Septiembre de 1998
Por la refundación del trotskismo argentino sobre bases principistas
Por la reconstrucción de la IV Internacional
Proyecto de Plataforma de la Tendencia Bolchevique Internacionalista (TBI)
del Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS)
El viernes 18 de septiembre de 1998, la TBI hizo entrega de este Proyecto de Plataforma a la dirección del PTS, que se ha negado a publicarlo inmediatamente. Como lo viene haciendo a lo largo de estos casi cuarenta días, la fracción mayoritaria se niega a publicar ningún material de la TBI hasta tanto no tenga preparada una respuesta escrita al mismo. Se ha negado también sistemáticamente a poner en pie una comisión organizadora del debate, y sigue publicando circulares, boletines, etc., de forma unilateral. Todo esto configura un método completamente ajeno al marxismo revolucionario y al más elemental centralismo democrático.
Por lo tanto, la dirección de la Tendencia Bolchevique Internacionalista (TBI) del PTS, abajo firmante, se hace responsable de la publicación de este Proyecto de Plataforma, y llama a todos los compañeros del PTS a adherir a la misma.
Pico – Tucán – Guillermina Sandoval – Ramiro – Walter – Pablo Cortina – Hugo Ramírez
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La dirección de la TBI informa de las últimas adhesiones:
Al momento de ser publicada esta plataforma, adhirió a la misma el compañero Martín César, fundador del PTS, ex miembro del Comité Central del PTS y de la redacción de Avanzada Socialista y Rebelión de los Trabajadores.
También adhirieron compañeros fundadores de la regional Córdoba del PTS, y ex integrantes del Grupo de Izquierda Trotskista. Reproducimos aquí su carta de adhesión:
Al Comité Central y a todos los militantes del PTS:
Los abajo firmantes, ex militantes del PTS, a la fecha en calidad de simpatizantes, les informamos por la presente que:
Luego de tomar conocimiento de la lucha tendencial al interior del partido, y habiendo accedido a la lectura de las minutas, documentos y escritos que expresan las diferentes posiciones en esta lucha, hemos decidido adherir al Proyecto de Plataforma de la TBI del PTS, incorporándonos a las filas de la Tendencia en calidad de militantes activos, para batallar por sus posiciones. Lo hacemos con el convencimiento de estar dando un paso más en la lucha por la refundación principista del trotskismo argentino y la reconstrucción de la IV Internacional.
Con saludos trotskistas,
ex miembros del Grupo de Izquierda Trotskista (GIT) - fundadores del PTS en Córdoba
Capítulo 1
El carácter de la lucha tendencial actual al interior del PTS
Contra la política rupturista de la fracción mayoritaria
¡Defendamos la unidad del PTS!
En apenas veinte días, desde que los compañeros P. y HR se constituyeron en tendencia del CC el 7/8/98, hasta el 30/8/98, en que se realizara un Congreso-Plenario, y sin que se haya manifestado la minoría del CC con documentos políticos y programáticos, mucho antes de los plazos establecidos como compromiso ante el partido para ello, la ex - minoría del CC y hoy TBI del PTS, fue declarada “fracción secreta” por la mayoría de la dirección del partido y le fue impuesta una definición, contra su voluntad, como fracción interna y pública del mismo.
Desde la TBI opinamos que estos hechos demuestran que, desde el inicio mismo de lo que nosotros consideramos (como lo demostraremos en esta plataforma) fue el estallido de los métodos de dirección y de la dirección misma del PTS, fue la mayoría de la dirección la que fraccionó, con sus cuadros adictos, al conjunto del partido, desde el mismo momento en que nos declaramos tendencia del CC, y que realizó una operación de microcirugía para terminar con una Resolución en una verdadera asamblea y no un Congreso leninista, llamada con 48 horas de anticipación, para imponer de hecho experiencias separadas antes que la minoría pueda terminar su plataforma y sus documentos, e iniciar en equipos comunes y con una praxis común la lucha política al interior del partido. Nosotros afirmamos que éste y no otro era el objetivo de la fracción mayoritaria al inicio mismo del estallido de los métodos de consenso de dirección de nuestro partido.
Hoy, mientras terminamos de escribir este proyecto de Plataforma, la fracción mayoritaria ha sacado públicamente una Circular Interna N° 4 con las Resoluciones del último Congreso- Plenario del 30/8/98. Se ha discutido públicamente con la influencia del partido, con su periferia, con el POR, y con todas las corrientes de izquierda, sobre la existencia de una “fracción secreta, sin programa” al interior del PTS. Y todo esto, volvemos a repetir, a apenas 30 días de planteada la discusión y sin que estén los documentos tanto de la minoría como de la mayoría del CC. Asimismo editaron una Circular N° 5 y un artículo de periódico firmado por el jefe de la fracción mayoritaria Emilio Albamonte, sin que esté constituida aún la comisión organizadora del debate.
Este apresuramiento burocrático-desenfrenado, de llevar ya las Resoluciones hacia sectores avanzados y partidos de izquierda, sin posiciones políticas claras, sin que esté nuestra Plataforma, sin que exista una comisión organizadora del debate, demuestra que la fracción mayoritaria ha transformado al CC en una verdadera fracción pública. La fracción mayoritaria utilizó la resolución del mismo Congreso, de forma desleal y burocrática, en primer lugar, hacia el Congreso mismo. Resolución que nosotros, como ya manifestamos, no compartimos pero sí acatamos. Pero es la fracción mayoritaria la que la está utilizando de forma fraccional sobre la periferia y los partidos de izquierda de nuestro país, y esto no fue votado en el Congreso. Sino que lo que éste votó fue “Constituir una Comisión paritaria que supervise la edición de un boletín interno con los documentos de la lucha fraccional (...) Contar con espacio propio de la fracción en el periódico del partido y en Estrategia Internacional”.
Según creemos entender, este último era el mecanismo para discutir de cara a la vanguardia. Pero lo que es más grave, para nada el Congreso votó organizar reuniones de equipo donde el que no condena a la fracción minoritaria, o expresa diferencias con la resolución del Congreso-Plenario aunque lo acate, aunque no haya adherido públicamente a la tendencia y esté esperando conocer sus documentos, sea separado brutalmente de los equipos. Todo compañero que está en contra de las resoluciones, aunque las acate, es aterrorizado por los cuadros de la mayoría, con quedarse afuera del partido.
Estos aspectos, en última instancia, lo que demuestran es que con engaños y maniobras fraccionalistas, la fracción mayoritaria ha utilizado las resoluciones del Congreso extraordinario del 8 y 9 de agosto, el acta acuerdo del 16/8, y ahora las mismas resoluciones del Congreso del 30/8, para impulsar una política escicionista y rupturista del partido, porque su verdadero objetivo es impulsar experiencias separadas, como lo demostraremos. Por ello, en el último Congreso-Plenario convocado por la mayoría con 48 horas de anticipación, desde la TBI exigíamos garantías, no de una “comisión de notables”, sino de la dirección del partido, porque entre Congreso y Congreso, es ella la que dirige, como queda claro ahora, con una política rupturista, sin programa, con una política administrativista y despolitizadora del conjunto del partido, y que ahora se traslada, de la misma forma brutal, a la influencia política del partido y hacia el resto de las comentes de izquierda.
Los hechos, los crudos hechos, para cualquier militante honesto y objetivo de nuestro partido, demuestran que esto es así. La discusión comenzó con una minoría del CC que planteó valientemente sus diferencias en el punto partido. Discusión en la que se llegó a un punto de acuerdo con todo el CC, afirmando todos que en el punto partido no teníamos la suficiente elaboración teórica y política, y por lo tanto no había homogeneidad en ese punto. Cuestión aceptada por todo el Comité Central ante el Congreso extraordinario del 8 y 9 de agosto pasado. En ese punto, el informante por el CC, planteó que la dirección no podía discutir el Capítulo III sobre partido del documento, que había diferencias, posiciones y semi-posiciones, es decir, como mínimo, posiciones encontradas al respecto. El mismo informante planteó ante el pleno del Congreso que el CC se “quedaría mudo” si los delegados decidían discutir el punto partido concentrado en el Capítulo III del documento de precongreso. Como plantea la resolución votada por unanimidad (ver nota N° 1) por el CC y por el mismo Congreso extraordinario, se resolvió postergar la discusión y votación del Capítulo III sobre partido y estatutos, para profundizar esa discusión y las diferencias, con documentos de la dirección, boletines, minutas, etc. Asimismo se resolvió constituir un cuarto intermedio para llamar a una nueva sesión del Congreso en los próximos meses.
Se trataba de una discusión sobre "qué tipo de organización debemos tener para fusionarnos conque eventuales sectores de vanguardia que surjan al calor de la lucha de clases... ”
El mismo Congreso votó un plazo de 30 días para la escritura de documentos, minutas, donde se presentaran las diferencias. Y abordar dicha discusión en los próximos meses y en un nuevo Congreso extraordinario.
El 16/8/98, se firma un nuevo acuerdo en el CC, basado en esta resolución del Congreso y se informa al partido de la constitución de una tendencia minoritaria del CC, y donde partiendo de la resolución del Congreso, el CC estima que “los documentos podrán ser elaborados y editados en un plazo aproximado de 3O días” (Ver nota N° 2).
Nada de esto pudo realizarse. Achacarle la responsabilidad por esta situación a una pequeña tendencia avalada hasta hoy por 26 compañeros entre ellos dos miembros del CC, es por demás una falacia. Pues, en estos veinte días lo que ha sucedido, ha sido una intensa actividad con un método fraccional, irresponsable, despolitizador del partido y confusionista por parte de la mayoría, que demuestra su verdadera concepción (expresada ya antes en el CC. y luego en la respuesta de EA a la carta del compañero P. aparecida en la Circular Interna N° 3 del 21/8/98) de no aceptar tendencias en una “liga revolucionaria definida por un programa revolucionario”, pues las ligas se definen sólo por tener un programa revolucionario: cuestión esta que significa que si el PTS tiene un programa revolucionario, “no se le puede hacer tendencias”, y las que surgen, son “centristas, retrógradas, de derecha, internacionalistas epidérmicas, obreristas, populistas... y sin programa ni principios”. Así fueron armados todos los cuadros de la mayoría.
Contra esta posición de la mayoría, la TBI del PTS sostiene, junto a Trotsky: “La vida ideológica del partido no puede concebirse sin grupos provisionales en el terreno ideológico. Hasta ahora nadie ha descubierto otra manera de proceder. El que se ha esforzado en ello ha demostrado simplemente que su receta se reducía a ahogar la vida de las ideas en el partido. Naturalmente los grupos son un “mal” tanto como las divergencias de opiniones. Pero ese mal constituye un componente tan necesario de la dialéctica de la evolución del partido, como las toxinas con relación a la vida del organismo humano.” (León Trotsky, “El nuevo curso”).
Pero contra cualquier política democratista -clásica de las corrientes aventureras y descompuestas, a las que sólo les interesa “discutir por discutir”, para que la secta se cocine en su propia salsa-, en estos 30 días hicimos tres propuestas para garantizar una discusión sobre la base del centralismo democrático al interior del partido, en base al centralismo democrático. La primera de ellas fue el acuerdo alcanzado en común ante el Congreso del 8 y 9 de agosto. La segunda, fue el acta acuerdo del 16/8. En ambas, se intentaba organizar el debate de forma organizada, sin impaciencia, al interior del partido, para, sobre esa base, en equipos comunes, organizar una discusión en el periódico, pública hacia la vanguardia. Mientras se firmaban estos acuerdos, la fracción mayoritaria los rompía día a día, como lo demostraremos más adelante. Por ello, el 26/8, le hicimos llegar a la fracción mayoritaria una propuesta democrática para reencauzar el debate. Cuestión que fue utilizada para en 48 horas llamar a un “Congreso de urgencia”, donde la minoría no tuvo ningún derecho para convencer, equipo por equipo, de lo principista de estas propuestas a la mayoría del partido. Propuestas que hoy demuestran a las claras que eran las únicas que podían impedir un proceso rupturista impuesto por la mayoría de la dirección, antes de que empiece el debate. (Ver nota N° 3).
Mientras tanto, el arte de la fracción mayoritaria ha consistido en colocar cada vez al partido en presencia de resoluciones ya adoptadas, de una situación irreparable, y de un hecho consumado. Así se intentan utilizar hoy las resoluciones del Congreso-Plenario llamado por ellos, para llevar esta lucha fraccional sin programa y sin principios públicamente a la vanguardia, a las capas avanzadas y al resto de la izquierda, cuestión que para nada votaron los delegados en ese mismo Congreso-Plenario. Así, este método demagógico del fraccionalismo, que coloca permanentemente al partido ante hechos consumados, ha sido la práctica con que la fracción mayoritaria ha actuado desde el inicio del debate que está en curso.
Este método fraccionalista histérico y despolitizador es absolutamente desproporcionado contra una corriente al interior del partido que ni siquiera se planteaba derrocar a la dirección sino convencerla a ella como mayoría y al conjunto del partido, de abandonar sus desviaciones actuales y volver a un curso revolucionario. “El régimen interno del partido es un problema de la mayor importancia. Debe ser un régimen auténticamente democrático... La democracia presupone no sólo una actitud política formal, sino una actitud pedagógica para con los militantes nuevos y el auditorio obrero. Es justo decir que la dirección debe actuar con respecto a las bases con la misma paciencia que debe desplegar el partido hacia las masas trabajadoras”. (Trotsky, Carta a Glotzer, 11/9/37). La mayoría de la dirección siente que el surgimiento de una tendencia y la forma crítica con la cual esta ha surgido en nuestro partido, es como un golpe que ha recibido en la nariz. Pero el que en política se deja guiar por esos golpes, es un pobre revolucionario. La fracción mayoritaria ha perdido todas las proporciones, y como ya nos aconsejó Trotsky, nuestro maestro, "las personas que tienen propensión a hacer una montaña de un grano de arena, pueden causar mucho daño al partido y a sí mismas”.
Esta política fraccionalista de la mayoría está anclada en una concepción que sólo ve que los partidos o corrientes revolucionarias pueden degenerar tan sólo hacia el oportunismo, y si por lo menos son ya partidos de vanguardia o de masas. Si son “pequeñas ligas con programas revolucionarios en general” les estaría impedido desbarrancarse hacia el centrismo, o degenerar como sectas, es decir, por la vía sectaria. Y el hecho es que desde la crisis y degeneración de la III Internacional por el stalinismo, el movimiento trotskista viene combatiendo no sólo contra el oportunismo sino contra el sectarismo. El bolchevismo se construyó contra el oportunismo menchevique y contra el ultraizquierdismo. Y lo que hemos presenciado del movimiento trotskista en Yalta y después de 1989, no ha sido más que un proceso de degeneración por oportunismo o sectarismo de “pequeñas ligas marxistas con programas revolucionarios en general” (puesto que todas se decían adoradoras del Programa de Transición, con el que encubrían las capitulaciones centristas que realizaban todos los días).
1- La tergiversación de las posiciones de la minoría del CC y luego TBI del PTS
a) Desde el Congreso del 8 y 9 de agosto mismo, la mayoría de la dirección del CC actuó como una verdadera fracción. Durante todo el transcurso del Congreso organizaron desde las casas donde dormían los delegados del interior, discusiones de todo tipo y a toda hora, inclusive en los pasillos, afirmando que había surgido una tendencia del CC “sin programa y sin principios”. Que dicha tendencia del CC, al igual que el MAS, proponía para resolver la crisis en el régimen del partido, los famosos “35 y 35”, como lo quiso hacer ese partido cuando estallaba en 1991llevando obreros sindicalistas y centristas a la dirección central como chapa de los dirigentes en crisis de ese partido.
Nada más falso. El 7/8/98 los compañeros HR y P. presentaron una Plataforma al CC para constituirse en Tendencia del mismo, y hoy presentamos al partido los puntos centrales de la misma: en primer lugar, “que la secretaría del CC durante esta semana ha estallado porque no pudo elaborar en común la enmienda al documento del Congreso extraordinario sobre la crisis de régimen de partido que estamos atravesando. Y que en esa discusión se vislumbraron posiciones totalmente opuestas sobre el rol de los rentados, los mecanismos de control revolucionario en un partido revolucionario, y se esbozaron posiciones diferentes sobre el carácter del partido leninista”. En segundo lugar, “...de que nuestro partido, a pesar de haber realizado delimitaciones, y de haber logrado homogeneidad teórica programática, no ha logrado homogeneidad alrededor de una concepción de partido y una política de construcción. Cuestión ésta que se ve agravada porque esta elaboración no pudo hacerse arraigados y asentados en la vanguardia y en un movimiento proletario revolucionario real...”. “Esta limitación, que no nos impidió subsistir y desarrollamos en la fase de fracción pública del MAS y luego como grupo de propaganda, hoy estalla como subproducto de dos años que llevamos con una profunda desviación nacional-trotskista y con no menos profundas desviaciones tacticistas y movimentistas”. En tercer lugar, que estamos en una discusión sobre “centralismo democrático y régimen de partido (...) y de balances que hagamos de los intentos del PTS de lograr un camino a la vanguardia proletaria”. En cuarto lugar, “que el método de consenso en esta cuestión que toca problemas de principios sobre la concepción de partido leninista, sería doblemente nefasto para el PTS e impediría la discusión política abierta, única forma de clarificar al conjunto del partido”. En quinto lugar, “que entendemos que de la misma manera que no hay una ida a la vanguardia en general sin lucha de partidos, no conquistaremos un régimen sano centralista democrático ni una política revolucionaria a la altura de las tareas nacionales e internacionales que tenemos planteadas, sin lucha de alas, de grupos, de bloques, e inclusive de tendencias y fracciones, que clarifiquen la discusión cuando realmente existan diferencias...” (¡Qué gran punto programático de la minoría del CC “que no tiene programa”, que hoy debe ser reconocido por la fracción mayoritaria, y públicamente en sus resoluciones!). En sexto lugar, “este es el único método posible para que el conjunto de la base y las células del partido no sean tan sólo objeto sino sujetos de la construcción de su propia organización revolucionaria y de la selección de sus dirigentes”. En séptimo lugar, “estamos presenciando entonces el estallido de los métodos de dirección del PTS, que terminaron transformándose en consenso burocrático, de ésta con el CC y de éste contra el conjunto del partido” (y el carácter fraccional con que actuó la mayoría del CC en esta lucha política que recién se ha iniciado, así lo demuestra). En octavo lugar, “el PTS tiene, como izquierda trotskista, un gran deber que es el de demostrar que no sólo es capaz de soportar esta discusión., sino de llevarla adelante en forma principista, en un marco de camaradería entre compañeros que nos considerarnos todos revolucionarios.”
