Argentina -
20 de marzo de 2019
Con la cortina de humo y la trampa de las elecciones y sostenidos desde el Parlamento por el PJ:
El imperialismo, el gobierno
y los capitalistas vienen por todo
Con el chantaje de la desocupación y los despidos y la traición de la burocracia sindical
quieren imponer la flexibilización laboral
La clase obrera argentina está siendo objeto de una ofensiva histórica de los capitalistas: quieren liquidar las conquistas de 80 de años de lucha para llevar a los obreros a las condiciones de esclavitud de comienzos del siglo XX.
Eso es, nada más y nada menos, que el brutal golpe económico que el gobierno y las transnacionales están descargando sobre las masas trabajadoras. La liquidación de convenios, los despidos y suspensiones masivos, los cierres de fábricas y empresas, la pulverización del salario vía inflación, devaluaciones y tarifazos, buscan llevar a los trabajadores a niveles mínimos de subsistencia con tasas de explotación salvajes. La flexibilización laboral que reclaman todas las fracciones de la burguesía se está imponiendo con miseria, represión, muertos como Santiago y Rafa y presos como Daniel Ruiz y los jóvenes anarquistas.
El sistema capitalista en bancarrota le impone un infierno a los trabajadores. El imperialismo redobla el saqueo de la nación.
No son los obreros los que hoy, ante el crac industrial, paralizan la producción, sino que son los capitalistas y su podrido sistema de explotación quienes paran las máquinas en Argentina. Un 50% del parque industrial nacional está paralizado, sin producir. Miles de obreros son expulsados del proceso productivo. Los capitales huyen de la producción y se van a la especulación financiera y cuentas bancarias en el extranjero. Mientras la clase obrera y el pueblo se hunden en la miseria, miles de millones de horas/hombre se pierden para defender las ganancias y la propiedad de un puñado de parásitos sobre los medios de producción.
La decadencia de este sistema pestilente es lo que está en la base de la guerra que el FMI y el Club de los 6 (la Bolsa, la Sociedad Rural, la banca extranjera, la UIA, las patronales del comercio y la construcción), el verdadero gobierno detrás de Macri, le declararon a los explotados como parte de la ofensiva del imperialismo yanqui por imponer el dominio pleno sobre América Latina.
Los obreros estamos pagando muy cara la traición de la burocracia sindical, que en todo 2018 salvó al gobierno en su momento de mayor de crisis.
Acorralamos al Congreso el 18 y 19 de diciembre de 2017, les hicimos paros generales, luchas en las calles, revueltas locales. Fueron meses de dura lucha política contra el gobierno y el FMI, que la burocracia estranguló hacia octubre-noviembre pasado, cuando le garantizó la paz social a la cumbre del G20.
Hoy el gobierno ya no está contra las cuerdas. La burocracia lo salvó. El PJ, el kirchnerismo y el FR le garantizaron gobernabilidad desde el Congreso y las gobernaciones. Ahora marchan todos juntos a las elecciones, leales al FMI y el “Club de los 6”, para engañar a los trabajadores con urnas y votos mientras los capitalistas libran una brutal guerra descargando el crac industrial y la crisis sobre el pueblo.
¿El FIT? No enfrenta el ataque ni la trampa electoral, porque ató su suerte a las elecciones y al parlamento. Realizó 3 actos electorales y ya está en campaña…
La vanguardia obrera, los obreros del neumático, el ARS, los aceiteros, los docentes, el movimiento de las mujeres explotadas,etc. deben reagrupar sus filas. Para frenar la embestida de los capitalistas y defender las conquistas históricas, hay que derrotar a la burocracia sindical y responder con paros, piquetes y la huelga general en la guerra de clases que ha comenzado.
Hay que parar esta ofensiva de los explotadores en un punto y concentrar allí todas las fuerzas. Como ayer fue en el ARS y las empresas militares del estado, hoy es en Fate, en el conjunto de la industria del neumático y automotriz, donde se concentra toda la crisis y el ataque de los capitalistas.
Hasta ayer mismo la burocracia sindical kirchnerista decía que no había que hacerle paros al gobierno, sino que había que derrotarlo en las elecciones de 2019. Esto es lo que hace justamente el triunvirato de los traidores de la burocracia de la CGT, es decir, darle tiempo a los capitalistas para que le propinen un golpe durísimo a la clase obrera antes de octubre.
