Argentina 13 de septiembre de 2019
Argentina ha chocado con las rocas submarinas de la crisis financiera mundial
Feroz guerra de los capitalistas
contra la clase obrera
Luego del crac de 2008, el sistema capitalista imperialista en bancarrota viene arrojando más y más la crisis de sus “pérdidas” contra los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. La oligarquía financiera mundial hace rato que se ha gastado los beneficios que el trabajo humano aún no ha producido. Recuperar esos beneficios y volver a gastárselos a cuenta es el círculo vicioso en el que se sostiene un 1% de parásitos que ha acumulado en su poder el 50% de las riquezas del planeta.
En 2008 EEUU y todas las potencias imperialistas europeas estatizaron las pérdidas de los bancos quebrados. Las limpiaron con los valores acumulados en sus tesoros. La Reserva Federal de EEUU le entregó 600.000 millones de dólares a Wall Street para que recomponga sus cuentas ante el estallido de las burbujas y los balances falsificados de las mismas. Para que reconstituyan su tasa de ganancia, los estados imperialistas le dieron a sus empresas y bancos en crisis, dinero fresco a tasa cero de interés. Esto fue para que justamente hicieran el negocio que realizaron en Argentina. Tasa cero y fondos frescos limpios de todo gasto para financiar la compra de armas en los países oprimidos, para garantizar la expansión de sus transnacionales y para sacar superganancias en el mundo colonial y semicolonial, reendeudándolos como sucedió en Brasil y en Argentina.
La guerra comercial que ha comenzado en medio del marasmo de la crisis económica mundial, no da sosiego.
Las distintas potencias imperialistas se disputan los mercados y, especialmente, el saqueo y el control de la fuerza de trabajo china y las riquezas petrolíferas y gasíferas y el aparato industrial-militar de Rusia. Alemania, la primera economía de Europa, ha entrado en recesión al igual que Italia o Inglaterra, que ha quedado tironeada entre la Unión Europea y el plan yanqui de avanzar sobre el Pacífico en sociedad con ella.
Trump, a la cabeza de los piratas de Wall Street, pateó el tablero de la división del trabajo en la economía mundo. Se acabaron los pactos y acuerdos comerciales. El lema de Trump es “EEUU primero”.
En esta ofensiva, los yanquis han pisado con fuerza su “patio trasero” latinoamericano. Van por PDVSA cercando Venezuela. Van por las empresas estatales militares y el petróleo de Brasil. La minería peruana, boliviana y chilena ya ha quedado bajo el control de sus transnacionales en un 100%. Centroamérica se hunde en el fango de una decadencia infinita y queda como reserva de mano de obra esclava para la economía norteamericana.
En Argentina, la banca de Wall Street encontró un jugoso negocio para recuperar ganancias. Como decimos en la presentación de este periódico, Argentina se convirtió en una gran “puerta giratoria” para los grandes fondos de inversión imperialista y también para la burguesía y las clases dominantes nativas.
Entrar a Argentina con dólares a tasa de interés cero, pasarlos a letras y bonos del tesoro (obteniendo entre un 40% y un 80% de ganancia), reconvertirlos a dólares y llevárselos del país, significó un nuevo robo del siglo de la nación. Ni siquiera se llegó a tanto en la época de la dictadura militar que multiplicó la deuda externa argentina.
Alfonsín la pagó religiosamente quebrando al país en el ’89; luego Menem la pagó entregando todas las empresas del estado, hasta que De la Rúa terminó su obra de saqueo y entrega total de la nación. Luego de 2 años de default, los Kirchner renegociaron una deuda externa de 120.000 millones de dólares a 253.000 millones a pagar al 2030, con súper-intereses y un bono cash anual a todos los tenedores de la deuda a cambio de los puntos que aumente el PBI.
Es sobre ese monstruoso robo y saqueo de la nación que apareció la pandilla de los Macri, para que ahora venga Fernández a decir que la burguesía argentina, atada con miles de negocios al imperialismo, a la oligarquía, a las transnacionales, va a iniciar un nuevo ciclo productivo basado en el “consumo del mercado interno”. Una cruel y absurda mentira y engaño…
Esa misma burguesía es la que ha parado casi el 50% de la producción argentina, de sus fábricas, sus máquinas y sus servicios. No son los obreros huelguistas haciendo piquetes los que pararon la producción. Fue este sistema que no le puede dar de comer a sus esclavos y ni siquiera hacer funcionar las máquinas para crear bienes.
Pretender que este sistema se sobreviva y que los trabajadores en él mejoren su nivel de vida, es una vil mentira contra la clase obrera. La crisis que ya está aquí. Si la salida la da el sistema capitalista, lo hará maquilizando la Argentina y dejándola mil veces atada como una colonia al imperialismo.
Frente a esto no hay posibilidad de “profundizar” la democracia para mejorar el nivel de vida de las masas, como pregona la izquierda parlamentaria. Ellos buscan hacerle creer a los trabajadores que con una ley de “suspensión de los despidos” se para la voracidad de los capitalistas y su crac, cuando ni siquiera plantean reincorporar a los más de 300.000 despedidos de la industria y los 200.000 despedidos del estado y ni hablar de atacar la propiedad privada de los capitalistas para poner a funcionar las máquinas que paralizaron los patrones.
La izquierda plantea una ley de “aumento de un 30% del salario”, sin necesidad de atacar las superganancias de los capitalistas y sus bancos. Pretenden resolver la emergencia alimentaria sin expropiar a la oligarquía, a los grandes supermercados, a las empresas de la agroindustria ni a las cerealeras que se llevan 40.000 millones de dólares de la renta agraria.
Lo que plantea la dirección del FIT-U de que es posible resolver el hambre, tener trabajo y arrebatarle “conquistas” al capitalismo en los marcos de este régimen infame, no solo es una mentira total, sino que demuestra toda la cobardía de estos “socialistas” que hace rato devinieron en izquierdistas vulgares de un Parlamento que no es más que una escribanía de Wall Street.
Los capitalistas hablan el lenguaje de la crisis. La clase obrera no tiene una dirección revolucionaria a su frente que sepa hablar ese lenguaje y que diga con claridad que a los capitalistas hay que expropiarlos para poder comer y que para eso hay que preparar y organizar una revolución socialista victoriosa.
Esa es la única salida que tiene la clase obrera. Para conquistarla deberá unirse con sus hermanos obreros y campesinos de América Latina y combatir con los que enfrentan a la bestia imperialista en sus entrañas: la clase obrera europea y norteamericana.
Hay que decirle toda la verdad a las masas. La burguesía amenaza a los trabajadores con que “vuelve el 2001”. Pero es ella la que trajo un “2001” con un nuevo crac, una nueva cesación de pagos y catástrofes inauditas para las masas. La burguesía alerta e insiste que “no puede volver un 2001”. Ellos quieren que ese año quede en la historia como una tremenda crisis. Pero esto no es así. Quieren esconder que el 2001 casi fue su propia tumba. De eso se trata la salida que debemos preparar los trabajadores: la tumba de la burguesía y la destrucción de este podrido sistema capitalista.
Argentina será socialista o colonia de Wall Street