Epílogo del libro "2013-2014 Siria Bajo Fuego, una revolución ensangrentada"
A modo de conclusiones
¡El genocidio sirio no quedará en el olvido!
¡Tanta traición no quedará impune!
La izquierda de Obama debe explicar el cerco que le impuso a la heroica revolución siria.
El reformismo pregonaba el advenimiento de “revoluciones democráticas”
y lo que vino fue la masacre a manos de los generales y las soldadescas contrarrevolucionarias bajo el mando del imperialismo y las burguesías nativas
La tragedia siria, como otras tantas que padeció la clase obrera internacional, vuelve a plantear la actualidad de la alternativa histórica: o triunfo de la revolución socialista, o fascismo y guerras
Las últimas batallas de la revolución siria y del Magreb y Medio Oriente aún están por delante. El último capítulo de los procesos de revolución y contrarrevolución, como decimos en la introducción de este libro, aún no ha sido escrito.
Pero la vida ya ha dado su veredicto. Con la chispa de Túnez de 2011, la clase obrera y sus aliados pobres del campo y la ciudad o bien avanzaban a la revolución socialista, sostenidos en el levantamiento de la clase obrera mundial; o bien, avanzaba el engaño, las trampas y, como sucede en el presente, la contrarrevolución para volver a poner en pie instituciones de dominio de los explotadores en todo el Magreb y Medio Oriente.
Los socialistas revolucionarios nos ubicamos con claridad en la trinchera de la lucha por la revolución socialista. La izquierda de Obama y los enterradores del marxismo se pusieron sobre sus hombros a los verdugos del pueblo, sometiendo a la clase obrera a la burguesía.
En la revolución siria se enfrentaron dos teorías, dos programas y dos estrategias de las corrientes del movimiento obrero internacional.
De un lado, se posicionaron los continuadores de la teoría y el programa del stalinismo y la socialdemocracia; los que intentaron, a cada paso, someter a la clase obrera a las distintas fracciones de la burguesía que ellos consideraban “progresiva”. Son los continuadores de la pseudoteoría stalinista de la “revolución por etapas”. Aquí se ubicaron todas las corrientes del Foro Social Mundial de los desechos del stalinismo, la socialdemocracia y miserables burguesías nativas lacayas de Obama que posan de “antiimperialistas”... todos ellos legitimados por todas las variantes de los renegados del trotskismo.
Para algunos de estos reformistas, lo que estaba planteado en el Magreb y Medio Oriente era el triunfo de una “revolución democrática”. Es más, afirmaban que éstas habían triunfado. Para otros, como la otra cara de la misma moneda, estaba planteado el apoyo a las burguesías “antiimperialistas” como Al Assad y Khadafy. La base subyacente que los unifica a todos es el sometimiento de la clase obrera a las distintas fracciones de la burguesía. Asimismo, los une la vieja teoría socialimperialista que sostiene que las condiciones no están maduras para la revolución socialista, ni a nivel mundial, ni mucho menos en el Magreb y Medio Oriente. Es decir, que el proletariado lo único que puede hacer es someterse a las distintas fracciones de la burguesía.
Sus “revoluciones democráticas” demostraron no ser más que expropiaciones de los combates de masas y desvíos que le abrieron la puerta a golpes sangrientos contrarrevolucionarios como en Egipto, en Libia, Yemen, Bahrein, el genocidio en Siria, los bombardeos a Gaza...
Del otro lado, se puso de pie y los enfrentó, aún con sus pequeñas fuerzas, el movimiento revolucionario internacionalista, que afirma que las condiciones para la revolución socialista no sólo están más que maduras -y lo estaban de sobra en el Magreb y Medio Oriente-, sino que se están pudriendo y descomponiendo.
La masacre de Siria, los golpes contrarrevolucionarios de hoy en Libia, en Yemen, en Egipto, las masacres de Gaza plantearon una alternativa de hierro: o la clase obrera ponía en pie sus organismos de doble poder de obreros, campesinos y soldados para hacerse del poder y expropiar a la burguesía y el imperialismo, imponiendo su propio gobierno; o bien la burguesía “democrática” bajo el mando de Obama, iba a llamar a los generales para aplastar sangrientamente a las masas. Esto último es lo que está sucediendo.