La guerra está acá. Los despidos son ahora. La inflación y la carestía de la vida no se aguantan más. ¿Las elecciones? Son tan solo una cortina de humo para que el gobierno y la patronal ataquen sin piedad. Hay que pararlos ahora. Luego será tarde.
La trampa electoral: la legitimación de la pérdida de conquistas
y una cortina de humo a la guerra de los capitalistas
El gobierno y la “oposición” patronal se han lanzado furiosamente a las elecciones para tapar con verso “democrático” su guerra contra el pueblo. Quieren que los trabajadores se arrodillen y esperen hasta octubre mientras el gobierno y los capitalistas despiden a mansalva y nos arrebatan las conquistas históricas.
Ellos ya votaron aplicar el plan del FMI -la punta de lanza de Trump- y reventar a los trabajadores. El FMI no solo dirige abiertamente la política económica del gobierno sino también a todos los partidos patronales, a cuyos candidatos y políticos -Lavagna, Kicillof, Urtubey, etc.- vino a supervisar en febrero. ¡Inclusive los carneros de la CGT se reunieron con el FMI! En las elecciones en Neuquén se vio clarito: todos los candidatos patronales juraron respetar los contratos con las petroleras en Vaca Muerta, empezando por el kirchnerista Ríoseco.
Las elecciones de octubre legitimarán la pérdida de conquistas, los cientos de miles de despidos, los cierres de fábricas, la pulverización del salario, impuestos en decenas de derrotas parciales de la clase obrera. Y en octubre surgirá un gobierno fortalecido para imponer la reforma laboral como ley votada en el Congreso.
La clase obrera no puede esperar a octubre y permitir que pasen los despidos y las derrotas sin combatir. No podemos permitir que se imponga la trampa electoral. Hay que responder a la altura de la guerra de clases, aquí y ahora.
La estafa de la “oposición patronal” y la “defensa de la industria nacional”
El PJ, los kirchneristas y el FR hablan de “defender la industria nacional”. Mienten de forma descarada. Justamente es la UIA la que está parando las máquinas, cerrando las fábricas y destruyendo la industria con más de 400 “preventivos de crisis”, que encubren un lock-out generalizado de los capitalistas. Madanes, multimillonario dueño de Fate y Aluar y ex-empresario estrella de los Kirchner, declaró el “preventivo de crisis” para echar a 500 obreros. Las automotrices suspenden obreros por miles y funcionan al 15% de su capacidad instalada no porque vayan a quebrar, sino porque tienen stock para cubrir no menos de la mitad de las ventas proyectadas para 2019. Otros, como la patronal textil o las ensambladoras de Tierra del Fuego, se convierten directamente en importadores.
Son las leyes del capitalismo. Los burgueses van a donde tienen más ganancia. Acá paran las máquinas y se van a la timba financiera, con letras del tesoro y el Banco Central que rinden un 60% de interés anual. Su cacareada “crisis” no es más que la forma de mantener sus ganancias acrecentando la desocupación y la miseria de la clase obrera y empobreciendo a la nación. La inflación galopante es la garantía de sus ganancias, la cual ya ha vuelto insoportable la vida de los de abajo.
Para producir, estos parásitos de la UIA quieren la reforma laboral, obreros esclavos, sin conquistas, al igual que la Sociedad Rural, los bancos o la patronal del comercio. No hay fracción de la burguesía que no quiera esclavizar a nuestra clase. Con 60 o 70% de ganancia en tasa de interés o en el dólar, el capital no vuelve a la producción, si no es esta la misma ganancia que le va a sacar a la clase obrera. Su grito de guerra es “flexibilización laboral ya. Que se acaben los aguinaldos y las vacaciones. Obreros, a trabajar a destajo. Full time a disposición de las empresas. Liquidación de los convenios”… Transformar a Argentina en una nueva Bangladesh. O flexibilización laboral o recesión y hambre. De eso se trata la guerra de los capitalistas.
En el Congreso, los políticos patronales de la “industria nacional” le votaron a Macri todas las leyes de entrega de la nación al imperialismo, como el presupuesto 2019 dictado por el FMI. Y en las provincias que gobiernan, como Santa Cruz o Tierra del Fuego, aplican ajustes salvajes a balazos contra los trabajadores.