Entre las resoluciones que proponíamos, estaba nuestro anuncio de constitución de tendencia del CC, y nos proponíamos “elaborar en el período inmediato los documentos constitutivos de la misma respecto de los puntos antes mencionados que están en discusión, puntos que a nuestro entender, ni el Congreso anterior pudo resolver, ni el conjunto de los documentos para el actual Congreso extraordinario terminan de dar respuesta”. Junto a esto, anunciábamos que nos constituíamos como “tendencia del CC, y que apelaremos a la base del partido cuando tengamos un documento elaborado y por escrito. Y adelantábamos que era necesario que el conjunto del CC escribiera al respecto. Inclusive aclarábamos que esta discusión, una vez reglamentada y organizada con documentos, podía ser realizada de cara a la vanguardia “en los aspectos no conspirativos, que seguramente profunda y extensivamente desarrollaremos en nuestros documentos.
b) Entonces, la tendencia del CC sí tenía programa, y se proponía abordar teórica, estratégica y programáticamente la discusión de partido, y se oponía rotundamente al punto III del documento de Congreso, que por otra parte ni la mayoría de la dirección se animaba a defender cobardemente para entonces. Y luego, en distintas respuestas a la TBI, hacen correcciones parciales, sin decir que las realizan.
Opinamos que efectivamente decían que “no teníamos programa” porque para toda corriente que se desvía al tacticismo y al movimentismo discutir partido leninista, lucha de tendencias y fracciones, rupturas del consenso, fracasos en ir a la vanguardia y lecciones de esto, la relación entre células sujeto de la construcción de su propio partido y comités centrales con dirigentes que presenten su pasaporte ante el partido, era “no tener programa”. Para toda corriente centrista en relación a la concepción de partido, como queda demostrado en todo el curso de este debate, la elaboración teórica y programática sobre el mismo no existe como preocupación. Plantear estos problemas es “no tener programa”, total un CC de caudillos nacionales y de regionales “que ubican a los cuadros según sus oficios”, con células acatadoras de la política partidaria, es decir, despolitizadas y sólo ejecutoras de tácticas, es decir, un partido “concretito, concretito” al que tan sólo hay que hacerle propaganda para elevar el nivel, para qué perder el tiempo y “paralizar al partido” con luchas tendenciales.
Como demostraremos más adelante, para los autotitulados intelectuales y semi-intelectuales de nuestro partido, el punto partido no es parte de sus preocupaciones teóricas. Levantar un programa contra el tacticismo y el movimentismo, por partido con alas con lucha de grupos, tendencias o fracciones, contra las células muertas de los partidos tacticistas centristas, contra los dirigentes que se ocultan tras documentos producto de la “síntesis” (es decir, el consenso), plantear que llevamos 10 años de democracia burguesa sin empalmar con el sujeto revolucionario, es decir, el proletariado, y que eso, junto a la desviación nacional-trotskista que arrastramos, nos puede hacer degenerar y capitular al régimen, todo esto... ¡Es “no tener programa”!
Lamentamos informarle a la fracción mayoritaria que concepción y programa de partido para las distintas fases que atraviesa la construcción de un partido revolucionario tanto a nivel nacional como internacional, es y ha sido siempre una de las claves de la constitución del movimiento revolucionario en el siglo XX. Por eso no es en absoluto casual que en las mismas tesis de la Teoría de la Revolución Permanente, Trotsky plantee la relación entre la estrategia de un partido y su régimen interno, en la Tesis 13: “La política actual de la Internacional Comunista, su régimen y la selección del personal directivo de la misma responden plenamente a esta reducción de la Internacional al papel de destacamento auxiliar, no destinado a la resolución de objetivos independientes”. Y que justamente los rasgos centristas de nuestro régimen de partido que denunciaba la Tendencia del CC, hoy TBI, no eran más que la expresión de que por vía del tacticismo y el movimentismo, comenzábamos a adaptarnos al régimen de democracia burguesa.
Como plantea Trotsky, “los problemas de organización del bolchevismo están íntimamente ligados a los problemas del programa y la táctica”.
Está plagada la historia del movimiento revolucionario de combates dados sobre el punto centralismo democrático, que luego expresaran y concentraran en sí mismos diferencias políticas fundamentales.
Es por ello que, por ejemplo, por un punto de los estatutos sobre quién era militante y quién no, alrededor de ese único punto y de forma sorpresiva, se dividió el POSDR y surgieron el menchevismo y el bolchevismo, que expresaban concepciones y políticas distintas sobre la revolución en Rusia.
Luego, la crisis del partido bolchevique en 1922, cuándo se vota el “nuevo curso”, fue una gran discusión sobre régimen de partido, puesto que la mayoría de los obreros del partido habían muerto en el campo de batalla de la guerra civil, o bien estaban ocupando altos puestos de dirección del estado obrero, y se había debilitado enormemente la relación del partido con la base obrera. Es decir, las células de fábrica del partido bolchevique se habían debilitado enormemente, y un nuevo movimiento obrero, proveniente del campo que no había participado en los procesos revolucionarios, afluía a las fábricas, condiciones éstas que habían dado origen a un proceso de burocratismo y de asfixia del régimen partidario. La carta de los 46 y las peleas del trotskismo contra los primeros indicios de burocratización de la URSS, fueron ni más ni menos que los orígenes de la posterior Oposición de Izquierda. Lo que estaba expresando en germen esta gran discusión sobre régimen de partido y centralismo democrático, eran las dos corrientes opuestas que luego se desarrollarían: el stalinismo y el trotskismo, éste último, continuidad del bolchevismo.
Otro ejemplo es la constitución de la III Internacional y luego el establecimiento en la misma de las 21 condiciones para depurar sus filas de todos los elementos oportunistas, arribistas y socialdemócratas que se acercaban a la misma.
Asimismo, la continuidad del trotskismo en los 30 como continuador del bolchevismo, en lucha contra el centrismo oportunista y movimentista, y contra los sectarios subjetivistas, que daban una visión suprahistórica del partido afirmando que el stalinismo era la continuidad del leninismo, posición esta última contra la que Trotsky escribió su brillante trabajo “Bolchevismo y Stalinismo”.
La degeneración de la IV y la transformación de la misma en movimiento producto de la adaptación a los aparatos contrarrevolucionarios de masas significó que el trotskismo de Yalta, tanto objetivista que capitulaba a cuanta nueva dirección surgía, como el ultimatista autoproclamativo, copiaran los métodos de construcción de partido de las corrientes a las que capitulaban (pablismo).
Así en Yalta, se forjaron partidos movimentistas como el mandelismo (como explicaremos luego), o autoproclamatorios en su propio país, como el morenismo, para impulsar luego la táctica de FUR (Frente Único Revolucionario) alrededor de cinco puntos ultramínimos, para hacer acuerdos con toda corriente pequeñoburguesa, guerrillera, etc. El lorismo con su caudillismo y personalismo (el altamirismo es un ejemplo de ello) y su régimen interno de partido, era la expresión interna de su política de Frente Único Antiimperialista. Es decir, caudillos que entraran al FUA para acordar frentes permanentes con programa por el socialismo con la podredumbre stalinista e inclusive con el nacionalismo burgués, como Torrez.
El lambertismo, con un régimen interno totalmente descompuesto, votaba en todos sus congresos por “el partido de 10.000 militantes”, como zanahoria para que funcione su maquinaria, que a la vez era (y sigue siendo) la correa de transmisión de la burocracia sindical del Forcé Ouvrière.
El mandelismo, elaboró la teoría de organización que se “oponía” a la de FUR de Moreno, cuando sus partidos se iban a dos mil, o cinco mil militantes, sobre la geometría ligada a la construcción. Y esta fue una gran discusión en el Congreso del SU en 1978. Mandel planteaba que con cien cuadros, se pueden tener 1000 militantes, con 500, cinco mil, y así continúa en progresión geométrica. Era el impresionismo pequeñoburgués frente a sus partidos que se iban para arriba en Europa o en México, como producto tardío del ascenso de 1968-76.
Todos renegaban de la concepción de partido leninista y de la estrategia soviética. Todos habían pasado de las pequeñas ligas de propaganda a dar saltos a partidos de vanguardia, como subproducto de procesos objetivos de radicalización y de distintas adaptaciones a las direcciones reformistas de las organizaciones de masas. Eran empíricos. Negaban que en las fases preparatorias era necesaria una preparación científica de construcción y de estrategia de construcción. Eran partidos de luchadores y sectas autoproclamativas, y que aun siendo ligas, y muy pequeñitas, también traicionaban o capitulaban abiertamente, como el mandelismo que metió a todos sus militantes en el Partido Comunista, y el ascenso del 68 los agarró a todos adentro, menos a la célula de filosofía y letras que había roto un año antes, y que no por casualidad fue la base de la construcción de la LCR como partido de vanguardia.
Así que compañeros de traiciones y capitulaciones de pequeñas ligas marxistas en fases preparatorias estuvo lleno el período de Yalta.
¡Y no hablemos del terrible estallido del movimiento trotskista a partir de 1989!
Nosotros afirmamos que si hubo hilos de relativa continuidad teórica y programática por distintas luchas tendenciales y fraccionales parciales en el trotskismo de Yalta, en el punto de concepción de partido leninista, hubo discontinuidad plena, absoluta.
Y por ello, ayer como tendencia minoritaria del CC, pretendíamos abordar desde una discusión teórica, política, histórica, programática, los graves problemas “concretitos, concretitos” (para la fracción mayoritaria) de construcción que tenemos. ¡Cuánta pedantería y soberbia de nuestros semi-intelectuales! ¡Cuánta ceguera e incapacidad teórica para comprender que el problema de los problemas de la resolución de la crisis de dirección revolucionaria de la humanidad y de la reconstrucción de la IV, amerita una gran discusión teórica, estratégica y programática, sobre este aspecto central de la teoría revolucionaria, también para no degenerar como corriente! ¡Cuánto pragmatismo y empirismo centrista nos llevó a escribir un Capítulo III para el último congreso extraordinario, vergonzosamente morenista, como lo demostraremos en esta Plataforma, en cuanto a concepción de partido se refiere!
Justamente, queríamos abordar el estallido de los métodos de consenso de dirección, que colisionaban con la fase preparatoria en la que se encuentra nuestra pequeña liga desde el año 1995, con su desviación nacional-trotskista incluida, y la grave crisis que significaba para nosotros el Capítulo III del documento del Congreso extraordinario, y el hecho de que el Congreso anterior de abril no había podido resolver esta cuestión, desde un punto de vista teórico y estratégico, que nos permitiera hacer comprender al partido y a la mayoría de la dirección, que la tendencia minoritaria tenía un gran programa, que solamente movimentistas y practicistas no podían entender como tal.
2- Un desbarranque autoproclamatorio y sectario que lleva al oportunismo, al movimentismo y al tacticismo
Como demostraremos luego en esta Plataforma de la TBI, nos constituimos para combatir el Capítulo III del documento, un capítulo totalmente autoproclamatorio, que tiñe y descalifica toda la orientación revolucionaria de nuestro partido. Su eje está puesto en aplicar tácticas (que por otra parte en este momento significa construirse en los espacios que da el régimen) y “fortalecer al PTS”, con el contenido de “venga al PTS”. ¡Y al mismo tiempo la mayoría, para negarnos el derecho de hacer tendencia, afirma que somos una pequeña liga marxista sin ningún peso ni, por lo tanto, autoridad ante la vanguardia y las masas!
Desde la TBI estamos combatiendo, como lo desarrollaremos en otro capítulo, una política autoproclamatoria que nos lleva al desbarranque oportunista (movimentista y tacticista).
Demostraremos que toda la nueva definición de internacionalismo que ha desplegado la mayoría (expresada en el fundamento de voto de EA, MR y JS), es acorde a este proceso de desbarranque centrista autoproclamativo, donde se quieren hacer pasar defectos por virtudes, es decir, embellecer de que no hemos dejado de ser, en diez años, un centro nacional, que no hemos logrado fusionamos con un ala izquierda que se haya desarrollado en el movimiento trotskista internacional, que no hemos derrotado en nuestro país al resto de las corrientes centristas que hablan en nombre del trotskismo. Que tenemos una revista internacional, pero de un centro esencialmente nacional aislado.
Esta transformación de los defectos en virtudes, tiene como refracción nacional, la liquidación de la lucha por refundar al trotskismo argentino sobre bases principistas como parte del combate por expurgar a la IV Internacional de centristas y de derrotar ante la vanguardia y las masas a los que en nombre de ella hablan en nuestro país.
El leninismo trotskismo, combatió tanto a corrientes mencheviques objetivistas para las que el movimiento era todo, es decir, espontaneístas, como también a las autoproclamatorias y ultimatistas, es decir, sectarias.
Hubo grandes discusiones al interior del bolchevismo contra el bogdanovismo, y del trotskismo como Oposición de Izquierda de la III Internacional contra el stalinismo en el tercer periodo, es decir, su periodo ultraizquierdista y autoproclamatorio. Fueron discusiones alrededor de cómo establecer una relación honesta entre el partido, las masas y su vanguardia. Mientras bajo la dirección de Bogadanov en 1905 el partido bolchevique tenía una posición ultimatista con respecto a los soviets, con la posición de que si no aceptaban la disciplina del partido revolucionario, es decir, su dirección, se retiraban de los mismos, como aclara Trotsky tuvo que llegar Lenin para derrotar esa política autoproclamatoria y ultimatista y restablecer relaciones sanas, honestas, entre el partido y las organizaciones de masas.
Durante todo el tercer período, la Oposición de Izquierda combatió al ultimatismo autoproclamatorio del centrismo burocrático de la III Internacional, que llevara a la nefasta política de negarse al Frente Único Obrero para enfrentar al fascismo en Alemania, y que culminara con el aplastamiento del proletariado alemán.
En los ‘30, la IV se constituyó en lucha teórica y programática pero también combatiendo para que los bolcheviques leninistas y sus pequeñas ligas no degeneraran por vía de estas dos desviaciones peligrosísimas. El giro francés, es decir el entrismo en los partidos socialistas, en Francia, en Estados Unidos y en la misma España, fue para que las pequeñas ligas con programa revolucionario no degeneraran por vía sectaria, es decir, autoproclamatoria, considerándose ya “el partido” revolucionario.
Por otra parte, el combate contra el oportunismo, es decir contra los Andrés Nin del POUM, los Vereckcen de la sección belga, los Molinier de la sección francesa, etc., fue para evitar que degeneraran por la vía de la adaptación directa a los aparatos contrarrevolucionarios.
Por eso el Programa de Transición tiene un capítulo contra el oportunismo y otro contra el sectarismo, las dos caras de la misma moneda centrista.
Por esta razón siempre, para los trotskistas leninistas, cuando comienza una discusión sobre régimen, hay que ser muy cuidadosos, puesto que en ella subyacen y se expresan diferencias políticas que no se terminan de desplegar, y que pueden estar preanunciado desviaciones en uno u otro sentido, que luego tendrán consecuencias en el programa y en la política. Porque el régimen de un partido, en última instancia, es la expresión del conjunto de la teoría, el programa y la política, es decir, la estrategia que orienta a un partido.
Así sucedió también en el PTS en estos 30 días que lleva la discusión tendencial y fraccional al interior de nuestro partido. Así para nosotros, la discusión que se inició alrededor del punto partido y de un régimen insano en el mismo, movimentista y para nada centralista democrático, fue la puntada inicial para que presenciáramos que en esta discusión estaban subyacentes diferencias políticas más profundas, y como veremos luego, la mayoría desplegó sus banderas políticas acordes al tipo de partido que quieren construir.
3- Un método fraccionalista extraído del funcionamiento de la charca estudiantil
y de las peores tradiciones del estallido del movimiento trotskista
a) Los puntos mencionados en el título 1 de este Capítulo, que ya describimos, eran los puntos sobre los que inicialmente constituimos la tendencia minoritaria del CC. Hasta el momento del Congreso del 8 y 9 de agosto, para nada la tendencia minoritaria del CC intervino como tal en los puntos políticos en discusión. El Capítulo III, al ser retirado en común acuerdo de la discusión, permitía en dicho Congreso hacer una discusión política, sin fraccionamientos prematuros, en el conjunto de los puntos políticos y de orientación inmediata del partido que estaban en discusión en los documentos.
Pero durante el mismo Congreso, y posteriormente a él, la mayoría de la dirección, encabezando la pelea contra un supuesto “obrerismo” de la tendencia del CC, comenzó a desplegar sus verdaderas posiciones políticas, que luego desarrollaron en estos 20 días. Veamos, sino, los hechos.
La única conclusión, la clave del Congreso para la mayoría de la dirección, fue una intervención oral equivocada del compañero P, de la que se rectificara en el mismo Congreso, y que luego fuera utilizada de forma fraccional en plenarios de base (realizados a partir de las 72 horas de finalizado el Congreso) para acusar al compañero de “obrerista” y “nacional-trotskista”, o sea, a la tendencia del CC. Con un método irresponsable, sin escribir una sola posición sobre el balance del Congreso.
Ocultándole al partido que el mismo día lunes 10/8 hicieron un CC donde votaron que “el Congreso había sido una fantochada” y que lo único bueno era que se habían logrado votar las resoluciones de orientación (las tácticas, al entender de la mayoría, ¿para que el partido “no se paralice”?). Entonces con este balance sin escribir, sin bajar las desgrabaciones de las intervenciones cuando una de ellas, la del compañero. P., fue usada como (mal) ejemplo en todos los plenarios del partido, junto a los ex-delegados que siguieron en sesión permanente, se organizaron plenarios de base, donde la voz de mando sí fue “contra el obrerismo de P.”... O sea, de la tendencia del CC.
Cuando, en los distintos plenarios, varios compañeros cuestionaron que se abriera semejante discusión sin actas del Congreso o sin las desgrabaciones autorizadas por quienes habían participado en dicha discusión en el mismo, fueron atacados brutalmente con la acusación de “ser de la tendencia” (¡cuando los compañeros ni siquiera sabían aún que la tendencia del CC existía!).
Este intento fraccionalista de la mayoría del CC, utilizando plenarios de base de forma totalmente movimentista para dirimir una discusión que estaba en sus inicios, inventándole un programa a la minoría, se hizo con pequeñas maniobras extraídas del método de la charca estudiantil, y no de la tradición del leninismo y el trotskismo. Es decir, método donde la clave es la maniobra para “ganar” rápidamente la discusión, debilitar al oponente y “desenmascararlo”, y no para llegar a una verdad común. Así actúa toda la charca de las corrientes estudiantiles, y es un método lícito como táctica para enfrentar a los adversarios y enemigos en la vanguardia, pero no hacia adentro del partido revolucionario. Como dice Trotsky, “el leninismo combate con puños y dientes, pero la guerra es imposible sin astucia, sin subterfugios, sin engaños. La astucia en un combate victorioso es un elemento constitutivo de la política leninista. Pero a la vez el leninismo es la suprema honestidad revolucionaria con respecto al partido y a la clase obrera. No emplea ni la ficción, ni la autoproclamación ni la falsa grandeza. El leninismo es ortodoxo, obstinado, irreductible, pero no implica ni formalismo, ni dogma, ni burocratismo.” (“El nuevo curso”, pág. 50, Cuadernos de Pasado y Presente).
Es que si hay diferencias en la máxima dirección, y sobre todo, sobre puntos que no fueron discutidos en el Congreso, se trataba de inventarle un programa a la minoría para ganar fácilmente la discusión, antes mismo de que ésta empezara. Y si los compañeros consideraban que en el mismo Congreso se habían desplegado posiciones distintas, era su obligación bajar actas o desgrabaciones con autorización de los directamente implicados y con el derecho de los mismos a corregirlas.
