China 22 de enero de 2019
Entra en acción el superexplotado
proletariado chino,
un destacamento
clave de la clase obrera mundial
Con una feroz represión fascista, el régimen de los “empresarios rojos” intenta aplastar a sangre y fuego la sublevación independiente de millones de obreros, apoyados por una juventud estudiantil rebelde, que entró al combate junto a ellos.
Se lucha por el derecho a tener sindicatos independientes, contra las condiciones de trabajo esclavas, por salario digno…
La clase obrera china se encuentra sometida, bajo condiciones de esclavitud, en fábricas-cárceles, verdaderos campos de concentración a los que el mismo Hitler envidiaría. Allí, las transnacionales, alimentadas con insumos y materias primas a precio de remate de las enormes empresas que manejan los mandarines millonarios asesinos del PC, han realizado y siguen realizando fabulosas superganancias.
China tiene lo que toda la economía mundo necesita para funcionar… la mercancía más preciada… la que crea todos los valores y mercancías existentes… una enorme fuerza de trabajo de capital vivo, disponible y de bajísimo costo para esclavizar.
Desde hace años, la China fue presentada como un nuevo dragón” en la economía mundial. Se vuelve misteriosa ante los ojos de millones de obreros del mundo. Pero si corremos el telón, se podrá ver a centenares de millones de trabajadores que producen en peores condiciones que los obreros del siglo XIX. Hoy son ellos los que pagan los costos de la guerra comercial.
En el siglo XX, rebelándose contra esas condiciones, el proletariado chino provocó tres enormes revoluciones que sacudieron al dominio capitalista del planeta: la del ’19 al influjo de la revolución de octubre en Rusia, la del ‘27 entregada a la burguesía por el estalinismo, y la del ’49 donde obreros y campesinos, con sus levantamientos revolucionarios contra japoneses ocupantes y nobles, contra la misma burguesía china y, a pesar y en contra el estalinismo y su dirigente Mao Tse Tung, no dejaron tierra sin expropiar ni cabeza de terrateniente sin degollar. No se tardó mucho… en el ’75, luego de someter y aplastar a la clase obrera china, el mao-estalinismo, con su nuevo dirigente “aperturista” Deng Xiao Ping, le entregó a Nixon toda la mano de obra esclava del sudeste chino, donde rápidamente penetraron transnacionales para aprovechar esa fuerza de trabajo e inyectarle sangre fresca a la economía capitalista mundial.
En el ’89, el trabajo del estalinismo ya estaba hecho… Faltaba una masacre decisiva contrarrevolucionaria contra la clase obrera para imponer el régimen infame de una burguesía carcelera, atada por miles de relaciones a la economía mundial y al imperialismo.
Este estado capitalista naciente, que entregó la más poderosa fuerza de trabajo del planeta a las transnacionales y al capital financiero, es catalogado como “imperialista”, cuando en realidad le ha dado una sobrevida a las potencias imperialistas, y hoy es disputado por todas ellas. Una poderosa burguesía china defiende su rol de organizadora de la esclavitud asalariada en el país más poblado del mundo… Lucha a dentelladas por su parte de los negocios y privilegios.
Pero la clase obrera china no la deja ni la dejará vivir en paz… como no lo hizo ni en el siglo XIX ni en el siglo XX.
Se pone de pie una nueva embestida de la clase obrera china contra el régimen contrarrevolucionario de los “empresarios rojos”
Aunque no existen cifras oficiales al respecto, el pasado año en China hubo miles de conflictos laborales, tal como puede observarse en el mapa que presentamos arriba. Entre ellos el más conocido fue el caso de la industria JasicTechnology (ver corresponsalía a continuación).
Principalmente los conflictos tuvieron lugar en las provincias económicamente avanzadas y populosas de Guangdong (Cantón), Henan y Jiangsu, en la China oriental.
La mayoría de los conflictos, aproximadamente un 80 por ciento de ellos, se debió a la falta de pago de los salarios. Y el 17 por ciento de las protestas tuvo relación con la falta de pago o al pago insuficiente de las contribuciones al seguro social.