La vida misma en el Magreb y Medio Oriente ha demostrado la vigencia y actualidad de la Teoría-Programa de la Revolución Permanente de los fundadores de la IV Internacional de 1938. Ésta plantea que lo único “inmaduro” que tienen las masas es la dirección traidora que tienen a su frente. Esa es la “inmadurez” de las masas explotadas: las burocracias y aristocracias obreras compradas por el gran capital para hacer de policía interna y de quintacolumna al interior de las masas revolucionarias... La “inmadurez” de la que hablan los reformistas en realidad es la sobreacumulación de direcciones traidoras que entregan cada uno de los combates de los explotados.
Como dice el Programa de Transición de la IV Internacional de 1938: “La premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que pueda alcanzar bajo el capitalismo. Las fuerzas productivas de la humanidad se estancaron (...) Las crisis coyunturales, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, oprimen a las masas con privaciones y sufrimientos cada vez mayores. El crecimiento de la desocupación profundiza a su vez la crisis financiera del Estado y socava los inestables sistemas monetarios. Los gobiernos, tanto democráticos como fascistas, van de bancarrota en bancarrota (...)
Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía ‘maduras’ para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas para la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han comenzado a descomponerse. Sin revolución socialista en un próximo período histórico inmediato, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, en primer lugar, de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria.”
Ante el embate revolucionario que se inició en Túnez en 2011, vimos al imperialismo reagrupar todas sus fuerzas y poner en pie un estado mayor centralizado, bajo el mando de Obama, que disciplinó a todas las fracciones burguesas de la región y a todas las direcciones traidoras del proletariado, para que salven a las clases poseedoras.
La clase obrera internacional no tuvo su propio estado mayor para romper el cerco a la revolución siria, para mantener unidos los eslabones de la cadena de revoluciones del Magreb y Medio Oriente y combinarse con los embates de masas de los trabajadores de Europa y EE.UU.
La clase obrera de Siria y de la región no tuvo un estado mayor que pusiera en las calles el enorme poderío del proletariado de los países imperialistas, que tiene la capacidad de paralizar la maquinaria de guerra de los explotadores -en todas sus variantes cuando ésta masacra a los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Ese enorme poderío lo vimos con millones en las calles en Europa y EE.UU., que ayer obligó a los yanquis a retirarse de Irak, aunque más no sea formalmente, y hoy detuvo la masacre del sionismo en Gaza.
A la clase obrera mundial le faltó una dirección que le facilite superar a sus direcciones actuales que, como las del Foro Social Mundial, la sometieron a cada paso a sus enemigos. De eso se trata la lucha de los que combatimos por poner en pie y refundar la IV Internacional de 1938, el Partido Mundial de la Revolución Socialista. Y eso se hará reconstituyendo el internacionalismo militante en la clase obrera mundial. Ésta, como ya vimos en esta obra, ha puesto jalones de internacionalismo en las calles en toda lucha decisiva que dio. Esas son las condiciones para que el movimiento revolucionario vuelva a las masas.
La izquierda de Obama se lamenta hoy del “crecimiento del ISIS” y del “movimiento islámico radical”. Y los revolucionarios preguntamos, ¿por qué las masas habrían de ir al SWP (Partido Socialista de los Trabajadores) inglés, al NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) francés, a la LIT (Liga Internacional de los Trabajadores), a Syriza (Coalición de la Izquierda Radical) de Grecia, al FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores) de Argentina, etc., si éstos les decían que se conformen con votar, ya que con la democracia se resolverían todos sus problemas? ¿Por qué irían con el WRP (Partido Obrero Revolucionario) inglés o con el POR (Partido Obrero Revolucionario) de Bolivia, que les decían que Al Assad y Khadafy, los más grandes millonarios y lacayos del imperialismo y represores de sus propios pueblos, eran sus aliados? ¿Por qué las masas van a seguir a estos “socialistas”, si están de la mano de los Castro y los Chávez, que llamaron a votar a Obama en EE.UU., diciendo que “era la salvación contra Bush y el Tea Party”?
Las masas pueden ser sometidas y engañadas por el ISIS porque la izquierda mundial es lacaya del imperialismo, sirvienta de los gobiernos y regímenes que hambrearon y masacraron a los pueblos, como Khadafy y Al Assad, o como el gobierno chiíta del protectorado yanqui en Irak.
