En la Argentina de los Fernández y los capitalistas, los únicos que pagan la crisis son los trabajadores
Argentina lleva casi tres años de recesión. Es una nación estrangulada por el imperialismo. El 50% de la industria está parada.
Los que venimos pagando todo el costo de la crisis somos los trabajadores, con 300 mil despidos, cierres de fábrica, devaluación e inflación, miseria y hambre. Y como si esto no bastara, la llegada del coronavirus amenaza con convertirse en una catástrofe para los explotados.
Los obreros hicimos de todo para no llegar a esta situación. Desde diciembre de 2017, con un combate frente al parlamento y enormes luchas en todo 2018, pusimos a Macri contra las cuerdas. Pero fuimos traicionados por la burocracia sindical y piquetera, que llevaron a nuestra clase a la trampa electoral, detrás del mismo PJ que colaboró y sostuvo a Macri desde el parlamento y las gobernaciones.
Hoy Fernández aparece pidiendo “solidaridad” y que “todos pongan su parte para sacar a la Argentina adelante”. Pero no es más que un Macri “edulcorado”, un gobierno de falsas promesas y manos vacías, defensor de los negocios del “Club de los Seis”: la banca imperialista, la oligarquía, la UIA, la bolsa de valores y las cámaras de la construcción y el comercio.
El pacto social de los Fernández es hambre y miseria para los trabajadores
El gobierno con su discurso de “solidaridad” le hace “poner aun más” a los trabajadores. Esto en boca de los capitalistas significa que ‘entreguen el salario o serán despedidos’. ¡Ese es el chantaje que nos imponen con su pacto social!
Después de que Fernández nos devaluara un 30% el salario con un dólar a $80, la burocracia sindical entregó las paritarias. La burocracia kirchnerista de la UOM y CTERA firmaron un aumento del 11 y 13%. El kirchnerista Pignanelli de SMATA acordó con General Motors prorrogar las suspensiones con reducción salarial por 10 meses más, diciendo de que “la recuperación se demora”. ¡Traidores!
La solidaridad de Fernández es sacarle a los pobres para darle a los más pobres; saca del salario obrero para tirarle monedas a los jubilados y desocupados hambrientos. Ahora lanza un plan de obras públicas donde usará a los desocupados, cooperativistas, etc. que cobran un plan social como mano de obra barata y sin derechos.
¡Pero el “Club de los Seis” no pone nada! A los bancos, petroleras y mineras les redujo impuestos. A las energéticas les reconoció los tarifazos de 2000% y 3000% que les dio Macri. A la oligarquía, que con los pulpos de la agroindustria tiene los alimentos dolarizados y los aumenta alevosamente, Fernández le puso una suba de retenciones mínima con compensaciones y encima ésta le marca la cancha al gobierno para que no le toque ni un peso más (ver recuadro).
Hoy ante la amenaza del coronavirus, el gobierno, los partidos patronales del parlamento, los jueces, todos están de acuerdo en que los obreros vayamos a trabajar para garantizarle las ganancias a los patrones.
Se pone en pie el Consejo Económico y Social,
la mesa oficial del pacto social, con la burocracia jugando más que nunca el rol de policía interna del movimiento obrero
El pacto social entre el gobierno, la patronal y la burocracia sindical y piquetera –con el que buscan garantizar la superesclavitud y el pago de la deuda al FMI y Wall Street- profundiza a grado extremo el control del Estado burgués sobre las organizaciones obreras y la liquidación de todo atisbo de democracia obrera.
La vida de los trabajadores se decide en acuerdos extraparlamentarios entre el gobierno, las empresas y la burocracia, que debe jugar más que nunca su rol de policía interna del movimiento obrero, al que buscará disciplinar con el terror del crac, la desocupación y, si es necesario, con rompehuelgas armados.
La burocracia piquetera se reunió con las cúpulas de Gendarmería, Policía y la Prefectura asesina de Santiago, Rafa y decenas de mártires del movimiento de desocupados, no para sacarse una foto sino para discutir cómo tener controlados a los desocupados.
El Consejo Económico y Social es la institucionalización de este pacto social, un centro de conspiración de la oligarquía, la UIA, las transnacionales, los banqueros y la burocracia sindical contra la clase obrera. ¡Allí 30 señores que nadie votó deciden por millones de trabajadores y sus familias!
