FRANCIA EN LLAMAS 07/12/2018
¡Con barricadas, cortes de rutas, bloqueos a las petroleras, toma de colegios y combates en las calles se puso de pie la Francia insurrecta!
Macron miente, dice que retrocede en los aumentos de combustible, gas y electricidad mientras militariza toda Francia, sin embargo las masas no abandonan las calles.
¡Nos robaron demasiado, ahora queremos todo!
¡Gasoil gratuito!
¡Recuperar las 35 horas semanales y terminar con la flexibilización laboral!
¡Aumento de salario y trabajo digno para todos!
¡Derrotar las reformas educativas y de las jubilaciones!
¡Que la crisis la paguen los capitalistas!
¡Hay que expropiar y nacionalizar sin pago y bajo control de los trabajadores a las transnacionales y los banqueros imperialistas que explotan a la clase obrera y saquean y oprimen a las colonias y al mundo semicolonial!
¡Peleando por la Comuna de obreros, campesinos y el pueblo pobre, tomemos la Bastilla!
¡Hay que unir a los que luchan! ¡Por comités de coordinación de las barricadas con los “chalecos amarillos”, los sindicatos en lucha, los comités de empresa, los estudiantes combativos, los inmigrantes, desocupados, jubilados y pequeños productores por localidad, región y a nivel nacional!
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo!
El gobierno prepara la militarización de Francia con 90.000 efectivos en las calles.
¡Macron dimisión!
Ahora: barricadas, tomas de empresas y liceos,
combate en las calles
Huelga General Revolucionaria hasta que caiga
¡Basta de reprimir al pueblo! ¡Por Comités de autodefensa! ¡Disolución de la policía asesina y todas las fuerzas represivas del estado!
¡Por Comités de soldados rasos! ¡Hay que derrotar a la casta de oficiales imperialista del ejército francés!
El enorme combate de los “chalecos amarillos”, la clase obrera, los jóvenes de la cité (los barrios obreros), los estudiantes, la clase media arruinada, los pequeños productores y los campesinos, continúa poniendo en vilo al gobierno de Macron y al conjunto del régimen de la V República imperialista.
Ya han comenzado durísimos combates. Las masas ya pelean en las calles, se combate en las barricadas. Las jornadas revolucionarias han comenzado y una fenomenal acción independiente de masas ha unido a todos los explotados en una misma demanda: “¡Abajo Macron!”
Los trabajadores, impulsados por un brutal tarifazo y carestía de la vida, junto al resto de las clases explotadas y oprimidas de la sociedad salieron a enfrentar el aumento del gasoil. Pero esa fue la chispa que encendió la pradera para que todos los sectores ingresen al combate con sus reclamos: contra la carestía de la vida, por recuperar las 35 horas, contra el brutal ataque a la educación y a la juventud, contra la flexibilización laboral, por las jubilaciones. Todos los explotados que tienen algo que reclamar se han unido en un punto, que es de donde sale la chispa que hace arder las barricadas e impulsa a millones al combate: ninguna de las demandas más mínimas de los trabajadores y el pueblo pobre ya pueden ser resueltas y conquistadas sin derrotar al gobierno.
La lucha económica que desde hace años viene librando la clase obrera francesa y su juventud se ha transformado en lucha política de masas.
Los sindicatos fueron “sorprendidos” por esta enorme acción de masas. Las burocracias sindicales sirvientes del imperialismo francés fueron desbordadas y sobrepasadas por la amplia mayoría de la clase obrera. Esta entró en lucha política y esta vez su organización no son los sindicatos, sino las barricadas y el combate en las calles y la unidad en la lucha con todos los sectores explotados y las clases medias arruinadas del campo y la ciudad. La juventud, los sectores más explotados, son la avanzada de este combate. Al decir de Trotsky la clase obrera francesa en momentos revolucionarios combate y habla en el lenguaje de la barricada. Así fue en la Comuna de París, en el Mayo francés del `68, y como ya lo había sido en la década del ´30.
