El domingo 16 de junio en Santiago del Estero, la policía mató a Silvia Maldonado, una joven de 17 años madre de dos hijos. En un supuesto operativo, la policía había irrumpido esa noche en su casa. Silvia no les permitió entrar y fue agredida por los milicos. Cuando vecinos y familiares de Silvia salieron a defenderla, la policía comenzó a disparar con balas de goma y de plomo y una bala dio en la cabeza de la joven, que quedó tendida sangrando.
“Mirame bien a la cara, yo soy el que le metió un ‘cuetazo’ a tu hermana”, le dijo el cabo asesino Abraham a la hermana de Silvia antes de subir a la camioneta y huir. Silvia murió pocos días después en el hospital.
El lunes decenas de familiares, amigos y vecinos de Silvia chocaron con la policía frente a la Comisaría. Hoy hay 7 policías separados y Abraham está detenido.
No se trata de un hecho aislado, ni son “excesos” policiales como dice la prensa burguesa. Es la realidad cotidiana que viven los jóvenes en los barrios obreros, donde la policía actúa con la impunidad que le garantizan los gobiernos y los partidos patronales (sean de Cambemos, PJ o los K) para reprimir y asesinar a la juventud trabajadora.
Al día siguiente del asesinato de los pibes en San Miguel del Monte, Bullrich salió públicamente a respaldar justificar el accionar de la policía, diciendo que la versión de la fuerza es la versión de la verdad, (como lo dijo cuando asesinaron a Rafa Nahuel y Santiago Maldonado) y que “Casos como el de Arruga demostraron que todo era mentira”. Para esta gorila asesina, que los policías “trabajen tranquilos” significa que puedan matar pibes impunemente.
Macri, con el acuerdo de los políticos patronales, impuso la “doctrina Chocobar”, que legitima abiertamente el gatillo fácil y la represión como una política de Estado que se viene profundizando con cada gobierno.
A la miseria y la falta de perspectivas de progreso material y cultural para la juventud explotada bajo el sistema capitalista, los ricos y su policía responden con balazos, palos y muerte en las barriadas. Hay generaciones enteras de jóvenes explotados cuyos padres y abuelos no tienen un trabajo digno y engrosan las filas de los parias que jamás entrarán en el proceso productivo. Contra ellos está cebada la policía asesina.
Y es esta misma realidad la que viven los jóvenes explotados en todo el mundo. Somos parte de una misma juventud masacrada en Palestina por luchar contra el ocupante sionista; en Siria por levantarse contra el genocida Al Assad y Putin; desaparecida en México cuando por luchar contra la reforma educativa como los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Este sistema que ya no le puede dar de comer a sus esclavos, merece morir!
Silvia Maldonado se suma a Carlos Suárez, Gonzalo Domínguez, Camila López y Danilo Sansone asesinados por la yuta en San Miguel del Monte; a Luciano Arruga; a Ismael Sosa; a Dieguito Aljanati, a Diego Bonefoi, Facundo Burgos y todos los pibes asesinados por el gatillo fácil.
¡Justicia por Silvia y todos los pibes!
¡Disolución de la policía y todas las fuerzas represivas del Estado! ¡Disolución de casta de jueces y fiscales!
¡Tribunales obreros y populares compuestos por los familiares de las víctimas para castigar a todos los culpables!
¡Basta de militarización de los barrios obreros!
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