Así Lenin recomienda a todos los militantes de la socialdemocracia rusa que estudien atentamente las actas (versiones taquigráficas de las posiciones sostenidas por los delegados y dirigentes en el Congreso) para hacerse una visión propia y sacar sus propias conclusiones de la discutido y votado en el mismo. Y se refería nada más y nada menos que al Congreso de 1902, en el folleto “Un paso adelante, dos pasos atrás”. Así podemos ver, en el Cahier León Trotsky N°1, editado por Broué, las actas de la Conferencia de la fundación de la IV Internacional, donde no sólo están las resoluciones votadas por mayoría y minoría, y las enmiendas propuestas, sino el conjunto de las discusiones desarrolladas por los delegados en cada punto del orden del día. Incluso, gracias a la existencia de esas actas, pudimos conocer, por ejemplo, junto a otras discusiones decisivas, la apasionante, riquísima y polémica discusión y las distintas posiciones que sobre la consigna de los comités de fábrica se desarrolló en dicha Conferencia. Conclusiones que luego fueran sintetizadas en el Programa de Transición.
Pero toda esta ofensiva, como vimos, contra el “obrerismo” de la tendencia del CC no era más que una cortina de humo, como lo demostramos en otro capítulo de esta plataforma, para esconder los verdaderos problemas dé régimen que tiene nuestro partido, y que no provienen, precisamente, de los reducidos círculos de obreros revolucionarios con los que contamos. Cuando en realidad el problema que tenemos es justamente el carácter reducido de esos círculos de obreros revolucionarios. Es la composición social del partido que no hemos podido cambiar en estos diez años.
En su ataque al “obrerismo de P”, la fracción mayoritaria y sus máximos representantes actuaron, como diría Trotsky en una carta Hansen del SWP del 10/10/37, como “muchos intelectuales y semi-intelectuales aterrorizan a los obreros mediante generalidades abstractas que paralizan la voluntad de actuar. El funcionario de un partido revolucionario debe tener, en primer término buen oído, y sólo en segundo término buena lengua”.
En el actual debate la mayoría ha destacado sus hombres y les ha dado una función a sus “nuevas figuras intelectuales” dentro del partido. ¡Qué papel lamentable! Compañeros autoproclamándose los “escritores de la revista internacional” para lograr peso en el partido, dicen tan sólo una media verdad sobre su sacrificado oficio militante revolucionario. ¡Qué desgracia que no tengamos intelectuales que escriban un solo artículo- de importancia decisiva con su firma, sin antes haber consultado al secretariado, no una, sino varias veces, después de haber tirado y roto muchos borradores! ¡Digan la verdad, toda la verdad, semi-intelectuales de nuestro partido! Nada decisivo, teórica y políticamente de lo que ha salido escrito por nuestra organización, lo ha sido sin antes pasar por la discusión y la corrección por parte de la máxima dirección de nuestro partido. ¡Ojalá tuviéramos intelectuales, pero revolucionarios, no centristas, como los tiene el mandelismo, como Bensaïd, etc., que con su firma, bajo su absoluta responsabilidad, escriben libros, folletos, artículos incluso en Le Monde, etc.!
Quizá, y estamos convencidos de ello, con la ruptura del consenso y de los métodos burocráticos del régimen partidario, se crearán las condiciones para que estos semi-intelectuales “con tan mal oído y tan buena lengua”, puedan arriesgarse a publicar sus verdaderas posiciones, en libros, folletos, en nuestro periódico y en la Estrategia Internacional, como fue la tradición del marxismo revolucionario y el bolchevismo.
Por estas razones, era justa y correcta la preocupación de P. que en su nota de aclaración sobre su intervención en el Congreso, manifestaba su preocupación por “que empiece a predominar la impaciencia, que esto ofusque y lleve a algunos compañeros a desarrollar escepticismo sobre las posibilidades de construirnos en el movimiento obrero con las limitaciones y contradicciones que éste tiene en la actualidad”. ¡Nada más justo y certero!
Esta cortina de humo contra el “obrerismo” fue denigrante para la mayoría de la dirección, utilizada después de diez años de existencia de nuestra corriente sin ningún peso en el proletariado industrial, porque somos trotskistas revolucionarios, y afirmamos que más allá de las fases iniciales de constitución de todo grupo revolucionario, “la composición de clase del partido debe corresponder a su programa”. Porque nuestro partido, lejos de tener el peligro del “obrerismo”, producto de las condiciones objetivas y la crisis subjetiva, “si en el próximo período no se proletariza, dejará de existir.” (Carta al SWP, León Trotsky, 7/1/40).
Por eso, tan rápidamente y silenciosamente, como el mago que dice “abracadabra, pata de cabra, nada por aquí, nada por allá”, sacaron de circulación, el gran trabajo de Trotsky, “En defensa del marxismo” porque éste contiene un programa completo contra las posiciones actuales de la mayoría de la dirección, contra el exceso de “levadura” sobre la que se asienta la fracción mayoritaria. Programa que en general, haremos nuestro en esta Plataforma, y desplegaremos con total convicción para que lo vote un Congreso de nuestro partido. Tal cual demostraremos y plantearemos en el capítulo titulado “Una respuesta escandalosa de EA al compañero P.”.
En todo el accionar de la fracción mayoritaria se demuestra no sólo que actúan con una soberbia y un desdén increíbles hacia dirigentes fundacionales y que han sido claves en la construcción de nuestro partido -hecho reconocido públicamente por todo el partido (mientras que por abajo la fracción mayoritaria dice que la nuestra es una tendencia para salvar el prestigio de un dirigente ofuscado que se ha impacientado porque no hay posibilidades inmediatas de entrar en el movimiento obrero)- sino también hacia decenas de obreros y sobre todo jóvenes obreros que se están agrupando en la TBI y que son su soporte y su base fundamental, y que también, muchas veces en forma consciente, y otras instintivamente, les ha causado repulsa e indignación la política fraccionalista de la mayoría. Cuestión que, para nosotros es todo un síntoma, y un aliciente decisivo para el combate que estamos dando, para elevarles su nivel, y para que puedan hacer consciente y expresar en programa de lucha al interior del partido todo lo que huelen a podrido en el mismo.
¿Por qué la mayoría de la dirección, que se ufana de dirigir a la mayoría del partido, de que la TBI es una ínfima minoría, se niega a actuar como dirección también, de esta treintena de jóvenes obreros y obreros revolucionarios? ¡Cuánta impaciencia, cuánta ceguera, que los alejará y los dejará incapacitados para fusionarse profundamente con procesos obreros de vanguardia que se radicalicen, que de seguro tendrán “menos programa”, serán “más obreristas y nacionalistas”, y con “caudillos más personalistas”, que la TBI actual!
Pero este ofuscamiento de nuestros semi-intelectuales de la fracción mayoritaria no terminó tan sólo en este desbarranque. Sino que, con un método movimentista, clásico del funcionamiento de las distintas fracciones en que estalló el trotskismo argentino e internacional a partir del 89, actuando la dirección de forma caudillística, se organizó el fraccionamiento del partido contra la tendencia del CC y se inició una fábrica de incidentes contra todo aquel que se oponía a semejante aberración, o contra todo aquel sospechado de ser amigo de algún amigo cercano a algún amigo de los dos miembros de la tendencia del CC.
b) Tanto en estos plenarios como en la respuesta del compañero EA a P. en su carta en la que aclaraba su intervención en el Congreso (Circular interna N° 3), como en el periódico que como golpe de efecto sacó la mayoría a la semana siguiente de estos plenarios, la mayoría comenzó a desplegar las verdaderas posiciones políticas que estaban ocultas tras el régimen de consenso y que moldearon esta forma movimentista de dar la lucha fraccional y de dirigir al partido.
Los hechos, los duros y testarudos hechos, demuestran que desde los plenarios hasta el Congreso-Plenario del 30/8, la mayoría de la dirección sacó dos circulares que ellos llaman “de lucha tendencial y fraccional, sin la más mínima participación de la tendencia minoritaria del CC, ni en su elaboración, ni en sus tiempos, ni en su publicación. Estas dos circulares son la Interna N° 3, donde de forma descarada dijeron y escribieron en la misma “que no era de lucha tendencial”, y de forma fraccional no le publicaron el día 19/8 la carta de P. para todo el partido, esperaron tener una respuesta, le incorporaron incidentes provocados por ellos y sacaron una Circular de lucha fraccional con una respuesta del compañero EA a P., que fuera respondida en el Capítulo 5 de nuestra plataforma que ya adelantamos. Y como si esto fuera poco, en un CC que nos negaron que existiera y para el que no fuimos convocados, editaron de la noche a la mañana una Circular Extraordinaria de convocatoria al Congreso urgente con 48 horas de anticipación.
Como planteamos en la carta de HR y P. del 26/8 con las propuestas para reencauzar democráticamente el debate al interior del partido (esta última publicada en la Circular Interna Extraordinaria del 27/8/98 de Convocatoria al Congreso urgente), la dirección marginó -mientras atacaba con incidentes a todo sospechado de ser de la tendencia- a los dos miembros del CC, HR y P.
Fue como respuesta a esta situación que éstos renuncian al CC, y de forma defensiva se constituye la TBI avalada por 26 compañeros, que habiendo discutido el borrador de esta Plataforma, resolvieron adelantar el Capítulo 5 para todo el partido para el Congreso-Plenario del 30/8, y votaron a sus delegados para integrarse a las sesiones del Congreso-Plenario convocado unilateralmente y fraccionalmente por la fracción mayoritaria del CC. (Ver Informe de constitución de la TBI, y la carta a los compañeros del CC y a todos los militantes del partido del día 29/8/98 -ver nota N°4-, publicada en la Circular Interna Extraordinaria N° 3, un día antes del Congreso). Para nada habíamos abandonado los organismos. La convocatoria del Congreso-Plenario del 30/8 fue la culminación de una política rupturista de la fracción mayoritaria, y por eso justamente llevamos propuestas para reencauzar el debate en los organismos del partido, inclusive en la máxima dirección, como todo lector atento de nuestras propuestas podrá sacar como conclusión.
Allí, en la carta del 29/8, afirmamos que no era un Congreso leninista, donde la minoría del CC no pudo bajar a todos los equipos para discutir y convencer a la mayoría del partido antes del Congreso de sus propuestas para reencauzar el debate con los 12 puntos que proponíamos para ello. Donde denunciamos que la mayoría del CC se abstenía de hacer una propuesta para organizar el debate, cuestión que no hicieron en el Congreso-Plenario, donde propusieron declaramos como “fracción secreta”. Es decir una convocatoria demagógica aun Congreso “para que la base decida” para pelear en él, sin decirlo antes, vuestro verdadero objetivo por el que convocaron a ese Congreso de urgencia con 48 horas de anticipación: declaramos “fracción secreta”. ¡Vaya centralismo democrático! Prepararon un Congreso de ruptura, donde esperaban que no fuéramos, pues la analogía y la “tradición” que evocaban, era la Conferencia de 1989, realizada después de la ruptura de los bobbistas y los leonperistas del partido. Como vieron que participamos y luchamos en el mismo Congreso por integramos al plenario del mismo como parte de nuestra lucha por reencauzar el debate en todos los organismos del partido, volvemos a insistir, nos declararon “fracción secreta”.
c) Como decimos en la Declaración de la TBI del PTS sobre la resolución votada por el Congreso-Plenario del 30/8/98: "fuimos una tendencia pública para el CC a punir del 7/8/98 y pública para el partido para el Congreso-Plenario del 30/8”. En la misma afirmamos, ante la acusación de que “no llevamos a la base”, de que los Congresos leninistas se constituyen por los delegados, con o sin base presente. Que nuestra base fue la única que no tuvo derecho en ese Congreso-Plenario, pues votó a seis delegados que nos correspondían por la cantidad de adherentes que teníamos y que no fueron reconocidos por el Congreso-Plenario, a propuesta de la mayoría del CC. Que la que hoy es base de la TBI, lejos de ser “escondida”, estuvo durante 20 días en las regionales para que la mayoría tuviera oportunidad de fraccionarla antes que la minoría del CC pudiera bajar sus documentos. Que todos, absolutamente todos los firmantes de nuestra declaración, fueron tratados de ser convencidos por la mayoría del CC para que repudien a los miembros de la tendencia del CC y se agruparan con la fracción mayoritaria, cuestión ésta a la que se negaron, y hoy constituyen los cuadros pilares de la constitución de la TBI del PTS.
En esa nota dirigida a la dirección del partido denunciamos que “la clave y la esencia de la resolución votada por el Congreso- Plenario, propuesta por la mayoría del CC y de la que convencieron a los delegados presentes, de imponernos un tratamiento como fracción del PTS, persigue el objetivo central de impedir la existencia de organismos de base comunes al interior del partido. Este y no otro es el objetivo de dicha resolución. La utilización de argumentos tales como que “el partido no se paralice” nos parece fuera de lugar (...) Por lo tanto la separación de equipos de base comunes impide una praxis común, que permita colectivamente llegar a la verdad de las posiciones revolucionarias que están puestas en cuestión en este debate...”
En esa declaración, la TBI ha decidido “Aceptar, aunque no estemos de acuerdo, por considerar que la mayoría del partido y de la dirección así lo exigen y lo han votado, las condiciones establecidas en la resolución del 30/8...” (Ver nota N° 5).
4- Una política nacional-trotskista para el tratamiento de las tendencias
y fracciones al interior del partido revolucionario, extraída del arsenal del centrismo
Dice la resolución del Congreso-Plenario en sus Considerandos: “Que en el trotskismo de Yalta una actitud de este tipo hubiera significado una definición de fracción secreta y expulsión de los camaradas disidentes, y que hoy mismo Lutte Ouvrière de Francia tiene una Fracción pública que sólo escribe en el periódico y presenta sus posiciones también en un boletín de fábrica, pero no puede actuar en la lucha de clases con plena independencia. Y no hablemos del MAS, cuando fue nuestra expulsión en 1988 que se negaron tan siquiera a darnos una hoja del periódico para los miembros del CC que contábamos con la adhesión de más de 500 militantes”.
Creemos por el contrario, de nuestra parte, y lucharemos por clarificar en este punto a todos los militantes de nuestra organización, que este Considerando bochornoso, encierra una verdadera concepción de partido extraída del arsenal del centrismo y del nacional trotskismo para guiar las luchas tendenciales y fraccionales al interior del partido, y tiñe a toda la resolución que hizo votar la mayoría de la dirección en el Congreso-Plenario del 30/8/98.
Como lo esbozamos en nuestra carta a la dirección del partido del día 2/9/98, el método seguido por la mayoría de la dirección, es decir, por la fracción mayoritaria, para reencauzar democráticamente el debate, es casi un calco de la impuesta por la dirección de Lutte Ouvrière a la Fracción de dicha organización en Francia. No es un invento nacional como el dulce de leche la resolución que impone, de hecho, experiencias separadas sin equipos comunes que ha hecho votar la mayoría de la dirección al inicio de un debate.
Contra lo que dice el Considerando transcripto arriba, la dirección de LO obligó, contra su voluntad, a un sector de dirigentes del CC y militantes de base que tenían diferencias sobre dos puntos de la política de LO (la caracterización de Rusia después de 1991 y la intervención de LO en la huelga de 1995), a transformarse en Fracción interna y pública. Lamentamos informarles a los compañeros de la mayoría que dicha Fracción no sólo escribe en el periódico, en la revista internacional y distribuye sus propios boletines de fábrica (que son un instrumento de primer orden para la concepción de partido que tiene LO), sino que ha participado como Fracción pública en la marcha de los intelectuales e inmigrantes contra la ley Debré (a la que la mayoría de LO no concurrió), y fue convocante y participante del primero y el segundo Encuentro Obrero, junto con la TR de la LCR y Voix des Travailleurs (encuentros de los que la mayoría de LO no participó). Han participado públicamente como Fracción en la Fiesta anual de LO. Participaron como Fracción en la escuela de verano de Pouvoir Ouvrier (grupo francés de la LRCI) de 1997. Mantienen relaciones como Fracción con la mayoría de los grupos del movimiento trotskista francés. Pero... no tienen equipos comunes con la mayoría de LO, donde en base a una experiencia y una praxis común, tengan el derecho de convencer a la mayoría de la base de sus posiciones. Ese derecho les fue negado totalmente.
Así Lutte Ouvrière, continuidad del trotskismo de Yalta y parte del centrismo del movimiento trotskista post 89, le ha dado la receta a la fracción mayoritaria de cómo tratar a las tendencias, es decir, escisión rapidísima por la base (porque “se paraliza el partido”, “habría incidentes”...) y plenas garantías para afuera con tal de que... no haya equipos comunes. ¡Pero si esta es la versión y los métodos y el régimen de partido para orientar las luchas tendenciales que defiende una de las corrientes más nacional-trotskista del movimiento trotskista internacional!
Esta es una forma total y absolutamente antidemocrática, para no discutir con los grupos y tendencias que tienen diferencias al interior del partido, adentro del partido, en equipos comunes, y sólo desde allí organizar la discusión pública de cara a la vanguardia. ¡Pero si el nacional trotskismo de LO, con su política de orientar las inevitables luchas fracciónales y tendenciales al interior de su partido, hoy copiado de forma irresponsable por la fracción mayoritaria, no le llega ni al tobillo al centrismo menchevique de principios de siglo en Rusia!
Allí, permanentemente en las distintas fases de ruptura y acuerdos dentro del POSDR, el problema que había era que existían células comunes de militantes mencheviques y bolcheviques aun cuando estaban las direcciones en pugna, donde había democracia plena para que se expresen la derecha, la izquierda y los conciliadores. Cuestión que llevaba a veces al propio Lenin a tener que hacer campañas financieras, como maniobra para separar las células cuando él se separaba de los mencheviques, para que los bolcheviques pudieran desplegar sus banderas como en 1905 y en 1912 cuando empezaba el auge proletario. Por eso, las células bolcheviques, con el programa revolucionario correcto, en momentos decisivos podían influenciar a las células mencheviques, como sucedió en San Petersburgo en el levantamiento del 10 de mayo de 1912. Por esa tradición es que Lenin presentó sus Tesis de Abril a células bolcheviques y mencheviques comunes que se orientaban en un sentido revolucionario antes incluso de presentarlas al propio Comité Central en abril de 1917. Porque para el leninismo, las células revolucionarias no eran objetos aplicadores de tácticas, base de maniobras de CC infalibles, sino parte constitutiva junto a un estado mayor que estuvieran a la altura de las circunstancias, de la ecuación del centralismo democrático. Y con esto no estamos diciendo que no peleamos por que los reformistas y centristas tengan sus partidos y los revolucionarios el nuestro. Lo que estamos diciendo y afirmando es que hay toda una corriente nacional-trotskista a nivel internacional que tiene este método de “cuidar a su base”, de impedir que en ella actúen las tendencias, bloques, grupos de opinión que coyunturalmente surjan, al interior de su propio partido. Para este nacional trotskismo, lo primero es “separar la hacienda”: ¡ese es el papel que le da a las células un ala de las corrientes centristas nacional-trotskistas, y el que desgraciadamente ha copiado la fracción mayoritaria!
