Haiti - 08 de febrero de 2019
“Durante su campaña electoral, Jovenel (Moïse) prometió que pondría comida en nuestros platos y dinero en nuestros bolsillos, pero tras casi dos años en el poder, mi plato y mis bolsillos están siempre vacíos”
¡Abajo el gobierno de Moïse! ¡Fuera el FMI!
¡Asi se enfrenta los planes de saqueo de Trump y del imperialismo yanki!
¡Gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
¡Hay que romper con el imperialismo y los capitalistas, conquistar la tierra y armar al pueblo!
¡Hay que expropiar al imperialismo y a la burguesía para que el pueblo coma!
Que el fuego de la revolución de Haití incendie de nuevo Centro América y el Caribe
El 7 de febrero en los corazones de los trabajadores y el pueblo haitiano es una fecha de júbilo. Ese día el 7 de febrero de 1986 el dictador de Haití, Jean-Claude Duvalier, (Baby Doc) eratumbado. En las calles, la gente cantaba: "Ayiti libere, dezyèm endepandans. (Haití liberado, segunda independencia) El país más pobre del continente americano respiraba. ¡29 años de dictadura! Nunca más gritaban, con lágrimas en los ojos.
Este 7 de febrero de 2019, 33 años después, la situación para los trabajadores y el pueblo es igual o peor. Por eso han salido nuevamente a las calles. Es que no pueden soportar más el hambre y la miseria. Es la revuelta de las víctimas de ayer y de hoy. Centenares de miles de haitianos, exigen la salida del presidente Jovenel Moise, quien el jueves 7/02 cumplió dos años en el cargo, en medio de una profunda crisis política y económica. La expresión en boca de todos es: "Peyi a lòk" (País bloqueado). Es que las manifestaciones provocaron el cierre de las escuelas, universidad, industria, sector público y privado y de muchos comercios. Anwo pa monta anba pa desann. (No vayas abajo) Haití está bloqueado.
Los neumáticos incendiados forman grandes nubes negras que anuncian la muerte. Tres personas fueron asesinadas a tiros por la maldita policía de Moïse, dos en el Nippes y una en el norte; y otras 9 resultaron heridas a bala.
Cuando fue candidato presidencial Jovenel Moïse, recorrió el país sembrando promesas de crecimiento. Hoy los trabajadores y el pueblo pobre le exigen rendición de cuentas. "Kòt kòb petrocaribe a? (¿El dinero de Petrocaribe?, preguntan). Desde Pétion-Ville, en Delmas, desde Puerto Príncipe hasta ciudades provinciales, el mismo eslogan, las mismas pancartas recorren las manifestaciones. También se produjeron protestas en las ciudades de Cabo Haitiano, Jacmel, y Leogane, entre otras, y los convocantes han advertido de que continuarán las manifestaciones hasta lograr la dimisión del Jovenel Moïse.Los manifestantes exigen soluciones concretas: "Lavi a chè! yo bezwen manje! " (¡"La vida es cara, necesito comer!")
Pero un enorme muro separa a los trabajadores y el pueblo del puñado de multimillonarios que detentan el poder. Así que han vuelto a las calles empuñando platos y ollas vacías, "chodyè" "kiyè". Una imagen vale más que diez mil palabras.
Esta nueva insurrección de los trabajadores y el pueblo haitiano estalló ante el conocimiento de una auditoría del Tribunal de Cuentas de Haití, presentada el pasado 1 de febrero, que reveló una serie de irregularidades entre 2008 y 2016 en el manejo de los fondos del programa Petrocaribe, y después de que el martes el Gobierno declaró una urgencia económica. El informe del tribunal involucra tanto a funcionarios del Gobierno de Moïse, como a exfuncionarios de las administraciones de sus antecesores Michel Martelly y del fallecido René Préval.
Los manifestantes exigen al Gobierno que explique la malversación de fondos, de 3.800 millones de dólares del programa, que arrancó en junio de 2005. ¡Más del doble del proyecto de presupuesto para este año de 132.000 millones de gourdes (1.650 millones de dólares)!
La situación de la clase trabajadora y el pueblo haitiano se ha agravado, este año, aún más por una fuerte depreciación del gourde, su moneda, en la que ya nadie cree, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina, el alto índice de inflación, de dos dígitos, la inseguridad, la escasez de alimentos, el desempleo y la corrupción, tras un 2018 marcado por serias dificultades en lo político, económico y social, que motorizaron enormes y violentas protestas callejeras.
A principios de julio de 2018 se produjeron en Haití violentos levantamientos obreros y populares que causaron varios muertos, a manos de la policía asesina, luego de que el gobierno anunciara fuertes incrementos en el precio de los combustibles, que causaron la caída del entonces primer ministro Jack Guy Lafontant, a quien sustituyó el actual jefe de Gabinete, Jean Henry Céant.
En noviembre pasado, Haití vivió varios días de huelga que paralizó la capital haitiana tras una multitudinaria manifestación contra el escándalo de la corrupción de Petrocaribe, que dejó nueve muertos durante las protestas.
“Tengo 33 años y nunca he tenido un trabajo en mi vida. Cada gobierno viene y se va, pero la corrupción y la impunidad sigue. Hoy la juventud quiere un cambio radical en el sistema que nos está destruyendo”, afirma un joven manifestante. Es que Haití, el país más pobre de América, está destruido. Es el resultado del saqueo imperialista, y de las continuas ocupaciones militares, como fue la Minustah de la ONU, apoyada por las tropas de ocupación gurkas de los gobiernos “bolivarianos” de Kirchner de Argentina, Morales de Bolivia y Lula de Brasil, Chile, Uruguay, y otros países que enviaron tropas de sus Fuerzas Armadas a invadir Haití.
La clase obrera norteamericana, centroamericana y latinoamericana son los mejores aliados de la lucha revolucionaria de las masas haitianas. Todas las organizaciones obreras y populares de lucha de todo el continente deben levantarse junto a sus hermanos de Haití. En el Caribe también se juega en gran medida el futuro de la clase obrera latinoamericana. Es que hoy en Haití, una vez más, se libra una batalla central de la clase obrera latinoamericana contra Trump, el FMI, los planes de flexibilización laboral, por la tierra, el pan y la libertad.
“Debemos poner fin a la explotación de la minoría burguesa que se ha beneficiado durante más de 200 años…" dice certeramente un manifestante. Elpueblo lo está gritando. Las calles se están incendiando. El fuego está en sus mentes. Quieren otro Haití.
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo, de la clase obrera y las masas explotadas!
¡Hay que expulsar al imperialismo y derrotar al gobierno pro yanqui, poniendo en pie los consejos de obreros y campesinos pobres, coordinados, centralizados y armados! ¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, basado en los organismos de autoorganización de las masas armadas!
Una alternativa de hierro, ¡Haití socialista o colonia yanqui!