Marzo de 1999
Alemania: otro veredicto irrefutable de la realidad
La “recomposición reformista” del PTS y la LRCI al basurero de la historia
Desde la LOT y la FPT, en ocho meses de lucha tendencial y fraccional, hemos demolido una a una todas las tesis centristas de la fracción derechista del ex – PTS, con las que ha inficionado la conciencia de valiosos y honestos militantes revolucionarios que hoy permanecen en su interior.
Derrotamos estrepitosamente su tesis antimarxista de que la aristocracia obrera sólo sería un fenómeno de los países imperialistas; de que ésta no existiría en las colonias, en las semicolonias, ni tampoco en los estados obreros deformados y degenerados. Tesis que, como lo demostramos ampliamente, rompe con todas las enseñanzas de la III Internacional de Lenin y Trotsky, rompe con el Programa de Transición de la IV Internacional, que con total claridad plantea como parte del programa para la revolución política “¡Abajo la burocracia y la aristocracia obrera de los soviets!”. Rompe con el ABC del marxismo revolucionario del siglo XX, que plantea que el imperialismo para mantener su dominio en la época de crisis, guerras y revoluciones, compra a las direcciones del movimiento obrero, crea una capa de aristocracia obrera que es la base social de esas burocracias sindicales y de las direcciones reformistas, liga cada vez más a los sindicatos al Estado –sobre todo en las colonias y semicolonias. La tesis de la fracción derechista rompe entonces con la tesis marxista de que no hay burocracia sindical sin aristocracia obrera que sea su base social. Incluso los propios libros que ellos editan, donde el camarada Trotsky habla de la aristocracia y la burocracia obrera de los países latinoamericanos, demuestran que su tesis no era más que una barrabasada antimarxista para justificar justamente, su adaptación creciente a la burocracia sindical y a la aristocracia obrera.
Con esta tesis han inficionado la conciencia de sus propios militantes sindicales, que terminaron, como gatitos mimosos, a los pies de la burocracia sindical en el Astillero Río Santiago, negándose a plantear que había que tirar abajo a la Comisión Interna burocrática y vendida, cuando ésta había sido derrotada estrepitosamente en la votación de tres asambleas.
La LOT y la FPT hemos demolido también la posición –no menos antimarxista que la anterior- de que en Europa y en Estados Unidos estaríamos asistiendo a un fenómeno de “recomposición reformista” del movimiento obrero que se expresaría en el “fortalecimiento” de los sindicatos y en la asunción de los gobiernos de los partidos obrero burgueses. Demostramos, con las lecciones revolucionarias de la situación de la clase obrera alemana y del despertar de la clase obrera norteamericana, no sólo que propias cifras y estadísticas de la burguesía y de los propios sindicatos los desmienten categóricamente, sino que su visión de “recomposición reformista” no era más que adaptación pura y simple a la burocracia y a la aristocracia obrera y a los gobiernos de los partidos reformistas de la “Tercera vía”.
Estos señores semiintelectuales-semimencheviques, hace tiempo que vienen amenazando con escribir unas sesudas tesis sobre el proletariado mundial. Pero, ¡ya las han escrito, y no son ni “sesudas” ni, por supuesto, revolucionarias! Su tesis sobre el proletariado mundial es la tesis menchevique de la “recomposición reformista”. ¡Y cómo van a escribir tesis revolucionarias sobre el proletariado mundial estos semiientelectuales que no conocen en lo más mínimo a la clase obrera, que jamás han estado al frente de uno sólo de sus combates, que no ven al proletariado ni por televisión! ¡Y hoy lloran, Albamonte y compañía, después de haber expulsado a la corriente proletaria e internacionalista del PTS, por su imposibilidad de “construirse en el movimiento obrero!