Este nuevo embate de masas retoma y parte de lo más avanzado del combate histórico del proletariado francés. Sin ataduras de las burocracias de los sindicatos y los partidos social-imperialistas, las masas ganan las calles. El choque con la policía es inevitable. Surge el comité de autodefensa, surge la barricada. La vanguardia que combate allí es vista con simpatía por millones de explotados que se ven representados en esa lucha. Todos los sectores que tienen algo que reclamar entran a la pelea con la demanda mínima de “Macron dimisión”.
Contra los que hablaban de que no habían condiciones para luchas superiores de los trabajadores, contra las direcciones traidoras que decían que no se podía triunfar ni arrancarles con quistas a los patrones, las masas en Francia demostraron, en un combate decisivo, cómo realmente se lo puede hacer retroceder al enemigo, aunque sea circunstancialmente, peleando por todo para conseguir lo más mínimo.
Por su organización y su lucha y por su conciencia, las direcciones reformistas han quedado lejos y a espaldas de los combates actuales de las masas. Desde los rincones de los escritorios donde negocian y entregan las luchas, ahora se ofrecen como mediadores y negociadores en nombre de los explotados. Pero a ellos nadie los reconoce. El gobierno no tiene con quien negociar. ¡Nadie negocia! ¡Que Macron caiga! Ese es el único camino a la victoria.
Día a día las jornadas revolucionarios fueron elevando y demostrando en acciones superiores, el nivel de conciencia de las masas. En la lucha, estas aprenden. Todos los sectores que entran al combate llevan su reclamo. Ya habiendo cedido el gobierno el aumento del gasoil, igual la lucha no se para. Nadie le cree a Macron. Ya el combate es por todo y por que caiga Macron.
La situación se tensa. La polarización entre las clases se torna insoportable para la burguesía que ha perdido el control de sus esclavos. Es que el reformismo sin reformas ha perdido el control de las masas. Estas están en las calles y de allí no se retiran.
Las masas han entrado en una fase de lucha política. En este combate por derrotar a Macron ya no se diferencian las profesiones ni las distintas ramas en las que se organizan los sindicatos en función de su actividad industrial. Ingresan también a la lucha los estudiantes, las clases medias arruinadas, etc.
Si para la lucha económica la organización es el sindicato; para la lucha política, esta vez en Francia, la organización es la barricada, los comités de fábrica, los comités de estudiantes, los comités de pequeños productores arruinados, las asambleas barriales.
Estas son las organizaciones que están surgiendo y que unen a todas las masas en lucha. Son los organismos de democracia directa y de autodeterminación de los explotados, embriones de su poder.
El reformismo solo distingue a la clase obrera en lucha económica, puesto que la política se la deja a la burguesía y sus partidos o a ellos mismos para administrar desde el gobierno los negocios de los explotadores.
La burguesía utiliza distintos métodos para dominar a sus esclavos: el fascismo, la dictadura del capital edulcorada como es la democracia burguesa, reyes, generales e inclusive gobiernos de partidos obreros que le administran sus negocios para engañar a los trabajadores.
Y pese que a los sindicalistas y reformistas en particular les lastime el cerebro, la clase obrera también utiliza y debe utilizar distintos métodos de lucha: los paros de brazo caídos, las huelgas generales, las tomas de fábrica, los piquetes de huelga, los combates de barricadas, la milicia obrera, la insurrección, la revuelta.
En este caso, las masas en su lucha política en las calles comienzan a poner en pie los organismos para unificar a los que entran al combate. Se trata de coordinar, masificar, extender y generalizar los organismos de autoorganización de los explotados, el poder de los de abajo. Se trata de que el piquete de un paso hacia adelante al comité de autodefensa y este a la milicia. Se trata de que estén representados todas las clases y sectores de clase que entran a la lucha para derrocar al gobierno. Se trata de impedir toda colaboración con el poder burgués de los organismos que las masas revolucionarias ponen en pie e independizarlos a grado extremo del estado de los explotadores. Pues se trata de preparar su derrocamiento.
Todo programa que no parta de esta premisa no es revolucionario ni socialista. Es propio de sirvientes de la burguesía que buscan darle distintas salidas a este enorme choque de clases que está en curso.