El parlamento le dará fuerza de ley a este Consejo. Esto significa que toda huelga obrera contra las resoluciones del Consejo será declarada ilegal y reprimida, tal como hacía Perón en los ’70.
Ya vemos hoy cómo el gobierno descarga la represión sobre los que no acaten la disciplina del pacto social, como los docentes tucumanos, a los despedidos de Cresta Roja, a los obreros de Molinos Minetti o de la Línea 60, perseguidos por los jueces y su policía. ¡Esa es la “democracia” que nos dan los capitalistas a los trabajadores!
Fernández quiere maquillar las instituciones represivas odiadas para usarlas contra los trabajadores
Para blindar el pacto social, Fernández quiere relegitimar las instituciones de represión del Estado burgués, odiadas y desprestigiadas ante las masas. Vio lo que pasó en diciembre de 2017 frente al parlamento. Sabe que para imponer sus planes de hambre no alcanza con chamuyo y que tarde o temprano necesitará el garrote y las balas.
La Reforma Judicial busca represtigiar a la justicia nombrando muchos jueces “imparciales”. Es un engaño fenomenal.
Los Kirchner y Macri llenaron los tribunales de causas contra los obreros por luchar (tenemos 7500 procesados), juicios truchos, condenas a cadena perpetua a los petroleros de Las Heras, presos como los ex-choferes de la Línea Este.
Con los nuevos jueces federales que quiere poner el gobierno habrá miles de perseguidos y encarcelados más.
Fernández dice que va investigar a la AFI cuando desde 1983 todos los partidos patronales dirigieron la SIDE que heredaron y que protegieron a la salida de la dictadura militar. ¡Y lo dicen los que se cansaron de espiar a las organizaciones obreras con el “Proyecto X” de Gendarmería!
De las FF.AA., Fernández celebra que tengan “generales formados en la democracia”, para poder reconciliar al pueblo con esos generales sirvientes del Pentágono, que se formaron con los yanquis invadiendo Irak en 1993 y ocupando Haití con la ONU para matar trabajadores hambrientos. Por eso llamó “a dar vuelta la página” en la víspera de un nuevo 24 de marzo.
Los socialistas sabemos que al PJ no le tiembla el pulso a la hora de matar obreros. Fernández estaba en el gobierno de Menem cuando éste asesinaba a los desocupados hambrientos que se sublevaron en Cutral-Có. En Mosconi, en Jujuy, en el Puente Pueyrredón, en el Parque Indoamericano. Los burgueses se cansaron de matar obreros desocupados sublevados.
Esa es la verdad. Fernández viene a lavar las manos ensangrentadas del maldito estado burgués y todas sus instituciones.
Para conseguir salario y trabajo digno, hay que derrotar al FMI y Wall Street y el pacto social de los Fernández, la patronal y la burocracia sindical y piquetera
El FMI y Wall Street son los que estrangulan a la nación y dirigen la guerra de clases contra los trabajadores no solo en Argentina sino en toda América Latina.
De la mano de Trump, el imperialismo yanqui viene a recolonizar en América Latina y quedarse con el petróleo, los minerales, la renta agraria, el pago de las deudas externas. Y para conseguirlo no duda en impulsar golpes fascistas como en Bolivia.
Acá se robaron más de US$ 150 mil millones, en sociedad con la oligarquía y la gran patronal, y ahora buscan cobrarse la deuda externa, quedarse con los puertos y redoblar la esclavitud de los trabajadores.
Los Fernández vienen a garantizar esto con el pacto social.
Por ello jamás puede haber salario, trabajo, salud y vivienda dignas, sin derrotar al FMI y las transnacionales imperialistas, y al pacto social sobre el que se apoyan todos sus planes de saqueo.
Jamás puede haber pan sin expropiarle la tierra y todos los bienes a la oligarquía terrateniente y a las cerealeras imperialistas.
Estas dos grandes tareas democráticas pendientes -la ruptura con el imperialismo y la expropiación de la oligarquía- están planteadas para lo inmediato y de ello depende el pan y la vida de los trabajadores.