Lo que hace Lutte Ouvrière para orientar las luchas tendenciales dentro de su partido, es poumismo, y de la peor especie. Así Trotsky, en su carta del 2 de julio de 1931 a Andrés Nin, que se había unificado con la derecha bujarinista de Maurín, escribe: “Al principio de la Revolución de 1917, la mayoría de las organizaciones socialdemócratas rusas tenían un carácter mixto y comprendían en sus filas a los bolcheviques, a los mencheviques, los conciliadores, etc. La tendencia a la unificación era tan grande que, en la Conferencia del Partido Bolchevique, Stalin, algunos días antes de la llegada de Lenin, se pronunció por la unificación con los mencheviques. Algunas de las organizaciones de provincia siguieron siendo mixtas hasta la Revolución de Octubre. Me represento a la Federación Catalana como una especie de organización mixta semejante, organización no delimitada, que comprende futuros bolcheviques y futuros mencheviques. Esto justifica una política que tienda a aportar en las filas de la Federación una diferenciación política. El primer paso en este camino es la denuncia de la vulgaridad política del maurinismo. En esta cuestión no puede haber piedad. La comparación de la Federación Catalana con las organizaciones unificadas de Rusia obliga, sin embargo, a restricciones esenciales. Las organizaciones unificadas no excluían a ningún grupo socialdemócrata existente. Todos tenían derecho a luchar por sus opiniones en el interior de la organización unificada. La cuestión es diferente en la Federación Catalana. En ella, el “trotskismo” está incluido en el Index (lista negra. N. de R.). Todo confusionista tiene derecho a defender su confusión, pero el bolchevique-leninista no puede elevar abiertamente su voz. De esa manera esta organización unificada mixta, ecléctica, se delimita desde el comienzo del ala izquierda”. (Escritos sobre España, pág. 100, Biblioteca de Cultura Socialista, negritas nuestras).
Lutte Ouvrière copia del POUM el método de impedir derechos democráticos para evitar que los bloques, tendencias, etc. discutan sus posiciones en células comunes, y les da todas las garantías y “democracia plena” para actuar como fracción pública. Lutte Ouvrière y Hardy su dirigente, por esa vía se dan chapa de “democráticos”, pero de contenido niegan la lucha política interna en todos los niveles del partido, para sacar conclusiones comunes y buscar la verdad revolucionaria con una praxis revolucionaria. Son los continuadores del centrismo de Yalta, “separando la hacienda” administrativamente, cuando son los hechos internacionales y nacionales los que están golpeando a su organización, y están provocando inevitablemente esas diferencias. Es el centrismo que da plenas garantías democráticas hacia fuera, y ninguna hacia adentro. Y esto es una cobertura de ese centro nacional-trotskista, que se ve obligado a cuidar las formas, porque tiene un millón y medio de votos, y otra expulsión lisa y llana (como la de Voix des Travailleurs) perjudicaría “la imagen de la organización”, sobre todo ahora que se están preparando para confluir con la Izquierda Comunista.
Pero lo que es más grave, quizá sin saberlo, y pragmáticamente (muy posiblemente por la desviación nacional-trotskista que tenemos), la fracción mayoritaria le copia el accionar político al nacional trotskismo francés, en esta lucha interna que se desarrolla en nuestro partido.
Como adelantamos en nuestra Declaración ante la Resolución del Congreso-Plenario del 30/8/98, tampoco todo el trotskismo de Yalta “expulsaba a las fracciones secretas”. En la misma adelantamos cómo el morenismo en vida de Moreno, por lo general no expulsaba a sus fracciones secretas. Y dábamos el ejemplo de la fracción secreta, esa sí, bien “secreta”, organizada por B., J. y A. en el PST, ¡en plena clandestinidad, y en 1979, bajo la dictadura genocida de Videla! El morenismo, era el trotskismo de Yalta que por lo menos cuidaba las formas, cuando se sentía seguro como mayoría, y eso le permitía canalizar esas tendencias y fracciones secretas que, por lo general, no le cuestionaban de contenido su centrismo.
Por otro lado el mandelismo, que era la esencia del movimentismo semimenchevique, que construía partidos para adaptarse y capitular a “toda vanguardia de masas”, o sea al castrismo, al sandinismo, al maoísmo, al titoísmo, etc., etc., canalizaba a las tendencias y fracciones precisamente mediante el movimentismo, transformando, al partido en una especie de federación de alas y tendencias permanentes, sin disciplina en la acción para enfrentar a estas direcciones traidoras, para después terminar con todas sus tendencias y fracciones, subordinándose a las mismas. Así el mandelismo, con supuestas formas ultrademocráticas y tendencias y fracciones permanentes, esterilizaba y esteriliza la lucha política al interior del partido, porque a nadie le importa en última instancia convencer a nadie, sino mantener un movimiento consejero de direcciones contrarrevolucionarias. ¡Y ahí sí que hay “experiencias separadas” y “total libertad de acción en la lucha de clases”, tanto pero tanto, que, por ejemplo, el mandelisrno mexicano terminó con un ala en el PRD burgués de Cárdenas, y la otra dentro del movimiento pequeño burgués zapatista!
Sigue siendo inexacta la comparación con nuestra experiencia como TBI del MAS. En primer lugar, porque jamás la dirección del MAS, aunque lo decía abiertamente, cuando éramos tendencia, nos impuso declaramos en fracción (cosa que en ese caso sí éramos, de hecho). En ese partido, la TBI, antes de la ruptura-expulsión, pudo llevar adelante seis meses de discusión política interna (más allá del clima enrarecido existente). La fracción mayoritaria del PTS hoy es la que debe explicar por qué fue tan impaciente y ofuscada, y no esperó siquiera 30 días para que presentáramos nuestra plataforma, y abrir seria y responsablemente la discusión en el partido, y ya hizo votar en el partido la división de los equipos. Aclaremos, para los compañeros nuevos de nuestro partido, que antes de lograr armar un programa acabado como TBI en el MAS, alrededor del punto internacionalismo (esbozado de forma totalmente centrista) ya comenzábamos a formar una tendencia y muchos de los actuales dirigentes del PTS, ya eran, de hecho, una verdadera y lícita fracción secreta.
Esto es así porque ese centro nacional-trotskista que estaba en agudo proceso de degeneración no podía expulsarnos desde el principio, porque había decenas de miles de luchadores obreros y populares ante los que había que responder. Indudablemente, el centrismo degenerado del MAS del ‘88, no podía para nada darnos una página en el periódico, puesto que no podía permitir que llegáramos por ese medio a miles y miles de activistas de vanguardia obreros y estudiantiles.
Como vemos, las distintas corrientes del centrismo siempre utilizaron maniobras según sus conveniencias de aparato nacional-trotskista para desembarazar o “canalizar” sus luchas tendenciales y fracciónales.
Fueron las corrientes más degeneradas y más adaptadas del movimiento trotskista las que expulsaban sin piedad, utilizando los peores métodos de calumnias, acusaciones morales para quebrar revolucionarios. Como el lambertismo, el lorismo, el healysmo.
Así sucedió con la campaña de calumnias y acusaciones morales montadas contra Napuri, contra Varga, por el lambertismo: y hace poco tiempo, por el lorismo contra Bacherer en Bolivia.
Es que el régimen de partido de los partidos del trotskismo de Yalta, que hoy continúan sus herederos centristas post-89, expresaba las dos corrientes entre las que oscilaba el centrismo. Es decir, por un lado, los ultrasubjetivistas, autoproclamatorios, donde el aparato era todo y la base revolucionaria nada, y por supuesto, la vanguardia carne de maniobra para sus capitulaciones; y por él otro, los objetivistas, para los que el movimiento era todo, la organización nada, para adaptarse por esa vía a las direcciones traidoras. Objetivismo y subjetivismo, lambertismo y mandelismo, morenismo y pablismo, son las distintas formas que adquiría el centrismo de acuerdo a qué régimen y a qué dirección traidora se adaptaba y capitulaba. El régimen interno de estas organizaciones no era más que la expresión de esas adaptaciones y de la crisis de la IV Internacional.
Así, con el método Hardy-Albamonte, uno de los más antidemocráticos de contenido que existe hoy en el movimiento trotskista, para que un compañero se decida entrar a nuestra tendencia, debe estar antes dispuesto a romper con el equipo del partido al que pertenece. Es un verdadero método burocrático de terrorismo interno en el partido, para que compañeros que están de acuerdo con nuestro programa o con gran parte de él, no puedan adherir a la TBI sin dejar el PTS. ¡Qué lamentable, compañeros de la fracción mayoritaria! ¡Qué bajo que han caído!
Si no retroceden de este método, y le explican al partido de las consecuencias gravísimas que éste tiene, entrarán a los anales del movimiento trotskista, y serán recordados junto con Hardy-LO como una de las corrientes más burocráticas del movimiento trotskista, en el trato que da a sus tendencias y fracciones.
5- La verdadera tradición trotskista de cómo encauzar una lucha tendencial, al interior del partido.
Desde la TBI llamamos a parar la política rupturista del PTS impulsada por la mayoría
a) Como hemos visto hasta acá, la política fraccionalista de la mayoría está extraída del arsenal del centrismo de Yalta y del estallido del movimiento trotskista a partir de 1989. A los nuevos compañeros de nuestra organización se les ha hecho creer que esta política que ha tenido la dirección con una tendencia minoritaria que recién ha iniciado su conformación es principista, y diferente a la del trotskismo de Yalta. Como demostramos hasta ahora, esto no es así, sino todo lo contrario.
Nosotros afirmamos que la mayoría de la dirección ha tomado una política rupturista del PTS desde el inicio de esta discusión, y, de hecho, su definición de nuestra tendencia como “fracción secreta”, como así también las resoluciones que ha hecho votar en el Congreso-Plenario del 30/8, es de hecho iniciar experiencias separadas como fracción interna y pública del PTS, separando los equipos del partido.
De persistir en todo el transcurso del debate esta política fraccional, no sólo se consagraría esta política rupturista, sino que el PTS demostraría que es incapaz de demostrar al conjunto del centrismo cómo discuten a su interior y públicamente ante la vanguardia, corrientes del mismo partido que se reivindican a sí mismas y mutuamente trotskistas principistas. No lo podríamos hacer, pues la mayoría ya ha optado por un método del centrismo, para dirimir esta lucha al interior de nuestra organización, antes de que empiece de lleno la discusión política.
Desde la TBI insistimos en que las propuestas que realizamos para reencauzar el debate son las únicas que garantizan la unidad del partido, ante la evidente política rupturista de la mayoría de la dirección. Creemos que los 12 puntos de nuestra carta del 26/8/98 son los que la garantizan. Denunciamos que la caracterización de “fracción secreta”, la caracterización y comparación de nuestra tendencia con el bobbismo, el leonperismo o el pochismo cordobés (la última definición de los seguidores de la fracción mayoritaria en Córdoba), no son más que los intentos y las falsas caracterizaciones que utiliza la mayoría para preparar a la base del partido para una ruptura. Que la mayoría, por su carácter caudillístico y el prestigismo de sus dirigentes no acepta una tendencia de alto nivel político y teórico, y de alta calidad militante y revolucionaria que cuestione su política. De consumarse esta política rupturista de la mayoría, el PTS entraría en una grave crisis. Si no puede contener en una lucha política a una corriente que ellos mismos han catalogado de altísima calidad revolucionaria y parte del trotskismo principista, quedará descalificado y a su vez, con cuadros y militantes totalmente educados en la autoproclamación y en un falso patriotismo de partido, que le impedirá fusionarse en el futuro, hacer acuerdos principistas con alas izquierdas del movimiento trotskista, o con sectores de vanguardia que se radicalicen en un sentido revolucionario en nuestro país y a nivel internacional.
b) Desde la TBI afirmamos que en vida de Trotsky la IV Internacional dejó un gran legado para cómo encauzar dentro de las ligas o partidos trotskistas las luchas tendenciales e incluso fracciónales.
Así, frente a una fracción del S WP norteamericano encabezada por Burnham y Shachtman, que se declaraba ¡Antidefensista de la URSS frente a la inminencia de la guerra a fines de los 30!, que era claramente revisionista en relación a la teoría marxista, ya que ¡negaba la dialéctica y escribían contra ella! Corriente a la que, por lo tanto, no se la podía calificar de trotskista principista, sino, como lo hiciera Trotsky correctamente, de fracción pequeñoburguesa. La política de Trotsky para encauzar la discusión es opuesta por el vértice a la que hoy utiliza la mayoría de la dirección de nuestro partido, ¡contra una corriente que ellos mismos denominan como trotskista principista y de alta calidad revolucionaria por los dirigentes que la encabezan! Veamos.
La discusión en el SWP comienza en septiembre de 1939 y finaliza en abril de 1940, cuando la fracción de Burnham y Shachtman rompe por voluntad propia con el SWP y conforma el Workers Party. Es decir, en medio del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en una situación dificilísima para la IV Internacional, la discusión interna en el SWP duró casi ocho meses, y sólo terminó porque, contra la voluntad y los esfuerzos de Trotsky y de la dirección del SWP, la fracción decidió romper por su cuenta.
Durante esos ocho meses, son innumerables los escritos y cartas de Trotsky en los que plantea sus consejos y recomendaciones sobre cómo y con qué objetivos encauzar la discusión interna. Citaremos sólo algunos ejemplos:
“Dos cuestiones surgen claramente para mí de vuestra carta del 24 de octubre: 1) que un muy serio debate ideológico se ha hecho inevitable y políticamente necesario. 2) Que sería extremadamente perjudicial, si no fatal, ligar este combate ideológico con la perspectiva de una escisión, de una depuración o de expulsiones, y así sucesivamente.
He escuchado decir, por ejemplo, que el camarada Gould había afirmado en el curso de una reunión interna del partido: “¡Ustedes quieren expulsamos!”. Pero ignoro cómo reaccionó el otro campo. Por mi parte, hubiera protestado inmediatamente con la mayor vehemencia contra tales sospechas. Hubiera propuesto crear inmediatamente una comisión especial de control para verificar tales afirmaciones y tales rumores. Si fuera el caso que un miembro de la mayoría lanzara semejantes amenazas, votaría por mi parte una censura o una seria advertencia (...) [Recordad Matanza, compañeros, donde los miembros del CC y la Comisión de Control, les gritaban a los compañeros que se negaban a entrar a la fracción mayoritaria: “¡Qué se vayan, fuera del partido!”]
…Si la dirección abre, por el contrario, un combate sin piedad contra las concepciones idealistas pequeñoburguesas y los prejuicios organizativos, pero asegura, al mismo tiempo, todas las garantías necesarias para la discusión misma y para la minoría, el resultado será, no solamente una victoria ideológica, sino una autoridad acrecentada para la dirección (...)
Toda discusión seria y viva puede evidentemente terminar en deserciones, partidas, e incluso en expulsiones, pero el conjunto del partido debe estar convencido por la lógica de los hechos que estos resultados inevitables se produjeron a pesar de la mejor voluntad de la dirección, y no como un objetivo de ésta última, y no como punto de partida del conjunto de la discusión. Este es, para mí, el punto decisivo de toda la cuestión”.
(Carta de Trotsky a Cannon del 28/10/1939 - Oeuvres. Tomo 22, pág. 130-132, negritas nuestras).
Después de seis meses de lucha fraccional, con boletines, conferencias de la fracción minoritaria, etc., que no habían logrado en absoluto acercar las posiciones, con cartas y artículos personales de Trotsky interviniendo en la discusión, donde proponía ofrecerle a la minoría páginas en el periódico donde expresen sus posiciones, e incluso boletines internos de discusión después del Congreso, si la discusión no quedaba saldada, Trotsky aún recomendaba:
“He recibido cartas de otros camaradas en el sentido de que estarían contentos de desembarazarse de la oposición lo más rápido posible. Puedo comprender las razones psicológicas del cansancio y de la impaciencia. El cansancio, como la impaciencia, no son en absoluto sentimientos políticos (...)
La crisis que ustedes atraviesan no es la última. Si se educa al partido en el espíritu de estar satisfecho de desembarazarse de la oposición, tendrán en el futuro una serie de nuevas escisiones de más o menos la misma dimensión...”
(Carta de Trotsky a C. Moustakis. 19/3/1940, Oeuvres, Tomo 22. pág. 226-227, negritas nuestras).
Pocos días antes del Congreso en el que luego se produciría la ruptura (por voluntad propia) de la fracción, Trotsky seguía aconsejando, para mantener la unidad del partido, e impedir, pese a las profundas diferencias políticas, que la fracción actuara como un factor político independiente del partido (es decir, como fracción pública):
‘‘Comprendo muy bien que ustedes estén satisfechos con el Secretariado actual. En caso de escisión, es sin duda, el mejor secretariado que uno pudiera desear. Pero, si se preserva la unidad, ustedes no podrán tener un secretariado formado solamente por representantes de la mayoría. Se podría, sin duda, tener un secretariado de cinco miembros -tres mayoritarios y dos minoritarios.
Si la oposición parece dudar, sería mejor hacerle saber de manera informal: ‘Estamos dispuestos a mantener a Shachtman, no solamente en el buró político, sino también en el comité de redacción; estamos dispuestos incluso a incluir a Abern en el secretariado; estamos dispuestos a tomar en cuenta otras consideraciones de este tipo; lo único que no podemos aceptar, es la transformación de la minoría en un factor político independiente’.”
(Carta de Trotsky a F. Dobbs, 4 de abril de 1940, Oeuvres, Tomo 22. pág. 259-261, negritas nuestras).
¡Qué método principista, aún con una corriente totalmente degenerada, la del camarada León Trotsky, y qué opuesto el que emplean hoy EA y sus seguidores, contra una tendencia que ellos mismos definen públicamente como trotskista principista!
La mayoría de la dirección del PTS, a sólo 20 días de constituida la tendencia del CC, cuando había treinta días de plazo para bajar los documentos, inclusive los de la propia mayoría, sobre el Capítulo III, sin que se haya iniciado la discusión política, ni haber hecho los máximos esfuerzos para ello, sin siquiera tomar en consideración nuestra propuesta de reencauzamiento del debate, decretó que éramos “fracción secreta” e impuso una resolución de separación de los equipos por la base, con el único objetivo de obligarnos a que nos transformemos en un “factor político independiente”, es decir, en una fracción pública del PTS.
Entendemos que el verdadero legado de la IV Internacional en vida de Trotsky, eran las máximas garantías democráticas al interior del partido, inclusive de cara a la vanguardia con debates públicos organizados en el periódico, la máxima paciencia por parte la mayoría, todos los esfuerzos para preservar la unidad del partido, aprovechar la discusión interna pura educar y elevar el nivel del conjunto del partido, censurar todo exabrupto por parte de la mayoría contra la minoría, promover a los dirigentes de la minoría a los puestos dirigentes comunes del punido si en el Congreso no se saldaban las diferencias. Garantizar que el partido golpeara como un solo puño hacia fuera, mientras procesaba las más duras luchas internas.
