la más grande conquista de la clase obrera latinoamericana que era el estado obrero cubano (donde la revolución había expropiado a la burguesía, había conquistado la educación y la salud para todos los explotados y la nacionalización del comercio exterior). Con el ALBA –el mercado de libre comercio entre Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Colombia y Ecuador- ingresan y salen mercancías libremente que tranzan y negocian las transnacionales y burguesías de la región. Eso le ha dado una inusitada fuerza a la nueva burguesía cubana, que asentada en la oficialidad del ejército, maneja todos los negocios y es la que vende los modelos de salud y educación como proyectos y paquetes de aplicación a los gobiernos burgueses de Latinoamérica.
No es de “anticapitalistas” no alertar a la clase obrera argentina de esta situación y no llamarla a luchar contra la nueva burguesía cubana surgidas de las entrañas de la burocracia castrista y contra la restauración capitalista en Cuba. Generaciones enteras apoyaron la revolución cubana y dieron su vida por ella.
Pero fueron los Castro -usurpando la autoridad que les daba la revolución cubana- quienes junto al chavismo y la burguesía bolivariana expropiaron y abortaron -al igual que la revolución chilena de 1973 y la revolución centroamericana de los ´80, entre otras- los procesos revolucionarios abiertos en el continente, como en Ecuador en 1997, Argentina en 2001 donde vino el propio Fidel a decir “es el momento de producir y luego Néstor va a repartir” o Bolivia en 2003-2005. Ellos le arrebataron el triunfo a las masas y mantuvieron el poder de los piratas imperialistas. A la vez apoyando a Obama, el castrismo y sus aliados, impidieron que la revolución estallara al interior de los Estados Unidos, el corazón de la bestia imperialista. Salvando así al capitalismo, la burocracia castrista se ganó el “derecho” ante sus amos de Wall Street de reciclarse en burguesía y negociar ahora con los gusanos de Miami (quienes son una élite en suelo norteamericano, dueños de 120.000 empresas importantes, y ahora invertirán sus dólares en la Isla para explotar por 18 dólares mensuales a la mano de obra calificada cubana).
Las masas de Argentina y de todo el continente necesitan de una salud y una educación como las que conquistó Cuba con la revolución. Para que estas conquistas no se pierdan hay que hacer una segunda revolución cubana, que será latinoamericana y norteamericana o no será. Pues en todo el continente enfrentamos a los mismos enemigos. ¡Fuera Wall Street! ¡Basta de obreros con salarios de miseria en Estados Unidos, La Habana y en todo el Continente!
Pero para llevar adelante este combate, que es uno solo desde Alaska a Tierra del Fuego, primero es necesario derrotar al castrismo restaurador y sus aliados bolivarianos. Quien no plantea con claridad estas cuestiones, no es ni “socialista” ni “anticapitalista”. El Frente de Izquierda, al no delimitarse y denunciar la política del castrismo, termina abrazando una peligrosa política de colaboración de clases y protegiéndole las espaldas a la nueva burguesía restauracionista.