El mayor número de protestas de trabajadores se produjo en el sector de la construcción, que representó el 45 por ciento de todos los conflictos durante el 2018. Un asombroso 98 por ciento de todas las protestas de trabajadores de la construcción el año pasado estuvieron relacionadas con los atrasos salariales y con las condiciones miserables de vida de los obreros del sector. Millones de ellos mueren a los 40 años por la silicosis y por las condiciones brutales de trabajo, como lo planteamos en un recuadro a este mismo trabajo.
Algunas de las huelgas y protestas más influyentes del año pasado fueron en el sector del transporte, como mostramos en gráfico aparte. Conductores de camiones y camionetas, taxistas, mensajeros y repartidores de alimentos organizaron protestas relacionadas con las terribles condiciones de trabajo. Una de las protestas más grandes ocurrió el 10 de junio de 2018 cuando decenas de miles de conductores de camiones en todo el país se negaron a trabajar en protesta por las bajas tasas de transporte, los altos costos de combustible y las multas arbitrarias. Las huelgas en el sector se repitieron en noviembre.
Bajo condiciones de penurias inauditas, la clase obrera entra al combate
Las penurias y vejaciones que sufren los trabajadores chinos intentan ser ocultadas, no solo por los medios de comunicación sino incluso por las organizaciones que se dicen defensoras de los derechos de los trabajadores en todo el mundo. Sin embargo el proletariado chino y también la juventud rebelde se han levantado y han protagonizado cientos y cientos de manifestaciones, huelgas y protestas en todo el territorio. La brutal represión de los mandarines chinos contra los trabajadores y estudiantes incluye persecuciones, procesos judiciales, encarcelamiento, desapariciones y todo tipo de violencia contrarrevolucionaria.
La lucha fenomenal de los trabajadores chinos que tuvo lugar durante todo el año 2018, continúa en curso, no solo intenta ser acallada y escondida por los “mandarines chinos” sino por la gran mayoría de las organizaciones y corrientes obreras del mundo. Como si esto no fuera suficiente, los sirvientes del capitalismo, sus lacayos de izquierda, han pregonado en todo el mundo que lo que existe en China es un supuesto “socialismo” al que llaman “de mercado”. Los Chávez, los Castro, los ayatollahs iraníes, los fascistas como Al Assad y gran parte de la izquierda reformista mundial afirman que allí se está construyendo “el socialismo del siglo XXI”. Esto es una infamia con la que el estalinismo contrarrevolucionario intenta lograr una sobrevida en el planeta. Los traidores del proletariado mundial intentan hacer pasar a los carniceros contrarrevolucionarios Xi Jinping y Putin como aliados de los trabajadores cuando realmente son sus verdugos.
¡Basta de mentiras! La burguesía china es la más grande organizadora de la esclavitud de la mano de obra china para el mercado mundial.
La verdad sale a la luz. El régimen contrarrevolucionario, asentado en las bayonetas, perpetúa su dominio y opresión sobre los trabajadores, también a través de un “sindicato único” bajo control del estado, el AFCTU (All China Federations of Trade Unions), un verdadero sindicato fascista, un sindicato amarillo, totalmente bajo el control del PCCh, enemigo de los trabajadores. La clase obrera china, como lo demuestra la huelga de Jasic, ha comenzado una feroz lucha por sindicatos independientes al servicio de los trabajadores. En este combate han tenido que enfrentar como hemos dicho todo el peso de la represión estatal, que contó con el apoyo absoluto del AFCTU, siempre en la vereda opuesta a los trabajadores.