Porque quienes hoy conformamos la FPT y la LOT somos quienes más hemos escrito sobre el proletariado mundial y nacional. No sólo hemos sacado las lecciones revolucionarias del despertar de la clase obrera norteamericana, de la situación del proletariado alemán, las lecciones de la huelga general francesa del 95, las lecciones del comienzo de la revolución en Indonesia, las lecciones de la situación del proletariado chileno, a lo largo de esta lucha fraccional, sino que somos quienes elaboramos, aún dentro del PTS, las lecciones revolucionarias del Santiagueñazo, del SITRAMF, del Cutralcazo y del Jujeñazo, que hoy la fracción derechista del ex – PTS abandona y esconde, para pasar su tesis, que no es otra que la tesis de sus socios de la LRCI, de la “recomposición reformista”.
Los “grandes teóricos” de fracción derechista del ex – PTS no ha podido responder ni una de las demoledoras tesis de la LOT y la FPT en ocho meses de lucha fraccional. Sólo han atinado a balbucear algunas respuestas de bajísimo nivel en sus materiales internos, que no hacen más que corroborar su degeneración centrista, su abandono de todo lo conquistado teórica, política y programáticamente por el PTS y la FT en diez años, y su ruptura total con el Programa de Transición de la IV Internacional.
Así, en sus materiales internos reafirman su tesis menchevique, diciendo que “el fenómeno de recomposición reformista del movimiento obrero se da centralmente en Europa (y en menor medida en EE.UU)”.
Para la fracción derechista, la quintaesencia de esta “recomposición reformista” la representa el “poderoso proletariado alemán y sus poderosos sindicatos”. Pero... ¡hasta la propia burguesía imperialista inglesa refuta definitivamente la tesis socialdemócrata de la fracción derechista de Albamonte y de sus socios de la LRCI!
La patronal, que banca a la burocracia sindical, dice que los “poderosos” sindicatos alemanes son...”gatitos que ronronean”
Nos vemos obligados a citar extensamente, y pedimos disculpas, pero el artículo aparecido en The Economist de fecha 5 al 11 de diciembre de 1998 (diez días después de la edición de nuestro BIOI N° 1), realmente no tiene desperdicio: demuestra que teníamos razón los trotskistas cuartainternacionalistas de la FPT y la LOT, y no los centristas capituladoras a la socialdemocracia, a sus gobiernos y a sus sindicatos.
Veamos. El título y la bajada del artículo ya son, en sí mismos, toda una definición: “La cara cambiante de los sindicatos alemanes. Envalentonados por la subida del gobierno de la izquierda, los sindicatos alemanes parecen estar flexionando sus músculos. En realidad, se están volviendo aún más flexibles que antes”.
Después de detallar las discusiones existentes en los sindicatos sobre qué porcentaje de aumento de salarios exigir, y bajo el sugestivo subtítulo de “En realidad (los sindicatos) son gatitos que ronronean”, se hace la siguiente pregunta: “¿Entonces, la patronal y los sindicatos se encaminan hacia una pelea de proporciones? ¿Y los lugares de trabajo están destinados a ser lugares aún menos flexibles? La respuesta a ambas preguntas es: probablemente no”.
Y explica: “Los sindicatos y los ejecutivos no están totalmente en desacuerdo (...) Ambos acuerdan también sobre los méritos del viejo y tradicional sistema del Mitbestimmung (cogestión) en el cual los trabajadores tienen voz en la gerencia y la mitad de los asientos en los cuerpos de supervisión de las empresas más grandes (...) En este espíritu de compromiso, expresa un dirigente de empresa, la mayoría de los sindicatos están dispuestos a firmar por menos aumentos que los que actualmente están demandando”.
¡Y la fracción derechista, confiando en la “recomposición reformista” está esperando que los “poderosos sindicatos” lleven a la clase obrera a pelear por reivindicaciones económicas y se enfrenten a la patronal y al gobierno de Schroeder! ¡Esas sí que son ilusiones reformistas, no de las masas, sino de los centristas adaptados a la socialdemocracia, a la burocracia sindical y a la aristocracia obrera!
Después de haber planteado que “El número de afiliados y la influencia de los sindicatos alemanes han venido decayendo durante varios años”, el artículo continúa: “En verdad, los sindicatos han estado cediendo terreno silenciosamente por varios años, poniendo en ridículo la idea de que las condiciones laborales de Alemania son desoladoramente rígidas. Es verdad que los salarios permanecen inflexibles, los trabajadores alemanes siguen siendo caros y el mercado laboral está súper regulado. Pero a medida que las compañías alemanas han ido mudando sus plantas de producción al extranjero para recortar sus gastos laborales, los trabajadores alemanes han comenzado a aceptar acuerdos innovadores en cuanto a salarios y horarios de trabajo.