Por eso fue tan certero el grito que acompañó el “Andate Macri” en los combates del 18 y 19 de diciembre de 2017: “Que se vayan todos”. Eso es lo que debe volver a levantar el movimiento obrero.
Para enfrentar en serio a Macri y el FMI hay que derrotar a la burocracia sindical
Hay que separar a la burguesía hoy pintada de “opositora”, de las organizaciones obreras y sus luchas
La clase obrera debe pesar en la vida política nacional
En 2018 la clase obrera presentó durísimas batallas, luego de las jornadas revolucionarias contra el Parlamento de diciembre de 2017. Desde ese momento, la burocracia puso todas sus fuerzas para descoordinar y desincronizar la ofensiva obrera que estaba en ciernes. La tendencia a la unidad obrera y popular con las clases medias bajas que enfrentaban los tarifazos, abrió el 2018.
La burocracia sindical se borró. Convocó a una marcha dominguera el 21 de febrero de 2018. Amenazaba con la “madre de todas las batallas” y hasta septiembre dejó centenares de luchas, ya sean combates por fábrica y paros regionales, descoordinadas y descentralizadas. Mientras tanto, firmaba paritarias basura donde entregó entre el 30% y el 40% del salario obrero.
Dispersaron las luchas de los trabajadores. La clase obrera sufrió duras derrotas parciales como los cierres de Fanazul, que comenzaron a extenderse a otras ramas de producción como en textiles, alimentación y calzado. Hubo más de 200.000 despidos por la descentralización que impusieron los traidores de la burocracia a la lucha. Luego, para descomprimir totalmente la lucha, hicieron un paro pasivo y dominguero de 36 horas, para luego cerrar la cortina y, desde la Secretaría de Trabajo, entregar todas las conquistas obreras.
Por su parte, la burocracia kirchnerista imponía la “paz social” rodeando cada lucha de multisectoriales de políticos patronales, curas y cámaras de comercio, como hizo la CTA en el ARS o en Río Turbio.
Al movimiento de desocupados, de desposeídos y hambrientos, al que pomposamente curas, stalinistas varios y sirvientes de la burguesía de todo color y pelaje, llaman “trabajadores de la economía popular”, los separaron de los obreros ocupados y de su lucha contra los despidos y los llevaron a marchas de presión… de mendigos, para pedir limosnas en el Ministerio de Desarrollo Social.
Así el gobierno y los capitalistas le tiraron toda la crisis a la clase obrera. A la recesión y los despidos le siguieron nuevos tarifazos, una carestía de la vida insoportable y devaluaciones. Una brutal guerra contra los explotados.
El resultado de todo esto: se triplicaron los comedores donde se alimentan los hambrientos de la “economía popular”. Los trabajadores ven las góndolas de lejos. Los tarifazos no paran y la carestía de la vida no cesa. Las paritarias no se reabren, salvo excepciones, en las cuales la patronal afirma que no tiene plata este año para aumentos. La última moda de las elites dominantes en Argentina es declararse en “concurso preventivo de crisis”.
La burocracia se apresta a entregar nuevamente el salario en las paritarias. Y no solo eso: hoy le promete al gobierno entregar en las paritarias puntos clave del convenio y de las conquistas obreras. Los trabajadores saben muy bien lo que significa una “flexibilidad light” que, como ya anuncia toda la prensa, es la que la burocracia está dispuesta a firmarle a Macri: suspensiones con reducción salarial, despidos de obreros en las plantas con el doble de trabajo para los que quedan produciendo y cambiar convenio y conquistas por trabajo. Con la pistola de los despidos en la cabeza de los trabajadores y la traición de la burocracia sindical, la burguesía está avanzando contra las conquistas obreras y lo hace hoy. Luego, después de las elecciones, vendrá el Parlamento de los políticos patronales a transformar en ley lo que los capitalistas conquisten con su actual ataque.
¡Hay que reagrupar las filas obreras! ¡Hay que preparar la contraofensiva obrera y popular!
Aquí los que están en “preventivo de crisis” son los trabajadores.
¡Que la crisis la paguen los banqueros y los patrones!
