16 de enero de 2015 La reedición de la traidora y senil política del stalinismo y su “socialismo por la vía pacífica” Syriza cacarea que las sumas restantes por los planes de rescate “las pagaran sólo si se genera crecimiento y no mediante recortes presupuestarios”. Hablan también de un programa de creación de empleo, del aumento del salario mínimo y la recuperación de los convenios colectivos (liquidados durante la reforma laboral). Syriza quiere engañar a las masas de que así se llegará al socialismo; pero en realidad está reeditando la vieja y senil política de “vía pacífica al socialismo” en Grecia, donde la gran burguesía bajo el mando de la casta de oficiales del ejército en 1967, bañó en sangre a la clase obrera y las masas explotadas con la dictadura de los coroneles. Esta fue la misma política reformista que le allanó el camino al ejército asesino de Pinochet, quien era presentado por Fidel Castro y Allende como un “general progresista”, para imponer la dictadura militar del ‘73 que abortara con una masacre la revoluciona de los cordones industriales, cuestión que significó una gran derrota y una ofensiva contrarrevolucionaria contra el proletariado de toda América Latina. Pero más allá de todos los discursos electorales y (falsas) “promesas de victorias”, el velo de esta gente se cae por completo cuando Tsipras (principal candidato del Syriza) asegura que un gobierno dirigido por su formación garantizara los depósitos bancarios “en cooperación con sus socios europeos y el Banco Central Europeo”. El Syriza quiere conciliar los intereses de las masas griegas con los de sus verdugos. Ese es justamente el rol del Frente Popular, como magníficamente lo denunciara Trotsky y la IV Internacional hace ya más de 70 años: “la alianza del proletariado con la burguesía, cuyos intereses, actualmente, en las cuestiones fundamentales, forman un ángulo de 180°, no puede, en términos generales, sino paralizar la fuerza reivindicativa del proletariado” (1937 - “España: la última advertencia”).
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