Un signo de esto es la creciente flexibilidad de los acuerdos colectivos. Ahora (...) existen alrededor de 100 diferentes versiones del contrato básico del sindicato con la patronal. Los sindicatos, cada vez más están aceptando “acuerdos de tiempos difíciles”, que permiten a las empresas en problemas congelar los salarios por todo el tiempo necesario siempre y cuando se comprometa a subirlos cuando las cosas mejoren.
¿Y cómo están los trabajadores de la IG Metall, el sindicato preferido, admirado, y en el que cifra sus ilusiones reformistas la fracción derechista del socialdemócrata Albamonte? Veamos: “Los patrones cada vez con más frecuencia están ignorando a los grandes sindicatos y cerrando acuerdos con las propias comisiones internas de sus fábricas. Esta tendencia viene haciendo punta en Alemania del Este, donde los trabajadores son menos pretenciosos acerca de sus derechos, y donde el 30% de los afiliados a IG Metall no están cubiertos por convenios colectivos”.
“En ninguna parte está creciendo más esta flexibilización a nivel de fábrica que en la industria automotriz. El número de horas trabajadas por los ensambladores de vehículos pueden estar fijadas, pero no su horario. Durante los períodos activos, se espera que los trabajadores trabajen sin francos, es decir, toda la semana incluso sábado y domingo, y pueden tomarse más tarde el tiempo de descanso acumulado cuando la actividad ha bajado. En algunas plantas incluso han acordado trabajar horas extras impagas cuando la demanda es especialmente fuerte, para que su empresa pueda responder más rápidamente a las fluctuaciones en el nivel de órdenes de compra”.
¡Este es el “poderoso y organizado proletariado alemán”, y estos sus “poderosos sindicatos” que “se fortalecen”! Un proletariado profundamente dividido entre trabajadores del Este y del Oeste, bajo convenio de sindicato o bajo convenio de fábrica (o directamente sin convenio), entre ocupados y desocupados, entre nativos e inmigrantes, chantajeados por su patronal imperialista que “ha ido mudando sus plantas de producción al extranjero”, es decir, a los países del Este, al Brasil, donde superexplota a los trabajadores.
Un proletariado más flexibilizado incluso que el proletariado inglés después de la durísima derrota que le infligiera la Thatcher, al que se le arranca una altísima productividad: “Tal flexibilidad ha impulsado la productividad alemana en forma fenomenal. Los costos laborales por unidad han bajado en forma espectacular desde 1996 (...) la productividad factorial total, que mide la eficiencia en la utilización de la mano de obra como del capital, es aproximadamente un 13% mayor que en Gran Bretaña...”.
Señores charlatanes socialdemócratas de la fracción derechista y de la LRCI, la realidad ha dado su veredicto, por si hacía falta: la “recomposición reformista” del “poderoso” proletariado alemán y sus “poderosos” sindicatos que se “fortalecen” ha demostrado no ser más que cháchara vacía de centristas que necesitan adjudicarles a las masas sus propias ilusiones reformistas para justificar su adaptación a la “tercera vía” imperialista, a los gobiernos de los partidos obrero burgueses, a las burocracias sindicales reformistas, a la aristocracia obrera, y su alegre disolución en la democracia imperialista.
Podríamos escribir un epitafio: “Aquí yace la malograda “recomposición reformista” de Emilio Albamonte y la LRCI. Que en paz descanse”.