El movimiento islámico, y el ISIS en particular, se muestra ante las masas con la bandera de “haber combatido al imperialismo yanqui en Irak”, usurpando la lucha antiimperialista de la clase obrera y los explotados. Esto le permite ponerse a la cabeza de éstos para estrangular su revolución. El ISIS dice usar sus armas “para enfrentar al imperialismo”, cuando en realidad sólo enfrenta a las masas... Pero ¿cuántas brigadas y medicamentos mandaron las organizaciones obreras del mundo dirigidas por las corrientes reformistas de la izquierda de Obama para apoyar a los millones de explotados sirios en los campos de refugiados y para luchar con ellos, contra el asesino Bashar, para que recuperen sus casas?
Justamente su rol fue cercar la revolución siria, someter a las masas a las distintas fracciones de la burguesía que la estranguló. Están para eso, son la izquierda de Obama. El carácter proimperialista y de sostenedores de Obama que tiene toda la izquierda reformista mundial le libera las manos a las burguesías nativas, ya sea para expropiar la lucha revolucionaria de las masas o para masacrarlas.
Esta es la verdad. Si no, no serían las banderas negras, ni verdes, ni amarillas las que ondean en la resistencia de las masas contra el sionismo y el imperialismo en la región, serían las banderas rojas de la revolución proletaria.
El reformismo sólo aleja a los explotados de la revolución. Ese es su rol, y también lo es lamentarse y echarle la culpa a las masas de sus traiciones. Estas direcciones no son más inteligentes ni más capaces que el movimiento revolucionario de la clase obrera. A los reformistas los sostienen la burguesía y sus estados. No son perspicaces. Son guardianes de la propiedad de los capitalistas al interior de las filas obreras.
Los reformistas de hoy son hijos directos y subsisten por la enorme traición de la vieja dirección stalinista, que entregó los estados obreros al capitalismo en 1989 y le dio una sobrevida a este sistema capitalista pestilente, no sin antes haber entregado la revolución socialista durante décadas en todo el mundo. Los renegados del marxismo revolucionario pusieron sobre sus hombros al stalinismo y lo legitimaron.
Pero este reformismo, ya sin reformas, es un “club de limones exprimidos”. Millones de obreros que entrarán en luchas decisivas en el próximo período no fijarán su mirada ni sus expectativas en ellos. La clase obrera ya sólo los soporta.
Nuevas convulsiones históricas no dejarán rastro de esta cueva de amigos del capital que es el Foro Social Mundial. Las leyes de la historia son y serán más fuertes que cualquier aparato.
La vida misma ya ha dado un veredicto en los combates de Siria y todo Medio Oriente. La clase obrera no se ha hecho del poder en las mil y una oportunidades que tuvo. No pudo centralizar, coordinar y desarrollar sus organismos de doble poder que, de la Plaza Tahrir a Túnez, de las milicias rebeldes de Libia a los Comités de Coordinación de Siria, se ponían en pie.
Allí, cuando los estados, gobiernos y regímenes se dislocaban con la caída de los Mubarak, Khadafy y Ben Alí, el poder estuvo al alcance de la mano. Pero la clase obrera, como clase explotada (que no es poseedora), por su cuenta no puede hacerse del poder espontáneamente. Necesita una dirección, un estado mayor, seleccionado de “la crema de la crema” de sus filas. Un movimiento socialista científico que, sacando lecciones de los procesos revolucionarios en todo el planeta y organizado internacionalmente, sea capaz de combatir al estado mayor del imperialismo y las burguesías nacionales que centralizan, en todo el mundo, a las direcciones traidoras para que lo salven de las embestidas revolucionarias de las masas.
La vida dio nuevamente su veredicto, esta vez para tragedia de las masas. La clase obrera no se hizo del poder y no triunfó ni la democracia, ni la libertad, ni hubo pan ni conquistas para los explotados. Sólo vinieron gobiernos más fascistas, contrarrevolucionarios y sanguinarios que los que las masas derrotaron en su ascenso revolucionario que conmovió a todo el Magreb y Medio Oriente y al mundo entero desde el 2011.