En esto, volvemos a insistir, consistían los 12 puntos para reencauzar el debate, que proponía la tendencia minoritaria del CC, hoy TBI. La mayoría, alejada de las verdaderas tradiciones del trotskismo, terminó apelando a las tradiciones del centrismo, para imponernos condiciones de fracción pública del PTS, no permitir equipos comunes y no aceptar ninguna colaboración, como le propusimos, para abordar en común los nuevos acontecimientos internacionales y nacionales que está desarrollando la crisis económica mundial, mientras terminábamos de elaborar nuestra plataforma. Y no sólo esto, sino que no se nos permitió participar en la elaboración de los dos últimos LVO, de las Circulares Internas N° 4 y 5; no se nos permitió ir a los locales; y quedaron en considerar una propuesta que les hicimos para intervenir en los frentes de acción del partido, en momentos en que trabajaron públicamente la Circular N° 4, donde está contenida la Resolución del Congreso. Es decir, una política rupturista a la que llevaron al conjunto del partido, y que desde la TBI estamos dispuestos a enfrentar decisivamente para salvar la unidad partidaria. Pues como decía Trotsky: “Toda discusión seria y viva puede evidentemente terminar en deserciones, partidas e incluso en expulsiones, pero el conjunto del partido debe estar convencido por la lógica de los hechos que estos resultados inevitables se produjeron a pesar de la mejor voluntad de la dirección, y no como un objetivo de esta última, y no como punto de partida del conjunto de la discusión. Este es, para mí, el punto decisivo de toda la cuestión”.
Una primera caracterización salta a la vista: los dirigentes de la fracción mayoritaria actúan moldeados por la crisis que significó el estallido del movimiento trotskista a partir de 1989, y las nuevas formas que este adquiere hoy con el desarrollo de nuevos centros nacional-trotskistas a partir de la oleada proletaria que comenzó en 1995. Demuestran así que están impregnados de empirismo, pragmatismo, clásicos de las corrientes imbuidas por la charca estudiantil.
La fracción mayoritaria, en estos 30 días de lucha política, ha demostrado que el método que tiene para orientar el debate es el de los golpes de efecto, basados en la soberbia autoproclamatoria de una nueva desviación nacional-trotskista, que lejos de medirse con la realidad y la terrible crisis del movimiento revolucionario, se mide con los pequeños avances teórico-políticos y programáticos de una corriente aislada a nivel internacional. La impaciencia por resolver “rapidito, rapidito” y “concretito, concretito”, esta discusión, es la actitud clásica de una corriente que cree que se puede ir para arriba aplicando tácticas salvadoras que le dan un sentido de militancia y acción a los más de 200 nuevos compañeros que tiene nuestra organización, para los que, indudablemente es “sacarse un peso de encima”, separar de los equipos “para que no se paralicen” a los militantes de la TBI. Así, la fracción mayoritaria está educando a los nuevos militantes del partido, de forma totalmente inversa a la que aconsejaba Trotsky. Como consecuencia de esto, en diversas regiones del país, cuadros y militantes de la fracción mayoritaria, repiten que “si la TBI se va del partido, tiene que parecer que no los echamos”. Están muy equivocados compañeros, pues nos consideramos fundadores, constructores y parte de nuestro partido, y de su patrimonio teórico, político, programático y organizativo.
Estamos categóricamente ante una desviación sectaria, autoproclamatoria y autosuficiente de la fracción mayoritaria, que con su accionar de hoy, prepara nuevas crisis y estallidos en nuestro partido.
Adherir a la TBI hoy, es luchar contra esta política fraccionalista y rupturista sin principios, por parte de la fracción mayoritaria, y contra el curso sectario, autoproclamatorio, tacticista y movimentista de la fracción mayoritaria.
6- Tradición y política revolucionaria
Copiando así el arsenal del centrismo para encauzar la lucha tendencial y fraccional al interior de nuestro partido, la fracción mayoritaria, para despertar el patriotismo partidario contra nuestra tendencia, ha desarrollado también y traído a colación la cantinela de “la tradición” con las formas y definiciones que todo el trotskismo de Yalta utilizaba cuando comenzaban luchas tendenciales y fraccionales al interior de sus partidos. Una tradición disecada, que se repite a sí misma automáticamente, de generación en generación, pero siempre al servicio de defender a los Comités Céntrales “infalibles” del centrismo cuando estos eran, cuestionados.
Aquí también, la fracción mayoritaria ha copiado los gestos del centrismo. Horrorizados, los miembros de la mayoría se quejaban ante el último Congreso-Plenario del 30/8, porque no aceptábamos una comisión de notables de “gran tradición” para hacer de árbitros en la lucha política que se ha iniciado. Se horrorizaban cuando les dijimos que por más notables y de tradición que fueran esos compañeros iban a definirse por uno de los bandos en la lucha política y que lo que exigíamos era una propuesta política de ellos como mayoría del CC que garantizara una discusión democrática dentro del partido.
Les exigíamos un giro brusco para cambiar el régimen de partido y el centralismo democrático de nuestra organización, porque había surgido una tendencia.
En el transcurso del Congreso-Plenario, les dijimos y les repetimos que la tradición del bolchevismo y del trotskismo rehuía de todo automatismo, y que ésta se renovaba día a día, y tenía razón de ser si el partido era capaz de responder a los virajes externos e internos que la realidad y la construcción partidaria exigían. Que la versión de la tradición en boca de la fracción mayoritaria no es más que el peor de los conservadurismos y / o rutina que ha embriagado a los miembros del CC.
Lamentamos quizás aburrir con citas, pero sabemos que en nuestro partido hay una gran mayoría de compañeros nuevos, sin la suficiente preparación y educación revolucionarias, y muchos viejos parecen haberse puesto telarañas en sus mentes y haber olvidado que cuando rompimos el MAS nos tiraron con toda la “tradición”, que iba desde el trotskismo de Villa Pobladora hasta los muertos y desaparecidos, para terminar caracterizándonos, como TBI del MÁS, que éramos una corriente descompuesta, que no le llegábamos ni a los tobillos a las fracciones que ese partido había tenido como la del Vasco Bengoechea o a la de Santucho, que había “roto por sus convicciones en 1965, por más equivocado que este estuviera en su política”. Mientras ahora, la fracción mayoritaria nos quiere tirar también la “tradición” de la Conferencia de 1989, donde saldamos el balance de las rupturas del bobbismo y el leonperismo, como manifestaron en su vergonzosa Circular de convocatoria al Congreso urgente. ¡Basta, compañeros, rompamos con el trotskismo de Yalta también en este aspecto, y volvamos al leninismo y al trotskismo, para recuperar el verdadero sentido de la tradición revolucionaria en el movimiento marxista!
Decía Trotsky en 1922, en “El nuevo curso”: “En estos últimos años hemos hablado muchas veces de la gran importancia de la tradición teórica y práctica de nuestro partido, y hemos declarado que en ningún caso podíamos permitir la ruptura de nuestra filiación ideológica. Pero debemos precisar bien el modo de concebir la tradición del partido... comenzaremos con ejemplos históricos... Tomemos el clásico partido de la II Internacional: la socialdemocracia alemana. Su política tradicional semisecular se basaba en la adaptación del partido al régimen parlamentario y en el crecimiento ininterrumpido de la organización, de su prensa y de sus finanzas. Esta tradición que nos es totalmente extraña, tenía un carácter semiautomàtico: cada día derivaba naturalmente del precedente y también naturalmente preparaba el siguiente. La organización crecía, la prensa se desarrollaba y las finanzas aumentaban.
En este automatismo se formó toda la generación que sucedió a Bebel: una generación de burócratas, de filisteos, de espíritus obtusos, cuya fisonomía política se puso en evidencia apenas comenzó la guerra imperialista. En cada uno de los congresos de la socialdemocracia se hablaba invariablemente de la vieja táctica del partido consagrada por la tradición. Y en efecto la tradición era poderosa. Era una tradición automática, desprovista de espíritu critico, conservadora, que termino por sofocar la voluntad, revolucionaria del partido.
La guerra despojó a la vida política alemana de su “tradicional” equilibrio. Desde los primeros momentos de su existencia oficial el joven Partido Comunista alemán entró en un período de crisis y perturbaciones. Sin embargo, en el curso de su historia relativamente corta, es posible distinguir el papel no solamente creador, sino también conservador de la tradición que en cada etapa, en cada viraje, se enfrenta con las necesidades objetivas del movimiento y la conciencia crítica del partido [¡Esto sí que es dialéctica, compañeros de la mayoría!].
En el primer período de existencia del comunismo alemán, la lucha directa por el poder representaba la tradición, la tradición heroica. Los terribles acontecimientos de marzo de 1921 revelaron que el partido no tenía las fuerzas suficientes como para alcanzar ese objetivo. Hubo que cambiar de táctica y emprender la lucha por las masas antes de recomenzar la lucha directa por el poder (...) Quizá convendría también recordar el sentimiento fundamental que se manifestó durante el 3o Congreso de la Internacional comunista. Es evidente ahora que el viraje que se produjo entonces bajo la dirección de Lenin... a pesar de la resistencia encarnizada de un sector inicialmente considerable de la mayoría del Congreso, salvó literalmente a la Internacional del aniquilamiento y la disgregación con que era amenazada por el izquierdismo automático, desprovisto de espíritu crítico, que en un breve lapso se había constituido en rígida tradición... Esta táctica duró más de dos años y dio excelentes resultados. Pero al mismo tiempo, esos nuevos procedimientos prolongados de propaganda se transforman en una nueva tradición semiautomática, cuyo papel fue muy importante en los acontecimientos del segundo semestre de 1923.”
Recordemos que el Partido Comunista alemán, por esa tradición automática y conservadora, otorgada por años de propaganda y de ganar a las masas, no estuvo, nuevamente en esa fecha, a la altura de la tarea de tomar el poder que estaba planteada. Dos años de “tradición” de “luchar por las masas” crearon la rutina y una tradición conservadora, le quitó los reflejos revolucionarios para operar el brusco viraje de dirigir a las masas hacia la toma del poder en 1923.
¡Cuánta tradición conservadora, automática y rutinaria de nuestro ya viejo PTS, construido luchando por garantizar hilos de continuidad teórica y programática, pero en años de democracia burguesa, y bajo un brutal aislamiento nacional producto de la crisis y el estallido del movimiento trotskista!
Y continúa Trotsky en el mismo trabajo: “Es evidente que como elemento conservador, que como presión automática del pasado sobre el presente, la tradición representa una fuerza extremadamente importante al servicio de los partidos conservadores, y profundamente hostil para un partido revolucionario... Si se considera, por ejemplo, a nuestro partido bolchevique en su pasado revolucionario, se reconocerá que su cualidad táctica más importante... era, en síntesis, para operar bruscos virajes... pero su fuerza se manifestó en el hecho de que el tradicionalismo, la rutina, estaban reducidos al mínimo, debido a una iniciativa táctica clarividente, profundamente revolucionaria, a la vez audaz y realista. En esto consiste y debe consistir la verdadera tradición del partido. La burocratización más o menos grande del aparato del partido va acompañada inevitablemente del desarrollo del tradicionalismo conservador con todos sus efectos... El hecho de que los elementos más conservadores del aparato tiendan a identificar sus opiniones, sus decisiones, sus procedimientos y sus faltas con el viejo bolchevismo, e intenten asimilar la crítica del burocratismo a la destrucción de la tradición, resulta indudable y constituye por sí mismo, la expresión incuestionable de una cierta petrificación ideológica... Cada decisión antes de ser adoptada (en el partido bolchevique, N.deR.) suscitaba grandes discusiones, la mera referencia a la tradición nunca fue un factor decisivo. Ante cada nueva tarea, en cada nuevo giro, no se trata de buscar en la tradición una respuesta inexistente, sino de aprovechar toda la experiencia del partido, para encontrar por sí mismo una nueva solución conveniente a la situación y de ese modo enriquecer la tradición. (Negritas nuestras).
No hay que buscar, camaradas de la fracción mayoritaria, en la Conferencia de 1989, en las viejas rupturas de círculos que estallaban sin encontrar un norte a partir de 1989, sino en las nuevas situaciones, en la nueva realidad que nos moldea, tanto internacional como nacional, y que están provocando esta aguda lucha al interior de nuestro partido. Y como dice Trotsky en el mismo trabajo: “Lenin fue acusado en su propio partido, no una sino decenas de veces de violar la tradición y repudiar al viejo bolchevismo.”
Ustedes, camaradas de la fracción mayoritaria, siguen atados a la vieja rutina conservadora de los ya viejos dirigentes que surgimos como subproducto del estallido del 89 en el movimiento trotskista internacional, y siguen actuando y pensando como dirigentes de fracción, y no de partido. Tan fanáticos son de esta tradición conservadora, que terminaron actuando como en 1989, en el momento en que estallaba nuestra propia fracción (PTS - fracción pública del MAS). Aún por detrás de la tradición totalmente revolucionaria que creamos como grupo de propaganda, cuando juntos supimos conquistar un patrimonio político, teórico y programático, que hoy es una continuidad del trotskismo revolucionario. Pero hoy, compañeros, “nuestra pequeña liga marxista”, ya no es más el viejo grupo de propaganda, y ya no puede volver atrás sin degenerar, y tampoco ha logrado ¡Después de 10 años! asentarse en la vanguardia (aunque sí mantener lazos con ella) ni romper el aislamiento internacional.
Esto exige, camaradas, en esta fase transitoria de nuestra pequeña liga marxista, una nueva tradición, que hoy va contra la ratina, transformada en ideología por la fracción mayoritaria.
Por eso nosotros, desde la TBI, afirmamos que hoy la tradición se recrea combatiendo al interior de nuestro partido contra ese conservadurismo que se niega a un partido sin alas, con tendencias, con fracciones, para procesar las gravísimas contradicciones que nos moldean. Liga que por otra parte, surgió como resultado de la ruptura de múltiples fracciones y de una selección que nos permitió, desde 1991 hasta 1995, consolidamos como grupo de propaganda en nuestra delimitación teórica y programática con el morenismo. No se puede evocar más esa tradición, aunque ahora lo hagamos en nombre de que “a las pequeñas ligas con programas revolucionarios no se le hacen tendencias”.
La situación cambió, como ya dijimos, ya no podemos ser la vieja liga tan sólo de propaganda, ni por las condiciones objetivas y las propias desviaciones, estar asentados en sectores de vanguardia. La realidad internacional y nacional nos moldea. Nosotros también somos hijos del estallido del movimiento trotskista internacional. Somos parte de un movimiento trotskista que degenera más y más al nacional trotskismo. Que recrea alas o corrientes centristas que no terminan de ir a un internacionalismo genuino, ni a evolucionar revolucionariamente como alas izquierdas. Cuestión que para nosotros hoy también copia la fracción mayoritaria con su nueva visión de internacionalismo expresado en el fundamento de voto de EA, MR y JS, como demostraremos extensamente en esta Plataforma. Sepan, y se lo adelantamos aquí, de que nuestra caracterización, es que la fracción mayoritaria está votando una nueva desviación nacional-trotskista, que es la refracción en nuestro país de copiar a los nuevos centros transitorios que definimos en la Resolución de la FT. Pero eso sí, con mucho nivel. Y por eso ya están copiando a Lutte Ouvrière, en la forma en que han encauzado esta lucha fraccional al interior del PTS.
La crisis del mismo y los nuevos fenómenos nacional-trotskistas emergentes, también nos moldean. Y esto se está expresando, les guste o no, en la lucha tendencial en nuestro interior. Aceptarlas como un hecho, orientarlas para que en esta lucha al interior de nuestro partido, junto a la lucha de partidos a nivel internacional y nacional, podamos encontrar el rumbo revolucionario, eso sí es recrear la tradición de nuestro partido. Todo lo demás es charlatanería conservadora.
La demagogia que viene utilizando permanentemente la fracción mayoritaria, es inconciliable con el espíritu de un partido proletario, porque es falaz, porque da una solución simplificada de las dificultades del momento de nuestro partido y de las causas profundas que han motivado esta aguda lucha tendencial y fraccional. Al hacerlo, la fracción mayoritaria, socava inevitablemente el futuro, y debilita la confianza del partido en sí mismo estratégicamente. Por eso, parafraseando a Trotsky podríamos decir que convertir las tradiciones de nuestro partido, que están dadas en nuestra lucha contra la corriente por mantener el legado teórico programático del trotskismo ortodoxo, y transformarla en bandera de sus actuales intérpretes, la fracción mayoritaria, significa ridiculizar la verdadera tradición revolucionaria de nuestro partido, y transformarla en el programa oficial, conservador, de la fracción mayoritaria.
Por eso, aunque no les guste, aunque estén demostrando, como lo están haciendo, que no pueden sostener una lucha tendencial seria, democrática y revolucionaria al interior de nuestro partido, afirmamos con Trotsky: ¡allí donde la tradición es conservadora, la disciplina es pasiva, y se quiebra ante el primer signo de crisis! “Allí, donde como en nuestro partido, la tradición consiste en la más alta actividad revolucionaria, la disciplina alcanza su punto máximo, pues su importancia decisiva se verifica constantemente en la acción. De allí la alianza indestructible de la iniciativa revolucionaria, de la elaboración crítica, audaz, de los problemas, con la disciplina férrea en el momento de la acción” (y eso les propusimos, compañeros de la mayoría, cuando los llamamos a no disolver los organismos comunes para la intervención. N. de R.). Nosotros valoramos más que nadie las tradiciones del bolchevismo, pero que no se identifique el bolchevismo con el burocratismo ni la tradición con la rutina oficial”, culmina Trotsky el capítulo Tradición y política revolucionaria, páginas 45-51, de “El Nuevo curso”, Cuadernos de Pasado y Presente.
7- Los nuevos estatutos del PTS que viene aplicando, sin escribirlos, la fracción mayoritaria del CC
Así, con su método fraccionalista, la mayoría ya está votando y aplicando sin escribirlos, gran parte de los nuevos estatutos del PTS, que se propuso escribir en treinta días, para que fueran votados por un próximo Congreso:
1) Si la mayoría decreta que una tendencia es '‘fracción secreta”, se la declara fracción pública.
2) Si una tendencia se declara tendencia del CC para iniciar la discusión, y presenta puntos iniciales para abrir el debate, “no tiene programa”.
3) ¡Prohibido hacer tendencias y luchas políticas en las células cuando surgen diferencias, porque “se paralizan los equipos”!
4) Todo militante no sólo tiene el deber de acatar en la acción lo que resuelve la mayoría del partido en los Congresos, sino también y fundamentalmente, estar de acuerdo, le guste o no, con lo resuelto, si no ¡afuera!
5) Cuando no hay tendencias reales, ni fracciones, el estatuto de la mayoría del CC dice: estamos en periodo precongreso, y se pueden organizar grupos de opinión, tendencias y fracciones.
6) Cuando no hay tendencias ni fracciones, las células deben controlar a sus dirigentes, a los rentados, tienen todos los derechos, inclusive de hacer camarillas, subcamarillas, escribir todas las minutas que quieran, inclusive secretamente. Este derecho se acaba en el momento en que aparecen tendencias o fracciones.
