23 de septiembre de 2021

En Francia y toda Europa…

¡Abran las fronteras!
¡Papeles, salud, trabajo y vivienda dignos
para todos los migrantes!

El Mediterráneo se ha convertido en la tumba de miles de marroquíes, argelinos, libios, eritreos, sudaneses, afganos, iraquíes, sirios que huyen de la miseria, el hambre, la persecución y las masacres arriesgando sus vidas para llegar a Europa. Miles de inmigrantes golpean las puertas de España, Italia, Francia, Alemania, es decir de la Europa de Maastricht quien desde hace siglos saquea y súper explota al mundo colonial del continente africano.  Con la crisis económica y social actual, con empresas que cerraron o que tienen empleo parcial, entre un 30 y un 40% de los migrantes que antes accedían al mercado laboral en Europa ahora les es imposible conseguirlo.
Atravesando el Mediterráneo más de 1.146 personas murieron, en lo que va del año, intentando llegar a Europa en busca de una vida digna y trabajo para mantener a sus familias, pero les cierran las puertas.

Si sobreviven a esta terrible travesía y alcanzan a pisar suelo europeo, los que logran entrar a la Europa imperialista viven perseguidos por la policía y hacen los peores trabajos tratados como esclavos y les espera el encierro en campos de refugiados que son verdaderas cárceles a cielo abierto, hacinados, donde el COVID 19 hizo estragos, sin agua ni las más mínimas condiciones de vida, hasta sufren picaduras de serpientes como ocurre en los campos de Samos en Grecia.
Tal es lo que ocurre en Francia donde los inmigrantes constituyen el 12,38 % de la población y son el corazón de la clase obrera. Miles de indocumentados, que no cuentan para las estadísticas, como los documentados viviendo en las peores condiciones y en medio de la pandemia fueron los que estuvieron en la primera línea haciendo funcionar el país. Cajeros, repartidores, peluqueros, conductores de bus, personal de hospitales, de seguridad, de limpieza, ayudas a domicilio, recolección de deshechos, sumados a los 270 mil trabajadores golondrinas que conforman el 80% de los trabajadores agrícolas empleados por ese sector. Trabajaron sin guantes, ni máscaras, ni alcohol, con bajísimos salarios, hasta tenían que cambiarse los nombres para prestarse los permisos de trabajo entre ellos.

Así paga la burguesía imperialista francesa al sector más explotado de su clase obrera: con superexplotación, con la no regularización, la deportación, encerrándolos en los centros de retención en condiciones de hacinamiento en los que ni siquiera les dan jabón, persiguiéndolos, encarcelándolos, reprimiéndolos y en los barrios periféricos los matan; al interior de su metrópolis los tratan como parias y en la África martirizada la Francia imperialista con su legión extranjera y sus bases militares garantizan el saqueo de las enormes riquezas de ese continente invadiendo Mali, Congo, Costa de Marfil, Centroáfrica, Chad, dejando tierra arrasada en ese continente.
Hartos de tantas penurias, de vivir en condiciones deplorables y expresando su odio y bronca, a pesar del confinamiento, entre mayo y octubre del 2020, miles de inmigrantes, explotados de todo origen, en su mayoría del África negra pero también argelinos y de otros países árabes, refugiados y sin papeles, al grito de “Papeles, vivienda digna y cierre de los centros de retención”, ganaron las calles de París en la llamada “Marcha de las solidaridades”, poniendo en pie diferentes colectivos para organizarse. Es que tal como lo expresaban los colectivos de los Chalecos Negros en Lucha: EL MIEDO HABIA CAMBIADO DE BANDO.

La CGT, Solidaires y otros gremios apoyaron estas movilizaciones, pero mantuvieron separados de las filas de la clase obrera francesa y de sus sindicatos los combates de los sin papeles, los inmigrantes y los Chalecos Negros dejándolos solos a su suerte.
Un año después, los migrantes siguen siendo el sector más golpeado por la desocupación y sus demandas están más vigentes que nunca.
Es necesario organizar un combate decisivo del conjunto de la clase obrera que enfrente la brutal ofensiva que descarga sobre ellos la burguesía imperialista francesa.
Para ello, las centrales sindicales en primer lugar tienen que levantar las demandas de los sin papeles. Hay que romper la división que impone la burocracia sindical entre el sector más explotado y oprimido y el sector de la clase obrera sindicalizada. ¡Es una misma clase, un mismo combate!

¡Afiliación ya a los sindicatos de todos los sin papeles!
¡Papeles para todos los migrantes y refugiados! ¡Abajo la ley de asilo! ¡Trabajo y vivienda digna para todos! ¡Igual trabajo igual salario!
¡Libertad a los migrantes, refugiados presos en los “Centros de retención administrativa” donde el imperialismo francés los tiene como rehenes!
¡Libertad inmediata y fin de todos los procesos contra todos los que luchan!
Somos una misma clase, tenemos los mismos enemigos... ¡Luchemos juntos!
Por un combate unificado de toda la clase obrera europea y sus sectores más explotados y oprimidos, como son los inmigrantes y sin-papeles
¡La vida de los inmigrantes y los sin papeles también importa!
¡Fuera los piratas imperialistas franceses de Libia, Malí, Chad y toda el África Negra!
¡Fuera las tropas y las bases militares francesas y de las potencias imperialistas de la África martirizada!
¡De África a Europa, un mismo enemigo, una sola lucha!