Las organizaciones que dicen hablar en nombre de los intereses de la clase obrera y el socialismo deben rendir cuentas y explicar el cerco que impusieron a las masas de Siria y que le dejó las manos libres al perro Bashar para que las masacre. El reformismo sin reformas debe explicar el sometimiento que le impuso a la clase obrera del Magreb y Medio Oriente, el fraude de las “primaveras de los pueblos” y las “revoluciones democráticas” que pregonaron, en momentos en que un río de sangre corre desde las calles de Túnez hasta la Palestina martirizada.
Tanta traición no quedará impune. La clase obrera mundial hará justicia. Reagrupará sus filas y avanzará a poner en pie una dirección que esté a la altura de los combates que dan las masas y que abra las condiciones para la victoria de las clases explotadas del Magreb, Medio Oriente y todo el mundo.
Los mártires de la revolución siria jamás, pero jamás, quedarán en el olvido. Nuestros jóvenes socialistas y combatientes antiimperialistas que murieron en el campo de batalla, mientras el reformismo se arropaba en los faldones de la burguesía, serán bandera de lucha para las próximas generaciones del proletariado internacional.
Nuestro movimiento socialista revolucionario, la IV Internacional de 1938 -que merece ser refundada- está reagrupando sus cuadros ante grandes acontecimientos históricos; de enormes ofensivas del proletariado y de enormes derrotas de la clase obrera como el genocidio en Siria.
La revolución siria es una revolución ensangrentada, que no podrá quedar en el olvido. Tampoco quedarán impunes las traiciones que se cometieron nuevamente en nombre del socialismo.
¡La izquierda de Obama tiene que explicar!
Ellos sometieron a las masas a sus distintos verdugos
Ellos tienen que explicar por qué sostuvieron a los asesinos como Al Assad -armado por el carnicero Putin- y a los ayatollahs iraníes, que sólo recibieron las órdenes del imperialismo para masacrar a las masas sirias, haciéndole el “trabajo sucio” a todas las potencias imperialistas.
Ellos tienen que explicar por qué les rindieron pleitesía a los generales burgueses del ESL que, bajo el mando de Turquía, fueron con Jabhat Al Nusra a contener y desarmar a las masas en las zonas liberadas y por qué sostienen a la burguesía proyanqui kurda, que es la más grande enemiga de la autodeterminación del pueblo kurdo y la más grande aliada de Al Assad y de Estados Unidos.
Ellos tienen que explicar por qué han sometido a la clase obrera a las distintas fracciones burguesas que hoy se disputan las partes del botín de la Siria ensangrentada.
Ellos tienen que explicar por qué, a pesar de la enorme predisposición al combate de la clase obrera europea, sostuvieron al Maastricht imperialista -que impuso uno de los ataques más grandes contra los explotados- y le cerraron el camino a la huelga revolucionaria en Europa occidental, separándola de los combates de los obreros de Europa del este, como Ucrania, Rumania, Bulgaria, etc.
Ellos tienen que explicar la infamia y la mentira de que el imperialismo avanza en el mundo “expandiendo la democracia”, cuando lo que se generaliza en el dominio imperialista son guerras de ocupación como en Irak y Afganistán, genocidios como en Siria, golpes contrarrevolucionarios como en Egipto, gobiernos bonapartistas como el de Putin y dictaduras militares como las del partido de los “empresarios rojos” de China.
Ellos tienen que explicar por qué sometieron a la Plaza Tahrir de El Cairo a los fraudes de las asambleas constituyentes de los generales de Mubarak, sin llamar al pueblo a armarse y a desarmar a los oficiales fascistas del faraón, ganando a los soldados que confraternizaban con el pueblo para la revolución.
Ellos tienen que explicar cómo es que “avanza la democracia y la libertad” en el África martirizada, con gobiernos de reyezuelos bajo las órdenes de las bases militares yanquis, francesas e inglesas.
Ellos tienen que explicar cómo es que “avanza la democracia”, cuando el Pacífico se ha llenado de bases militares y Japón ha votado, bajo las órdenes del gobierno semifascista de Abe y del emperador, armarse como no lo hacía desde la Segunda Guerra Mundial.
Ellos tienen que explicar cómo es que “expande la democracia” el imperialismo yanqui con las más de 500 bases militares con las cuales controla África y con los cinco comandos militares que actúan como su verdadero poder supremo en el planeta.