7) Los Congresos no se constituyen por sus delegados, sino por la presencia de barra que es la máxima expresión del partido en el mismo. Por lo tanto, todo militante de base que no es delegado y que no va al Congreso, lo desconoce como tal y por lo tanto desconoce al partido.
8) Si hay tendencias, y estas votan delegados por posiciones políticas, si la mayoría decreta que son fracciones, no tienen derecho a tener delegados en el Congreso.
9) Para tener el derecho de escribir en la prensa partidaria hay dos vías: una, transformarse en denunciador de las páginas abiertas, y otra, transformarse en fracción pública y estar separados de los equipos.
10) Cuando se inicia una lucha tendencial entre compañeros que todos se consideran trotskistas, principistas y revolucionarios por igual, algunos son más “iguales” que otros: las fracciones minoritarias y mucho más si son “secretas” pierden este derecho de igualdad, ya que no pueden estar en los equipos comunes.
11) Es una obligación de la dirección partidaria, antes que se conozcan los programas y posiciones políticas, informar a la periferia del partido y a toda la izquierda, la existencia de dichas fracciones.
12) La minoría siempre es responsable de perturbar la calma del partido, de fabricar incidentes, puesto que la mayoría es incapaz de garantizar que esto no pase.
13) Es lícito en una organización revolucionaria funcionar con Comités Centrales que no levanten actas de sus discusiones y decisiones, cuando aparecen tendencias y fracciones. Está prohibido escribir balances de los Congresos cuando surgen diferencias políticas reales, así como bajar actas y desgrabaciones del mismo con autorización de los desgrabados, cuando una de esas intervenciones se quiere utilizar como balance político central del Congreso.
14) El régimen de consenso se acaba, tan sólo cuando hay gente que está molesta con el mismo.
15) En un partido revolucionario, “el Comité Central es todo”. Porque entre Congreso y Congreso, “el CC es el partido”. “Las células deben funcionar como pequeños comités centrales”, rehuyendo de los “métodos artesanales”, distribuyendo bien “los oficios revolucionarios”.
16) El secretario de organización atenderá individualmente al “eje de cada regional” para discutir los problemas de su regional y discutir cómo ubicar a los cuadros en sus oficios, a fin de combatir el pragmatismo, sin rendir cuentas al CC. Esto nunca podrá recibir el nombre de fracción secreta. De surgir una tendencia que denuncie que éste es un método fraccional para controlar al partido, separado de la política, esa tendencia no tiene programa.
17) Pero como en última instancia, somos una “liga marxista con un programa revolucionario”, está prohibido hacer tendencias, fracciones, alas y grupos de opinión, cuando estos surgen realmente.
18) Todo esto está apoyado en la “tradición” de nuestro partido y del movimiento revolucionario internacional.
Esto, compañeros, no es un chiste de mal gusto. Es un espejo para que se miren a sí mismos y vean cómo están moldeando al PTS hoy. Porque, aunque parezca mentira, así se está educando en esta lucha fraccional, a la mayoría de honestos y esforzados militantes nuevos de nuestro partido, así se están rearmando los viejos cuadros revolucionarios de nuestra organización. ¿Qué propuesta de estatutos puede sino presentar la fracción mayoritaria después de esta experiencia, que vale más que mil escritos y votaciones, pues es la experiencia viva que hoy está moldeando a nuestro partido? ¿Qué autoridad tendrá esta dirección para presentar un proyecto de estatutos verdaderamente revolucionario, basado en el centralismo democrático, si no para ya esta política fraccional y rupturista, que está haciendo peligrar la unidad del PTS, antes de que comience la discusión política, o haciéndola comenzar en un clima irrespirable, que puede llevar a una escisión prematura, que es lo que en última instancia está preparando la mayoría de la dirección?
8- Las verdaderas paradojas que moldean al PTS, e inclusive a la actual lucha tendencial y fraccional en su interior
Para la TBI, nadie puede afirmar, y mucho menos después del estallido del 89 y del trotskismo de Yalta, que haya algún tipo de continuidad en el punto de partido. Y si ayer fuimos capaces de delimitamos teórica y programáticamente del morenismo y del centrismo volviendo al trotskismo, la mayoría quiere evitar que volvamos a las fuentes, al leninismo y al trotskismo, para buscar un curso revolucionario para salir de este atolladero que tiene planteado el PTS, cuando ya no puede ser tan solo la vieja liga de propaganda que formaba cuadros, y todavía no es un partido de vanguardia fusionado con un movimiento proletario revolucionario real de la vanguardia. Proceso para el que nos tenemos que preparar también teórica, estratégica y programáticamente. Y esta también es una gran tarea internacionalista.
Nadie puede negar que hoy el PTS se encuentra realizando esta discusión cuando ya se ha impuesto, desde hace un año, un desvío y una expropiación de la lucha de masas, y antes que estalle, el crac en nuestro país, que no sería otra cosa que un estallido de la convertibilidad, como la otra punta de la soga que como la hiperinflación estrangula al proletariado e impide su irrupción sistemática y generalizada que al liquidarse los fenómenos de radicalización y de guerra civil que se daban en sectores de vanguardia y en bordes, hoy nuestro partido se está construyendo con tácticas en los espacios del régimen. Y que esto "es una gran, extraordinaria, fortísima presión para capitular y construirse adaptándose al mismo. Que la inexistencia de una izquierda burguesa deja un gran espacio para construirse en los medios estudiantiles, académicos, intelectuales, pequeñoburgueses y democráticos.
No estamos comparando ni afirmando que la fracción mayoritaria ya sea un POUM, ni Lutte Ouvrière, ni el centrismo degenerado del MAS de los 80. Sino que creemos que son los primeros elementos de descomposición sectaria y movimentista de una corriente como es la nuestra, moldeada por estas condiciones objetivas internacionales y nacionales.
Estos son los elementos que están primando en momentos en que a nivel internacional y nacional tarda en llegar una segunda oleada proletaria revolucionaria, y no se desarrolla radicalización.
En momentos en que lo que está en el centro de la escena es el desarrollo de la crisis económica internacional, y contradictoriamente en nuestro país el régimen logra mantener por ahora una oleada pacifista que nos viene moldeando y nos empuja más y más al tacticismo, a construimos en los espacios del régimen.
La paradoja, en última instancia, es que más nos adaptamos a la oleada pacifista a nivel nacional, cuando ésta comienza a estar cuestionada por la crisis económica internacional, que todavía amenaza a nuestro país (pero sin estallar aún) y cuando las condiciones internacionales se vuelven más y más objetivamente revolucionarias. Se preparan y aceleran acontecimientos internacionales, y posiblemente nacionales de acción del crac, la revolución y la contrarrevolución, más allá de los ritmos y de las coyunturas en que ésta se desarrolle.
Las condiciones de estallido económico que comenzó en Asia en 1997, ya han dado como resultado, por un lado un golpe a las clases obreras que se ven shockeadas por el mismo, como en Rusia; o permitido una respuesta inmediata, pero esta vez defensiva, como la de los obreros de la Hyundai en Corea. O generado expectativas aún vigentes de que esa crisis no llegue, como en nuestro país; o procesos revolucionarios de tipo febrero, como en Indonesia (que para la fracción mayoritaria parece haber desaparecido). Junto a esto vemos el resurgir de fenómenos de nacionalismo como el chavismo en Venezuela, como en Malasia, la India o Pakistán. Mientras tanto, suenan los primeros cohetazos que como advertencia tirara el imperialismo sobre Sudán y Afganistán. Expresión ésta, de su debilidad, pues no pudo, el año pasado volver a reunir a la gran coalición de 21 países que aplastara a Irak en 1991. En definitiva, las tendencias al crac se desarrollan en momentos en que la clase obrera y los pueblos explotados del mundo a nivel internacional, por crisis de dirección, no pudieron dar una respuesta decisiva, ni tampoco lo pudieron hacer los distintos imperialismos y la burguesía a nivel mundial.
La máxima expresión de ello es Rusia, donde pese al avance pe la descomposición del Estado Obrero, la crisis y el crac actual demuestran que la película del reformismo al revés estaba equivocada, y sólo con crac y nuevas acciones contrarrevolucionarias triunfantes podrá lograr asentarse la Restauración capitalista definitivamente. Pero también el crac y las condiciones materiales actuales, que vuelven insoportable la Subsistencia a la clase obrera y las masas, pueden recrear Condiciones para nuevas y superiores acciones revolucionarias del proletariado y las masas.
Ni hablemos de lo que significaría que esta crisis golpee en China, o bien termine de abrir un proceso de crisis al interior de los EEUU, perspectivas hoy latentes.
Como vemos, queda demostrado que en estas condiciones, no hay ni puede haber, una continuidad evolutiva de la oleada de contraofensiva de masas en varios países abierta en 1995.
Para la TBI, los nuevos cambios y nuevos saltos que se están abriendo en la situación internacional, lejos de debilitar y volver secundaria y anacrónica la aparentemente “vieja” discusión (según la mayoría) que veníamos haciendo sobre partido, la vuelve más aguda, actual y decisiva. Nuestra lucha contra el tacticismo el partido con programa de acción transformado en “perfil” y contra la visión evolucionista y economicista dé la mayoría, se vuelve más actual y más decisiva que antes. Como lo demostró el anterior LVO en su negativa a levantar como consigna central la necesidad del paro general y el plan de lucha. Como lo demostró el volante sacado por la mayoría para actualizar dicho periódico, donde el programa obrero de emergencia es utilizado como una receta de propaganda socialista desarticulado del enfrentamiento al Parlamento, que viene votando todas las leyes antiobreras, del enfrentamiento a la política burguesa de unidad nacional de los partidos del establishment. Desarticulado de la denuncia y exigencia a la burocracia que con todas sus alas ya permitió que pasara la reforma laboral, y de un reagrupamiento revolucionario de la vanguardia.
El conjunto de estos acontecimientos vuelve más que decisiva la discusión de la teoría y programa de construcción de los partidos revolucionarios, retomando la tradición del leninismo y el trotskismo, para que sea tomada como bandera sin mácula por nuestra lucha como izquierda trotskista en el combate por la reconstrucción de la IV Internacional, bajo estas nuevas condiciones que se están desarrollando. La lucha de la TBI contra el nefasto Capítulo III que no prepara a nuestro partido para saltos bruscos en la situación, como desarrollaremos más adelante, en próximos capítulos de esta Plataforma, es clave y lejos de detenerla, la vamos a profundizar.
Justamente porque somos una pequeña liga de propaganda con algunos lazos con la vanguardia, y hoy esencialmente con capas avanzadas, moldeadas por la oleada pacifista. Por estar aislados internacionalmente por no emerger aún alas izquierdas del movimiento trotskista que nos contrapesen, y con las cuales poder fusionamos. Por venir de una desviación nacional-trotskista que impidió una política internacionalista ofensiva para golpear sobre los centros nacional-trotskistas y sobre los fenómenos centristas que emergen a su vera. Por no estar actuando un movimiento proletario revolucionario real, que es el otro gran actor en la construcción de un partido revolucionario junto a su estado mayor y a células revolucionarias.
Todo esto es lo que ha permitido, para nosotros, el desarrollo de una corriente sectaria autoproclamativa, expresada por la mayoría de la dirección.
Política autoproclamativa y sectaria que a su vez es la expresión de la impotencia, que por causas objetivas y subjetivas hemos tenido en estos últimos diez años, para hacerles fracciones y ganar cuadros cualitativos del centrismo, que se descompuso vertiginosamente en los últimos años en nuestro país. Política autoproclamatoria que es una respuesta impotente a la existencia de tres ligas centristas que hablan en nombre del trotskismo, junto a nuestro partido que intenta construirse como la auténtica izquierda trotskista.
Política autoproclamativa que nos ha llevado a liquidar la tarea histórica de refundar el trotskismo argentino, como expresión nacional de la lucha por la reconstrucción de la IV y el combate contra el centrismo a nivel internacional. Consigna que fue sutilmente cambiada en el nefasto Capítulo III, por “venga al PTS” y “por un nuevo partido revolucionario” en general, como herencia dislocada de la vieja táctica del MNPTR.
Política autoproclamativa que deviene de presiones por estar construyéndonos con tácticas en los espacios del régimen, y no en fenómenos de radicalización.
Son estas contradicciones las que moldean a nuestro partido, construido en diez años de democracia burguesa, sin intervención directa en los procesos de vanguardia y en los procesos de los puntos más álgidos de las luchas de las masas, en los que no tuvimos responsabilidad. Por haber sido el santillanismo, el hijo directo de la impotencia del centrismo del MAS en los ‘80. Por no estar el proletariado industrial, el sujeto revolucionario de nuestro programa, a la vanguardia del combate como caudillo del conjunto de la clase trabajadora y los sectores más explotados, como los desocupados, y del conjunto de la nación oprimida.
Son estas contradicciones las paradojas que nos moldean y empujan más y más hacia el centrismo a la fracción mayoritaria, y las que le han permitido que en sólo 30 días, no sólo haya podido fraccionar al partido (compuesto por una absoluta mayoría de nuevos y abnegados compañeros, pero sin ninguna tradición y experiencia en el movimiento revolucionario) con un método irresponsable y sin programa, sino que lo haya convencido de que de hecho, teníamos que avanzar a experiencias separadas.
La lucha tendencial en nuestro partido es la forma que adquieren estas duras condiciones cuya máxima expresión es la crisis de dirección revolucionaría del proletariado internacional, es decir, la crisis de la IV Internacional, y su refracción en el terreno nacional. En la misma, estamos afilando las lecciones de nuestros intentos de romper el aislamiento internacional y nacional, estamos sacando lecciones y afilando los programas para los combates que como izquierda trotskista ya tenemos que dar hoy y para los futuros. Estamos ajustando con retraso de años la teoría revolucionaria. Es la única forma en la cual, inevitablemente, bajo las condiciones actuales podremos orientarnos en un sentido revolucionario.
9- Un método prearistotélico de discusión, que no fija un objeto común para la misma, por parte de la fracción mayoritaria
A todas estas terribles contradicciones que golpean sobre nuestra organización, la mayoría de la dirección intentó primero echarles una cortina de humo al grito de ¡Abajo la tendencia obrerista y nacional-trotskista!, y cuando quedó claro que en nuestra respuesta a la visión pacifista, economicista y sindicalista de EA sobre la situación de la clase obrera nacional e internacional, no hay una pizca de populismo, ni de obrerismo ni de nacionalismo, intentaron un nuevo ataque.
Se atrevieron a decir, para fraccionar al partido, yendo a una posición teoricista y subjetivista: “somos la corriente de la que todos los centristas hablan” (ver el fundamento de voto escrito de EA, MR, y JSM). Pero les demostramos, en el plenario del Congreso, y como lo haremos en esta plataforma, que esa es una visión totalmente nacional-trotskista, porque, aunque tengamos una revista internacional, somos esencialmente un partido nacional y no una corriente de izquierda trotskista internacional que ya le ha provocado derrotas y fracciones a los centristas que hablan en nombre del trotskismo a nivel internacional. Que no hemos superado nuestro carácter de centro nacional que tiene y lucha por mantener un punto de vista internacional, que pese a todos los esfuerzos teóricos y programáticos y por la desviación nacional-trotskista que arrastramos desde hace dos años, el aislamiento internacional no ha sido quebrado. Que nos tenemos que medir con lo que resolvimos en la última reunión de la FT, cuando decíamos “que en este marco toda política de pasividad sectaria o propagandística, que no le declare la guerra a muerte a los centros nacional-trotskistas y que no intente tener una política ofensiva hacia los centros transitorios que surgen a su vera, condena a los trotskistas principistas a una política inofensiva, fortaleciendo las tendencias a una autoproclamación impotente, lo que puede llevamos a una degeneración sectaria”.
Por eso votamos una política ofensiva internacionalista en la reunión de la FT y en sus resoluciones, de las que desde la TBI nos consideramos patriotas hasta el final. Y los compañeros de la mayoría nos respondían, en su fundamento de voto al Congreso, que lo único que faltaba eran compañeros de nivel y propagandistas capaces de explicar sencillamente las elaboraciones teóricas de nuestro partido. Cuando les demostramos que esto es teoricismo subjetivista, y que el marxismo es praxis, es decir, la síntesis de teoría y acción, salieron corriendo velozmente de ese argumento, y empezaron a gritar en el Congreso “¡fracción secreta, fracción secreta!” y “¡no trajeron a la base!”, que se han convertido en las últimas consignas que movilizan al partido contra la TBI. Haciéndonos acordar a cuando los obreros atrasados del MAS, nos decían “¡no vinieron a los plenarios, no vinieron a los plenarios!”, para negarse a discutir de política. Cuando por otra parte, la TBI del PTS sí fue al Congreso-Plenario organizado por la mayoría, con sus delegados votados en un plenario de la Tendencia.
Esta es una visión antimarxista, maquiavélica, y conspirativa (no en el sentido de conspiración leninista, precisamente) de las crisis, estallidos y luchas al interior del movimiento marxista revolucionario.
La mayoría de la dirección ha demostrado actuar con un método estudiantilista y charquero para orientar el debate. Salta de aquí para allá, de tema en tema y de punto en punto, buscando golpes de efecto y la consigna que moviliza para fraccionar mejor. Y no ve que con esto está trasladando al interior del partido, su política hacia fuera de aprovechamiento de oportunidades. Cuestión que llevará a nuevas y más graves crisis a nuestra organización, y si no lo paramos rápidamente, a estrellamos contra la pared.
Ahora, frente al Capítulo de nuestra Plataforma que adelantáramos el día mismo del Congreso-Plenario, y que no nos han respondido, buscan corrernos y correr al partido con el argumento de que “con el crac cambió todo”. Y cuando les propusimos una colaboración para elaborar en común una declaración y una posición política frente al mismo, rehuyeron totalmente a esta colaboración.
Seguramente, cuando saquemos la plataforma, y demostremos que vemos en ellos una visión evolucionista y economicista del crac y su relación con la lucha de clases y la crisis de dirección revolucionaria, que están totalmente desarticulados entre sí en la Circular Interna N° 4, inventarán alguna otra “novedad”, alguna otra veleidad autoproclamatoria, para saltar de aquí para allá, y rehuir de la verdadera discusión política que tiene planteada nuestro partido, en lugar de aceptar en los puntos donde hay acuerdo, o puede haberlos, o ante nuevos acontecimientos, la más amplia colaboración para aprovechar el conjunto de las fuerzas de las que disponemos, para dar las mejores respuestas revolucionarias a los nuevos acontecimientos.
Esto demuestra, por si faltara un ejemplo más, que lo que votó la mayoría de la dirección, es la división del partido, y como dicen muchos de sus cuadros en sus regionales (como lo hemos dicho antes), el problema es “que no parezca como que los echamos”.
Esto demuestra que la fracción mayoritaria concentra, al inicio de esta lucha fraccional, todas las presiones de secta que aún tiene nuestra corriente, y todas las presiones de adaptación al régimen que actúan sobre nuestro partido, que para nada es el “obrerismo”, sino que son los lazos que hoy tenemos a las capas avanzadas, que están siendo construidos aprovechando los espacios del régimen.