La guerra de clases se abre nuevamente en territorio chino. En la vecina India, más de 200 millones de obreros han ganado las calles contra la flexibilización laboral y la esclavitud asalariada. En Bangladesh, millones de obreras textiles destrozan a la burocracia de los sindicatos rompehuelgas y se declaran en huelga y en lucha con combates en las calles. Es que se niegan a seguir viviendo bajo condiciones de hambruna con 80 euros… Entonces, también en China y en Asia, para salir a pelear, los sectores más explotados de la clase obrera mundial, lo hacen barriendo con todas las direcciones que los someten a los patrones y al régimen. Asi también lo hicieron en la Francia imperialista los chalecos amarillos que rompiendo con la burocracia sindical de la CGT stalinista y a pesar de las direcciones de la izquierda socialimperialista, arremetieron y siguen haciéndolo contra su propio gobierno en enormes jornadas de lucha en las calles, piquetes, y enfrentamientos con las fuerzas represivas, contra los impuestazos, y el ataque a los salarios y condiciones de vida.
Una oleada de lucha está en marcha y choca inevitablemente con la feroz dictadura de los mandarines rojos del PC chino, socios menores de las transnacionales imperialistas y administradores de la superexplotación de la clase obrera.
Rápidamente la lucha económica se transforma en lucha política. Decenas de miles de estudiantes y jóvenes rebeldes rompen con el Partido Comunista Chino. Muchos de ellos se reivindican “maoístas”, contra los capitalistas del PC chino. Más allá de esta enorme confusión, sectores de la juventud rebelde intentan expresar, con este giro, la lucha por expropiar a los capitalistas, por restaurar, según ellos plantean, el socialismo. No lo dicen de palabra… arriesgan su vida combatiendo junto a la clase obrera.
Los procesos revolucionarios de principios del siglo XX de China, más precisamente en el año 1919 comenzaron con enormes rebeliones estudiantiles, de donde salieron cuadros claves del Partido Comunista ligado a la URSS y la III Internacional que se fundaba en aquel momento. El régimen lo sabe, y por eso hoy ha largado una feroz represión contra obreros y estudiantes.
Para conseguir sus demandas la clase obrera china deberá volver a andar el camino revolucionario que supo recorrer en el siglo XX, y está vez será expropiando a los expropiadores, al imperialismo, y cortando la cabeza no solo de los gerentes y patrones, sino en primer lugar de los sanguinarios empresarios chinos del PCCh. Inevitablemente el desarrollo y extensión de los combates de la clase obrera china empuja, a cada paso, a los choques con la soldadesca. Ya decenas de revueltas en 2009/2010, como ya vimos, fueron aplastadas con verdaderas masacres. La lucha más inmediata por el pan y la vida de la clase obrera empuja a choques decisivos entre revolución y contrarrevolución. La vanguardia obrera ya empieza a buscar el camino que recorrió en el siglo XX. Si la basura estalinista, deviniendo en nueva burguesía, puso a disposición del imperialismo y del capitalismo mundial millones de obreros esclavos para hundir el salario de los trabajadores del mundo, hoy la china que amenaza con entrar en nuevas acciones revolucionarias amenaza con colocar en la lucha de clases mundial uno de los destacamentos más aguerridos de la clase obrera internacional.
Los trabajadores de China y el Pacífico hablan el lenguaje de la revolución. La lucha por la restauración de la dictadura del proletariado, bajo formas revolucionarias, en China, es lo que organiza todo el combate de los revolucionarios internacionalistas. Pero esta vez serán los consejos de obreros y de soldados armados, asentados en la democracia directa y los organismos de autoorganización los que volverán a expropiar a los capitalistas y expulsar al imperialismo de China. Lo harán mandado al basurero de la historia y aplastando a la lacra estalinista, que ayer entregó su revolución y hoy son los organizadores de la superexplotación de los obreros chinos.
Las fuerzas de la IV Internacional y del trotskismo jugaron un rol decisivo en los combates de la clase obrera de Asia y el Pacífico, como continuadores del combate de la III Internacional. En 1927 se forjó y se terminó de completar, bajo el fuego de la revolución china, la teoría-programa de la revolución permanente, la teoría para la revolución socialista mundial. La Oposición de Izquierda y la IV Internacional encontró entre sus mejores combatientes a los trotskistas de China. El pablismo, los entregadores de la IV Internacional en Yalta, entregaron esas limpias banderas de combate al estalino-maoísmo. Interviniendo en los combates actuales, la tarea decisiva es volver a fundar el partido de Trotsky, Cheng Tu Xiu, Li fu Jeng y demás fundadores de la Oposición de Izquierda y de la IV Internacional. En los combates del proletariado chino se crean las mejores condiciones para recuperar las banderas de la IV Internacional.