Cuando escribimos esta cronología y damos cuentas de las distintas columnas y notas con las que los marxistas revolucionarios seguimos los acontecimientos de Francia, el gobierno de Macron finalmente tuvo que dar marcha atrás y anunciar la suspensión del aumento de los combustibles, del gas y la electricidad. Pero aún así, todos los sectores de las masas tienen motivos para continuar peleando: los trabajadores a quienes el gobierno le arrebató las 35 horas semanales de trabajo y les impuso por decreto la flexibilización laboral, la juventud obrera que ni siquiera puede conseguir un trabajo y la clase media arruinada que ve su nivel de vida caer abruptamente. Los estudiantes han sido brutalmente reprimidos en los liceos y hoy ganan las calles. ¡En la Francia de Macron los únicos que ganan son los parásitos de la MEDEF y los banqueros! Por eso el grito que cruza todas las barricadas, piquetes y bloqueos es el de: “¡Macron renuncia!”. El combate no termina. La lucha continúa.
En Francia estamos viviendo jornadas revolucionarias con una enorme espontaneidad, pero que han sobrepasado todos los diques de contención de las direcciones reformistas. En estas acciones independientes las masas han estallado en un combate motorizado por el odio al gobierno y al régimen por los padecimientos inauditos que estos les impusieron.
Su método de lucha y organización, como las barricadas y los embriones de organismos de coordinación, así como el objetivo de su combate que es la caída de Macron, significa que junto a la espontaneidad se ha desarrollado un alto nivel de conciencia de la clase obrera y los oprimidos que ingresan al combate.
Las direcciones traidoras intentarán a cada paso desorganizar estos jalones revolucionarios conquistados por las masas. Las condiciones para sentar las bases y poner en pie un partido revolucionario en Francia ya están más que maduras.
Es que este combate surge de un nivel de conciencia que deja atrás a los “jefes sindicales” de la entrega y de la traición, a la izquierda reformista que desde hace años reclama “morigerar el ajuste” y también a los charlatanes que hablan de la “Francia Insumisa” pero que cuando esta se insurrecciona salen rápidamente a pedir que Macron se retire y se anticipen las elecciones para impedir que la marea revolucionaria sea la que derrote con su acción directa a Macron y barra con todas las instituciones de este régimen infame imperialista.
Es que la caída de Macron por parte de la clase obrera llevaría a abrir inmediatamente una enorme crisis revolucionaria en las alturas. Quedarían dislocadas todas las instituciones de poder. La izquierda reformista le dice a la burguesía que renuncie su gobierno antes de que eso suceda.
Corrientes como el NPA o socialdemócratas liberales pequeño-burgueses como el PTS de Argentina, le dicen a la burguesía que para salvarse le hagan reformas cosméticas al régimen de la V República, unificando el poder legislativo y ejecutivo. Son todas salidas para cerrarle el paso a la única salida que tienen los trabajadores que es luchar por la Comuna obrera, campesina y popular para tomarse la Bastilla.
Los combates del 1 de diciembre
El punto más álgido de este combate revolucionario se dio el pasado sábado 1 de diciembre, cuando hartos de sufrir tanto ataque, de lidiar con los tarifazos, la suba de impuestos, el deterioro de los servicios públicos y encima el aumento del combustible, cientos de miles de obreros y explotados salieron a las calles y levantaron sus barricadas, quemando autos, establecimientos, negocios y todo lo que encontraban a su paso para demostrar la ira de los de abajo y atacando edificios nacionales. El emblema de la “ciudad luz”, el Arco de Triunfo, se veía envuelto por una verdadera nube de gases lacrimógenos lanzados por la policía asesina, pero cuando esta se disipaba claramente se distinguía en su fachada pintadas como “Los chalecos amarillos triunfaran”, “Francia es nuestra” y “justicia por Adama”, en alusión al joven obrero negro que fuera asesinado por la policía en 2016.
En esta misma jornada, los insurrectos demostraron su cólera dirigiéndose a los barrios ricos de la capital, quemando decenas de autos de alta gama y atacando las tiendas de lujo y uno de los símbolos del poder de la Francia imperialista: los bancos.
Durante todo el sábado, los explotados combatieron duramente con los CRS (la policía antimotines) y la gendarmería que respondía, como era de esperar, reprimiendo a mansalva y dejando a cientos de manifestantes heridos y detenidos.