Ellos tienen que explicar cómo es que la V República francesa “expande su democracia” invadiendo a sangre y fuego Malí y sosteniendo gobiernos bonapartistas en toda el África subsahariana.
Ellos tienen que explicar cómo, sin expropiar Wall Street y a ese puñado de parásitos que controlan la economía mundial, se puede impedir que éstos acaparen el 50% de las riquezas del mundo. Tienen que explicar por qué jamás le han planteado a la clase obrera norteamericana y mundial que su tarea, para salir del marasmo y la catástrofe en la bestia imperialista yanqui, es la revolución socialista en EE.UU.
Ellos tienen que explicar la fantochada de las repetir la “vía pacífica al socialismo” que prometen en Grecia y en Chile hoy, y que en 1973 llevara al aplastamiento de la revolución chilena a manos de Pinochet.
Ellos tienen que explicar por qué sostienen al CNA y a los sindicatos stalinistas en Sudáfrica, que le cuidan las ganancias a la Angloamerican, extraídas con la sangre de los mineros de Marikana. Deben explicar por qué estuvieron con los CEO’s y la policía stalinista en Marikana matando obreros en lucha, y no con los 80.000 mineros que, luchando por sus salarios, con piquetes y democracia obrera, hicieron una heroica huelga revolucionaria durante 5 meses que hizo temblar desde sus cimientos a toda el África esclavizada.
Ellos tienen que explicar por qué ocultan (pintando a Putin, el carnicero de la “Gran Rusia”, como “antiimperialista”) que los soldados del ejército de Kiev se han negado a disparar contra sus hermanos, los mineros del Donbass. Ellos tienen que explicar por qué ocultan que se abrieron las condiciones para que resurjan los Consejos de Obreros y Soldados: los soviets, esta vez en Ucrania, donde en 1922 se terminara de imponer la victoria del Ejército Rojo contra los 14 ejércitos imperialistas que invadieron la URSS.
Ellos tienen que explicar, por qué de forma vergonzosa, vistiéndose de “socialistas” ocultan que el camino de la restauración de la dictadura del proletariado en la ex URSS bajo formas revolucionarias, ha comenzado a manos de los obreros y soldados en Ucrania.
Ellos tienen que explicar por qué apoyaron a los Castro y a Chávez, que dijeron que su candidato en Estados Unidos era Obama.
Ellos tienen que explicar por qué sostienen a Castro y su entrega de Cuba al imperialismo.
Ellos tienen que explicar por qué sostuvieron a Morales y al chavismo, que hoy aplican los más feroces planes contra la clase obrera, peores aún que los de los gobiernos de los TLC de Bush.
Ellos tienen que explicarle a la clase obrera mundial cómo puede resolver sus necesidades sin tomar el poder, sin que vuelvan los triunfos de la revolución socialista al planeta.
Deben explicar todo esto, particularmente, los que hicieron semejante ignominia hablando en nombre de la IV Internacional, de la cual no son más que vulgares impostores y liquidadores.
Todo esto, en nombre del socialismo, jamás lo podrán explicar. Tendrán que rendir cuentas ante las masas, y de ello nos encargaremos los revolucionarios, para que los explotados puedan poner en pie una dirección revolucionaria que es la que verdaderamente se merecen.
En esta nueva fase del período abierto en el 2008, es el reformismo el que debe rendir cuentas ante la clase obrera mundial. Toda lucha seria será a pesar y en contra de ellos. Los combates actuales ya lo anticipan. La carrera de velocidad entre el reformismo y el programa del trotskismo y la revolución para ver quién dirige a las masas aún no ha terminado. Esta carrera está en sus inicios. El oportunismo y el reformismo hablan el lenguaje del pasado, el de las traiciones, el de la entrega de los ex estados obreros, con el que le hicieron creer a las masas que el capitalismo se sobrevivía “otorgando conquistas” y “expandiendo la democracia”, cuando sólo entrega genocidio, miseria y barbarie.
Hablan el lenguaje del pasado, el de que “otro mundo es posible”, sin expropiar a los banqueros ni derrotar al imperialismo. Hablan el lenguaje de utopías reaccionarias, del “socialismo de mercado” que justifica el saqueo y la superexplotación de la clase obrera china.