La clase obrera debe volver al camino del 17 y 18 de diciembre de 2017, del 2001, del Cordobazo. Solo los trabajadores, acaudillando a las clases medias arruinadas, pueden garantizar hasta el final la ruptura con el imperialismo y resolver el problema de la tierra y el hambre con el método la revolución socialista.
El FIT y la izquierda parlamentaria han roto con este programa y esta estrategia. En medio del crac de la economía capitalista mundial, le dicen a la clase obrera que por delante hay toda una etapa de lucha por “más democracia” y reformas en el parlamento, ¡justo cuando los Fernández intentan blindar el pacto social contra los trabajadores para terminar de arrancarle las conquistas que todavía le quedan!
Los obreros necesitan poner en pie un nuevo reagrupamiento ¡La clase obrera argentina necesita una dirección revolucionaria e internacionalista para vencer! Hay que poner en pie el partido de Mateo Fossa y León Trotsky, como parte de la lucha por refundar la IV Internacional de 1938. ¡Organizate con los trotskistas de Democracia Obrera para dar esta pelea!
ARGENTINA SERÁ SOCIALISTA O COLONIA DE WALL STREET
Comité Redactor de
Democracia Obrera
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Reunión del Consejo Ecnómico y Social
Una suba de las retenciones ínfima y con compensación… un “paro” del campo que no deja de comercializar grano y vacunos…
Balas de fogueo entre el gobierno
y la oligarquía agraria
Hace pocos días, las organizaciones de la oligarquía terrateniente y la gran burguesía agraria llevaron a cabo un supuesto cese comercialización de granos y carnes destinadas a la exportación por 4 días (lock-out), en respuesta a la suba del 3% de las retenciones a la exportación de soja.
Pero lo que realmente empujó a la oligarquía a esta acción no fue la plata (la suba fue realmente ínfima), sino la decisión política de la oligarquía de ponerle límites al gobierno. Veamos.
Desde que asumieron, los Fernández han intentado cerrar un pacto social con todas las fracciones de la burguesía y la burocracia sindical y piquetera, para convertirse en un gobierno de unidad burguesa para atacar duramente al movimiento obrero. Ese es el plan del peronismo para arrodillar a la clase obrera y garantizarle el pago de la deuda a Wall Street y el FMI.
Quieren mostrar un pacto social donde “todos ponen”, para engañar mejor a los trabajadores y seguir exprimiéndolos para que sigan poniendo “todo”… puesto que ya está claro que la clase obrera es la única que realmente “puso” con la devaluación del salario, pagando precios dolarizados y con una tierra riquísima bajo sus pies que no le deja nada.
Desde este punto de vista, el aumento del 3% de las retenciones es una medida política para apuntalar este engaño. Su impacto fiscal es ínfimo. Son unos US$ 500 millones adicionales, de los cuales US$ 350 millones se compensarían por distintos mecanismos a productores de menos de 1000 tn anuales de la pampa húmeda y sectores de las economías regionales. Es decir que solo recaudarían US$ 150 millones. Es irrisorio.
El gobierno les dio un dólar altísimo y sabe que en 2019/2020 se espera la segunda mayor producción de la historia argentina en volumen. Por eso Massa les pidió “un esfuerzo, que ayuden y que entiendan que en esta etapa la Argentina necesita de ellos”.
Pero la gran burguesía agraria le marca la cancha y le pone límites al gobierno. No le quiere dar ni un dólar más.
Se trata de una poderosa fracción burguesa con gran peso económico y social en Argentina. Está ligada directamente al mercado mundial y la Bolsa de Granos de Chicago y se sienta en miles de millones de dólares de la renta agraria. Con Macri vienen de estar en el gobierno y tienen base social en las clases medias acomodadas del interior del país.
Como socia menor de Cargill, Bayer-Monsanto, Dupont, Dreyfus, etc., esta fracción burguesa es parte del complejo sojero, el mayor exportador de la Argentina, con más de un 25% sobre el total de las exportaciones. En 2019, solo el complejo sojero realizó ventas por US$ 15.7 mil millones.
Por eso le responden al gobierno con lock-out político, recordándole que Argentina es tierra de Trump y el imperialismo yanqui, que no hay lugar para coqueteos populistas, ni siquiera de manos vacías como es el chamuyo de los Fernández.
