Ucrania: Declaración del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI
06/04/2016
Con el Pacto de Minsk el imperialismo, con su lacayo Putin, concertó la partición de Ucrania
Así la clase obrera quedó dividida y sometida a los oligarcas de Kiev y del Donbass y al FMI,
mientras Putin se quedó con la Crimea ucraniana
Con el Pacto de Minsk y su “alto el fuego” tramposo contuvieron la revolución que se puso de pie en el Donbass para que no termine derrotando en Kiev y en toda Ucrania al gobierno de Poroshenko, lacayo del FMI
¡Fuera Obama, Putin, el FMI, la UE, la ONU y la OTAN de Ucrania!
¡Abajo Poroshenko y el tramposo “alto el fuego” de Minsk!
Los Partidos Comunistas-estalinistas de Europa enviaron voluntarios a Ucrania para impedir que triunfe la revolución del Donbass a Kiev y en toda Ucrania.
Ellos sostuvieron el pillaje de Putin que se robó Crimea.
Ellos fueron a dividir a la clase obrera ucraniana y a someter a los mineros del Donbass a la burguesía pro-rusa y su ficticia “República de Novorrosia”.
Los Partidos Comunistas que ayer entregaron la URSS, hoy están colgados al pacto de Minsk
Quieren ahogar el grito de las masas ucranianas que en el Donbass exigían:
“¡QUE VUELVA LA URSS!”
Ucrania, Madrid con sus “indignados”, la chispa de Atenas y la huelga general francesa de hoy son los eslabones más débiles del dominio imperialistas en Europa
Con las traiciones de la izquierda de Maastricht, del estalinismo y los renegados del trotskismo que los sostuvieron, la clase obrera ucraniana quedó doblemente esclavizada, con salarios miserables de 47 euros.
La clase obrera ucraniana debe volver a unificar sus filas…
La revolución ucraniana debe volver a ponerse de pie
¡Fuera el FMI! ¡No al pago de la deuda externa que contrajeron los oligarcas y las pandillas de la vieja burocracia estalinista que se robaron las riquezas de los pueblos de la ex URSS y se las entregaron al Citibank!
Como decían los trabajadores de la Renault de Rumania: ¡queremos ganar como los obreros de París! ¡Salario de 2.500 euros para todos los trabajadores de Ucrania y de toda Europa!
¡Hay que renacionalizar sin pago la tierra y recuperar las grandes empresas que se robaron 6 oligarcas expropiadores del pueblo ucraniano!
¡Una sola clase, una sola lucha contra los banqueros y el Maastricht imperialista!
Ucrania… desde Portugal a las estepas rusas: ¡Una sola revolución europea!
¡Ucrania será soviética unida, libre e independiente y un bastión de la revolución europea y mundial…
o será una colonia saqueada y desgarrada por los parásitos de Wall Street!
DECLARACIÓN DEL COLECTIVO POR LA REFUNDACIÓN DE LA IV INTERNACIONAL / FLTI
Ucrania: nuevamente una revolución traicionada
La revolución ucraniana se encuentra en una situación alarmante. El stalinismo europeo y ruso han desembarcado en el Donbass donde se había establecido un verdadero doble poder armado de los mineros y soldados rasos que se sublevaron de Kiev. Ellos fueron a imponer que se cumpla a rajatabla la política de los Pactos de Minsk firmados por Merkel, Hollande, Putin, Poroshenko y la burguesía “pro-rusa”, con el imperialismo yanqui tras bambalinas. Estos pactos se firmaron cuando la revolución había obtenido un enorme triunfo político y militar: los mineros del Donbass habían comenzado a conquistar la unidad con los obreros de Kiev, cuando éstos se negaban a entrar al ejército contrarrevolucionario o se pasaban con sus armas a combatir junto a los explotados del Don a mediados del 2014. El Pacto quiso revertir esta situación y con la ayuda de la burguesía pro-rusa y Putin, convertir el triunfo militar en derrota.
Los pactos de Minsk son los pactos de la partición de Ucrania: Crimea para Putin, “Novorrosia” (el Donbass) para la burguesía pro-rusa y el oeste y Kiev bajo el mando de Poroshenko, el actual presidente, títere del imperialismo. De esta manera buscaban dividir a la clase obrera de Ucrania y someterla a cada uno de los sectores burgueses. Porque este pacto contrarrevolucionario tuvo un claro objetivo: que la revolución que se puso de pie en el Donbass, con las milicias de mineros y soldados rasos, no llegara a Kiev y se cobrara la cabeza de Poroshenko. Así, con este pacto, sentaron las bases para enterrar la revolución ucraniana, un eslabón clave de la revolución europea, para que ésta no se combine con levantamientos de los trabajadores de los países centrales.
En nombre de poner en pie un "frente antifascista", el estalinismo europeo, ruso y ucraniano marchó al Donbass. Allí sometió a la clase obrera nada más y nada menos que a los oligarcas del Donbass y al canalla anti-obrero y asesino Putin que es quien impuso con Obama el cerco contra el levantamiento de las masas del Donbass.
Con la excusa de este "frente antifascista", con esta politica de colaboración de clases, lo único que hizo el estalinismo fue salvar al fascismo. |
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La génesis de la revolución ucraniana: Una revolución por el pan que a cada paso intenta ponerse de pie
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Putin y la burguesía "Gran rusa" huyeron como ratas de Ucrania dejando aislados y cercados a los heroicos mineros del Donbass que combaten junto a los obreros de Kiev, contra el saqueo del FMI y las botas de la OTAN que aplastan Ucrania
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Bajo la bota del imperialismo, con el ejercito fascista de Kiev-OTAN, cercan al Donbass infligiéndole a las masas martirios inauditos. En el Oeste los padecimientos de las masas aumentan día a día bajo los planes de ajuste de Poroshenko y sus bandas fascistas
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Es que el ejército de Kiev no pudo reclutar masivamente soldados y obreros para pelear contra las masas sublevadas del Donbass. Eso desorganizó su ofensiva. Las brigadas fascistas de Kiev fueron derrotadas militarmente y cuando estuvo planteada la unidad de los obreros del Donbass y de las masas del resto de Ucrania para derrotar al gobierno de Poroshenko y sus brigadas fascistas, rápidamente Obama y Putin impusieron un "alto el fuego" en el pacto de Minsk.
