Invasiones, guerras y genocidio del imperialismo y sus gobiernos
Sudán, Irak, Egipto, Líbano, Argelia, Túnez…
Por el pan y la dignidad…
LAS MASAS VUELVEN
A LA LUCHA REVOLUCIONARIA
Diez años pasaron desde que estalló la revolución desde Túnez, expandiéndose a todo el Magreb y Medio Oriente, y hemos sufrido amargas derrotas, como el genocidio de la revolución siria, el cerco, masacre y la invasión al Yemen sublevado, la dictadura contrarrevolucionaria de Al Sisi aplastando a las masas egipcias, la partición de Libia, las masas palestinas recluidas en guetos, masacradas y encarceladas por miles por el sionismo, por tan solo nombrar unos ejemplos.
Si se dieron estas derrotas no es porque las masas no hayan peleado. Hicieron revoluciones heroicas, dejando centenares de miles de muertos. No pudieron triunfar por la traición de las direcciones de la clase obrera a nivel internacional. No fue impune el cerco que esta izquierda hizo en Siria, separándola de la clase obrera mundial sobre todo de los países imperialistas, para que Al Assad, Putin y los ayatolás iraníes tuvieran las manos libres para masacrar. No fue impune que apoyaran al PKK, el stalinismo kurdo, que pactó con Al Assad y los yanquis, poniendo a las YPG como parte del cerco al Aleppo revolucionario y como gurkas de EEUU. No fue impune que la izquierda haya llamado a apoyar al “proceso democrático” en Egipto, que fue un rodeo para que vuelva la dictadura con Al Sisi… o en Túnez, que integraron el régimen de engaño “democrático” a la caída de Ben Alí para salvar a todos sus políticos, jueces, oficiales y fuerzas represivas. No fue impune que estos partidos reformistas vistieran de antiimperialistas a los ayatolás iraníes, que aplastaron a las masas de Irán y las masacraron en Siria e Irak. No es impune tanta calumnia contra las masas de Medio Oriente llamándolas “atrasadas”, “musulmanas fanáticas”, “terroristas”… y que afirmaran, como hizo el Foro Social Mundial, en sus reuniones en Túnez en 2013 y 2015, que “el enemigo es el ISIS” y sostuvieran así las peores acciones contrarrevolucionarias contra las masas.
La contrarrevolución imperialista es la que impone esta barbarie
Fue por ello que no triunfó la revolución y que haya avanzado la contrarrevolución. La consecuencia la están padeciendo los explotados con hambruna, desocupación, miseria inaudita... La situación para las masas es hoy catastrófica y desesperante.
Por el otro lado, el imperialismo y sus petroleras siguen saqueando la región. Sus fastuosos negocios los gerencian pandillas de hombres de negocios locales, como lo son todos los gobiernos y regímenes. Ahora, con Biden, los yanquis se preparan para levantarle el embargo a Irán y entrar para quedarse con los negocios de esa nación directamente, como la renovación del parque industrial e inversiones en el polo petroquímico e hidrocarburífero, no sin antes disciplinar a los ayatolás, y para eso han comenzado a usar al sionismo bombardeando duramente sus posiciones en Siria para sacarlos de allí.
Incluso vemos naciones partidas, como en Siria, Irak, Yemen o Libia, donde los explotados quedaron sujetos a los distintos sectores burgueses que administran su parte del territorio y negocios. Libia es un país dividido en dos, con dos gobiernos, uno de Heftar en Bengazi y otro de Serraj en Trípoli, que garantizan el saqueo del petróleo y el tráfico de esclavos como lo hacía Gadafi. Siria está dividida con Turquía quedándose zonas del norte sirio que limitan con sus fronteras y hasta Idlib junto con HTS, Al Assad –custodiado por Putin- pisa Damasco, EEUU ocupa las provincias de Hasaka, Raqa y Deir ez Zor con más de 10 bases militares y se roba el petróleo de allí directamente. En Yemen también funcionan dos gobiernos, de los Houthi chiitas en Sanaa y los sunnitas pro-saudíes en Aden. Es decir, ni siquiera se pueden mantener las naciones tal como fueron dibujadas en el mapa de la salida de la segunda guerra mundial.
Nuevos levantamientos por el pan sacuden la región
Es en estas condiciones ya inauditas, los trabajadores comienzan a protagonizar nuevamente enormes levantamientos. En Túnez volvieron al combate con huelgas, piquetes, enormes movilizaciones y barricadas contra la policía, enfrentando al gobierno burgués sostenido por la UGTT y los partidos de izquierda colonialista impuesto a la caída de Ben Ali. En Sudán, en un proceso similar, masivas movilizaciones vuelven a sacudir ese país contra el gobierno del PC, la burguesía y los militares. En Irán, la clase obrera se enfrenta a los ayatolás hambreadores y represores. En Irak, los explotados no dejan las calles. En Líbano el levantamiento de masas sigue abierto. En Egipto, obreros en resistencia enfrentan con durísimas huelgas a la dictadura de Al Sisi. La resistencia siria combate en Idlib, marcha contra HTS, y se enfrenta al genocida Al Assad en Daraa y en el mismo Damasco. La lucha es por el pan, por el trabajo, la tierra… ¡Por una vida digna!
Solo la clase obrera triunfando en su revolución puede detener la barbarie que expande el imperialismo. Peleando por la expropiación sin pago de las petroleras y todas las transnacionales imperialistas que saquean la región y de sus bancos se podrá detener el robo de las riquezas y que haya suficientes fondos para tener una vida digna.
¡Hay que derrotar a los gobiernos y regímenes lacayos! ¡EL PUEBLO QUIERE LA CAÍDA DEL RÉGIMEN! La clase obrera necesita poner en pie sus organismos de autodeterminación para tomar la resolución de la crisis en sus manos, formar sus organismos de autodefensa y milicias obreras y populares.
¡Hay que romper el aislamiento internacional impuesto por la izquierda reformista y unificar las filas obreras!
La derrota en Siria fue un escarmiento impuesto por el imperialismo a los trabajadores de todo el mundo, y de Medio Oriente en particular. Los nuevos levantamientos, a pesar de enfrentarse a feroces represiones, no se arman para defenderse como sucedió en Siria o en Libia. Es que temen que si lo hacen serán masacrados despiadadamente como las masas sirias. El imperialismo pudo concentrar sus fuerzas para dar este escarmiento porque tuvo las manos libres gracias a la traición de las direcciones de la clase obrera, como dijimos más arriba.
Estas direcciones plantearon que no se podía hacer la revolución socialista, que por lo único que se podía pelear era “por más democracia” y sometieron a la clase obrera a la burguesía. Así, como vimos más arriba, lo que vino fue el terror del fascismo y el infierno para las masas. Ya ha quedado claro que solo se podrá conquistar el pan, la libertad, la ruptura con el imperialismo y las libertades democráticas con la toma del poder por parte de la clase obrera como caudillo de la nación explotada y el triunfo de la revolución. Es por ello que luchamos por poner en pie una dirección revolucionaria que pueda plantear las condiciones de la victoria, que para nosotros se trata de un partido revolucionario de la IV internacional, de los trabajadores de los países de Magreb y Medio Oriente, puesto en pie rompiendo el sometimiento a toda variante burguesa y sacando estas lecciones revolucionarias.
Comité Redactor del periódico
“La Verdad de los Oprimidos” |