Que el método movimentista y no leninista de organización del debate y de construcción partidaria expresa a una corriente esencialmente estudiantilista, que no tiene paciencia y que trata con desprecio a los pequeños grupos de obreros que bajo las banderas del programa trotskista intentan avanzar como revolucionarios en nuestro partido. Y como demostraremos en esta plataforma, su autoproclamado internacionalismo, no es más que el barniz para un nuevo giro nacional-trotskista, que quiere transformar en virtud las enormes debilidades de la izquierda trotskista a nivel internacional.
La mayoría de la dirección ha demostrado hasta ahora actuar como dirigentes de fracción, como caudillos que no son más que la expresión del estallido del movimiento trotskista internacional y nacional, y no como dirigentes constructores de partido, que con alas y tendencias y equipos revolucionarios, combatiendo a nivel internacional y nacional, logren superar esta fase crítica de nuestra organización y volver a encaminarla tras un rumbo revolucionario.
Desde la TBI opinamos que ya hemos conseguido un gran triunfo en nuestra organización en estos 30 días: imponer la idea y la concepción de que no hay camino evolutivo a construir un partido revolucionario de vanguardia, y a provocarles rupturas y fracciones a las corrientes centristas que hablan en nombre del trotskismo a nivel internacional y nacional. Que no se puede ir a la lucha de partidos, y tener canales a las capas avanzadas y a la vanguardia sin una lucha al interior del propio partido. Que no hay un salto de grupo de propaganda y acción a partido de vanguardia ni a prepararse para ello, de forma evolutiva y pacífica, como estaba preparada toda la base de nuestra organización. Que si es tortuoso, plagado de avances y retrocesos el proceso de reconstrucción de la subjetividad de la clase obrera y de sus fenómenos de radicalización, no puede ser pacífico, evolutivo, y “sin despeinarse el jopo” la construcción de un partido trotskista de vanguardia en la Argentina y la reconstrucción de la IV Internacional a nivel internacional.
Pero también afirmamos que hemos sido derrotados hasta ahora, en nuestra lucha por garantizar la unidad del partido, frente a la política rupturista que utiliza la mayoría de la dirección. Por ello, desde la TBI, hacemos un llamado a todo el partido, a la base, a los militantes y a los cuadros, a que más allá de que coincidan o no con el conjunto de nuestro programa de tendencia, luchemos juntos contra la política rupturista de la dirección y por salvaguardar la unidad del PTS. Para impedir que inclusive, la resolución que aceptamos pero no compartimos, del último Congreso-Plenario, sea utilizada, como lo está siendo en este momento, para aplicar un brutal terrorismo contra la base del partido, separando a todo compañero sospechoso de poder adherir a nuestra tendencia en el futuro, y para llevar hacia la periferia y la vanguardia una visión administrativista y por demás falaz de la crisis y la lucha interna en nuestro partido. Porque si no, compañeros, ¿Bajo qué condiciones se podrá cumplir lo que dice la Resolución del último Congreso-Plenario en su inciso d) "Autorizar a que los compañeros recorran para defender sus posiciones cada uno de los equipos partidarios en reuniones organizadas a tal fin”? ¡Si ya fuimos repudiados como fracción secreta, condenados por todos los equipos del partido, antes que aparezcan nuestras posiciones políticas! ¡Pero si esto se parece, y lamentamos decirlo, a cuando como TBI del MAS, íbamos a los equipos y ya habíamos sido condenados de antemano como “pequeñoburgueses que queríamos sacar el pasaporte y rehuimos de las tareas de la revolución”! ¡Pero si todo compañero que quiera definirse ahora por la TBI tiene inevitablemente que romper con los equipos del PTS, por las condiciones impuestas por el método Hardy-Albamonte!
Nosotros somos materialistas, y sabemos que los prejuicios y las condenas repetidos una y otra vez, se expresan en organización, en predisposición para no escuchar a la minoría.
Es una obligación de la fracción mayoritaria impedir esta situación, que ni siquiera respeta hasta el final las propias resoluciones del deplorable método que impuso la fracción mayoritaria al partido.
Por ello pelearemos, y llamamos a todo el partido a acompañarnos, aunque más no sea, en un punto: ¡Abajo el método escisionista de Hardy-Albamonte y la fracción mayoritaria! Todo compañero que adhiera desde ahora a la TBI podrá permanecer en los equipos partidarios. Todos los compañeros de la TBI que ya fueron separados se reintegran a sus equipos; y la Tendencia, en función de sus adherentes se incorpora como tal al Comité central y a la Secretaría Nacional del Partido.
A este punto no lo queremos imponer, queremos que sea discutido en todos los equipos del partido, para lograr un verdadero y democrático Congreso que vote esta resolución, para poner un freno a la política rupturista de la mayoría. De ser así, de nuestra parte, no nos interesará el rótulo que nos pongan, llámennos como quieran (fracción, fracción pública, secreta, etc.). Pero provocar una ruptura prematura de nuestro partido, como ya lo han hecho, sin terminar de agotar la discusión política en equipos comunes y con disciplina común en la acción, será una derrota catastrófica para el PTS.
Tras el rótulo de “fracción secreta” se escondió una verdadera política escisionista y de experiencias separadas que impuso la fracción mayoritaria. Cuando vayamos a discutir a los equipos, tendremos que hacerlo como si estuviéramos de hecho en un Comité de Enlace; los boletines internos de discusión serán de hecho como el de dos partidos distintos. ¡Este es el verdadero contenido del método Hardy-Albamonte!
10- Contra qué posiciones y desviaciones lucha la TBI del PTS
Para nosotros, en la respuesta de EA a P; en el artículo fraccional escrito por la mayoría de la dirección sobre el aniversario de la muerte de Trotsky en el último LVO, sobre la experiencia de la degeneración del SWP en la posguerra; en el fundamento de voto de llamado al Congreso urgente del 30/8; en la articulación actual del programa de acción expresado en el último LVO y en el volante que sacó la dirección de la fracción mayoritaria, justo cuando se estaba votando la ley de flexibilización laboral en el Parlamento, volante que desarrolla un hermoso programa “frente a la catástrofe que nos amenaza”, pero que se calla frente a los partidos del régimen y el establishment que junto con la burocracia hicieron posible la votación de esa ley antiobrera. En todos estos puntos, junto a la última circular interna sobre la crisis mundial y la situación internacional, la mayoría ha escrito y moldeado su plataforma, contra la que combatiremos desde la TBI. A esto se agrega la defensa que ha hecho la mayoría de la dirección del Capítulo III del documento, y del eclecticismo y el consenso con los que fueron elaborados todos los documentos del Congreso del 8 y 9 de agosto. Tomaremos como plataforma de la mayoría el método no principista y tomado del arsenal de Lutte Ouvrière que ha utilizado para encauzar esta lucha fraccional. Es decir, luchamos contra:
1) Una visión subjetivista y autoproclamatoria del internacionalismo y de las tareas internacionales de nuestra corriente, lo que significa una nueva desviación nacional-trotskista. vía el sectarismo y el teoricismo.
2) Una visión economicista y sindicalista de la entrada al combate del proletariado, tanto en nuestro país como a nivel internacional, cuya continuidad es una visión normativista de los procesos revolucionarios que no es más que la otra cara de la moneda del objetivismo.
3) Esto ya tiene consecuencias tanto en el programa de acción que es liquidado por un programa general tan sólo de propaganda, y como lo demuestra el artículo de Emilio Albamonte en LVO 39, ya se deslizan hacia una revisión del propio Programa de Transición, cuando afirma que la TBI plantea “como norma, que son las capas bajas del proletariado (desocupados y precarizados) las que deben imponer su impronta a las capas altas (es decir, a los sectores más concentrados, privilegiados) según ellos los llaman”. Esto ya es una revisión abierta de los cuatro primeros Congresos de la III Internacional y del Programa de Transición.
4) Una visión subjetivista y sectaria, y por lo tanto burocrática, de las pequeñas ligas marxistas y la lucha de tendencias en ellas, que tiene como consecuencias hacia fuera, en la intervención, el movimentismo y el tacticismo, y tiende a liquidar el programa de acción.
5) Una política autoproclamatoria que liquida la tarea internacionalista en nuestro país 'de luchar por refundar al trotskismo argentino sobre bases principistas, derrotando al centrismo que habla en su nombre, cambiada ahora por un autoproclamatorio “Venga al PTS” o “fortalezcamos al PTS”, por fuera de la lucha de partidos y contra el centrismo.
6) Una política autoproclamatoria y propagandística que expresa una adaptación sectaria a las paradojas internacionales y nacionales, históricas y actuales que nos moldean, como lo demostramos en este primer capítulo. Para la mayoría, en toda esta lucha fraccional, en todas sus respuestas para la explicación de esta profunda crisis que estamos atravesando, no existieron ni existen las paradojas, es decir, la realidad que moldea a nuestro partido.
7) Contra el Capítulo III y el eclecticismo que impregna a todo el documento del Congreso extraordinario de principios de agosto. Cuestión que ha desarrollado una visión morenista de partido, o sea, tacticista, movimientista y de aprovechamiento de oportunidades. Que no prepara al partido y a los cuadros para enfrentar, desde el leninismo, los futuros desafíos de fusión con fenómenos de radicalización de la vanguardia obrera y popular, para construir un partido leninista de combate. Es decir un partido, repetimos, adaptado al aprovechamiento de oportunidades, imbuido de las presiones de esta oleada pacifista y bonachona que nos moldea. Que quiere combatir al pragmatismo, como si fuera, posible hacerlo en un partido movimientista y sin preparación para el trabajo legal e ilegal.
8) Una política extraída del arsenal del trotskismo de Yalta y de su máximo exponente Lutte Ouvrière, para orientar la discusión política interna con métodos no leninistas ni del legado de la IV Internacional en vida de Trotsky. Con una visión mecánica y automática de la tradición, tal cual ya demostramos en este primer capítulo de la Plataforma de la TBI. Todo esto al servicio de una política rupturista, que puede provocar una escisión en nuestro partido, antes de que se inicie la discusión política. Y como los hechos hoy lo demuestran, para esto se prepararon desde el momento mismo del estallido de los métodos de consenso de la máxima dirección del partido.
9) Desde la TBI combatimos, como queda demostrado en este capítulo, una política claramente rupturista y escisionista de la mayoría de la dirección, y luchamos por mantener la unidad del partido. Comenzando por derrotar el método Hardy-Albamonte para orientar las discusiones políticas en el PTS. Denunciamos que la mayoría de la dirección le miente al partido cuando, por un lado anuncia, que es una discusión entre trotskistas principistas, y por otro nos declara fracción secreta, y al que no acepta esta caracterización en los plenarios de base posteriores al Congreso-Plenario del 30/8, se le dice que no acepta al Congreso, y por lo tanto, ¡Fuera! Para quedarse hoy en el PTS, hay que presentar un certificado de fe absoluta en la fracción mayoritaria. ¡Viva la unidad del PTS! ¡Abajo la política escisionista de la fracción mayoritaria!
¡Por un Congreso democrático que revoque y erradique del PTS los métodos de Hardy-Albamonte, para que nuestro partido pueda volver a un centralismo democrático leninista trotskista!
10) ¡Basta de cortinas de humo! La dirección mayoritaria defiende y se apoya en la demasiada “levadura” que tenemos después de 10 años de existencia, para negarle el peso decisivo en todas las tareas de dirección a pequeños círculos de obreros revolucionarios que están en nuestras filas. Al actuar así, la mayoría de la dirección se niega a corregir este error, y profundiza en nuestro partido la separación entre “intelectuales” y “obreros”. Y es la mayoría la que separa a intelectuales y obreros revolucionarios dentro de las filas del partido. Desde la TBI, luchamos, corno lo expondremos en nuestro Capítulo “Partido leninista o partido morenista”, por medidas similares a las que plantea Trotsky en “En defensa del marxismo” para el SWP de los Estados Unidos en los años 40.
11) Contra una visión economicista mecánica, que comienza a esbozar la fracción mayoritaria, de los nuevos saltos de la situación internacional que plantea la profundización de la crisis económica internacional, su relación con la lucha de clases y la revolución y la contrarrevolución, expresada en la última Circular N° 4 y en LVO 39. Por la más amplia colaboración teórica, política y programática, para poner todas las fuerzas de las que disponemos, para explorar y elaborar en común respuestas revolucionarias desde el trotskismo, frente a los nuevos acontecimientos que están emergiendo en la situación internacional y nacional. No puede pasar un día más en que la dirección proclame, como lo hace, la necesidad de sacar una declaración común con el POR y la LRCI frente a la crisis internacional, y se han negado, como lo hicieron, a discutir con la TBI, una respuesta común desde el PTS frente a estos graves acontecimientos.
***
Notas:
Nota Nº 1:
Propuesta del CC al Congreso Extraordinario
* Habiendo constatado el pleno del Comité Central que los acuerdos y diferencias que se comenzaron a esbozar en este organismo de dirección partidaria alrededor de la parte 3 del documento sobre partido (balance y régimen de nuestra organización) no han sido aún lo suficientemente abordados ni desarrollados con minutas, documentos, etc., para que se pueda pronunciar e intervenir con posiciones del conjunto del partido.
* Que tratándose ésta de una discusión que el partido debe encarar con toda pasión y seriedad ya que se trata de qué tipo de organización debemos tener para fusionarnos con los eventuales sectores de vanguardia que surjan al calor de la lucha de clases en camino a la construcción de un nuevo partido obrero revolucionario internacionalista en Argentina.
* Que el PTS, pese a sus avances en la delimitación política con el centrismo y el reformismo y hacia una política consecuentemente internacionalista, no ha desarrollado aun plenamente una necesaria discusión sobre el régimen partidario, discusión que debe cristalizarse en un estatuto partidario que plantee el rol y la articulación de la dirección, los cuadros, las células, aspirantes y eventuales grupos que avancen hacia posiciones revolucionarias.
El CC propone al Congreso votar las siguientes resoluciones:
1) Postergar la discusión sobre la parte III del documento sobre el partido para profundizar en el conjunto del partido una discusión con documentos de la dirección, boletines, minutas, etc.
2) Constituir un cuarto intermedio para llamar a una nueva reunión del Congreso Extraordinario en los próximos meses para abordar dicha discusión y votar los estatutos partidarios.
3) Que tratándose de una nueva discusión que recién está en sus inicios, la sesión de este Congreso Extraordinario luego del cuarto intermedio se hará con una nueva elección de delegados en las células partidarias.
HR - S. - F. – P.
(firman por el CC)
Nota Nº 2:
Resolución del CC del 16 de agosto de 1998
En función de lo resuelto en el Congreso Extraordinario del 8 y 9 de Agosto sobre la discusión de la Parte III el Documento para el Congreso Extraordinario (régimen de partido) y sobre estatutos del partido, el CC resuelve:
1) Organizar, tal cual mandato el Congreso, un nuevo período Pre Congreso que culminará en una nueva sesión del Congreso Extraordinario en fecha a definir de acuerdo al desarrollo del debate.
2) Constituir una Comisión Organizadora del debate de dicho pre Congreso que será la encargada de editar todo documento o minuta referidos a los temas en cuestión, sean estas de organismos, tendencias o dirigentes, cuadros o militantes a título individual.
3) Informar al partido que los compañeros HR y P. han declarado el 7 de agosto su intención de constituirse en Tendencia (por ahora del CC) sobre el tema en cuestión.
4) El conjunto del CC, incluidos los compañeros HR y P, estima que los documentos podrán ser elaborados y editados para el conjunto del partido en un plazo aproximado de 30 días, y reafirma que es una discusión entre camaradas trotskistas revolucionarios.
Los compañeros HR y R, coincidiendo en el espíritu general de esta resolución, solicitaron 48 hs. para realizar aportes que la enriquezcan.
Nota Nº 3:
Extracto de: Propuestas de la tendencia del CC para reencauzar democráticamente la discusión en el partido (26/8/98)
(...) Estas medidas democráticas esenciales que les proponemos incorporar a lo propuesto por ustedes son:
A) Ningún compañero de base, cuadro o dirección puede ser separado de su equipo u organismo, ni ser intimidado de ninguna manera organizativamente por la mayoría, máxime teniendo en cuenta que estamos en un período de precongreso, y sabiendo que nuestra tendencia es una ínfima minoría del CC, y que los compañeros que decidan adherir a nuestra plataforma también serán al menos inicialmente una minoría, después del fraccionamiento irresponsable y confusionista que ustedes han realizado.
B) Nos deben ser entregados de forma inmediata a la minoría, todas las actas, documentos y minutas que se realicen en el partido, de la misma manera que es nuestra obligación entregarles a ustedes todas las minutas y resoluciones de tendencia que emitamos.
C) Visto la experiencia de la Circular N° 3 nosotros solicitamos, y como es tradición en el movimiento revolucionario cuando la minoría lo solicita, ser mayoría en esa Comisión organizadora del debate, es decir que si hay problemas metodológicos en el curso de la discusión, desempatamos nosotros.
D) Una vez que presentemos nuestra plataforma de tendencia esta debe ser impresa junto a los materiales que adjuntemos nosotros, en un boletín especial exclusivo para la tendencia, en forma inmediata, tal cual ustedes lo realizaron con la Circular N° 3.
E) Una vez que salga nuestra plataforma a todo el partido, nosotros presentaremos documentos para fundamentar los puntos programáticos que en ella desarrollamos. Una vez que estos documentos vayan saliendo pediremos poder bajar a discutir los mismos a cada uno de los equipos del partido, de forma tranquila y reflexiva, tal cual fue nuestra tradición cuando como TBI se lo planteábamos a la dirección del MAS, y que esperamos que ustedes, por ser éste un patrimonio común, aceptarán inmediatamente.
Sobre las propuestas de democracia formal que ustedes nos presentaron:
A) Solicitamos una oficina con computadora. Proponemos que sea en el centro León Trotsky, donde están los escritos de Trotsky y la biblioteca del partido, donde funcionemos.
B) Aceptamos una renta eventual pues necesitamos full-time un compañero que nos ayude a tipear nuestros documentos, como así también realizar tareas de estudio e investigación. La propuesta es que sea la cra. S. Novak.
C) Sobre viajes de asistencia a reuniones, lo definiremos en la medida que, junto a la plataforma, vayan saliendo los distintos documentos que la fundamenten y desarrollen, y proponemos organizarlos en común como parte de la Comisión Organizadora del debate integrada por mayoría y minoría del CC, tal cual proponemos más arriba.
Sobre nuestras obligaciones:
A) Todo miembro del partido que se declare de nuestra tendencia una vez salida la plataforma, deberá participar de todo organismo del partido al que pertenece e impulsar lealmente todas las actividades votadas por mayoría por el partido y los equipos, siempre comprendiendo por parte de la mayoría que, si llegamos a ser minoría, los adherentes de nuestra tendencia tendrán otras actividades como lo es la de luchar por nuestras ideas en el partido, y poder convencer a la mayoría.
B) Una vez constituida nuestra tendencia, propondremos que los compañeros más representativos de la misma, en la cantidad que ustedes lo consideren, se incorporen al CC.