Las tropas de Kiev ya estaban derrotadas, las brigadas fascistas estaban expuestas a una dura derrota, era el momento de aplastarlas y unir a toda la clase obrera de Ucrania contra Poroshenko para derrotar al FMI y terminar con el hambre y la miseria.
Bajo las órdenes del estalinismo fueron descabezadas todas las milicias que se negaban a aceptar este pacto vergonzoso. Dirigentes de ellas como Mozgovoy fueron asesinados sospechosamente en la misma retaguardia, en el Donbass.
El estalinismo llamó a hacer una nueva nación ficticia en el Donbass: "Novorrosia". Salvaron al fascismo de Kiev y también a la oligarquía del Donbass. Disolvieron las milicias y las transformaron en ejército regular de la nueva "república de Novorrosia" bajo el mando directo de las fracciones burguesas del Donbass. Se encargaron así de destruir los organismos de lucha y combate de las masas.
Ucrania quedó partida. Ya Putin se había rapiñado una parte de la misma quedándose con Crimea. La clase obrera quedó dividida. Se ahogaba así el grito de "¡qué vuelva la URSS!".
Hoy las masa del Donbass sufren un cerco militar y un embargo económico.
Obama, Putin y el FMI se repartieron y pisaron Ucrania. El estalinismo les hizo el "trabajo sucio" en el Donbass donde el movimiento obrero y los mineros llegaron tan lejos que proclamaron su objetivo y su lucha por recuperar la URSS y la Ucrania Soviética.
Estos pactos contrarrevolucionarios, como el pacto Obama-Castro, o los pactos de Ginebra, son contra la revolución y la clase obrera mundial.
Ya lo vimos con la visita de Obama a Cuba, donde se cerró la entrega de la revolución cubana, de sus conquistas y de toda la revolución latinoamericana.
En Ginebra se acordó sostener al perro Bashar, para que éste a su vez sostenido por la aviación Rusa, aplaste la revolución siria en un baño de sangre. Mientras, la Europa de Maastricht ha encerrado a miles de refugiados en en campos de concentración que no tienen nada que envidiarles a los guetos de Varsovia y de Auschwitz de Hitler.
En Minsk se partió Ucrania y todas sus fracciones fueron sometidas a ese pacto infame donde el carnicero de las estepas rusas, Putin, es presentado por todos los Partidos Comunistas del mundo como un aliado de los trabajadores cuando en realidad es su más grande verdugo.
Putin es continuidad de Kolchak, las viejas tropas blancas contrarrevolucionarias que atacaban la URSS. No es un aliado del socialismo sino su más grande enemigo y liquidador, y el estalinismo europeo y mundial es su más fiel sirviente.
La revolución ucraniana tenía un claro programa para desencadenar como un reguero de pólvora la revolución por toda la Europa de Maastricht y Rusia: “¡QUE VUELVA LA URSS!”. Este grito que aterrorizó al imperialismo, es el que no quieren que vuelva a oírse y para enterrarlo están usando a su agente mejor probado, el stalinismo, que tiene experiencia en entregar revoluciones como en el 89 la URSS, y hoy Cuba.
Una enorme traición se cierne sobre la heroica revolución de los obreros ucranianos, pero aún la última palabra no está dicha.
La última palabra la tendrá la clase obrera de Ucrania, de Rusia y de toda Europa. La última batalla aún no ha sido librada.
La derrota de la revolución siria, su estrangulamiento y cerco ha fortalecido al carnicero Putin en momentos en que la crisis económica mundial genera una oleada de hambre y desocupación a los trabajadores rusos que en huelgas defensivas se sublevan contra el carnicero de Moscú.
Putin cierra filas con Obama y con la Merkel para ahogar y estrangular la revolución ucraniana. El PC y los sindicatos griegos sostienen al gobierno antiobrero de Syriza, la "nueva izquierda", como también el PODEMOS del Estado Español y viejos estalinistas reciclados salvan a cada paso a los regímenes políticos maltrechos de Maastricht.
Pero la última batalla de la clase obrera ucraniana no fue dada. La huelga general francesa y la lucha por defender la semana laboral de 35 horas reabre nuevas condiciones para nuevas ofensivas de masas en toda Europa.
Para ello la clase obrera deberá romper los cercos, los pactos contrarrevolucionarios y la siniestra política de sometimiento a la burguesía que las direcciones traidoras le imponen.
Pese al cerco y la partición de Ucrania el reclamo de la clase obrera de esa nación oprimida no ha sido callado: ¡Fuera el FMI! ¡Queremos pan, dignidad y trabajo! Ese es el grito que aún no ha sido silenciado.
Antes de que se asienten nuevas derrotas de las masas, el látigo del capital habrá unido a los explotados en sus reclamos para que salgan a la lucha.
El "viejo continente" europeo aún no ha logrado unir los eslabones de su cadena de dominio que se han dislocado.
Sus agentes en el movimiento obrero actúan para ello, pero los padecimientos inauditos de las masas le impiden volver a soldar esos eslabones porque reabren a cada paso nuevas tentativas de lucha de los explotados.
La juventud de París y la clase obrera francesa ha disparado aire fresco a tanta traición y entrega de las masas.