Secretariado de Coordinación
Internacional de la FLTI |
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esclavizadas por el capitalismo en el planeta
Maquilas instaladas en China
Sobre los huesos y la esclavitud de la clase obrera china, en gran medida, se puso de pie el capitalismo moderno. Ahora, este, en su decadencia senil intenta, como lo viene haciendo desde el ‘75 al ‘89 y hasta nuestros días, sobrevivir, como diabético con la insulina, sobre la superexplotación de la más numerosa clase obrera del mundo.
Pero esta vez la revolución se lo va a impedir. ¡Que empiece entonces la IV revolución china! Ya lo hizo en el siglo XX y se encamina a hacerlo en el siglo XXI. No lo hará con el “socialismo de mercado” sino con una revolución obrera, soviética, socialista, que recupere la tierra, expulse al imperialismo y expropie a los bandidos capitalistas.
Con los huesos y la sangre del proletariado chino esclavizado, así como de los trabajadores africanos, se construyó en el siglo XIX la infraestructura de EEUU, el ferrocarril y se hizo la extracción en las minas. Sobre sus huesos y su sangre se generó la “tendencia contrarrestante” a la crisis del 2008, la “poderosa locomotora de la economía mundial” que no era otra cosa que la servidumbre y superexplotación de millones y millones de trabajadores asiáticos, mientras los empresarios rojos del PCCh y las grandes transnacionales como Volskwagen, Apple, Nokia hacen fabulosas ganancias. Pero el poderoso proletariado chino que sufrió la acción contrarrevolucionaria del maoísmo stalinista, la masacre de Tianamenn, la restauración capitalista y décadas de salvaje opresión se ha puesto nuevamente de pie.
La lucha actual es la continuación de las luchas de Tonghua y Lingzou que hacían rodar las cabezas de los gerentes en 2009. Una enorme oleada de revueltas obreras y campesinas, más de 250 mil levantamientos, tuvieron lugar entonces.
Nuestra corriente editó un profundo trabajo al respecto y sobre la discusión acerca de si China es o no un país imperialista, una discusión que atraviesa al movimiento marxista a nivel internacional. Este trabajo, que recomendamos al lector, se encuentra disponible en este link
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Esclavitud, enfermedad, represión y muerte en el “socialismo de mercado” de los sanguinarios mandarines chinos
Trabajadores enfermos de silicosisreprimidos frente a la municipalidad de Shenzhen
Los trabajadores de la construcción en China, aquellos sobre cuyos músculos, sangre, huesos y sudor se construyó el “milagro chino” ponen al desnudo la infamia de este régimen carcelario de obreros a cuenta del imperialismo. Más de 6 millones de trabajadores de la construcción sufren de silicosis, una enfermedad respiratoria producida por la prolongada exposición al sílice sin la protección adecuada. Expuestos a una vida de horror y padecimientos inauditos por una enfermedad terminal que impide la respiración, viendo a sus compañeros y hermanos morir sin siquiera atención médica por no ser trabajadores registrados, los trabajadores de la construcción se movilizaron en los últimos meses frente a la Municipalidad de Shenzhen exigiendo una compensación por su enfermedad.
A pesar de las muchas movilizaciones, la respuesta del gobierno es nula. Mejor dicho, la respuesta no ha sido otra que la represión de los perros de presa de los empresarios rojos.
Miles de trabajadores exigen, luego de haber construido los más grandes edificios e infraestructura, entregando su vida, el derecho de al menos tener atención médica.
¡Basta de engaños! Este es el verdadero rostro del “socialismo de mercado”: ¡esclavistas, represores y asesinos de trabajadores! |
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