La patronal ha largado un brutal chantaje contra el pueblo trabajador: o entregan el salario y los convenios colectivos de trabajo, o se profundizan los despidos. Esto es una pistola en la sien a los trabajadores. Es un robo a mano armada. Y para recordarlo, lo tienen a Daniel Ruiz detenido, a Sebastián Romero con orden de captura y a miles de compañeros procesados.
Con los despidos en masa, los trabajadores que aún siguen produciendo lo hacen a un ritmo feroz de trabajo, incluso produciendo lo que antes hacían los miles de despedidos.
Los ritmos de producción infernales ya se cobran vidas. Los asesinados por este podrido sistema capitalista son el compañero ferroviario Sebastián Carranza y los compañeros petroleros Ariel Sajama y Hugo Rojas. Ellos son los muertos de esta guerra de clases declarada por los capitalistas y su gobierno.
Hay que decir la verdad: hay fuerzas de las masas para presentar batalla, pero están dispersas. Los de abajo no se han rendido. Lo han hecho sus dirigentes: los burócratas sindicales y la izquierda colgada a los faldones del Parlamento burgués.
Por ello los trabajadores deben romper el chaleco de fuerza que le impone la burocracia sindical para librar luchas decisivas.
En Salta los docentes rompieron el cepo del plan de lucha acotado y controlado por la burocracia sindical de la CTA y CTERA.
Allí, desacatando el miserable acuerdo del 23% en 6 cuotas que habían firmado las burocracias de ATE, UPCN, SADOP, UDA, etc., basados en las asambleas de base, con los docentes autoconvocados, miles de ellos ganaron las calles. Así se consiguió el 38% en 7 cuotas, con un bono de $5.000, con cláusula trimestral de ajuste del salario. Un verdadero combate en un ángulo de 180° con las burocracias sindicales. El camino fue el de la autoorganización y la democracia directa. ¡Así se lucha! Para conseguir la más mínima de las conquistas hay que sacarse de encima a la burocracia sindical.
La oposición docente y las agrupaciones multicolor tienen dos salidas: o seguir colgados a los faldones de Baradel y la burocracia de la CTA, o reagruparse a nivel nacional junto a los docentes salteños para luchar todos juntos por las mismas demandas.
El sacrificado gremio docente lleva ya años entregado mil y una vez por la burocracia cterista. ¡Salta marca el camino!
Asimismo no hubo despido o ataque por fábrica a los trabajadores que estos no respondieran. Aun hoy, en Fate, Siam, Coca-Cola o el mismo ARS, los trabajadores buscan frenar este ataque bajo duras condiciones de lucha. Son combates aislados, dejados librados a su suerte por los traidores de la burocracia sindical.
En Tenaris de Villa Constitución, la patronal ya anuncia una “reestructuración” para despedir a trabajadores. Rápidamente la asamblea obrera paró la planta y le impusieron la conciliación obligatoria. Pero ellos, en su lucha, están aislados de Acindar y las contratistas, y cercados por los traidores de la burocracia de la UOM.
En Fate, lamentablemente, aún no se han concentrado todas las fuerzas de los trabajadores en lucha del país contra los despidos, cuando sobran condiciones para ello.
Decenas de sindicatos y comisiones internas han sido arrancados a la burocracia sindical como en Aceiteros, el SUTNA, seccionales ferroviarias, ceramistas, docentes, etc. Hoy, lamentablemente, están siendo divididos por la política mezquina y cretinamente electoralista de la izquierda parlamentaria.
Un poderoso movimiento de mujeres trabajadoras ha entrado al combate, como se vio el 8 de Marzo en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Han ganado las calles y de allí no salen… Pero sus enemigos, la burguesía y los reformistas, con un nuevo proyecto de ley nuevamente intentan llevar esa lucha y esas energías al mismo Parlamento que durante meses presionaron para conquistar el aborto legal, seguro y gratuito. Allí pondrán los intereses de la mujer trabajadora a los pies de los partidos patronales, inclusive con los políticos del mismo partido del gobierno que ha largado esta brutal guerra contra los trabajadores y trabajadoras del país. Estamos ante una nueva trampa infame: separar a la mujer trabajadora del conjunto de su clase para llevarla adormecida a los pies del Parlamento de sus verdugos.