La última batalla no ha sido librada.
Es una tarea de vida o muerte que las masas logren sacarse de encima al monstruo estalinista que estrangula la revolución ucraniana y europea, el mismo que ayer entregaba los estados obreros del este europeo y la URSS.
Los renegados del trotskismo lo sostienen y apoyan en todo el mundo, en los sindicatos de Grecia, del Estado Español, en Italia, pintando de rojo al carnicero contrarrevolucionario Putin, poniéndose a sus pies en la CGT francesa, sosteniendo al perro Bashar en Siria...
En estos duros combates y amargas derrotas parciales de la clase obrera europea surgirán las condiciones para refundar la IV Internacional de 1938 porque aún se sigue escuchando el grito en las masas ucranianas, del este europeo y de Rusia de "¡Que vuelva la URSS!" El único partido que lucha por eso es la IV Internacional.
Con el Pacto de Minsk buscan desarmar, cercar y aplastar a las masas revolucionarias del Donbass y con ello derrotar la revolución ucraniana e impedir su extensión a toda Europa
Los Pactos de Minsk, firmados en Septiembre de 2014 y febrero de 2015, por Merkel, Hollande, Putin, Poroshenko y la burguesía “prorrusa”, con el imperialismo yanqui tras bambalinas, fueron la respuesta contrarrevolucionaria a la embestida de las masas, para impedir que se unifiquen en un solo combate, desarmar sus milicias y aplastar su revolución que amenazaba con llegar a Kiev. Y así aislar a esta revolución en ciernes de la revolución griega y europea.
Este pacto no fue ningún “acuerdo de paz”, sólo le concedió a Kiev el tiempo que necesitaba para reconstituir su ejército, que había sido descalabrado por las masas, entrenado, financiado y pertrechado, como un verdadero ejército de ocupación de la OTAN. La paz del imperialismo y el carcelero Putin es la paz de los cementerios para una Ucrania desgarrada y partida, plagada de miseria y desesperación. (VER RECUADRO Bajo la bota del imperialismo…)
Ucrania fue partida. Pero esta partición no comenzó con los acuerdos de Minsk, sino con el asesino Putin arrebatando para sí la Península de Crimea, territorio que el imperialismo le cedió en retribución a los servicios que cumplió y debe cumplir este sicario. Tras los acuerdos contrarrevolucionarios de Minsk se profundiza la partición de Ucrania, a través de zonas desmilitarizadas, creando una república ficticia en las regiones de Donetsk y Lugansk, sitiada por el hambre, sin electricidad ni gas y bajo el asedio de los bombazos de las tropas de Kiev. Con esta partición de la nación ucraniana buscaron someter y postrar a la clase obrera a cada una de las fracciones burguesas, ya sea a la Rusia blanca en Crimea, a la burguesía prorrusa en el Donbass o la de Kiev, para impedir que la clase obrera se unifique en un solo y mismo combate (como lo estaba haciendo) para culminar en Kiev.
Las fronteras de toda Ucrania volvieron a quedar bajo control del ejército contrarrevolucionario de Poroschenko, mientras el sicario Putin le cubre la retaguardia desde Crimea, garantizando el cerco total a las masas del Donbass. Allí, con la política de sometimiento a la burguesía rusófila con el frente popular, engañando y adormeciendo a las masas con la estafa de una independencia ficticia, se avanza en el plan de desarme de las milicias y su integración en un ejército regular, que -según lo acordado en Minsk- en un futuro se fusionará con el ejército “blanco” fascista de Kiev.Y cuanto más someten a la vanguardia minera a la burguesía en el Este, y se liquida a todo aquel que se resiste a acatar los pactos contrarrevolucionarios -con el stalinismo actuando como quinta columna- más y más levanta cabeza el fascismo que con sus bandas aterroriza a los trabajadores que salen a la lucha en el Oeste, y se prepara para aplastar a sangre y fuego esta heroica revolución. ¡Crimea también es Ucrania! Obama y la OTAN se la entregaron a Putin, como favor y recompensa por actuar como gendarme del levantamiento revolucionario de las masas de Ucrania y de todos los pueblos oprimidos del este. ¡Fuera la base militar gran rusa de Crimea! ¡Fuera las tropas blancas contrarrevolucionarias de Putin, el sicario de la OTAN y socio del Citibank! Éste se prepara para desarmar y aplastar la revolución ucraniana ni bien cierren sus negocios con el imperialismo, como ayer lo hiciera en Georgia, Chechenia, en todo el Cáucaso y los Balcanes.
El stalinismo, como fuerza de choque sostenida por toda la izquierda social-imperialista europea, conformó una verdadera quintacolumna contra las masas insurreccionadas del Donbass para derrotar desde adentro la revolución ucraniana
Enormes fuerzas contrarrevolucionarias se han concentrado para cercar a las masas sublevadas en Ucrania, porque la revolución ucraniana es una revolución bisagra, que pone a la orden del día la unidad de la clase obrera europea contra el Maastricht imperialista y la lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en la ex URSS y el este europeo.
Los Partidos Comunistas europeos y rusos han enviado a sus brigadistas “internacionalistas” al Donbass, quienes ingresaron en los sectores más combativos de las milicias obreras para garantizar el acatamiento de los planes contrarrevolucionarios de Minsk, que implican el desarme de las masas y resguardan la propiedad privada y los negocios de toda la burguesía y el imperialismo. Así concentraron sus fuerzas para dislocar y doblegar a la brigada minera Prizrak (Fantasma) que llamaba a la unidad con los obreros de Kiev y a desconocer los pactos contrarrevolucionarios que firmaba la burguesía prorrusa del Donbass en el este de Ucrania. Por ello, desde el batallón 404 (reducto del stalinismo) y el Interunit (la unidad de los “internacionalistas” de los Partidos Comunistas) garantizaron la integración de la milicia Prizrak al ejército regular de la burguesía prorrusa, tal como estipulan los acuerdos de Minsk.
