Ecuador - 4 de julio de 2022
Balance de la heroica lucha obrera y campesina que respondió al ataque de los capitalistas, que frenaron el combate de masas con el pacto “por la Paz”
El pueblo explotado retumbó contra el agente del FMI, “¡Fuera Lasso!”, derramando sangre, con presos políticos, desaparecidos…
Hoy la tarea urgente es reorganizar nuestras filas, establecer el poder de los de abajo y preparar una superior y nueva embestida contra los de arriba y su régimen asesino para conquistar todas nuestras demandas
¡POR UN CONGRESO CON DELEGADOS DE BASE DE OBREROS,CAMPESINOS Y SOLDADOS RASOS!
¡Hay que imponer la ruptura de la CONAIE, el FUT y todas las organizaciones obreras con la burguesía!
¡Disolución de la policía asesina!
¡Libertad ya a los presos políticos por luchar!
¡Aparición con vida de los desaparecidos!
¡Para poder conquistar el pan para los obreros, la tierra al campesino pobre expropiemos a las transnacionales petroleras, mineras y los bancos de los capitalistas!
Con 18 días de enorme combate revolucionario, los explotados de Ecuador enfrentamos los planes del imperialismo yanqui, el FMI y al gobierno lacayo de Lasso. Ecuador está totalmente sometido a EEUU. Su economía está dolarizada -no tiene independencia monetaria- y tiene una fraudulenta deuda externa de US$ 19 mil millones con el FMI. A esto se le sumó el aumento del gasoil, que provocó una escalada en los precios del transporte y los insumos básicos e incluía decretos de reformas privatizadoras sobre el sector de la minería y el petróleo para un mayor sometimiento y saqueo imperialista.
En respuesta, los trabajadores rurales y los campesinos ecuatorianos iniciaron un Paro Nacional, marchando desde todas las provincias con sus familias a Quito, donde se encuentra la sede de gobierno. A esta embestida de masas se fueron sumando los obreros y estudiantes combativos que incluso tomaron universidades para poder alojar a los marchistas que llegaban a la ciudad. Con bloqueos se paralizaba el país y la producción de petróleo en los mismos pozos impidiendo el transporte de combustible. La misma prensa burguesa informa que durante esos días se perdieron 1 millón 233 mil barriles de petróleo (equivalentes a US$ 137 millones), lo que mostró una vez más quiénes son los que verdaderamente producen las riquezas de la nación. En los barrios surgían asambleas populares. La unidad de los obreros, trabajadores rurales y campesinos, comenzaba a soldarse en las calles, a pesar y en contra de la dirección del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que agrupa a los principales sindicatos del país y solo “apoyó” el Paro Nacional de palabra.
Con luchas de barricadas, cortes de ruta y marchas, comenzaban a surgir los comités de autodefensa de la “primera línea” -como sucedió en Colombia y Chile- para defenderse de la policía y las fuerzas represivas del Estado, que dictó el estado de excepción en seis provincias para escarmentar a la lucha de los explotados. En las primeras jornadas caían los primeros combatientes y desaparecían a seis luchadores, lo que desató la furia revolucionaria de los campesinos, obreros y todos los explotados, que el día 12 del Paro Nacional tomaron la Casa de la Cultura Ecuatoriana al grito de “¡Fuera Lasso!”. Inmediatamente la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) se vio obligada a convocar a la Gran Asamblea Popular. La consigna de ¡Fuera Lasso! se generalizó rápidamente a todo Ecuador, mientras comenzaban a surgir -todavía de manera embrionaria- los organismos de autodeterminación de las masas en lucha, con la alianza obrera y campesina desde las asambleas junto a los estudiantes. Es que las masas, con su combate de 2019, habían conquistado la conciencia de que tomando la Casa de la Cultura y reuniendo a la Asamblea Popular de obreros y campesinos se ponía de pie el poder de los de abajo, es decir, un régimen de doble poder basado en los organismos de autodeterminación y democracia directa de obreros, campesinos pobres y soldados rasos, para avanzar en la lucha por derrocar al gobierno de Lasso y el ataque dictado por el FMI.
Es por ello que en esa jornada, la lucha económica que se inició por 10 puntos se transformó en una lucha política de masas que sobrepasaba a las direcciones de la CONAIE y el FUT, que ganaba simpatía y fuerza en la perspectiva de tirar abajo a Lasso, a quien apoyaban las instituciones represivas del Estado, el parlamento fantoche, la OEA y la iglesia.