Junto a la mujer trabajadora, está el movimiento de desocupados que ya no soporta más la inflación. La decadencia alimenticia golpea a más de un 30% de la clase obrera y de los desposeídos. La burguesía y sus sirvientes saben muy bien que ese movimiento organizado como movimiento piquetero, con trabajadores desocupados peleando por trabajo digno para todos, como en el 2001, sería una enorme fuerza para confluir con los obreros que defienden su puesto de trabajo y pelean por su salario.
La clase obrera necesita un inmediato reagrupamiento de sus filas. ¡Hay que unir a los que luchan! ¡Hay que preparar una contraofensiva obrera y popular!
No se puede pelear más divididos.
Desde las asambleas y desde los combates actuales hay que poner en pie una Coordinadora Nacional de Lucha
Como vemos, las energías de la clase obrera no están agotadas. Enormes sectores están en la lucha, pero divididos y dispersos. Bastaría que se unifiquen sus reclamos en una gran organización de lucha nacional para abrir rápidamente el camino a sobrepasar los límites que imponen a cada lucha los traidores de la burocracia sindical.
Desde las fábricas paralizadas por los capitalistas, desde la lucha contra los despidos y suspensiones, desde los gremios que están peleando por el salario, desde el sindicalismo combativo y desde el movimiento de la mujer trabajadora y el movimiento piquetero, ha llegado la hora de poner en pie una poderosa organización capaz de abrir el camino a una acción contundente del movimiento de masas para presentar una batalla decisiva en un punto contra el gobierno y comenzar a preparar una gran contraofensiva.
Los que están luchando se conocen y reconocen en los combates en todo el país.
Se trata de volcar todas las fuerzas de lucha en un punto. Fate, donde la patronal decretó el pedido de “preventivo de crisis” y amenaza con despedir a centenares de compañeros, puede ser el punto de reagrupamiento de todos los sectores en lucha. También lo puede ser el mismo ARS, donde la burocracia impuso una “paz social” tramposa que deja las manos libres de la Vidal para volver a atacar y despedir.
Allí, en estos sectores clave, el gobierno prepara derrotas decisivas para escarmentar a todos los trabajadores del país. ¡No lo podemos permitir!
En esos focos calientes de combate, hay que poner todas las fuerzas de los trabajadores en lucha… las de los desocupados y piqueteros como se hacía en 2001, las de los sindicatos en lucha como docentes, las del poderoso movimiento de las mujeres trabajadoras. En un punto, la clase obrera se debe atalonar y dar una batalla decisiva, unitaria y uniendo todos los reclamos, como lo hicimos el 18 y 19 de diciembre de 2017, para frenar este ataque brutal de los capitalistas y su gobierno.
Lamentablemente, el FIT hace rato ha comenzado su campaña electoral. Sus actos políticos dejaron afuera toda lucha por la coordinación de los centenares de miles que entran al combate. Ha impulsado pequeños actos sectarios de sus colaterales sindicales, en el mejor de los casos, o abiertamente electoralistas. Los integrantes del FIT hablan de hacer un “partido único”. Escriben ríos de tinta sobre ello. Pero no hacen más que dividir a todos los que luchan.
Lo que hace la izquierda parlamentaria, lejos de unir a los trabajadores, es negociar sus bancas cuando una verdadera guerra se ha desatado sobre la clase obrera, como si esta guerra se pudiera frenar con boletas electorales y en los cuartos oscuros de los verdugos del pueblo.
Las luchas que el FIT dirige son llevadas permanentemente a la Secretaría de Trabajo. Las conciliaciones obligatorias no son más que un pequeño tubo de oxígeno antes de que la patronal termine de despedir y derrotar las luchas. Allí se desgastan todas las energías de los trabajadores y se les crean falsas ilusiones y expectativas. A los obreros hay que decirles la verdad: los despidos y los cierres de centenares de empresas en Argentina se hicieron con la firma del Secretario de Trabajo, que no es más que el jefe de recursos humanos de todos los capitalistas.
El FIT ha sometido la lucha a los puestos parlamentarios y han sido incapaces de poner sus bancas al servicio de conquistar la unidad de los combates de las masas contra el ataque de los capitalistas y los traidores de la burocracia sindical. Así, el reformismo de izquierda se ha transformado en un obstáculo adicional para unir y coordinar a los que luchan.