La Brigada Prizrak (Fantasma) que alberga mayoritariamente a mineros y trabajadores de la región, ha sido literalmente copada por el Stalinismo, que anuncia e impone el desarme de la milicia y su integración en el ejército regular, y la aceptación de lo estipulado en Minsk… unilateralmente, puesto que Poroshenko, sostenido por el imperialismo para nada ha cesado al fuego y nada bueno ha venido para el pueblo de la región tras los acuerdos. ¡La paz que le quieren imponer a las masas sublevadas del Don es la paz de los cementerios!
Ellos desarmaron a las unidades de base independientes de la Brigada Prizrak, quedando la cúpula de los generales stalinistas integrados en la casta de oficiales del batallón 14vo de Defensa Territorial y de la 4ta Brigada de la “República de Lugansk”. A confesión de partes, relevo de pruebas: cooptaron al ejército regular a todo el que pudieron (ofreciéndoles un salario y seguro social, un “lujo” en el Donbass devastado), entregaron armamento y de esta manera, ejecutan a rajatabla el plan contrarrevolucionario de Minsk. De esta manera, desarmaron a todo aquel que no quería entrar en este plan. Ellos mismos hablan de que “en toda reestructuración hay pérdidas”. En la “Novorossia stalinista” las listas negras y la desaparición de aquellos que no se someten a este plan, se ha vuelto moneda corriente.
El desarme de las milicias y su integración en el ejército regular de la burguesía prorrusa persigue el objetivo de reconstituir el estado burgués que había sido totalmente desbaratado por las masas en su avance revolucionario, cuando lo único que lograba alistar el gobierno sanguinario de Kiev eran las bandas fascistas, puesto que los hijos de los obreros y campesinos de la región se negaban a entrar a combatir contra sus hermanos del Donbass. Este plan siniestro culminará con la alta oficialidad de las “repúblicas” de Donetsk y Lugansk fusionada con la casta asesina de Kiev en un único y mismo ejército que garantice los negocios y la propiedad de la totalidad de la burguesía ucraniana, y el imperialismo.
Con la vieja política traidora del “frente antifascista”, utilizada en los ’30, el stalinismo apoyado por los renegados del trotskismo -como hicieron abiertamente el SWP y el NPA- hizo un frente con Putin y la burguesía prorrusa del Donbass, diciéndole a las masas que éstos son sus “aliados” y que su enemigo es el “Kiev fascista”. Así el stalinismo pone de rodillas a los explotados del Donbass ante los “democráticos” que acuerdan con los “fascistas” desarmar a las masas, en momentos que los ataques contra esa región no se han detenido y un cerco –como el que le imponen a las masas de Madaya, Aleppo, Homs, Zabadani, etc., en la Siria que Putin bombardeó para sostener al fascista Al Assad- busca mediante el hambre y las masacres quebrar la voluntad de las masas que siguen resistiendo en la última trinchera.
El stalinismo, que todos los meses reunía a los PC de toda Europa para apoyar al Pacto de Minsk, al asesino Al Assad, al sicario Putin, -a quienes querían revestir de “antiimperialistas” (¡a los agentes que matan a mansalva a cuenta del imperialismo!); alistó y envió a sus “brigadistas” viajando desde todos los países europeos para copar las milicias y someterlas a los gobiernos burgueses del este y a los pactos contrarrevolucionarios de Minsk.
El imperialismo necesita desorganizar y cercar a las masas, para desarmarlas y terminar de derrotar la revolución. Y para ello utiliza a su mejor agente probado: los que ayer entregaron la Revolución de Octubre, hoy plantan la bandera yanqui en La Habana y cumplen el rol de sepultureros de la revolución ucraniana.¡Fuera las manos del stalinismo de la revolución ucraniana! ¡Por tribunales del movimiento minero y los sindicatos para investigar, juzgar y castigar los asesinatos y desapariciones de la vanguardia y el ala izquierda de las milicias del Donbass!
Al mismo tiempo que los carniceros imperialistas echan mano de su agente stalinista para imponer el sometimiento de las masas a la burguesía prorrusa, preparan a las fuerzas fascistas del ejército de Poroschenko y sus bandas paramilitares, y si fuera necesario también a las tropas blancas del Kolchak-Putin, para ahogar en un baño de sangre esta revolución.
Mientras las masas ucranianas claman “Queremos que vuelva la URSS” porque saben que esta manera es la única por la cual pueden comer y tener trabajo; los desechos del stalinismo como los más fervientes garantes del sometimiento de las masas a los acuerdos de Minsk, le oponen la república ficticia de “Novorossia” (confinada a una franja de territorio de las regiones de Lugansk y Donetsk). La “Novorossia” del stalinismo no puede ser más que una colonieta triplemente explotada, sin ningún derecho y con todas las obligaciones de pago, por ejemplo, al FMI. Es el aislamiento, cerco, hambruna, miseria, saqueo imperialista y cañonazos que ya padecen hoy los explotados en la región.
El stalinismo y la burguesía prorrusa usurpan el sentimiento nacional y antimperialista, más que legítimo, de las masas del Donbass, pues en la región todo obrero sabe que si avanza el plan de Kiev, les cerrarán las minas (cuando sus trabajos y vidas están íntimamente ligados a ellas). Desde allí el marxista sabe reconocer que la defensa de la “Novorossia” por parte de los explotados no tiene el mismo significado que para la sanguinaria burguesía prorrusa. Por eso alerta al proletariado de que la burguesía, con el stalinismo, inventaron la “República de Novorossia” para romper la unidad revolucionaria de los explotados ucranianos y ser ellos los que hagan negocios –incluso con los grandes bancos imperialistas y también con la burguesía que comanda Poroshenko en Kiev- mediante las empresas y bancos que controlan.