La clase obrera debe romper todo sometimiento al gobierno, los nuevos recaudadores del FMI, y levantar un programa revolucionario audaz para resolver el problema de la tierra y el saqueo imperialista de la nación, que es lo que en definitiva está en la base del hambre y la miseria del pueblo.
Con la expropiación de las familias de la oligarquía agraria, los monopolios cerealeros y de la agroindustria se podrían establecer granjas estatales controladas por sus trabajadores, que pondrían la altísima tecnificación y productividad de la pampa húmeda al servicio de terminar con el hambre no solo en Argentina sino en toda América Latina.
La nacionalización del comercio exterior permitiría poner la fabulosa renta agraria argentina al servicio del pueblo pobre.
Pero estas tareas están íntimamente ligada a la ruptura con el FMI y los parásitos de Wall Street y la Bolsa de Chicago.
Solo los obreros, acaudillando a las clases medias arruinadas con el método de la revolución socialista, pueden llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo y resolver la cuestión de la tierra. |
Del Caño y Del Plá le dieron al gobierno el quórum que necesitaba para aprobar la reforma judicial antiobrera
Hace pocos días, la cuestión del quórum del FIT-U al gobierno en el parlamento por la reforma judicial volvió a mostrar hasta dónde han llegado las direcciones del PTS, PO, IS en su política de colaboración de clases.
Con el chamuyo de “terminar con las jubilaciones de privilegio”, Fernández quería meter una reforma judicial para represtigiar a la casta de jueces gorila, llenándola de “jueces imparciales y democráticos”, y así poder reprimir y perseguir más duro a los trabajadores.
El FIT-U le dio quórum y le sirvió en bandeja la aprobación de esta reforma antiobrera a Fernández. Lejos estuvieron Del Caño y Del Plá de levantarse denunciando el verdadero objetivo de esa reforma y llamar a los trabajadores a combatirla en las calles, con los métodos de la clase obrera.
La bancada del FIT-U finalmente se abstuvo en la votación y guardó las formas de una “independencia política”. Pero poco importa esa abstención. Lo único que necesitaba Fernández del FIT era que se preste “a debatir” y legitime la aprobación de su reforma bonapartista.
La dirección del PTS pretendió justificar esta capitulación en un artículo de Guillermo Pistonesi publicado en La Izquierda Diario el 29/02 (“Altamira en el campo de la derecha judicial”), donde plantea “¿Quiénes hubieran festejado si el jueves se caía la sesión? En primer lugar toda la casta judicial”.
Es decir que con una abstención, desde una “tribuna independiente”, “de izquierda” y, con el pretexto de no quedar pegados a la “derecha”, el FIT-U permitió la aprobación del proyecto del gobierno, ubicándose en el campo del gobierno contra el campo de “la casta de jueces y la derecha”.
Del Caño y Del Plá ya venían de apoyar el año pasado la ley de hambre de Emergencia Alimentaria de Macri-Fernández diciendo que “eran un paliativo” a los hambrientos. Pistonesi se encargó de aclarar que un diputado de izquierda debe apoyar toda medida que signifique una mejora para las masas (es decir, “progresiva”), aunque sea una medida de la burguesía.
Esto es una verdadera confesión: el FIT-U apoya al “campo burgués progresivo” “desde afuera”, “críticamente”. Es la vieja política de “campos burgueses” del stalinismo y los mencheviques, que apoyaban las medidas “progresivas” de la “burguesía liberal” y criticaban las “negativas”.
El FIT-U le dice a los trabajadores que hay una burguesía “progresista” a la que se puede presionar para sacarle leyes favorables a los trabajadores, es decir, que se puede pelear por “pequeñas reformas”, por lo posible, en el parlamento de la mano de la burguesía.
Si es así, ¿para qué hacer la revolución socialista? Si los Fernández pueden impulsar medidas favorables a los explotados, ¿por qué no fueron consecuentes en octubre y llamaron a votarlos?
¡Los honestos militantes del FIT-U que fueron a esos partidos para luchar por la causa de los trabajadores no deben permitir ni un minuto más que se siga sometiendo a la vanguardia obrera a los delincuentes del kirchnerismo y el PJ!
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