La lucha de clases se agudizó. La burguesía sabía bien que si permitía que surja el poder de los de abajo en la Asamblea popular de obreros y campesinos, perdía el control sobre las masas como sucediera en el 2019 y peligraba su cabeza. Por ello, Lasso ordenó en cadena nacional la brutal represión a la Casa de la Cultura donde sesionaba la Asamblea Popular, mientras llevaba una persecución a la vanguardia dejando un saldo de 6 mártires asesinados por la represión policial y militar, más de 150 detenciones y 54 procesos penales por “robo” y “terrorismo”. Hubo secuestros, desapariciones temporales, torturas y hostigamiento. Las instituciones imperialistas de la ONU y la OEA -tal como hicieron en Bolivia y Chile después de masacres- llamaban a instaurar el dialogo con el gobierno mientras éste trataba de “golpistas” a obreros, estudiantes y campesinos que luchaban por una vida digna.
LA CONAIE, EN UN PACTO DE “PAZ SOCIAL” CON EL GOBIERNO Y LA IGLESIA, IMPIDIÓ QUE SURJA EL PODER DE LOS EXPLOTADOS Y SE HAGA REALIDAD EL “FUERA LASSO”
¡Que las direcciones del FUT y la CONAIE rompan todo sometimiento y conciliación con el gobierno de Lasso!
Finalmente, la burguesía, bajo la mirada de la OEA y tutela de la Iglesia Católica, y representantes del gobierno, apelaron a la mesa de negociación antes de que sea demasiado tarde, junto a la dirección de la CONAIE y otras organizaciones sociales. Allí se anunciaba la concesión de 7 de las 10 demandas que presentara la CONAIE, se firmaba un acta de la “paz social” y se anunciaba una tregua de 90 días, levantando los bloqueos y el paro nacional.
Lamentablemente, el límite que tuvo la ofensiva revolucionaria de obreros y campesinos ecuatorianos fue la política de la dirección stalinista de la CONAIE liderada por Leónidas Iza. Con una política de presión sobre el régimen y discursos de pacificación contra los “infiltrados” y a favor de la no violencia, decidió pactar por 7 puntos con la comisión del gobierno que recibía los “consejos” de la OEA y la Iglesia Católica como “mediadora”.
Por su parte, la dirección del FUT -dirigida también por el stalinismo- le impedía a la clase obrera intervenir centralizadamente al grito de “fuera Lasso” y luchar por la dirección del campesinado pobre con un programa de ataque a la propiedad de las transnacionales, que plantee la ruptura con el imperialismo y la lucha por la tierra, contra la política de presión de Iza.
La tregua de la dirección de la CONAIE cerró el camino a la acción independiente de masas y el desarrollo de la Asamblea popular como organismo soviéticos embrionario, que tenían planteado tirar al gobierno proimperialista de Lasso.
Para conseguir una rebaja miserable de 15 centavos de dólar en el combustible y promesas de cumplir con alguna de las demandas de los 10 puntos, tuvimos que protagonizar una huelga general revolucionaria de 18 días, enfrentando al ejército y la policía al grito de “fuera Lasso”. Sólo así pudimos ponerle un límite -por el momento- a la voracidad de las petroleras y las mineras e impedimos que el gobierno avance en su objetivo de descargar la crisis sobre nosotros.
Es decir que, para conquistar incluso lo más mínimo, la base obrera y campesina fue por todo. Fueron las direcciones de la CONAIE y el FUT las que impidieron avanzar hacia un régimen de doble poder de la Asamblea Popular de obreros y campesinos, marchando a los cuarteles a buscar a nuestros hijos bajo armas, los soldados rasos, para que se pongan en pie los comités de soldados rasos y transformar a la “primera línea” en la milicia obrera y campesina con el fusil del soldado, sobre la derrota y la disolución de la policía asesina.
Esto habría abierto el paso a tirar al gobierno para que se vayan todos: el FMI, las transnacionales petroleras y mineras, y permitiría demostrarle al campesino pobre que la clase obrera, por su rol en la producción, es la única clase capaz de darle una solución. Los obreros petroleros, los trabajadores de los bancos, los obreros agrícolas, etc. atacando los intereses y la propiedad de los capitalistas, pueden garantizarle al campesino pobre la tierra, precios accesibles para combustible y maquinarias agrícolas, créditos baratos, etc.
¡Hay que volver a soldar la alianza obrera y campesina, esta vez con la clase obrera acaudillando al conjunto de los sectores empobrecidos del campo y la ciudad!
Debemos preparar un próximo combate. Ya vimos cómo en el 2019, en las jornadas de octubre, las masas explotadas rompieron todo control y protagonizaron una enorme acción independiente con una huelga general revolucionaria que terminó echando al gobierno de Quito y obligándolo a retroceder en el gasolinazo. Pero entonces nos sacaron de las calles, le devolvieron al poder al gobierno de Moreno y la burguesía preparó su venganza redoblando su ataque, tal como lo vemos hoy. ¡Esa es la lección de 2019!