Hay que decir la verdad a los trabajadores por más amarga que esta sea. Lo máximo que puede llegar a dar la “Novorossia” de Putin y la oligarquía rusa y ucraniana es la miseria que hoy están padeciendo y peores ataques se avecinan, puesto que esta antiobrera burguesía prorrusa aplica y aplicará los mismos planes del FMI que aplica el odiado Poroshenko. Pues ni bien terminen de cerrar sus negocios, pasarán al cierre y reconversión de las minas que quedan aún en pie. ¡El único camino para defender las minas, el salario y el trabajo en el Donbass es rompiendo con la burguesía del este, que ata los intereses de la clase obrera a sus negocios, y conquistando la unidad de las filas obreras de toda Ucrania para que por fin termine de ponerse de pie y triunfe la revolución en Kiev, barriendo con el gobierno de Poroshenko y rompiendo con el imperialismo!
Con el cerco y traición a la revolución ucraniana quieren impedir que su grito de guerra y su combate revolucionario terminen de esparcirse por la Europa Occidental y Rusia como una cadena de una única revolución
Las aristocracias y burocracias obreras europeas y los partidos social-imperialistas se cuidaron y se cuidan muy bien de mantener aislada la revolución ucraniana de los combates de la clase obrera griega, del proletariado español, francés, alemán. Ellos han sido los garantes del sometimiento de la clase obrera europea al Maastricht imperialista.
En Grecia le dijeron a las masas que había que apoyar a Syriza y hoy Tsipras descarga peores ataques que su antecesor Samaras, mientras mantiene tras las rejas a la vanguardia de la juventud y a miles de refugiados sirios hacinados en verdaderos campos de concentración. En España le salvaron la vida a la monarquía y enterraron la demanda de la República de los indignados de “nuestros sueños no caben en sus urnas”, y montaron nuevas trampas y desvíos electorales como el partido Podemos (el Syriza español)-que se cuida muy bien de no cuestionar un ápice la existencia de la monarquía- y el referéndum de la burguesía catalana. En Francia postraron a la clase obrera francesa, que hoy vuelve a combatir en las calles paralizando el país con enormes huelgas generales en contra de la flexibilización laboral, a los pies de “Charlie Hebdo” para convencer al proletariado de que su enemigo no es la burguesía imperialista sino el ISIS. En los países occidentales, las direcciones traidoras ocultan que el enemigo está en casa, y buscan hacer pasar a los peores enemigos de los obreros como sus aliados y a sus hermanos de clase de las colonias y semicolonias como sus principales enemigos.
El rol del stalinismo y la “Nueva Izquierda” fue el de someter a las masas a la burguesía uno a uno en cada país y de esta forma dislocaron todos los eslabones de una sola revolución, la europea, en una misma y única cadena contrarrevolucionaria. Así lo hicieron en la Europa de Maastricht y también con la revolución ucraniana. Los renegados del trotskismo les extendieron la alfombra roja y aplaudieron y apoyaron este accionar contrarrevolucionario
Ellos deben explicar por qué han sometido a la milicia que se negaba a aceptar los pactos de Minsk y enfrentaba a los gobiernos locales, al ejército regular, convirtiéndolo en sostén de la “República de Novorrosia”. Y deben explicar también qué sucedió con Mozgovoy -que apareció asesinado en un hecho sin esclarecer-, el comandante que denunciaba los acuerdos de Minsk como una trampa y a la burguesía prorrusa como parte de la oligarquía que nada tenía que ver con la lucha del pueblo. Ellos deben explicar qué ha sucedido con todo aquel que se oponía a este plan porque se negaba a morir hambreado y bombardeado en el gueto de “Novorossia”.
La revolución ucraniana plantea cuál es el programa y el camino para que la revolución europea logre ponerse de pie. La demanda de salario y trabajo digno unifica las filas obreras de Ucrania, España, Grecia, Alemania… y Rusia. Porque en Europa Oriental y en Europa Occidental el enemigo es el mismo: el Maastricht imperialista y el imperialismo yanqui.
Mientras, más de un millón de refugiados se agolpan en las fronteras de Europa Occidental buscando un pedazo de pan y un futuro para sus familias, huyendo de la masacre y las vidas de miseria a los que son sometidos en todo Medio Oriente. Ellos fueron acogidos por la clase obrera griega, española, etc, pero abandonados por todas las organizaciones europeas que guardan un silencio cómplice frente a las atrocidades que los refugiados padecen, de la misma forma que dejan de lado a los miles de inmigrantes ucranios que en la Europa de Maastricht son esclavizados y puestos a hacer los peores trabajos. Las burocracias y aristocracias obreras desligan la suerte del proletariado de los países centrales de los sectores más explotados, en este caso, los inmigrantes,-que son la mano de obra esclava de reserva en Europa- y de esta manera preparan un futuro negro para el proletariado de los países imperialistas. Los piratas imperialistas dan el mismo trato a los trabajadores nativos y a los refugiados, arrancándoles hasta las últimas conquistas. ¡Una sola clase, una sola lucha!