En las ciudades y en las zonas rurales del interior del país también se hizo sentir el odio de los explotados, como sucedió en Toulouse, Marsella y Bourdeaux. Hubo piquetes en rutas y carreteras. En algunas ciudades se tomaron los aeropuertos durante algunas horas y además se bloquearon las entradas de los depósitos de combustible de la Total, la empresa petrolera imperialista francesa.
Luego de la jornada del sábado, el lunes 3/12, contagiados por las acciones del fin de semana, los choferes de cerca de 350 ambulancias bloquearon la Asamblea Nacional en París contra la reforma de financiamiento de los transportes sanitarios.
Los estudiantes combativos hablando el lenguaje de las barricadas, también entraron a esta guerra de clases. El lunes y el jueves se sumaron a la lucha los estudiantes secundarios que al grito de “Macron Renuncia”, pusieron en pie sus barricadas y piquetes desde primera hora de la mañana y bloquearon 200 colegios en apoyo a los “chalecos amarillos” y en contra de los nuevos planes de estudios que están siendo aplicados, que dejan sin posibilidad de estudiar a cientos de jóvenes. En la región parisina quemaron autos, hicieron retroceder a los bomberos y apedrearon a la policía, que los reprimía duramente. En el interior también se hizo sentir esta medida, con fuertes movilizaciones y enfrentamientos con la policía en Montpellier, Marsella, Burdeos, Niza, Toulon, Dijon y Lyon, entre otras tantas ciudades.
¡Hay que poner en pie el poder de los abajo!
Paso a la Comuna de obreros, campesinos y del pueblo pobre!
Por un gobierno provisional Obrero-Campesino
apoyado en los organismos de autodeterminación de la clase obrera
y de las masas en lucha
¡Independencia ya de La Isla de reunión, Guadalupe, Martinica y de todas las colonias oprimidas por los carniceros de la Va República!
El imperialismo francés trata a los pueblos oprimidos de las colonias como esclavos; y es lo quiere imponer hoy a todos los explotados de Francia. Hoy la rebelión en la metrópoli ya llegó a la Isla de la Reunión. Por ello, es el momento para luchar por la liberación de sus hermanos de clase de las colonias, como los de la Isla de la Reunión, Martinica, Guadalupe, pues el pueblo que no libera a sus hermanos, no podrá jamás liberarse a sí mismo del yugo de los capitalistas.
El enemigo está en casa ¡Fuera las tropas y las bases militares de las transnacionales imperialistas francesas de MALI, el CHAD de toda África Subsahariana y del Magreb y Medio Oriente!
Los mejores aliados de los insurrectos franceses son los trabajadores de Burkina Faso, que hoy luchan también contra la suba de los combustibles, de Irán, de Yemen, de Mali, el Chad, de Níger, de Argelia y de Siria; donde las transnacionales petroleras francesas saquean, superexplotan, sumen en la miseria y bombardean sin piedad a los explotados.
¡Que se abran las fronteras! ¡Todos somos inmigrantes! ¡Plenos derechos a los inmigrantes! ¡A igual trabajo, igual salario! ¡Papeles para todos y viviendas dignas ya!
¡Basta de perseguir a los que luchan! Con rehenes en las cárceles del imperialismo francés no poderos luchar. ¡Desprocesamiento de los luchadores obreros y populares!
¡Absolución a los trabajadores de Air France!
¡Arranquemos de las cárceles de la Vta. República a todos los presos de estas jornadas!
¡Libertad a George Abdallah que lleva 35 años presos y de todos los presos políticos!
¡Por la unidad de los trabajadores en toda Europa!
Ayer, durante las jornadas de huelga generales en Grecia se escribía en las paredes “la Chipas en Atenas incendió Paris, es la insurrección que viene”, ¡hoy la chispa de Paris tiene que volver a encender el fuego en Atenas! ¡Que el fuego de París se extienda a toda Europa, que incendie a Atenas, Berlín, Madrid, Roma, Londres, Bruselas, Lisboa!
¡Abajo Maastricht!
¡Por los Estados Unidos Socialista de Europa!
Ana María Ocampo y María Batista |
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