C) Por parte de nosotros, los hoy miembros de la tendencia del CC, Pico y HR, proponemos ubicarnos en tareas cotidianas del partido, en la siguiente ubicación: Pico: en San Martín y en la Comisión Organizadora del Plenario Obrero votado en nuestro Congreso. HR: en internacional, junto al cro. EA para preparar en común el nuevo número de Estrategia Internacional que desarrollará la situación del proletariado internacional y desarrollar la parte II del movimiento obrero argentino, incorporando las elaboraciones que HR viene realizando sobre la situación de la clase obrera y el proletariado industrial de 1975 a 1998, desde Yalta al 1989. Proponemos, que desde esa ubicación, HR se incorpore a la comisión negociadora del Comité de Enlace (Aclaramos que el domingo 23/8 hubo una reunión del Comité Exploratorio con el POR, y HR no fue invitado a la misma, habiéndoles aclarado a los cros. F y L. la semana pasada, y luego por carta, de que esa era nuestra propuesta de ubicación).
D) Es nuestra obligación, una vez emitida la plataforma al conjunto del partido (mientras apelamos al “derecho inalienable a constituirnos en tendencia”) anunciar inmediatamente a la dirección del partido el nombre de todos los miembros de nuestra organización que adhieran a la misma a medida que lo vayan haciendo, como así también realizar plenarios de tendencia con avisos a la dirección del partido, para que ésta, si así lo desea, pueda participar de los mismos.
Creemos que debemos hacer un esfuerzo común para reencauzar la lucha política establecida, porque aún creemos nos anima, por lo menos a nosotros, la necesidad de educar al partido en una discusión entre trotskistas revolucionarios, y de dar un ejemplo a los centristas de cómo encauzar una lucha tendencial en nuestra organización, con métodos totalmente distintos a los utilizados por estos.
Nota N° 4:
A los compañeros de la mayoría del CC y a todos los militantes del partido:
El día jueves 27/8 por la noche fue llamado un Congreso urgente para reencauzar democráticamente la discusión en el partido, convocado por la mayoría del CC con apenas dos días de anticipación. Frente a esto manifestamos:
A) Que dicho congreso fue citado sin discutir ni consultar con la minoría del CC, máxime cuando le habíamos entregado una carta el 26/8, titulada “Propuesta de la tendencia del CC para reencauzar democráticamente la discusión en el partido”, que la mayoría primero se negó a recibir (no firmando el recibido pero quedándose con una copia), y que luego, sin informarnos, la publicaron para el conjunto del partido.
B) Que ese mismo día estaba reunido el Comité Central llamando a este Congreso urgente. Nos negaron que este se estuviera realizando, y luego en el llamamiento que la mayoría hace informan que la reunión que primero negaron que existía, era la “continuidad” de la reunión del CC del domingo 23/8.
C) Que si era un cuarto intermedio, y si la reunión del miércoles 26/8 era la continuidad del domingo 23/8, no publicaron la carta que les mandamos el día 21/8, donde explicamos por qué ese Comité Central fue citado sin documentos, sin orden del día, etc. Cuestión luego corroborada por la emisión de la bochornosa Circular N° 3 organizada por la fracción mayoritaria del CC. Cuestión que demuestra que la Circular N° 3 y la extraordinaria que han sacado ahora, están teñidas de un método fraccionalista de dejarnos totalmente por fuera las decisiones del CC, en lo que atañe a la discusión tendencial en el partido.
D) Este llamado urgente que ustedes realizan, como las dos circulares que ha sacado fraccionalmente, corroboran y reafirman nuestra caracterización de que son una mayoría organizada en fracción antes de que bajen los documentos y plataformas en el período precongreso que está abierto en el partido. Y donde al diablo se le ve la cola es cuando plantean que “el fraccionalismo ha sido promovido por los compañeros, sobre todo por el hecho evidente que recién ahora dicen que van a presentar una plataforma definitiva de tendencia (cuestión que les hemos reclamado desde el mismo 7 de agosto". ¡Esto sí que es un desconocimiento absoluto por parte de la mayoría del CC a lo resuelto por el último Congreso extraordinario! Pues en sus resoluciones están que en 30 días se bajarán las posiciones sobre el punto III del documento que el Congreso no pudo discutir. Y esta sí que es una resolución del Congreso extraordinario de nuestro partido. Punto previo donde ustedes sostuvieron que había diferencias, posiciones y semiposiciones sobre el capítulo III de régimen de partido. Posición ratificada luego por el acta acuerdo que firmamos el 16/8, donde nuevamente, siguiendo las resoluciones del congreso, todos reafirmábamos que nos tomábamos 30 días para bajar posiciones por escrito sobre los puntos que el Congreso no pudo abordar.
E) Ustedes aducen, en el llamamiento al “Congreso urgente”, que ustedes se abstienen y llaman a la base del partido para que sea ésta, reunida en un “Congreso”, la que garantice un debate democrático. Para este Congreso, ustedes para las reuniones de equipo que se están realizando, hacen una propuesta que es la conformación de una Comisión integrada por 10 compañeros del partido de alta tradición y gran calidad militante, a la que se integren un miembro de la mayoría del CC y dos de la minoría. Nosotros ya adelantamos 12 puntos que son propuestas para encauzar democráticamente la discusión en el partido. Ustedes llaman como dirección del partido a un Congreso con una propuesta, cuando nosotros ya le habíamos propuesto antes 12 puntos para reencauzar democráticamente el debate.
F) Un congreso democrático sería si nos hubiéramos reunido para poder bajar nosotros a equipos y plenarios a discutir nuestros 12 puntos de propuestas y pudieran ser discutidas y votadas por minoría y mayoría en el conjunto del partido junto a la elección de delegados. Donde se hubiera discutido, inclusive, vuestra propuesta. Posibilidad democrática que no hemos tenido, por impulsar ustedes una propuesta unilateral de llamar a un Congreso con dos días de anticipación. Afirmamos que este es un método donde la minoría no ha tenido la posibilidad de elegir delegados en base a sus propuestas y recorrer el partido para tales efectos. Lo consideramos un método reñido con las normas más elementales del centralismo democrático, y que demuestran, junto a la bochornosa Circular N° 3, a la no menos bochornosa Circular extraordinaria, el llamamiento de un Congreso urgente entre gallos y medianoche, que tenemos un gravísimo problema de régimen de partido y los graves rasgos movimentistas con los cuales ustedes dirigen al partido.
G) Que opinemos que ustedes vienen actuando como una verdadera fracción como mayoría del CC no es motivo para que no puedan ustedes, como mayoría de la dirección del partido, fijar una posición por escrito ante el conjunto del partido sobre las propuestas que hacemos de cómo reencauzar el debate, cosa que omiten hacer en vuestro llamado al Congreso urgente.
H) En dicha circular, ustedes manifiestan que "en estas condiciones, los compañeros que constituimos la mayoría del CC consideramos que no podemos ser nosotros los que decidamos cómo organizar en forma principista el debate en curso en el partido”. Y todo esto porque la minoría, caracteriza que están actuando con métodos fraccionalistas como mayoría del CC. No entendemos por qué ustedes como dirección del partido, ante una tendencia que es una ínfima minoría del CC, no pueden fijar una posición sobre los 12 puntos que les presentamos para organizar el debate, y decírsela a todo el partido. Eso sería mucho más económico para el partido y transformaría a este congreso que han convocado en un congreso verdaderamente democrático. En el Congreso anterior ustedes opinaron que se quedarían “mudos” si los delegados decidían discutir el punto III, y siguen mudos frente a nuestras propuestas de cómo reencauzar la discusión. Después del Congreso llamaron a plenarios sin balance por escrito del mismo por parte de la dirección. Y a todo esto, ustedes lo llaman “echar luz, luz y más luz”, cuando hace más de 16 días que no han escrito ni una sola palabra, aunque sí hablado bastante. La luz en el partido entra cuando los dirigentes fijan posiciones por escrito que pudieran ser discutidas por todas las células. Nosotros, junto con Trotsky decimos: “El leninismo combate con puños y dientes, pero la guerra es imposible sin astucia, sin subterfugios y sin engaños. La astucia en un combate victorioso es un elemento constitutivo de la política leninista. Pero a la vez el leninismo es la suprema honestidad revolucionaria con respecto al partido y a la clase obrera. No emplea ni la ficción, ni la autoproclamación ni la falsa grandeza".
I) Compañeros, el POR no es una tendencia del PTS, sino otro partido. Sin embargo, como dirección no se sintieron inhibidos para firmar un acta de conformación de un Comité paritario para organizar la discusión, fijando una posición como mayoría del CC. No entendemos cómo con nosotros, que somos una tendencia del mismo partido, no pueden fijar una posición como mayoría del CC frente a nuestras propuestas, y opinar si están a favor o en contra de las mismas, e inclusive llevar esa posición a un Congreso.
J) Afirmamos que al no escribir y fijar una posición por escrito como dirección frente a nuestras propuestas ni presentarla al partido antes del Congreso, lo transforma a éste en un Congreso sin programa, al menos de parte de la mayoría de la dirección. Así, lo que están haciendo no es “echar luz”, sino llamar a un Congreso-Plenario con barra para que supuestamente “la base decida”. La propuesta que hacen ustedes de una comisión de “alta calidad” y “tradición” para que garantice el debate, tiene un pequeño problema: cuando se disuelva el Congreso urgente, ustedes seguirán siendo la dirección mayoritaria del partido. Y seguimos sin ver cuál es vuestro pasaporte, vuestro programa, para una discusión democrática en el partido, que no llevan al Congreso que ustedes mismos han convocado. Salvo que ustedes digan, como dirigentes del partido, que van acatar lo “que la base decida”.
K) Aclaramos que la política de ustedes para encauzar el debate está teñida no sólo de un alto grado de movimentismo y de democratismo reñido con el centralismo democrático, sino también adornada con algunas gotas de liturgia morenista, con la cual discrepamos, cuando proponen una comisión integrada por compañeros de alta tradición y calidad militante. No necesitamos una Comisión de Control, sino una comisión política organizadora del debate. ¿Cómo definir la tradición y la calidad militante, sin tener en cuenta la definición frente a las posiciones políticas que recién empiezan a expresarse en nuestro partido y que cada día se desarrollarán más? ¿Acaso esos 10 compañeros se van a comprometer ante el Congreso a no fijar posición ante el debate político que está establecido, a ser ciegos, sordos y mudos, y a mantenerse neutrales frente a todo el debate? Porque hasta que nos convenzan de lo contrario, para nosotros, en esta crisis concreta, en este debate concreto que está abierto, tener una gran tradición es sostener nuestras posiciones políticas en esta lucha. Lo que Uds. proponen es un arbitraje. Pero nosotros no pedimos ni aceptamos árbitros, sino que nos dejen los 30 días a que nos comprometimos para escribir nuestros documentos (y la mayoría los suyos, porque esperamos que cumplan con su compromiso ante el Congreso de escribir). Y que la dirección y el Congreso del 30/8 voten por sí o por no las garantías democráticas que pedimos, para poder presentar nuestra plataforma y discutirla en todo el partido, o que nos hagan otras propuestas.
L) Es decir, compañeros, opinamos que vuestra propuesta y la realización de este Congreso-Plenario es demagógica y no leninista. Lo más grave es que siguen apelando a la tradición (¡!), cuando comparan este Congreso urgente convocado por ustedes y los plenarios poscongreso a la situación “cuando el PTS encaró de esta manera graves crisis partidarias de las cuales una de las más importantes, fundacional del actual PTS, fue la 3a Conferencia de 1989 (luego de la ruptura del sector dirigido por León Pérez y el sector de los compañeros que volvieron al MAS, y poco antes de la ruptura del grupo encabezado por Garmendia)”... Leímos esto y no lo podíamos creer. La Conferencia del 89 fue luego de rupturas que provocaron graves crisis del partido donde se fueron algunos valiosos e importantes dirigentes con los que juntos habíamos roto el MAS. Compañeros, ¿acaso le están diciendo al partido que ya rompimos con él, y por eso deben hacer una conferencia y plenarios como en 1989? ¡Qué forma bastarda de utilizar la tradición! Discúlpenos el término, pero nosotros somos una tendencia que vamos a dar la pelea en todo el precongreso para convencer de nuestras posiciones. Este método que ustedes están utilizando no tiene nada que ver con la tradición del PTS. En el 89, nos delimitábamos con corrientes que volvían al MAS cuando se iba para arriba con Izquierda Unida, o con el leonperismo que era una corriente totalmente ultraizquierdista táctica y no trotskista revolucionaria. Compañeros: ¿Cómo van a plantear que se están moviendo según las tradiciones de la Conferencia del 89 y más abajo decir, sin que se les mueva un pelo que "coinciden con los cros. HR y P. que tenemos la necesidad de educar al partido en una discusión entre trotskistas revolucionarios y de dar un ejemplo a los centristas de cómo encauzar una lucha tendencial en nuestra organización, con métodos totalmente distintos a los utilizados por estos"? ¡Y a renglón seguido nos comparan con León Pérez y con Bobby! Digan la verdad: ¿Ustedes opinan que están discutiendo con Bobby y León Pérez, o con compañeros de una tendencia del CC que son trotskistas principistas? Este es un eclecticismo irresponsable que expresa a una dirección mayoritaria que ha perdido el rumbo y que lo único que busca son golpes de efecto para fraccionar al partido y crear con dobles mensajes un estado de fraccionamiento en los cuadros y la base del partido, con el objetivo de mantenerse como mayoría circunstancial antes de que empiece el verdadero debate. Compañeros de la mayoría, a confesión de partes, relevo de pruebas. Esta es la forma mediante la cual ustedes han inundado de prejuicios a la mayoría de la base y los cuadros del partido. Y como somos materialistas, sabemos que los prejuicios se transforman en fuerza material, es decir, en organización fraccional contra la minoría antes de que aparezcan sus documentos. Eso explica que se muevan con métodos asamblearios que nuestra pequeña liga utilizó solamente luego de rupturas desgarradoras cuando éramos fracción pública del MAS. Por eso consideramos la resolución de Uds. no sólo demagógica sino extemporánea.
Por todo ello como tendencia minoritaria del CC resolvemos:
1) Presentar nuestra renuncia indeclinable al CC dado que Uds. han desconocido la resolución del Congreso del 8 y 9 de agosto que abrió un precongreso de tres meses y dio treinta días a todos los miembros de la dirección para presentar sus documentos, y han roto el acta acuerdo alcanzada el 16 de agosto en el CC, donde nosotros como tenencia del CC asumimos el compromiso de escribir esos documentos en 30 días, aparte de la formación de una Comisión Organizadora del debate. Solicitamos al CC una propuesta de en qué organismos del partido debemos integrarnos, para lo cual reiteramos la propuesta en ese sentido realizada en la carta del día 26/8/98.
2) Presentar a la brevedad nuestra declaración de tendencia, al CC y a todo el partido, partiendo de que las diferencias que comenzaron en el punto régimen de partido, se han ampliado a otros problemas políticos en el transcurso del debate.
3) Sobre la base de las adhesiones que consigamos en el partido a nuestra plataforma, proporcionalmente, integramos como tendencia al CC.
4) Seguir solicitando un método democrático para encauzar el debate tal cual consta en los puntos de la carta al CC del 26 de agosto, a la dirección y al plenario convocado por la mayoría del CC para el 30/8.
5) Solicitamos la publicación inmediata de esta nota a todo el partido.
28/8/98
P. Y HR
Nota N° 5:
Extracto de: Declaración de la TBI del PTS sobre la resolución votada por el plenario-congreso del 30/8/98
(...) Por todo ello, resolvemos:
a) Manifestar que no concordamos con los VISTOS y CONSIDERANDOS de la resolución votada en el Plenario-Congreso del 30/8/98.
b) Que de nuestra parte nos seguimos considerando una tendencia, TBI del PTS, y seguiremos bregando para convencer a la mayoría dé la dirección y del partido para que esta discusión se haga en organismos comunes, sin separar a la base, inclusive partiendo de que por ahora ustedes representan a la gran mayoría del partido.
c) Reafirmar que para nosotros la discusión ha comenzado parcialmente con el Capítulo 5 de nuestra plataforma que adelantamos. Que dicha plataforma, como borrador, está siendo discutida por los miembros declarados de nuestra tendencia, y que cuando finalice su discusión y sea votada por los miembros de la TBI será presentada al conjunto del partido.
d) Aceptar, aunque no estemos de acuerdo, por considerar que la mayoría del partido y de la dirección así lo exigen y lo han votado, las condiciones establecidas en la resolución del 30/8 para la discusión con nuestra Tendencia, y acordar con ustedes todos los mecanismos prácticos para tal fin. Aclarando que de nuestra parte nos seguiremos llamando Tendencia Bolchevique Internacionalista del PTS, y que el conjunto de las medidas que ustedes han propuesto para canalizar la discusión, se irán desarrollando progresivamente a medida que vayamos presentando nuestra plataforma y documentos políticos constitutivos.
Esperando que, pese a tan diferentes puntos de vista y caracterizaciones sobre la lucha política establecida al interior de nuestro partido, podamos hacer los máximos esfuerzos para realizar un debate verdaderamente democrático, quedamos a vuestra disposición y participamos con una delegación en la reunión acordada del día Miércoles 2/9 a las 18 horas.
Por la TBI del PTS
Tucán - Pico - Pablo Cortina - Carlos - Hugo Ramírez
02/9/98
P.D.: En el día miércoles 2/9, entregamos esta nota a los cros. F. y L. quienes solicitaron que la entregáramos firmada de puño y letra. Les informamos que los cros. P. y HR firman de puño y letra asumiendo la responsabilidad por la TBI. Aclaramos que en el día de ayer nos sorprendió, antes de que esté la plataforma y los documentos escritos por nuestra parte, y esperamos que también por la vuestra, que hayan sacado una Circular con la Resolución del Congreso-Plenario del 30/8, en la que plantean que a dicha Circular “es importante discutirla con nuestros simpatizantes ya que los compañeros de la TBI del PTS lo están haciendo ampliamente desde su punto de vista”. Sin que esté y haya sido publicada la plataforma de nuestra tendencia e incluso antes de que las diferencias se puedan expresar en el periódico, ustedes ya plantean fraccionar a la periferia, es decir, actuar como fracción mayoritaria pública. Constatamos este hecho, y opinamos que el mismo no es más que una continuidad del fraccionamiento realizado por ustedes en el interior del partido durante los últimos 30 días. Queremos saber cuáles son los materiales que ustedes le acercan a la periferia (¿La Circular Interna N° 3 con la minuta de P. y la respuesta de EA, el Capítulo 5 de nuestra plataforma que les adelantamos, el fundamento de voto de EA, MR y JSM, la desgrabación de la intervención de HR en el Congreso-Plenario del 30/8, etc., etc.?). ¿No les parecería más conveniente, una vez que estén nuestra plataforma y documentos, así como los de ustedes, organizar el debate incluso con la periferia, desde el periódico, en el marco del precongreso en el que creemos que estamos?
Solicitamos que esta nota con esta aclaración sea publicada por parte de ustedes y distribuida por el mismo medio que lo fue la Resolución del Congreso-Plenario del 30/8. |