Al mismo tiempo, la crisis mundial golpea duramente al proletariado ruso. Es que cuando el precio del petróleo comenzó a volver hacia los niveles del 2002, la economía de Rusia con su PBI compuesto en un 50% de renta petrolera, crujió. El asesino Putin no dudó en tirarle la crisis a las masas, con despidos, reducción salarial, o directamente con salarios que no se pagan. Por eso la clase obrera rusa demostró su malestar volcándose a las calles con jornadas de protestas. De tal magnitud que hasta el mismo diario de la burguesía imperialista yanqui, el New York Times, en su edición del 23 de enero de 2016, con pavor afirmaba que “suenan en las ciudades industriales poemas y leyendas de aquellas épocas revolucionarias advirtiendo a la nueva burguesía rusa: ¡Come piña, mastica perdiz; tus días están contados, burgués!”. (ver recuadro: Putin...)
Estos movimientos de la clase obrera rusa, son una bocanada de aire fresco para los explotados de Ucrania y de todas las ex repúblicas soviéticas del Este de Europa. Y demuestran que el invento y la imposición de la “Novorossia” son un intento de expropiación de la revolución ucraniana y la demanda de los explotados de “Que vuelva la URSS”, que ya comienza a hacerse sentir en la Plaza Roja de Moscú. ¡Basta de mentiras! ¡Con “Novorossia”, el que vuelve es el odiado Yanucovich -amigo de Putin-, pagándole la fraudulenta deuda al FMI!
¡El proletariado ruso debe terminar de sublevarse! ¡Tiene que asumir sus responsabilidades internacionalistas comenzando por unirse a los explotados sirios, ucranianos y las ex repúblicas soviéticas del este europeo y Eurasia! ¡Debe derrotar al carnicero Putin que masacró a las masas sirias a cuenta y por orden del imperialismo, de la misma forma que ayer masacró en Chechenia y Osetia entre otras naciones oprimidas por la “gran” Rusia! ¡Esta es la lucha que ya ha comenzado! Si Putin sale victorioso del ataque contrarrevolucionario en Siria, como parece estarlo haciendo, estará fortalecido para profundizar el ataque que ya descarga contra los explotados rusos y ucranianos y las nacionalidades que la Rusia blanca oprime.
Ucrania y Grecia son los dos eslabones más débiles de la cadena de dominio imperialista. La lucha de la clase obrera del Estado Español fue controlada nuevamente por esa izquierda social-imperialista de PODEMOS que, como Syriza en Grecia o como lo intentó Hollande en Francia, amenazan con ser ellos los que hagan el “trabajo sucio” de los banqueros imperialistas de derrotar a las masas. Pero eso aún está muy lejos de suceder, tal como lo demuestra la huelga general y la lucha política de masas que ha comenzado en toda Francia.
A través de los enormes combates revolucionarios del proletariado de estos países, la revolución amenazaba con entrar de lleno en Europa, como una cadena de revoluciones, una única y misma revolución desde Portugal hasta las Estepas Rusas. Esta es la única y verdadera salida para que la revolución ucraniana y griega terminen de ponerse de pie. El futuro que le espera a la clase obrera francesa, alemana, inglesa, si esta perspectiva no triunfa, no es otro que el de las masas hambrientas griegas y españolas, como ya lo comenzamos a ver con la ley francesa de flexibilización laboral. Ellas verán perderse una a una sus conquistas. La crisis no da sosiego y los piratas capitalistas han decidido que sean las masas quienes paguen los costos.
La masacre a las masas sirias y el salario de 47 euros del proletariado ucraniano no son ni más ni menos que un escarmiento y un chantaje para el proletariado mundial. “O aceptas el aumento de horas de trabajo, o aceptas las condiciones que te impongo, o ese es el futuro que te espera” ¡No podemos permitirlo! ¡Una sola clase, una sola lucha desde Portugal a las Estepas Rusas!
Los renegados del trotskismo una vez más a los pies del stalinismo para someter a las masas a la burguesía, cercando la revolución europea y silenciando en genocidio en Siria
Los renegados del trotskismo le han dado la espalda a la heroica revolución ucraniana permitiendo así que sea el stalinismo quien dirija y desarme desde adentro la revolución. Corrientes de la izquierda europea como el SWP inglés, el NPA francés, Antarsya o el EEK (partido hermano del PO de Argentina) de Grecia, le han rendido pleitesía al stalinismo, enviando delegaciones o cartas de apoyo a las conferencias que éstos realizaban por Ucrania, esas mismas conferencias donde se votaba apoyar los acuerdos de Minsk, como la realizada en Lugansk el 8 y 9 de mayo del año pasado o las que se han sucedido en Grecia, Inglaterra y otros países de Europa.
Los liquidadores de la IV Internacional, desde el estallido de la crisis económica mundial cuando los explotados comenzaron a presentar batalla contra el ataque de los imperialistas, llamaron a pelear por un “Maastricht más social” envenenando la conciencia de los obreros haciéndoles creer que era posible morigerar el ajuste. Como hemos dicho, sostuvieron una política de colaboración de clases con la que sometieron a las masas a la burguesía, dividiendo así las filas obreras país por país, cercando los procesos revolucionarios. Al carnicero Putin, sicario a cuenta del imperialismo, se esforzaron por presentarlo como antiimperialista y amigo de las masas del Donbass, mientras éste huía como rata de Ucrania y sin miramientos masacraba a las martirizadas masas sirias. Hacían pasar a los más grandes enemigos de las masas como sus amigos y concentraron todas sus fuerzas en ocultar que en Siria hay una heroica revolución por el pan que ha sido ensangrentada, y las masas brutalmente masacradas, hambreadas y cercadas por las direcciones traidoras de la izquierda mundial.
La “nueva izquierda” de desechos del stalinismo y ex trotskistas fue puesta por el imperialismo para aislar y estrangular la ofensiva revolucionaria de los explotados en Ucrania y Grecia, aislándolas a su vez de toda Europa, y esconder ante el proletariado mundial la heroica revolución siria y el brutal genocidio que comandó el imperialismo para ahogarla. Así los bandidos imperialistas reclutan a todos sus agentes para impedir que la revolución se ponga de pie en alguno de los países centrales, y se convierta en la chispa que incendie el pasto seco de la región, como sucedió en la grandiosa revolución del Magreb y Medio Oriente.
