciar de este evento en Cuba, porque ello sería la misma política que tuvo Trotsky cuando brindó una conferencia ante la juventud de la socialdemocracia en Copenhague (Dinamarca) en los ’30. Esto es una verdadera falacia.
El 27 de noviembre de 1932 Trotsky dio una conferencia sobre la Revolución Rusa en Dinamarca, invitado por la Asociación de Copenhague de Estudiantes Socialdemócratas al cumplirse el 15° aniversario de la revolución. Toda analogía entre esta conferencia y la reunión secreta que tuvieron recientemente estas corrientes con el gobierno cubano para “conocer la posición de Trotsky en los ‘30” es un verdadero galimatías.
Comencemos por decir que la charla que dio Trotsky en 1932 fue pública y organizada por los estudiantes socialistas. En la misma, Trotsky le pudo hablar a los estudiantes de base y sus posiciones fueron transmitidas y conocidas por todos los trabajadores de Dinamarca y a nivel internacional.
La juventud socialista había invitado al dirigente de la Revolución de Octubre para que les brindara una conferencia sobre la revolución rusa, puesto que las corrientes de izquierda socialistas no podían obviar discutir y debatir la cuestión soviética. Es que esa enorme revolución había impactado a toda la socialdemocracia europea y, en particular, a su juventud que, desde los años ’30, cuando surge Hitler en Alemania hasta la segunda guerra mundial en los ’40, dio distintos procesos de radicalización.
Un ejemplo de ello es la Juventud Socialista de Madrid, que ante el levantamiento de Franco llaman a los trotskistas a entrar a su seno a dirigirlos, mientras desfilaban con el retrato de Trotsky por las calles de esa ciudad. Otro ejemplo es la radicalización de la juventud socialista francesa, impactada por el golpe de Hitler en Austria en el ‘34. La IV Internacional le dedicó un enorme esfuerzo a este fenómeno de radicalización del ala izquierda de la socialdemocracia en los ‘30, que fue acompañando la bancarrota de la socialdemocracia que, con un pacifismo infernal, le abría las puertas al fascismo en Alemania y toda Europa.
Entonces, los estudiantes de Dinamarca no lo invitaron a Trotsky a una conferencia para transformarlo en un ícono inofensivo ni en socio político de Stalin, sino para discutir apasionadamente con el jefe del Ejército Rojo, que había derrocado, con la guerra civil de los soviets, a un gobierno de colaboración de la socialdemócrata con los partidos burgueses imperialistas. ¿Qué tiene que ver esto con la conferencia secreta realizada en La Habana, la cual fue garantizada y ocultada a su vez por el Ministerio de Cultura de Cuba?
La intervención de Trotsky ante una organización estudiantil socialista fue totalmente independiente del estado burgués y del gobierno de Dinamarca. ¿Qué tiene que ver el carácter de esa conferencia brindada por Trotsky en Dinamarca con participar de un seminario del gobierno cubano como hicieron los renegados del trotskismo para arrodillarse ante la nueva burguesía castrista? Absolutamente nada.
Insistimos, en Copenhague, Trotsky habló ante miles de jóvenes que, aun estando en la socialdemocracia, giraban a la izquierda e invitaban al dirigente del Ejército Rojo y de la III Internacional para saber cómo se había hecho la Revolución de Octubre, tal como lo plantea la propia Oposición de Izquierda. En una declaración de Noviembre de 1932 se afirma: “La Oposición de Izquierda tuvo que valerse de la iniciativa de una organización estudiantil socialdemócrata (…) El gobierno socialdemócrata, es decir, el ala más de izquierda de la democracia burguesa, autorizó la entrada de Trotsky a Dinamarca solo porque sintió que sería demasiado engorroso negarse al pedido de sus propios obreros y trabajadores jóvenes; si lo hacía, iba a revelar demasiado crudamente, en un problema secundario, su carácter no solo antisocialista sino también antidemocrático”. (“Una declaración de los bolcheviques-leninistas sobre el viaje del camarada Trotsky” – Noviembre de 1932).
¿De verdad la dirección del PTS opina que sus dirigentes y todos los entregadores de la IV Internacional fueron invitados a La Habana por una enorme presión de miles y miles de obreros y jóvenes que exigían la presencia de los trotskistas en Cuba? Son unos fabuladores. No saben cómo hacer para justificar que rompieron con el trotskismo. Se hicieron stalinistas con Gramsci, mientras quieren seguir robando y viviendo con la manta de la IV Internacional.
Ellos fueron llamados por el gobierno cubano y se prestaron gustosos a ello para encubrir por izquierda a una excrecencia stalinista que ya ha devenido en una nueva clase poseedora.
Tan poca comparación se pueden hacer de estos dos hechos que incluso, mientras que la de Copenhague, fue la última conferencia pública masiva que pudo brindar personalmente Trotsky, hablando ante un auditorio de más de 2.500 jóvenes, en el seminario de La Habana la dirección del PTS disertó tan solo ante unas 30-40 personas, que no fueron más que sus socios en la entrega de la IV Internacional, en una verdadera reunión privada, bien lejos de la clase obrera cubana, y ante un par de stalinistas que les dieron la bienvenida.
Es más, Trotsky lo primero que hizo en esa conferencia ante los estudiantes socialistas, fue denunciar el rol contrarrevolucionario de la socialdemocracia. Esto es lo que planteó: “… creo un deber expresar mi agradecimiento a los organizadores de este acto, la Asociación de Copenhague de Estudiantes Socialdemócratas. Lo hago en calidad de adversario político. (…) es imposible hablar de una revolución de la que ha surgido la República de los Soviets sin plantear una posición política. En mi calidad de conferenciante, mi bandera sigue siendo la misma que aquella bajo la cual participé en los acontecimientos revolucionarios.
Hasta la guerra, el partido bolchevique perteneció a la socialdemocracia internacional. El 4 de agosto de 1914, el voto de la socialdemocracia alemana en favor de los créditos de guerra puso fin, de una vez para siempre, a esta unidad y abrió la era de la lucha incesante e intransigente del bolchevismo contra la socialdemocracia”. (Conferencia de Trotsky en Copenhague: “¿Qué fue la Revolución Rusa?”, 1932, negritas nuestras).
¡Trotsky lo primero que hizo fue separar banderas, denunciar abiertamente la traición de la socialdemocracia y levantar en alto el combate implacable del bolchevismo contra ella!, incluso cuando el gobierno socialdemócrata danés había puesto como condición para su breve estadía en Copenhague que se abstuviera de realizar polémicas políticas, a riesgo de ser deportado y siendo que estaba bajo la vil persecución de la burocracia stalinista.
No hay forma de comparar esta intervención revolucionaria con el lamentable rol de la dirección del PTS y de demás renegados del trotskismo, que no fueron a Cuba a seguir el ejemplo de nuestro camarada Trotsky, sino que se callaron bien la boca sobre el rol contrarrevolucionario del castrismo y ocultaron el programa revolucionario del trotskismo.
Inclusive guardaron un escandaloso silencio ante la justificación de los stalinistas cubanos de su asesinato del dirigente trotskista Sandalio Junco. Sin palabras. La política del PTS y su dirección suena a charlatanes camuflados de trotskistas, que cada vez pueden justificar menos su esencia stalinista. |
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