Pero como los centristas son el único animal que se tropieza dos, tres, mil veces con la misma piedra, la fracción derechista del PTS sigue desarrollando alegremente su tesis menchevique de “recomposición reformista”, e inficionando a los honestos militantes revolucionarios que quedan en sus filas, y a la vanguardia obrera y juvenil. Así, en LVO N° 45, en un pequeño artículo sobre Alemania, plantean que ante la negativa de la patronal de acordar un aumento de salarios del 6,5% “La IG Metall, el sindicato alemán de 3,5 millones de afiliados que nuclea a los metalúrgicos, y el más grande de occidente, acaba de ratificar que irá a la huelga el próximo 28 de febrero”. Y más adelante: “El gobierno de Schroder –uno de los gobiernos modelo de la cacareada “Tercera Vía”- acaba de asumir en octubre pasado y ya está siendo puesto a prueba por los propios sindicatos y obreros socialdemócratas, que saldrán al paro contra la patronal alemana (...) Si la huelga se desarrolla, podríamos presenciar una oleada reivindicativa por demandas salariales (como ciertos analistas señalan), lo que pondría en aprietos a la patronal y enfrentaría a los obreros con la política del gobierno de la “Tercera Vía” en Alemania”.
Exactamente la misma visión de la LRCI, que –como es una corriente coherente y orgullosamente derechista- es más valiente y la transforma en programa, diciéndoles a los trabajadores alemanes cómo deben hacer para “poner a prueba” al gobierno Schoeder . Así dice, en Workers Power N° 227: “Los trabajadores deberían exigir que el SPD (el partido socialdemócrata) rompa su coalición con los verdes y forme un gobierno con el PDS, el ex partido stalinista que fue el único otro partido que ganó apoyo electoral. Aunque esta coalición sería de dos bancas menos que una mayoría, se podría sostener en el poder tratando de instrumentar las demandas claves del movimiento obrero y llamando a las más amplias movilizaciones de masas para defenderlas”.
Lejos de estar entrando en una “oleada reivindicativa por aumentos salariales”, lejos de estar pasando a la ofensiva y de “poner en aprietos a la patronal y enfrentando al gobierno de Schroeder”, la clase obrera alemana, con sus filas divididas y disgregadas y con su capacidad de lucha debilitada, maniatada por la burocracia sindical y la aristocracia obrera y sus “poderosos” sindicatos, asiste hoy impotente a una ofensiva de la patronal imperialista que ha hecho caer al ministro socialdemócrata de Finanzas, Oskar Lafontaine, cuyo programa que contemplaba algunas tibias medidas demagógicas – “progresivas”, diría la LRCI y hoy con ella el ex – PTS- consideraban demasiado “de izquierda”! Y Schroeder, lejos de seguir los consejos de cómo y con quien hacer alianzas de gobierno que tan amigablemente le da la LCRI, lejos de llamar a “amplias movilizaciones de masas”, está por echar a los ministros del partido verde para hacer una alianza... con el partido del ex – canciller Kohl, el artífice de la reunificación imperialista de Alemania.
¡Aquí es donde se termina con la tesis menchevique de la “recomposición reformista” de Albamonte y de la LRCI: de rodillas ante el gobierno socialimperialista, ante la burocracia sindical putrefacta y traidora, ante la aristocracia obrera y sus “poderosos” sindicatos!
La “recomposición reformista” demuestra así no ser más que una tesis para justificar la adaptación total del ex PTS y la LRCI al fortalecimiento de la burocracia sindical socialdemócrata apoyada en la aristocracia obrera alemana, producto del desvío impuesto mediante pactos sociales y mediante la asunción de los gobiernos de los partidos reformistas, a la contraofensiva de masas abierta en 1995. Y estos “poderosos sindicatos” –hoy parte constituyente del gobierno socialimperialista de Schroder, en el que prominentes burócratas como el vicepresidente de la IG Metall, ocupan cargos ministeriales- lejos de estar preparando un nuevo enfrentamiento por reivindicaciones económicas con la patronal y el gobierno, son los encargados de mantener la “paz social” para que la burguesía imperialista alemana no sólo se posicione mejor en la guerra comercial interimperialista y en la carrera restauracionista hacia el este, no sólo continúe y profundice su explotación a los trabajadores de los ex – estados obreros y de las semicolonias, sino que avance en el ataque a las conquistas incluso de la propia aristocracia obrera alemana, como, según lo demuestran los datos antes planteados, ya lo está haciendo.