Sin embargo, esta unidad es la que ansían y necesitan todos los sectores de la clase obrera hoy atacados. Es que cada lucha parcial en el medio del crac económico en curso concentra todo el ataque de los capitalistas y la debilidad de la clase obrera ante el mismo cuando pelea aislada, con la amenaza de despidos y suspensiones.
Sobran condiciones y fuerzas para hacer un llamamiento, desde los trabajadores en lucha y desde las bases del movimiento obrero, a poner en pie un gran Congreso Obrero nacional de trabajadores ocupados y desocupados, de las mujeres trabajadoras y del sindicalismo combativo.
Hay que preparar una contraofensiva ya y ahora. No hay tiempo que perder. A la ofensiva de los capitalistas se la frena con paros, piquetes y Huelga General para que ellos paguen la crisis que provocaron.
¡Basta ya de pelear divididos! Por un reclamo único de todo el movimiento obrero
El camino a la unidad no es otro que comenzar por conquistar un reclamo único de todos los sectores de los trabajadores y el pueblo atacado por el gobierno y los capitalistas para unir sus luchas: los desocupados, la mujer trabajadora, los que combaten en defensa de sus puestos de trabajo y los que ya se preparan para irrumpir en la lucha contra la carestía de la vida y por aumento de salario.
La patronal con el gobierno ya dijeron que en estas paritarias los trabajadores ni sueñen en recuperar el salario que se les robó en 2018, como les dijo la Vidal a los docentes.
Los traidores de la burocracia de la CGT y la CTA están justamente para que estos reclamos no se unifiquen y la clase obrera no coordine sus luchas y le dé un duro golpe al gobierno. Es que a la guerra de los de arriba solo se le puede responder con una lucha política y revolucionaria de masas que les ponga el pie en el pecho y los haga retroceder. Una huelga general política revolucionaria es lo que hay que preparar y organizar.
La necesidad de un reclamo único de todos los explotados está a la orden del día:
Contra las paritarias de hambre y de entrega de los traidores de la burocracia sindical, hay que conquistar una Paritaria Única Nacional para imponer ¡Ningún despido más! ¡Reducción de la jornada laboral! ¡6 horas de trabajo para todos con un salario igual a la canasta familiar, indexado mes a mes con cláusula gatillo de acuerdo al aumento del costo de vida! ¡Defensa incondicional de los convenios! ¡Nacionalización sin pago y bajo control obrero de toda fábrica que cierre, suspenda o despida!
¡Que se hagan efectivas ya todas las demandas de la mujer trabajadora! ¡Aborto legal, seguro, libre y gratuito, comenzando por reconocerlo ya en las obras sociales de todos los sindicatos!
¡Fuera el FMI!
¡Eliminación inmediata del IVA! ¡Abajo el “impuesto al salario”! ¡Impuestos progresivos a los banqueros, los capitalistas y las grandes fortunas!
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las empresas de servicios para terminar con los tarifazos! ¡Por la “ley de extinción de dominio” de estas empresas para recuperar las superganancias conseguidas con un brutal saqueo al pueblo!
¡Libertad inmediata a los presos políticos y desprocesamiento de todos los luchadores perseguidos!
Toda lucha mínimamente seria de los trabajadores ha sido brutalmente atacada por la policía y las fuerzas represivas. Centenares de luchadores han pasado por las cárceles de este régimen burgués. ¡Hay que parar ya con la represión a los que luchan! La tarea inmediata de poner en pie los piquetes de huelga y los comités de autodefensa se torna decisiva. El pacifismo con el cual se imbuye a los trabajadores en sus luchas solo fortalece y envalentona a los capitalistas y a sus fuerzas de choque que a cada paso multiplicarán su ataque y su represión.
La tarea del momento entonces no es otra que la de unir a los trabajadores en lucha contra los despidos y suspensiones con el movimiento piquetero y de desocupados por trabajo genuino. Antes de que sea demasiado tarde, hay que unificar el reclamo por salario digno de acuerdo a la inflación con la lucha contra los tarifazos, que arrastra a más y más sectores de las clases medias arruinadas a las calles. Hay que volcar las enormes energías de la mujer trabajadora no para someterlas al Parlamento burgués y a sus enemigos, sino como avanzada de la lucha de los trabajadores para derrocar a los traidores de la burocracia sindical, los garantes no solo de la explotación y la entrega de todas las luchas obreras, sino también, y en primer lugar, de la triple explotación de la mujer trabajadora.