El rol de los liquidadores de la IV Internacional no ha sido más que el de legitimar nuevamente al cadáver nauseabundo del estalinismo, que ayer entregó China, la URSS, Vietnam y el este europeo al imperialismo en el ’89, para que hoy vuelva para entregar Cuba y aplastar los focos más avanzados de la revolución mundial.
Todos los liquidadores del trotskismo fueron parte de esa “santa alianza” que le dijo a las masas del mundo que “el enemigo era el ISIS” en Medio Oriente y en Europa. Eso legitimó al imperialismo para sostener al asesino Bashar que masacró a la revolución siria… Y legitimó a los gobiernos de la Europa imperialista para que aplasten, expulsen y encarcele a miles de refugiados… Fortaleció a Hollande que hizo un auto-atentado en París echándole la culpa al ISIS para luego ser él quien ataque la conquista de la semana laboral de 35 horas de los obreros franceses.
Son los renegados del trotskismo que sostuvieron a la quintacolumna estalinista que fue a derrotar desde adentro a las masas revolucionarias del Donbass en Ucrania, y los que apoyan y sostienen la pérfida política contrarrevolucionaria del estalinismo kurdo, el PKK, que junto al perro Bashar masacra a las masas sirias.
Silencian y sostienen al pacto de Obama y Putin en Minsk. Encubren a la Conferencia de Ginebra que garantiza que Al-Assad se perpetúe en el poder hasta masacrar hasta el último de los rebeldes en Siria o hasta que éstos sean entregados por los generales burgueses del ESL.
Apoyan abiertamente o silencian y encubren el pacto de Castro-Obama de entrega de Cuba al imperialismo yanqui y de toda la revolución latinoamericana.
Entre revolución y contrarrevolución hay un río de sangre, como lo hay entre trotskismo y estalinismo.
Los liquidadores de la IV Internacional y el estalinismo tienen un mismo partido que no es otro que el Foro Social Mundial y su actual representante: la “nueva izquierda” social-imperialista de Syriza y PODEMOS, defensores de los negocios de las transnacionales y los banqueros imperialistas.
Al pacto contrarrevolucionario del imperialismo y las burguesías nativas hay que oponerle un verdadero pacto de la clase obrera -la única clase verdaderamente “nacional”- y los explotados, desde el Donbass a Kiev
Ha quedado claro que no habrá paz para los explotados de Ucrania si no se derrota al ejército contrarrevolucionario de Kiev y sus bandas fascistas, que masacran a cada paso la lucha de los trabajadores. La única manera de terminar con la guerra que el imperialismo y sus cipayos le declararon a la clase obrera ucraniana, masacrando más de nueve mil hombres, mujeres y niños, y que ha dejado destruida Ucrania y en especial las regiones de Donetsk y Lugansk, es…GANÁNDOLA.
En “Lecciones de España (1936)”el fundador del ejército rojo, el camarada León Trotsky, planteaba que “(…) los obreros y campesinos no son capaces de asegurar la victoria sino cuando luchan por su propia emancipación. En estas condiciones, sometidos a la dirección de la burguesía, es asegurar de antemano su derrota en la guerra civil”. Sólo será posible el triunfo si los trabajadores, que no tienen ataduras con el imperialismo –y comenzando por las milicias de los mineros del Donbass- toman en sus manos la dirección de la guerra y vuelvan a soldar la unidad de los explotados de toda Ucrania, en contra del estalinismo y su política frentepopulista de colaboración de clases con la burguesía rusófila y Putin.
Al pacto contrarrevolucionario del imperialismo y las burguesías nativas, hay que oponerle un verdadero pacto de la clase obrera (la única clase verdaderamente “nacional”) y los explotados, desde el Donbass a Kiev, expropiando a los expropiadores y poniendo a producir bajo control obrero todas las minas, fábricas y acerías. Para ello hay que barrer con el gobierno de Poroshenko y sus planes fondomonetaristas, rompiendo con el FMI, expropiando a la burguesía y la oligarquía ucraniana, recuperando para los campesinos pobres las tierras negras de Ucrania que ayer Yanucovich y hoy Poroschenko le regalan por migajas a las cerealeras imperialistas como Cargill y Monsanto.
Los explotados ucranianos de Este a Oeste, tienen todo en común. En su lucha enfrentan al mismo enemigo, el imperialismo y sus planes de hambre y miseria; y tienen una misma demanda, tener pan, trabajo y salarios dignos para terminar con los miserables 47 euros. ¡La revolución que comenzó en Ucrania es una revolución de los obreros que se niegan a aceptar salarios miserables y sobrevivir en una gran maquila saqueada por el imperialismo! No está dicha la última palabra, pues bajo esas mismas demandas que motorizaron el combate revolucionario de las masas ucranias, hoy vuelven al combate los mineros del carbón y los trabajadores del acero de Pavlograd, Lviv, Volyn, en las regiones de Ucrania bajo control del gobierno de Kiev. ¡Es necesario y urgente que las masas en Kiev vuelvan a desorganizar el ejército fascista, impidiendo las levas y llamando a la desmovilización de los soldados rasos, y romper el cerco al Donbass! ¡Por comités de autodefensa de los trabajadores frente al ataque de las bandas fascistas!
¡CONGRESO NACIONAL DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS EN LUCHA Y DE LOS SINDICATOS INDEPENDIENTES CON DELEGADOS DE TODO UCRANIA!
¡Pongamos en pie el poder de los Consejos de obreros y soldados de toda Ucrania para que vuelva la Ucrania socialista que aplaste a los fascistas, expulse al imperialismo y expropie a los capitalistas!