HAY QUE ORGANIZAR UNA GRAN LUCHA LLAMANDO A PONER EN PIE ASAMBLEAS DE OBREROS, CAMPESINOS JUNTO A COMITÉS DE SOLDADOS RASOS
La tarea del momento es preparar una gran lucha que sea la continuidad de la que quedó inconclusa en 2019 y la que abortaron hoy, para volver sobre Quito la sede de gobierno esta vez para triunfar.
Para ello, las direcciones obreras de la FUT y campesinas de la CONAIE deben romper toda conciliación con el gobierno y convocar ya mismo a las asambleas populares de obreros, campesinos y estudiantes combativos, con delegados de base con mandato revocable por ciudad, departamentos y por región, coordinadas y centralizadas a nivel nacional para reorganizar nuestras filas.
Hay que llamar a un CONGRESO DE DELEGADOS DE OBREROS, CAMPESINOS POBRES Y SOLDADOS RASOS PARA PONER EN PIE EL PODER DE LOS EXPLOTADOS para votar a mano alzada y con democracia directa un plan de lucha, un plan de emergencia obrero y campesino para preparar el próximo embate.
Es necesario llamar a los soldados hijos de obreros y campesinos que se negaron a reprimir a pueblo a desconocer a la casta de oficiales asesina y poner en pie los Comités de Soldados, uniéndose a los obreros y campesinos y reportando al mandato de las asambleas.
Hay que organizar a la juventud combativa de la “primera línea”, coordinarse por ciudad y a nivel nacional, para ir a las comisarías y desarmar a la policía asesina: ¡Disolución de la policía y todo el aparato represivo del estado, asesinos del pueblo!
Para conquistar los 10 puntos planteados por la CONAIE y terminar con la flexibilización laboral, para conquistar el petróleo, la minas y la tierra para el campesino, salud y educación para el pueblo empobrecido…
Hay que retomar el camino de la Huelga General hasta que se vayan todos.
¡FUERA LASSO Y EL FMI! ¡Ni un centavo a la deuda externa!
Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero a las petroleras que operan en el país. Toda la industria petrolera tiene que estar 100% en manos de Petroecuador, que debe ser puesta inmediatamente bajo control obrero, para que la renta petrolera se destine al servicio del bienestar del pueblo pobre, comenzando por garantizar combustible gratuito para todos los explotados de la ciudad y el campo.
A los gringos debemos expropiarles sin pago y bajo control obrero la Dole y todas las trasnacionales y bancos imperialistas que saquean la nación.
¡Expropiación de la oligarquía terrateniente! ¡La tierra a los campesinos pobres!
Hay que nacionalizar sin pago la banca y crear una banca estatal única y condonarle las deudas a los campesinos y comerciantes arruinados y otorgarles créditos baratos.
¡Libertad inmediata a los más de 158 compañeros presos por luchar! ¡Aparición con vida de los desaparecidos! ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los asesinos de los mártires de 2019 y 2022!
¡Fuera la OEA y las bases militares yanquis de Ecuador y América Latina!
El capitalismo en bancarrota ya no puede alimentar a la mitad del planeta. La lucha de las masas ecuatorianas solo puede triunfar como revolución socialista. Solo un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, basado en los organismos de autodeterminación de las masas armadas, impuesto sobre los escombros del régimen burgués con el triunfo de la revolución socialista, será el único que podrá resolver la cuestión de la tierra y acabar con el yugo imperialista, garantizando la independencia íntegra y efectiva de Ecuador.
Por eso la restauración capitalista en Cuba a manos del castrismo, único país donde triunfó la revolución y se rompió con Wall Street, fue un durísimo golpe al combate antiimperialista de los explotados de América Latina. Los trotskistas denunciamos al PC de los Castro, el mismo que dirige el FUT y la CONAIE, que dijo “el socialismo no va más, ¡viva el capitalismo! ¡Que vuelvan los yanquis a Cuba”.
Esa traición le ha puesto un enorme límite al combate de las masas ecuatorianas contra Lasso y el FMI. Si la conquista de la revolución cubana viviera, apoyada en la lucha revolucionaria del continente, esta encrucijada tendría salida.
¡Hay que volver a intentarlo! Nuevamente hay dos caminos para los explotados: el del stalinismo, de conciliación de clases y entrega del combate antiimperialista, y el del trotskismo, de retomar la lucha de 2019 y 2022 para llevarla al triunfo como revolución socialista, expropiando a los capitalistas y rompiendo con el imperialismo.
La clase obrera ecuatoriana necesita un nuevo partido revolucionario, insurreccionalista, bajo las banderas de la IV Internacional de 1938… un partido que vuelva a luchar por la revolución socialista desde Alaska hasta Tierra del Fuego.
Ecuador será socialista o será colonia de Wall Street
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