¡Abajo la burocracia sindical!
¡Por la democracia directa y la autoorganización de la clase obrera!
¡Hay que coordinar ya a los que luchan!
¡Andate Macri!
¡Huelga general hasta que se vayan todos y no quede ni uno solo!
Comité Nacional de la LOI-CI / Democracia Obrera
Por una salida obrera a la crisis
El camino de los explotados es volver tras los pasos del 18 y 19 de diciembre de 2017.
Ante semejante crisis y ataque de los capitalistas, ninguno de los sectores que sale a reclamar cree que de forma aislada se pueda conseguir alguna conquista económica, ni mucho menos frenar la guerra de los de arriba. El golpe económico amenaza con dejar inerme a la clase obrera.
No se puede esperar ni un día más. Las tendencias profundas de la guerra de clases plantean la necesidad de darle un duro golpe político al gobierno y los capitalistas en las calles. En el medio del marasmo económico, maniatada por la burocracia sindical y con la trampa electoral, se está impidiendo que la clase obrera pese en la vida política nacional. Ella es la única clase capaz de hacer funcionar las máquinas que los capitalistas han paralizado y de impedir que el imperialismo y los parásitos capitalistas fuguen todas las riquezas del país.
El camino para toda lucha seria no puede ser otro que el de atacarle las ganancias a los que fugan divisas y amasan fortunas con el hambre del pueblo y la crisis de la nación.
Un plan obrero de emergencia de salida a la crisis está planteado a la orden del día.
La expropiación sin pago y bajo control obrero de las petroleras, mineras y productoras de gas que se roban nuestras riquezas, es un paso decisivo para terminar con el saqueo del bolsillo obrero.
En la Argentina “granero del mundo”, la carne, la leche y el pan cada vez están más lejos de los hogares de los trabajadores y el pueblo pobre. Mientras tanto, las grandes cerealeras y la oligarquía agraria se llevan más de 40.000 millones de dólares de riqueza de toda la nación. El precio de los alimentos bajará rápidamente, si se expropia sin indemnización a la oligarquía, si se termina con toda la cadena de intermediarios en la comercialización de los alimentos que consumen los trabajadores y el pueblo y si se impone la nacionalización del comercio exterior para impedir la fuga de divisas de las grandes cerealeras. Junto a esto, el desconocimiento de todos los acuerdos y tratados de pago y renegociación de la deuda externa fraudulenta de Argentina, realizados por sus elites dominantes, es la base de todo plan para terminar con el hambre del pueblo y el saqueo de la nación.
Expropiar sin pago a los banqueros y a esa cueva de bandidos de la Bolsa de Valores y la Sociedad Rural, debe ser el punto de partida de toda salida obrera a la crisis.
No hay reclamo más inmediato que estas medidas de fondo para salir de la catástrofe que ya está aquí. Y esto no se conquistará ni en las elecciones ni en los ministerios de trabajo. La clase obrera debe poner en pie un plan obrero de salida a la crisis y conquistarlo en la lucha.
La burguesía tiene su programa, su plan: terminar de entregar al país al imperialismo para que lo recolonice, avance en saquear todas sus riquezas y maquilice toda la Argentina.
Los trabajadores deben tener su plan de salida a la crisis e imponerlo decididamente con el combate en las calles.
Un gobierno provisional revolucionario de los trabajadores y el pueblo pobre es el único que podrá llevar hasta el final estas medidas de salida a la crisis.
Los socialistas afirmamos que para frenar este ataque del imperialismo sobre la nación y contra los trabajadores, la clase obrera habrá de recorrer el camino del Cordobazo, el del combate contra la dictadura y el del 2001 para que no quede nada de este gobierno ni de este régimen infame. Lo que se merecen los de arriba es un Argentinazo para que se vayan todos y no quede ni uno solo…
Hay que volver a intentarlo o no quedará nada de las conquistas y la vida de los de abajo. ¡Son ellos o nosotros! Los de arriba vienen por todo, ¡vayamos por todos ellos!
¡Argentina será socialista y revolucionaria o será colonia de Wall Street! |