El coronavirus ha golpeado fuertemente en Rusia y siendo el tercer país del mundo en número de contagios (casi 400 mil), Putin levantó la cuarentena para que los obreros vuelvan a trabajar. Pero aún así, con los trabajadores volviendo a las fábricas expuestos al contagio en un sistema de salud que ya ha colapsado, se estima que el desempleo en Rusia se cuadruplicará superando los 8 millones de desempleados.
Putin se jacta de la “baja mortalidad” del virus en Rusia, pero todos saben que sus estadísticas son falsas porque se registran las muertes por coronavirus como infartos o causadas por enfermedades preexistentes. De ello dan cuenta el personal de salud, que además denuncia el colapso del sistema sanitario, la falta de insumos y material de protección, así como sus pésimas condiciones laborales y magros salarios. Los médicos ganan en promedio 480 usd (¡y ni hablar de los enfermeros y auxiliares!) y les descuentan los días que no trabajan si son aislados por riesgo de contagio. Y aunque en la Rusia de Putin no existe el derecho a protestar, el personal de la salud ha parado denunciando contra estas condiciones laborales. Tres médicos misteriosamente “cayeron” por la ventana de los hospitales donde trabajan después de exponer estas situaciones.
El justo odio de las masas contra Putin y toda la oligarquía rusa se viene expresando incluso en las calles en multitudinarias protestas en 2017 y 2019 que desafiaron las prohibiciones, y aumenta cada día: aún las estadísticas oficiales reconocen que la “imagen” de Putin se ha derrumbado. Es que este genocida, fortalecido después de jugar su rol como sicario del imperialismo contra la revolución siria a la que ahogaron en sangre y contra la revolución ucraniana que fue estrangulada, redobló el ataque contra los obreros rusos y las nacionalidades que la Gran Rusia oprime y descargó contra el lomo de los explotados todo el peso de la crisis de la economía rusa golpeada por la caída del peso del petróleo, el embargo y los gastos militares que le impuso el imperilaismo, y las sucesivas devaluaciones que derrumbaron el salario mínimo a 160 usd. Putin también profundizó su régimen de terror imponiendo nuevas sanciones y prohibiciones contra las manifestaciones, legalizando la violencia contra las mujeres y niños.
En Moscú no hay una cama en un hospital para los trabajadores ni salario para los médicos, pero han desarrollado un programa de reconocimiento facial con cámaras emplazadas en las calles para seguir los movimientos de todos los residentes.
Al menos 5 periodistas fueron detenidos por protestar contra los ataques a periodistas y bloggeros críticos de Putin y los familiares de los presos políticos, como los jóvenes de Penza condenados a 18 años de prisión en una causa armada, denuncian las terribles condiciones en que los mantienen detenidos, con mala alimentación, sin ver la luz del sol, con enfermedades como tuberculosis y casos de coronavirus que ya se multiplican por los centros de detención y las prisiones, exigiendo la libertad inmediata de todos los presos políticos.
¡Esa es la verdadera Rusia de Putin, al que toda la izquierda lleva años intentando presentar como antimperialista y “amigo de los pueblos” mientras masacró a las masas sirias a cuenta del imperialismo y estranguló la revolución ucraniana ! ¡Este es un régimen de terror contra las masas, sometidas a la miseria, explotación y represión! |
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Padre de uno de los jóvenes de Penza condenados:
“¡Libertad a todos los presos políticos!”
Putin junto a Al Assad
Protesta del personal de salud en el hospital de Armabir, Rusia
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