La reunificación imperialista de Alemania: la tesis menchevique de la fracción derechista del PTS y de la LRCI
Como ya lo planteáramos en nuestro BIOI N° 1, la visión de “recomposición reformista” de Albamonte y compañía parte de una tesis completamente socialdemócrata, menchevique, evolucionista de la reunificación imperialista de Alemania en 1991.
Según la tesis clásica menchevique, de la época reformista del capitalismo, el proletariado se fortalece a medida que crece numéricamente, conquista poderosos sindicatos y tensa sus músculos en grandes huelgas por reivindicaciones económicas, construye fuertes partidos con millones de votos y decenas de parlamentarios, eleva su nivel de cultura socialista. Una vez alcanzado el máximo nivel de desarrollo en ese sentido, está preparado para la revolución y para la toma del poder.
La visión de la fracción derechista del ex – PTS sobre la situación actual del proletariado alemán es un calco de la clásica tesis menchevique. Desde esta visión, la reunificación alemana sobre bases imperialistas de 1991, lejos de ser una derrota de la clase obrera europea y mundial, que fortaleció al imperialismo alemán y aceleró el proceso restauracionista en los demás estados obreros, sería un gran “hándicap” para la clase obrera, porque se “reunificó” la clase obrera más “poderosa” de occidente. Es decir, se fortaleció numéricamente, y hoy marcha a un proceso de “fortalecimiento” de sus sindicatos vía la “recomposición reformista”, que le permitirá hacer grandes huelgas por reivindicaciones económicas. Es decir, para Albamonte y compañía, la unificación imperialista de Alemania y la de su “poderosa” clase obrera y la “recomposición reformista” acercan a la clase obrera alemana a la revolución.
La tesis bolchevique de la FPT y la LOT afirma absolutamente lo contrario. Afirma que la reunificación imperialista de Alemania fue una terrible derrota para el proletariado alemán y para todo el proletariado de los países del este e internacional. Afirma que la clase obrera alemana hoy está pagando el precio de ese enorme triunfo imperialista con los cuatro millones de desocupados, con millones de inmigrantes superexplotados, con las “maquiladoras” instaladas por la burguesía alemana en el este y las semicolonias para chantajearlo, con una enorme flexibilización laboral, con una profunda división de sus filas y un debilitamiento enorme de su capacidad de lucha. Y también están pagando los costos de la reunificación imperialista los trabajadores del este europeo y de Rusia, porque fue justamente este triunfo imperialista el que permitió el avance de la restauración capitalista en esos países, la descomposición de los estados obreros y las enormes penurias y sufrimientos que esto está acarreando para las masas. Y de esta situación son responsables, justamente, las burocracias sindicales apoyadas en la aristocracia obrera.
La tesis bolchevique afirma que si el proletariado alemán no revierte en el mediano plazo esta enorme derrota, lejos de acercarse a la revolución con su “recomposición reformista”, lejos de avanzar evolutivamente mediante “luchas reivindicativas por los salarios”, lejos de fortalecerse, en medio de la profundización de la crisis económica mundial y frente a los ataques cada vez más directos que ésta le plantea a la propia burguesía imperialista alemana, se acercará al abismo, y arrastrará tras de sí al resto de la clase obrera europea de oriente y occidente, tal cual lo planteáramos en nuestro BIOI N° 1: “El supuestamente poderoso proletariado alemán, con sus fuertes sindicatos y sus enormes conquistas, si no rompe con los partidos reformistas y la burocracia sindical, si los desocupados y los inmigrantes no entran, como decía la III Internacional “al combate contra la resistencia de la aristocracia obrera”, si no rompe con la sumisión a su burguesía imperialista, enfrentándola en defensa de sus hermanos del este europeo y las semicolonias y los llama a enfrentar al enemigo común, el imperialismo alemán , levantando un programa que plantee la liberación de las colonias y denuncie el saqueo que realiza la burguesía alemana y europea en las colonias y las semicolonias, se encaminará inevitablemente a una nueva tragedia, y debilitará enormemente al conjunto de la clase obrera mundial”.• |