Son los secuaces y laderos de esa infame burguesía bolivariana y de su demagogia de “Socialismo del Siglo XXI”, que es el que aplicaron apoyando la masacre de Al Assad en Siria y atacando brutalmente a las masas venezolanas para pagar la deuda externa infame al imperialismo y al FMI.
Esta gente se queja del “atraso” de las masas explotadas del Magreb y Medio Oriente... de que “son islámicas” y “pueblos bárbaros”, cuando ellos plantean que ya nunca más puede haber una nueva Cuba ni en América Latina, ni en ningún lugar del mundo, ni siquiera en Cuba. Ellos entregan los estados obreros y los triunfos revolucionarios de la clase obrera, y se quejan de que “las masas no son socialistas”. ¡Esto es una infamia del reformismo, que como ayer el stalinismo, cometió las peores ignominias contra la revolución socialista internacional!
Estamos ante un reformismo sin reformas, que hace promesas de victoria y sólo ha entregado jalones de derrotas al proletariado mundial. Afirmamos que si no triunfa la revolución socialista en el período que se ha abierto con el crac del 2008, la catástrofe de la humanidad está asegurada.
El reformismo ha liquidado el internacionalismo proletario. Ha roto toda solidaridad de clase internacional con los obreros masacrados en el Magreb y Medio Oriente. Están entretenidos sosteniendo a los regímenes burgueses en todos sus países.
Ellos deberán rendirle cuentas a la clase obrera mundial.
A los marxistas revolucionarios no nos van a silenciar. Nuestro grito de guerra ante la masacre en Siria sigue siendo, hoy más que nunca:
¡El genocidio sirio no quedará en el olvido!
¡Tanta traición no quedará impune!
¡Paso a la revolución socialista internacional!
Del 2008 al 2011, el capitalismo tuvo su “1989”. Enormes combates de masas recorrieron el planeta. En su contraofensiva, las fuerzas de la contrarrevolución arreciaron con golpes fascistas, sables de los generales y, hasta en los gobiernos más “democráticos”, encarcelaron a los mejores luchadores obreros y antiimperialistas. Estos son rehenes de los trabajadores en manos de los regímenes burgueses.
Toda corriente que enfrenta a este sistema es acusada de “terrorista”. Las cárceles en Palestina se llenan de los mejores luchadores contra el estado sionista de ocupación. En Guantánamo están los mejores combatientes del Afganistán ocupado. Mumia Abu Jamal, luchador del movimiento obrero negro en EE.UU., hace más de 30 años que está en prisión y sentenciado a muerte. Georges Abdallah, luchador de la causa palestina, continúa preso desde hace décadas en las cárceles de la V República imperialista francesa. En Argentina son condenados a cadena perpetua obreros petroleros de Las Heras en tribunales de jueces torturadores por el sólo “delito” de defender sus salarios y condiciones de trabajo.
Ya sea en “democracia” o en “dictadura”, los mejores combatientes de la clase obrera van presos bajo las más infames acusaciones y mentiras. La otra cara de esta infamia es la liberación de Mubarak, el dictador asesino de las masas egipcias, que fuera derrocado por la revolución. Los explotados van presos, mientras sus verdugos están en libertad.
El imperialismo, el más grande terrorista del planeta, acusa de terrorista a todo el que lo enfrenta. Pero quienes se levantan contra él son las masas, que no soportan más vivir como hasta ahora. Por eso planteamos que éstas tienen derecho a sublevarse, a insurreccionarse, a luchar por lo suyo. Y ese derecho es sagrado. A las revoluciones no las organizan “agitadores”, sino que surgen producto de la decadencia de este sistema putrefacto, que ya no le puede dar de comer ni siquiera a sus esclavos. Y cuando éstos se sublevan los masacran, como en Siria.
Digamos la verdad: ustedes, generales y políticos burgueses bajo las órdenes de Wall Street y las grandes transnacionales son los más grandes terroristas y destructores de la civilización humana e inclusive del planeta entero. Las masacres que han hecho, como en Siria, lo demuestran. Por eso, no habrá ni olvido ni perdón para los asesinos de las masas sirias y de todo el Magreb y Medio Oriente.
¡La sublevación de los esclavos no es delito, es justicia!
¡La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos!
Noviembre de 2014 |