¡Hay que romper con la burguesía!
Para unificar las filas de la clase obrera ucraniana y luchar por el pan, el trabajo y el salario, los sindicatos de las autoproclamadas Repúblicas de Lugansk y Donetsk deben romper ya mismo su subordinación a la burguesía y convocar y enviar delegados a este congreso.
Hay que tomar la dirección política de la guerra en nuestras manos:
¡Fuera Obama, Putin, el FMI, la UE, la ONU y la OTAN de Ucrania!
¡Fuera la base militar rusa de Crimea! ¡Crimea también es Ucrania!
¡Abajo Poroshenko y el tramposo “alto el fuego” de Minsk!
¡Plata hay y se la lleva el imperialismo y los oligarcas!
¡Ni un solo dólar para pagar la fraudulenta deuda externa con el FMI! ¡Que la deuda la paguen los que la contrajeron: los viejos jerarcas traidores del stalinismo, Gorbachov, los Yeltsin, y todos los oligarcas ucranianos y rusos gerentes del Citibank que se robaron en carretilla los rublos de los ex estados obreros dejándolos endeudados! ¡Que pague el Bundesbank por el petróleo ruso, el gas y los minerales que saquea por centavos de Rusia, Ucrania y los ex estados obreros de Eurasia! ¡Incautación inmediata de todos los bienes de los parásitos de la oligarquía ucraniana, que en el '89, como jefes de la camarilla stalinista del PC, se robaron los bienes y las riquezas del pueblo y entregaron los estados obreros a Reagan, la Thatcher y el Citibank!
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las minas, acerías y fábricas de Ucrania! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las tierras productivas que hoy Poroschenko y ayer Yanucovich le entregan a la Monsanto y Cargill!
¡Renacionalización sin pago y bajo control obrero de Gazprom! ¡Hay que expropiar la BASF y la Total!
¡Por un plan de inversión para modernizar la industria minera y para poner a producir las minas que han cerrado o han sido devastadas por los bombardedos! ¡Por un plan obrero de emergencia! ¡Plan de obras públicas urgente para reconstruir las viviendas, escuelas y hospitales destruidos, los caminos y la infraestructura de agua y energía!
La demanda de salario es la demanda que unifica las filas de los trabajadores en Ucrania, y en el resto de Europa. ¡Escala móvil de salarios y horas de trabajo en Europa Oriental, en Europa Occidental y en Rusia! ¡Todas las manos disponibles a producir! ¡Reparto de las horas de trabajo! ¡36 horas semanales para todos! ¡Somos todos inmigrantes y todos somos refugiados! ¡Basta de obreros tratados como parias, sin futuro en la Europa imperialista! Hay que hacer efectivo el grito de guerra de los obreros de la Renault en Rumania (2009): ¡A igual trabajo, igual salario! ¡Queremos ganar como el obrero europeo mejor pago!
El imperialismo ya ha definido cuál es el destino que le depara a Ucrania, si la clase obrera no logra impedirlo. Y no es otro que ser una colonieta saqueada y hambreada, sin luz, sin agua, sin gas, sin alimentos, salud ni educación; sin trabajo y sin minas, con salarios de miserables U$S 50, con más de 20% de desocupados y centenares de miles de obreros forzados a dejar su casa y su familia para trabajar por monedas en la Europa imperialista. Los explotados ucranianos lo saben y han protagonizado una grandiosa revolución por el pan al grito de ¡Queremos que vuelva la URSS! porque saben que sólo una revolución triunfante podrá conseguir el pan y el trabajo digno para el obrero.
¡Por un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones obreras y los comités de obreros y soldados de toda Ucrania! ¡Las armas no se entregan! ¡Las milicias no se disuelven!
¡Hay que extender y centralizar el doble poder de los obreros armados a toda Ucrania! ¡Armamento generalizado de las masas! ¡Milicias obreras en toda ucrania para defendernos del ejército fascista de Kiev, armado hasta los dientes por la OTAN y el FMI!
¡Ucrania será soviética unida, libre e independiente y un bastión de la revolución europea y mundial…o será como hoy, una colonia tutelada del imperialismo,
desgarrada y saqueada por el FMI y la UE!
¡Que vuelva la URSS de los consejos de obreros, campesinos y soldados sin los traidores del stalinismo, entregadores de la revolución de octubre de 1917 y de la revolución socialista internacional!
En Ucrania se juega hoy un capítulo decisivo de la revolución proletaria europea. Si se asienta la contrarrevolución, Ucrania será un bastión y un chantaje –con obreros con salarios miserables- para seguir imponiendo condiciones peores a las que hoy vive el proletariado griego, español, portugués, italiano, alemán. Ucrania es la avanzada de la lucha antiimperialista de Europa del este, Occidental y de Rusia, por ello es una revolución con un carácter completamente internacional. Si triunfa la revolución en Ucrania, el proletariado de la Europa Occidental tendrá las mejores condiciones para enfrentar al mismo enemigo que expolia a los pueblos en el este y el oeste europeo. ¡Los obreros ucranianos no pueden seguir peleando aislados!
En Europa Oriental y Occidental, un mismo enemigo: la reaccionaria UE de Maastricht
En las potencias imperialistas: ¡El enemigo está en casa!
Que todos los sindicatos y organizaciones obreras europeas y del mundo voten ya mismo: ¡organizar acciones de masas en todo el continente y la recolección de armas, pertrechos y alimentos para enviar a la heroica resistencia! ¡Brigadas obreras internacionales para ir a combatir junto a las milicias del Donbass y el conjunto de los trabajadores de toda Ucrania!
¡Paso a la revolución socialista europea!
¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa, desde Portugal a las estepas rusas!